miércoles, 5 de octubre de 2011

¿Subir impuestos?

Hace unas dos semanas me llamó la atención la noticia de que Helle Thorning-Schmidt, lideresa del partido social demócrata danés ganó las elecciones con la propuesta de aumentar en 1% del PIB los impuestos. Hace casi un año Warren Buffett, jefe y director general (Chairman and CEO) de Berkshire Hathaway Inc. (compañía que comercializa desde la venta de joyería hasta la fabricación de ladrillos y seguros y reaseguros), propuso que los ricos pagaran más impuestos, noticia que también me invitó a la reflexión. Es más el actual Secretario de Hacienda de México se opone a bajar los impuestos. Sin embargo, los empresarios en general piden se disminuyan los impuestos y la clase media ve en los impuestos una carga innecesaria. Es decir parece que tenemos dos ideas en juego: la cooperativista o la individualista .
El tipo de ideas cooperativistas vienen desde hace mucho tiempo, por ejemplo Tomás Moro propuso una sociedad ideal donde se convivía en armonía y los bienes serían comunes. Pero no voy aquí a hacer un recuento histórico, solamente quiero apuntar que la idea de una sociedad ideal basada en el compartir tiene un origen muy antiguo, incluso desde los griegos.
Efectivamente, el cobrar más impuestos tiene el objetivo de compartir. La sospecha que muchas personas han tenido a lo largo de la historia, en el sentido de que el compartir puede generar una sociedad justa y por lo tanto segura parece idealista. Sin embargo, creo importante mencionar que las matemáticas y las computadoras nos han permitido hacer algunas simulaciones que son muy interesantes en el análisis de los aspectos del compartir, también llamado altruismo social o cooperativismo. Lo importante con las simulaciones computacionales es analizar las diferentes actitudes, digamos la cooperativa o la individualista y observar cuál es el resultado final tanto para el individuo como para un conjunto de individuos, es decir para una sociedad.
El punto de vista individualista fomenta la competencia y pretende obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible. Desde mi punto de vista, esto es lo que toda empresa y todo ser vivo busca: el máximo beneficio en el menor tiempo posible. Podemos citar algunos ejemplos: una población de bacterias en un reactor donde se les suministre alimento ilimitado tenderá a crecer sin límite, lo mismo hará una empresa extractora de petróleo o de algún mineral, lo tratará de extraer lo más rápido posible para obtener el mayor beneficio. Sin embargo, si el alimento de las bacterias se limita, su población no podrá crecer infinitamente y, si se agota seguramente morirá. Lo mismo le pasará a la empresa minera cuando se agote la veta del mineral. Cuando analizamos estas situaciones y vemos que ni las bacterias ni las empresas están aisladas, sino que interaccionan con otras empresas o con otros seres vivos o que pretendan un desarrollo a largo plazo, notamos que existe la competencia por los recursos y los comportamientos deberían cambiar. Actualmente se dice que las empresas deben estar en libre competencia y esto se asocia con una burda explicación de la sobrevivencia del más fuerte, que quede claro que esto no es lo que decía Charles Darwin, es una sobresimplificación de la Teoría de la Evolución. Ya hasta los economistas neoliberales están empezando a revisar las supuestas bondades de la libre competencia y están concluyendo que ciertas normas regulatorias son necesarias para el buen funcionamiento de la economía.
Como ya mencioné, este debate entre la cooperación y la competencia a ultranza puede ser analizado usando herramientas matemáticas y computacionales. El dilema del prisionero es un modelo matemático desarrollado para estudiar las bondades o desventajas de actitudes cooperativistas o de competencia. El problema es el siguientes: La policía arresta a dos personas y los acusa de cometer un delito. No hay pruebas suficientes para condenarlos y, tras haberlos separado, se interroga a cada uno y se les ofrece el mismo trato. Si uno delata y el otro no, el que no delató será condenado a la pena de diez años, y el delator será liberado. Si ambos delatan, ambos serán condenados a seis años. Si ambos no delatan serán encerrados solamente seis meses. Claramente, el comportamiento competitivo indica que lo mejor es delatar, sin embargo desde el punto de vista colectivo esta respuesta es la peor, ya que en total la sociedad pierde 12 años, 6 de cada uno en la cárcel; pero ambos ganan ya que Pedro y Juan serán encarcelados solamente 6 años. En cambio si este juego es realizado muchas veces, es decir se hace iterativamente, se encuentra que un comportamiento cooperativista donde ninguno delata es el que produce bienestar, ya que solamente serán encarcelados 1 año (6 meses cada uno), es decir la sociedad gana. Este experimento fue realizado con ayuda de computadoras.
Todos los días y en muchos momentos tenemos dilemas similares: al conducir un automóvil y llegar a un crucero donde la señal roja indica alto, si observamos que no viene carro en el sentido del siga se podría optar por pasarse la señal de alto, pero eso sabemos los posibles riesgos: una colisión como resultado. Podría relatar muchos ejemplos.
Notemos que nuestro comportamiento individualista se sustenta en el hecho de que no conocemos si los recursos son limitados o si solamente tendremos que elegir una vez; sin embargo, si disponemos de información, conocimiento y deseamos un beneficio a largo plazo la opción cooperativista es la que produce bienestar a un mayor número de personas y por un mayor tiempo. de aquí mi insistencia de que debemos promover la cultura científica y recuperar el conocimiento tradicional.
En mi opinión, el comportamiento cooperativista está muy relacionado con el desarrollo sustentable, concepto que dista mucho de una ilusión idealista y que dado el conocimiento que poseemos actualmente la sociedad puede seleccionar un camino de largo plazo basado en ciencia y conocimiento tradicional.
Quizá todavía no tengamos una respuesta a la pregunta del título.

Una versión resumida de este artículo fue publicada el día 5 de Octubre

3 comentarios:

  1. Me parece un tema importantísimo y creo que es muy bueno que se difunda y motive reflexiones entre grupos de amigos, en familias, en el trabajo... Pienso que se relaciona con el alcance de nuestra perspectiva cuando tomamos una decisión: ¿veo sólo lo inmediato, la consecuencia directa de mis actos, o considero sus ramificaciones, su efecto a más largo plazo? Cuando nos vivimos como individuos desvinculados de nuestro entorno dejamos de lado la multiplicidad de efectos que tienen nuestros actos. Sin embargo, ¿quién puede vivir fuera de la sociedad?

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  2. En el libro de Poundstone, El dilema del prisionero (que es una biografia de Von Neumann) hacen este experimento -jugar al DP iterado- entre un profesor universitario y un alumno universitario, de hecho se les pide que escriban una reflexion sobre que los motivo a interaccionar de tal o cual forma (C o D).

    Ambos sabían cuantas iteraciones se iba a jugar el juego pero no siempre desertaron, únicamente a partir de n > 90% de iteraciones (por decir algo) las deserciones fueron constantes para sacar el máximo posible del juego esperando que el contrincante se equivocara.

    Es decir, no siempre desertaron aun cuando sabían la cantidad de iteraciones que duraba el juego, esta interacción (deserción) solo se dió a partir de que ya "la vieron muy cerca".

    Dejó esa reflexión ahí nada mas derivada de la discusión sobre que tanto se necesitaba saber sobre la duración de la interacción entre los agentes.

    Saludos

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  3. He tratado de ampliar la discusión en la entrada del 12 de Octubre.

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