En esta ocasión quiero comentar sobre la necesidad urgente que tenemos de promover una cultura de compartir. Estoy de acuerdo que compartir en situaciones de carencias es muy complicado, pero esta conducta es la que ha propiciado que diferentes pueblos se mantengan en situaciones adversas.
Aunque la frase anterior parezca desconectada de la que sigue, se verá al final que podemos cerrar la argumentación, pero no quiero contar el final antes de argumentar.
Hoy es clara la necesidad de evaluar el desempeño en todos los ámbitos en que nos desarrollamos, ya sea en la empresa, en la escuela, en el gobierno, en el deporte, etc. De hecho es algo que constante y cotidianamente hacemos. En el ámbito empresarial la evaluación puede hacerla el llamado mercado. Cuando leo u oigo esta palabra mercado, parece ser un ente extraño que resulta ajeno a todos nosotros, lo mismo puedo decir de la palabra gobierno. Para muchos gobierno es algo ajeno y realmente nosotros tenemos muchos que ver con estos dos entes, que al menos en nuestro país parecen ser generados sin nuestra participación, pero como ya vimos en Cuernavaca el voto cuenta.
El mercado está realmente formado por nosotros como clientes, nosotros podemos seleccionar lo que compramos, tenemos en principio la capacidad de decidir que compramos. Pero existen mecanismos para orientar nuestras compras. Basta recordar que la publicidad nos puede transmitir mensajes que convenzan para adquirir determinado producto. De hecho, en estos días el conocimiento sobre el comportamiento de las personas ha generado estrategias para que los mensajes cumplan con su objetivo de orientar la compra. Es más estas estrategias incluyen el uso de la imagen creada de personas con desempeños singulares en los medios o en los deportes. La idea es ganar más en el menor tiempo posible. El sueño de toda persona convertirse en rico de la noche a la mañana, sacarse la lotería, casarse con una persona rica, en fin tantas opciones ingenuas.
En la actualidad algunas empresas, que son administradas por personas, definen estrategias para conseguir que sus productos o servicios sean adquiridos por muchas personas sin entender los mecanismos reales de funcionamiento de la economía. Como bien lo he dicho en estos escritos la opinión que aquí se vierte no es de experto, sino es solamente una opinión que deseo compartir. Aclarado este punto, quiero comentar que el actual paradigma del progreso o del continuo desarrollo económico está basado en falacias. Por ejemplo, se considera que los recursos son ilimitados y que la forma de conseguir que haya empresas y por lo tanto empleos, de tal forma que todos podamos obtener ingresos para subsistir es el consumismo. Tirar comprar tirar parece ser el eslogan de hoy y del mercado. Tenemos un plantea finito, lo único que entra es la energía del solar.
Estas decisiones, que llamamos corporativas, son tomadas por personas que de alguna manera han sido premiadas por su desempeño y han sido seleccionadas de alguna forma para ocuparlos. Por las decisiones que toman parece ser que han sido premiadas por definir estrategias egoístas para obtener el mayor beneficio en el menor tiempo posible. Es decir, no hemos sido capaces de generar una cultura para compartir. Nuestros métodos de evaluación han sido definidos para obtener el mayor beneficio en el menor tiempo. Debemos definir criterios de evaluación social que premien las actitudes cooperativas.
A lo largo de la historia podemos ver que sociedades que comparten en situaciones extremas son las que prevalecen. Por ejemplo, la sociedad más antigua donde hubo un “parlamento” (reunión de los habitantes para definir acciones) es islandesa (en Grecia había esclavos que no votaban), para mayor explicación de esta afirmación sugiero leer el libro “Colapso” de Jared Diamond. En la antigüedad, la única forma de vivir en la situación realmente extrema del invierno islandés es mediante la cooperación. Por cierto los islandeses ya desafiaron y ganaron a la Unión Europea.
En estos días parece que nos enfrentamos a situaciones realmente extremas, la inseguridad en nuestro país, la crisis económica en otros, la catástrofe en algunas islas del pacífico, en fin tanto ejemplos.
Aunque parezca ingenuo, la única salida que veo con una perspectiva de muchas generaciones es empezar a cultivar, mediante la evaluación continua, la actitud de compartir.
Este artículo fue publicado el día 8 de Julio en la Unión de Morelos
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