miércoles, 20 de febrero de 2019

La autonomía garante de la diversidad

En estos días en el ámbito nacional se ha discutido sobre la autonomía de algunas instituciones. Si bien se ha argumentado que algunas instituciones autónomas obedecen a intereses grupales en lugar de velar por el bienestar social, considero que de ser cierto, el error está en la composición de estas instituciones y no se debe cuestionar su existencia por algunos errores en la composición.
Para analizar este punto, nuevamente quiero llamar la atención sobre el trabajo de Donella Meadows, Thinking in Systems, donde alerta sobre la resistencia política que puede haber en un sistema cuando diversos actores intentan impulsar al sistema en diferentes direcciones para satisfacer objetivos diferentes. Para contrarrestar esta resistencia lo que propone es atraer a todos los actores para usar la energía de cada uno de ellos y buscar la satisfacción de todos ellos mediante la definición de objetivos más amplios y más importantes en el largo plazo. De esta manera, cada uno de los actores puede impulsar sus propios objetivos, pero en forma conjunta con los otros actores. Desde mi punto de vista, esta es una clara visión sistémica de la compleja problemática que hoy sufrimos en nuestro país. Si bien el discurso oficial de hoy es de inclusión, en la práctica debe enfatizarse y manifestarse. En particular, es importante promover la consideración de actores diferentes en los objetivos de largo plazo para implantar políticas que desde el corto plazo estén alineadas con un futuro donde el bienestar social impere, en lugar de definir trayectorias rígidas que generan descontento en algunos sectores.
Con esta visión general, ahora déjenme transitar al problema de la autonomía de las instituciones de educación superior. Primero, considero importante mencionar que las universidades tienen, principalmente, los objetivos de preparar los talentos y generar los conocimientos para alcanzar un bienestar social. Ya este lunes el Dr. Juan Ramón de la Fuente expuso con detalle las motivaciones y bondades que hace casi un siglo se argumentaron para dar la autonomía a las universidades, y que, desde mi perspectiva, siguen siendo vigentes. Además, el Dr. de la Fuente aclaró las características que tiene la autonomía en las universidades y la responsabilidad social que conlleva esta autonomía; así como, el compromiso con la rendición de cuentas (Ayer martes la UNAM cumplió al 100% con los requisitos de transparencia del INAI). Hoy en día en nuestro país tenemos un sistema educativo público en el nivel superior muy diverso. Contamos con el Instituto Tecnológico Nacional de México con decenas de entidades en todo el país, Universidades Politécnicas y Universidades Tecnológicas que presentan la característica de depender de las autoridades políticas de cada región o del nivel federal. Por otro lado, también están las diferentes universidades autónomas que precisamente ofrecen una forma diferente de educación e investigación para propiciar el bienestar social. Con una visión reduccionista esta diversidad de opciones para la educación superior pudiera parecer caótica; sin embargo, en el tema de la educación superior en una sociedad debe responder de manera diversa para poder construir y contender con la diversidad que se requiere en la actualidad. Además, la forma de organización de las universidades autónomas obedece, generalmente, a estructuras multinivel para la toma de decisiones con el objeto de garantizar la buena administración de los recursos y talentos.
Desde una visión sistémica, podemos recordar lo mencionado por Elinor Ostrom en Understanding Institutional Diversity, donde menciona la importancia de contar con sistemas de gobernanza policéntricos para fomentar la capacidad adaptativa de los sistemas sociales. Ella define que sistema policéntrico se refiere a aquellos sistemas donde las personas son capaces de organizarse no solo bajo un esquema de una autoridad sino de múltiples autoridades en diferentes escalas. Cada uno de estos niveles ejerce considerable independencia para hacer y seguir reglas dentro del dominio de su autoridad. En las universidades autónomas se tienen consejos internos, asesores, técnicos, académicos o universitarios o asambleas y todas estas autoridades en sus respectivos ámbitos tienen representación de la comunidad universitaria respectiva. Esta organización, que ya de por sí es policéntrica, es compleja y obedece a características específicas de cada comunidad y entorno. La gama de este tipo de estructuras es amplia y, desde mi punto de vista, perfectible pero está funcionando en la mayoría de los casos.
Esta diversidad en las universidades garantiza a la sociedad una capacidad de respuesta y adaptación ante diferentes problemáticas que un sistema de educación superior sin diversidad no puede ofertar.
Así, desde la perspectiva de los sistemas complejos, nuestra sociedad requiere tener diversidad en las instituciones que preparan talentos y generan conocimiento y al garantizar la autonomía de estas instituciones en la Constitución es la única forma efectiva tener la adaptabilidad requerida por nuestra sociedad para transitar hacia el bienestar social.


Una versión previa de este artículo fue publicada el día 20 de Febrero en el periódico la Unión de Morelos.

miércoles, 13 de febrero de 2019

La diversidad es fundamental en la construcción del conocimiento


La semana pasada se difundió la noticia sobre una propuesta para modificar la Ley de Ciencia y Tecnología. Esta propuesta contiene cambios en la estructura del sector científico tecnológico que debemos analizar con cuidado. En estas líneas brevemente expondré algunas ideas para analizar la propuesta y evidentemente dejaré otras para el futuro.
Primeramente, debemos reconocer que la ciencia se enmarca en actividades participativas de las personas que se dedican a ella y que no se construye con base en verdades absolutas, sino en acuerdos entre las personas que se dedica a ella basadas en información verificada. Además, es común que existan diferentes corrientes de pensamiento, que a lo largo del tiempo convergen en un mayor y profundo entendimiento de los fenómenos naturales o sociales en los que estamos inmersos. La diversidad de opinión es uno de los baluartes de la comunidad científica.
Por otro lado, siguiendo la argumentación de Donella Meadows, en Thinking in Systems y de Elinor Ostrom en Understanding Institutional Diversity: los sistemas e instituciones deben ser evaluados con base en su desempeño y de ser posible por agentes externos. En este sentido el sector científico también debe estar sujeto a las evaluaciones externas y a contemplar diversidad de opiniones en su seno.
Otro aspecto importante, es que en la mayoría de las sociedades actuales, los científicos se han agrupado en organizaciones que conforman núcleos asesores para los gobiernos y, que basados precisamente en la diversidad de opiniones y de información verificada, orientan las decisiones hacia soluciones científico-tecnicas que son priorizadas por la política del gobierno en turno. Dado estas acciones, los gobiernos financian las actividades de estas organizaciones científicas para mantenerlas activas y prestas a colaborar. Este financiamiento debe ser otorgado aunque en ocasiones las academias alerten sobre la posible implementación políticas que no concuerden con la visión gubernamental en turno.
Recordemos, que uno de los sectores más críticos de toda sociedad siempre es el científico, ya que está entrenado para encontrar aspectos no contundentes en las afirmaciones de otras personas y con ello proponer formas que sean más incluyentes o más precisas o más generales en el entendimiento de los fenómenos naturales o sociales.
Desde mi punto de vista, toda modificación a la Ley de Ciencia y Tecnología debe contemplar los puntos señalados arriba y comento que la propuesta no parece incluirlos. Al proponer que el Consejo Nacional de Humanidades Ciencias y Tecnología es el único actor que define la política en este sector y que tiene las facultades inhibir actividades en algunos tópicos es totalmente anticientífico. Además, me parece que al dejar a una sola persona tomar de decisiones de una variedad muy amplia de temas que humanamente son imposibles de comprender a cabalidad, no es deseable. Si se plantea tener órganos consultores, la pregunta es ¿por qué no los existentes? ¿Acaso se desconfía de ellos?, me parece que la suspicacia es extrema. Las organizaciones científicas actuales, las Academias de Ciencias, Ingeniería, Medicina, etc. son organizaciones caracterizadas por su diversidad y actitud crítica hacia cualquier propuesta. Esta forma de responder críticamente ante cualquier propuesta es una de las características del sector científico que los tomadores de decisión deben aquilatar en sobremanera y usarla para evitar tomar decisiones equivocadas.
Basado, precisamente en las propuestas sistémicas de Meadows y Ostrom, las evaluaciones en el ámbito académico deben tener una componente externa. En este sentido el nuevo CONAHCyT, debe tener precisamente evaluadores y consultores externos que critiquen o aplaudan las políticas que defina. Las diversas organizaciones que los científicos hemos construido orgánica y participativamente a lo largo de décadas pueden ser estos evaluadores externos. En el ámbito científico y de las humanidades la diversidad no solo es tolerada sino se fomenta con la certeza de poder construir entendimientos y apreciaciones más sólidos e incluyentes de los fenómenos naturales y sociales.
Por estas razones, me preocupa la propuesta de eliminar al Consejo Consultivo de Ciencias (membresía unipersonal formado por las personas que han recibido Premios Nacionales en Ciencias) y al Foro Consultivo Científico Tecnológico (asociación de instituciones: Academia de Ingeniería, Academia Mexicana de Ciencias, Academia Mexicana de la Lengua, Academia Nacional de Medicina de México, Asociación de Directivos de la Investigación Aplicada y Desarrollo Tecnológico, Consejo Mexicano de Ciencias Sociales, CANACINTRA, CONCAMIN, COPARMEX, Presidente del Consejo Nacional Agropecuario, Red Nacional de Consejos y Organismos Estatales de Ciencia y Tecnología, CINVESTAV, IPN, UNAM, Sistema de Centros Públicos de Investigación CONACyT y adicionalmente tres científicos electos por votación directa de los miembros del SNI) como elementos de acompañamiento y vigilancia desde la comunidad científica hacia las actividades del CONACyT. Como se puede observar de la lista de organizaciones e instituciones es realmente diversa y muchas de ellas tiene prácticas democráticas y participativas desde hace décadas; no hay forma de argumentar que todas ellas puedan confabularse para conseguir canonjías o corromperse simultáneamente. Para mi, es claro que se pueden incluir otras organizaciones desde las raíces de la sociedad; pero eliminar las que pudieran presentar una oposición con base en conocimiento y experiencia me parece una actitud no promotora de la participación de la comunidad científica en la toma de decisiones. Me preocupa principalmente que la Junta de Gobierno del nuevo CONAHCyT estaría totalmente integrada por titulares de secretarías de gobierno y no habría ninguna representación social o científica, considero esto no es adecuado. También desde mi punto de vista, muchos científicos y humanistas votaron en 2018 por un cambio en el sentido de propiciar mayor participación, para nada en el sentido de la toma de decisiones verticales arguyendo una verdad absoluta preconcebida. También votaron por un mayor financiamiento a las actividades científicas, humanistas y culturales, aspecto que no se ha cumplido hasta el momento.
En todos los ámbitos científicos y humanistas, el intercambio de ideas con los que piensan diferentes se fomenta con el afán de construir, es muy lamentable que esta propuesta de cambio haya sido presentada por un partido sin haberla discutida con el sector científico tecnológico.
Estas y otras partes preocupantes de la propuesta, espero hayan sido presentadas causadas por algún error como ha pasado recientemente en aspectos de financiamiento a las universidades.
Estoy seguro que la mayoría de las personas que participaron en las elecciones del 2018 no votarían por un sistema dictatorial, y, en cambio, sí lo hicieron por la construcción de una sociedad donde el bienestar social aparezca y la diversidad de opiniones sea considerada en forma participativa. La diversidad es fundamental en la construcción del conocimiento y debemos fomentarla en todos los ámbitos de nuestra vida.

Una versión previa de este artículo fue publicada el día 13 de Febrero en el periódico La UNIÓN de Morelos.

miércoles, 6 de febrero de 2019

Un vistazo desde el espacio

El día de hoy quiero ser especulativo y pensar en la forma en que nos vería alguna civilización extraterrestre. Supongamos que esta civilización hubiera observado el planeta Tierra desde hace algunos milenios y hubiera tenido la oportunidad de observar en detalle el comportamiento de las diferentes especies que habitamos este planeta. Por supuesto, que esta breve descripción tendrá un sesgo y lenguaje profundamente antropocéntrico; pero con esta advertencia prosigamos.
Hace algunos seis mil años, esta civilización extraterrestre se habría percatado de que en este planeta evolucionaban muy diversas especies, desde miniaturas como los insectos hasta mamíferos, que tenían masas varios órdenes de magnitud mayor que los insectos y por eso usaban más recursos, y que la distribución de estas especies obedecía a patrones relacionados con su situación en el planeta, con excepción de una especie que pululaba por todo el planeta y se desarrollaba en cualquier región. Los miembros de esta especie presentaban una masa de las más altas entre las especies y una proclividad a conformar grupos con comportamiento sincronizado. Si bien tenían un comportamiento territorial y preferían permanecer en una región, como muchas otras especies, su movilidad y adaptabilidad en largos períodos de tiempo les permitía avanzar y desarrollarse en situación ambientales diferentes.
Hace unos dos mil años, las observaciones hubieran sido parecidas a estas: El planeta Tierra está cubierto grandemente por la especie que mostraba mayor adaptabilidad. En ese entonces conformaba grandes conglomerados que habían modificado el lugar donde habitaban. Donde se desarrollaban especies vegetales y animales diversos, ahora se propiciaba el desarrollo de especies que servían de alimento o aumentaban la velocidad de crecimiento de la especie mayoritaria. Aunque el número de individuos de esa especie no era el mayor en el planeta (había algunos insectos o especies acuáticas que los superaban en número) en cuanto a los recursos del planeta que usaban si eran los de mayor consumo. Usaban materiales y los transformaban, mediante la energía que libera la combustión, usaban la energía que provee el flujo de fluidos (aire y agua) para mover pequeñas máquinas o vehículos que aumentaban grandemente su movilidad.
Las observaciones de hoy en día serían como: Ese planeta azul está infestado por la especie devastadora. Esta especie ha desplazado a todas las otras especies en muchísimos lugares y usa grandes extensiones de tierra para promover su desarrollo a costa del desenvolvimiento de otras especies. Ha descubierto la forma de extraer grandes cantidades de energía de capas internas del planeta y con ello ha modificado la delgadísima capa gaseosa que rodea al planeta. Estas variaciones en la composición de la capa gaseosa ha provocado mayores fluctuaciones en los flujos de masa y temperatura dentro de ella. Con las habilidades de modificación que esta especie tiene sobre los recursos naturales, ha creado materiales desconocidos para las otras especies que permanecen en los entornos sin ser modificados por tiempos mayores a la vida promedio de los individuos de esa especie fundamentalmente transformadora del entorno y, por ello, estos nuevos materiales no forman parte de los ciclos naturales del planeta. Estos materiales (que no se encontraban disponibles en el planeta con anterioridad) parecen entorpecer el desarrollo de otras especies. Con el uso de enormes cantidades de energía (que sobrepasan grandemente la usada por el resto de las otras especies) para su propio desarrollo, ha empezado a modificar las condiciones físicas y químicas de la delgada capa gaseosa y de la capa líquida que rodea el planeta y con ello disminuido los rangos adecuados de estas variables para el desarrollo de la mayoría de las especies en el planeta. En menos de doscientos años, ha modificado sustancialmente estas variables y parece tener una enorme capacidad modificadora de todo el planeta similar solamente a las que tienen las colisiones con objetos extraterrestres, como los meteoritos, o las erupciones volcánicas que han aparecido en épocas anteriores a la aparición de esa especie transformadora en el planeta Tierra.
Esta situación podría ser la que describieran estos seres extraterrestres en la traducción a un lenguaje antropocéntrico. La idea de analizar cómo se vería el comportamiento de las personas desde el espacio me fue sugerida por Eleonora Isunza, que codirige CinemaPlaneta con Gustavo Ballesté, quien además me invitó a la XI edición de este festival donde se abordarán las problemáticas ambientales con una perspectiva desde el espacio, parece una idea interesante que abre vistazos no tradicionales de esta problemática. En este año que se celebra el 50 aniversario del primer alunizaje tripulado parece ser emblemático el festival. Les anticipo que este año CinemaPlaneta se celebrará a finales del mes de mayo.
Quiero cerrar este pequeño texto invitando a reflexionar sobre los temas ambientales en una perspectiva local sin perder la visto en aspectos globales y de largo plazo. Aunque no parezca los análisis en escalas o periodos de tiempo cortos; nuestras acciones modifican enormemente los entornos debido a las cantidades y tiempos de duración de esas modificaciones, causando nuevas situaciones que no pueden ser resueltas por las especies que habitan esos entornos y, entonces, las modificaciones son mayúsculas y con impactos para nuestra propia especie.

Este artículo fue publicado el día 6 de Febrero en el periódico la Unión de Morelos