miércoles, 17 de abril de 2024

El cambio climático ya llegó a nuestro hogar

Cuando pensamos en qué lugares son vulnerables al cambio climático, generalmente pensamos en lugares alejados, digamos pequeñas islas en el Pacífico o en Indonesia. Por qué menciono estos lugares, porque están lejos y no vemos que podría ser nuestro propio hogar. Es más no pensamos que ya estamos siendo vulnerables a los efectos del cambio climático.
Recientemente, leí un artículo en el periódico The Economist que analiza las consecuencias para nuestros hogares del cambio climático. Como es de esperarse este periódico se enfoca en aspectos económicos y señala que alrededor de una décima parte del valor de las propiedades residenciales del mundo está amenazada por el calentamiento global, incluidas muchas casas que no están cerca de la costa. En nuestro país, el huracán Otis afectó Acapulco y la zona costera; pero cada día conocemos de un mayor número de eventos que eran raros y ahora son más comunes. Por ejemplo, hace algunos años las granizadas en el centro del país o la sequía que está afectando a gran parte del centro del país o los incendios forestales. Todos estos fenómenos, aunque aparecían en el pasado cada vez son más frecuentes o más intensos.

Imagen generada con inteligencia artificial mediante la frase "Silhouettes of a group of people are depicted against a backdrop of rolling hills and open sky. The figures walk quietly, reflecting the reticent nature of the journey. The warm colors of the sunset sky add a sense of tranquility and introspection to the scene." en leonardo.ai.

Según la estimación de The Economist, el cambio climático y la lucha contra él podrían impactar con una reducción del 9 % del valor de las viviendas en el mundo para 2050, esta cantidad es una enorme factura que pesa sobre la vida de las personas que pudieran ser ustedes o sus infantes o jóvenes. La verdad que esta población de edades pequeñas no ha usado la energía en la forma en la que nuestras generaciones las han usado; pero tendrán que pagar por nuestra irracionalidad.
Hoy en la zona intertropical, como la zona del centro y sur del país, está viviendo sequías más frecuentes y prolongadas, lo que puede afectar la disponibilidad de agua para consumo humano, agricultura y otros usos. Adicionalmente, si se contamina con hidrocarburos en las ciudades, la problemática del agua se agudiza. Las sequías también pueden provocar incendios forestales y, por ende, degradación del suelo. Las variaciones en los patrones de lluvia y las temperaturas extremas pueden afectar la producción agrícola, lo que podría llevar a la pérdida de cultivos y a la inseguridad alimentaria. ¿Te has preguntado de qué lugar vienen los alimentos que compras cotidianamente? Lo más seguro es que su producción se esté viendo afectada por las sequías o las heladas. En particular, en Cuernavaca, ciudad donde vivo, la diversidad de leche ha cambiado y no se tiene la disponibilidad que había hace algunos años. Adicionalmente, los precios de productos agropecuarios, como el limón, se han incrementado recientemente. Este tipo de fenómenos se está observando cada vez más frecuentemente. En México, ya se están anunciando las olas de calor para estos meses de abril y mayo. Al momento de escribir esta nota leo que hoy (lunes 15 de abril) se registró un récord de temperatura en el Observatorio de Tacubaya de 34.2 C. Estas olas de calor, además de las incomodidades para las personas pueden aumentar el riesgo de enfermedades relacionadas con el calor y afectar la calidad del aire, lo que podría exacerbar problemas respiratorios y cardiovasculares, especialmente para los ancianos, los niños y las personas con enfermedades crónicas.
En esta época del año padecemos sequías, pero en el verano observaremos inundaciones. En los años recientes la lluvia torrencial ha aparecido en muchas poblaciones del centro del país o de los países de América Latina de la zona intertropical provocando malas cosechas o migración. Estas inundaciones dañan viviendas, infraestructura y cultivos, y también pueden desplazar a las personas de sus hogares.
El cambio climático también puede exacerbar problemas de salud existentes, como enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Además, puede aumentar la incidencia de enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue y la chikungunya. En estos aspectos en América Latina compartimos los efectos del cambio climático que son diferentes para las zonas templadas o mediterráneas; pero también podemos compartir soluciones.  
En los países del norte global, las aseguradoras suelen cubrir los costos de las reparaciones después de que una tormenta o incendio afecta o destruye una propiedad; pero en nuestros países la adquisición de seguros no es algo que pueda hacer la mayoría de la población, ya que no tiene la solvencia económica o la costumbre de hacerlo.
Si nuestro hogar es de nuestra propiedad, ¿podemos adecuar su construcción para sobrepasar algún evento extremo? o si rentamos ¿podemos soportar sin alterar nuestras actividades estos eventos o seleccionar viviendas que los soporten? Los eventos pueden ser como los que hemos señalado: inundaciones, falta de agua, olas de calor, invasión por insectos no comunes en la zona, etc.
Desde mi perspectiva, estas acciones de mitigación requerirán dinero y más energía. Sin embargo, esa energía tiene que provenir de fuentes renovables. Debemos exigir a las autoridades el diseño e implementación de políticas y acciones que puedan resolver estas cuestiones en nuestras colonias o barrios.
Los gobiernos pueden resolver estos problemas convocando a la acción colectiva mediante la construcción de infraestructura, y deben hacerlo en todas las ciudades o poblados, estamos en una situación donde la inversión puede ser mucho menor que los pagos de no hacerlas. El cambio climático ya llegó a nuestro hogares, reitero, necesitamos modificar nuestras actividades productivas y cotidianas buscando la eficiencia energética y el uso de fuentes renovables.

Este artículo fue publicado el día 17 de abril en el periódico La Unión de Morelos

miércoles, 10 de abril de 2024

Eficiencia energética e instalación de renovables tareas urgentes

La pasada COP 28 no fue tan contundente en declarar que estamos en la fase salida de los combustibles fósiles y suavizó su declaración para concluir que estamos en la transición a la salida de los combustibles fósiles; en nuestro país parece que muchas personas elaboran argumentos para justificar que no iniciemos esta transición a la salida de los combustibles fósiles. Por supuesto, considero que nuestros esfuerzos deben dirigirse a encontrar las diversas forma de cómo sí salimos de los combustibles fósiles.

Imagen generada con inteligencia artificial mediante al frase "In the detailed style of Anksty, from the sky view , depict a young woman with an air of determination ascending a weathered stone staircase built into a colorful brick wall. Atop most roofs, sleek photovoltaic panels shimmer in the sunlight, creating a unique urban landscape." en leonardo.ai

La COP 28 me dejó un mal sabor de boca, pero más me ha dejado sorprendido la búsqueda de alternativas diferentes a las fuentes renovables por parte de un sector de la comunidad energética mexicana. Esta sorpresa me desconcierta más cuando en el resto del mundo las estrategias apuntan principalmente a las renovables. 
Para fundamentar esta afirmación revisemos un informe de IRENA (la Asociación Internacional de Energías Renovables) que plantea que vivimos un momento histórico para la transición energética global, ya que la 28 Conferencia de las Partes (COP28) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) acordó, al menos, abandonar los combustibles fósiles, triplicar la energía renovable y duplicar la eficiencia energética para 2030. Este compromiso considera los objetivos y proyecciones del Escenario de 1.5°C de la Perspectiva de Transiciones Energéticas Mundiales de IRENA. Con estos compromisos se alinea al mundo con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1.5°C de la era preindustrial. Este informe proporciona los últimos datos de seguimiento y análisis del progreso global hacia el objetivo de triplicar la capacidad mundial de energía renovable a más de 11 000 TW para 2030, y describe los facilitadores clave y las acciones prioritarias necesarias para lograrlo. Es más, nos informa el paso sostenido que en el mundo está dando en la instalación de fuentes renovables, ya que pasó de un 20 % instalación de nueva capacidad renovable en 2003 a un 86 % en 2023. Es decir, las adiciones de plantas generadoras de energía renovable eran solamente un 20 % de todas las nuevas capacidades hace 20 años y en el año pasado fueron cuatro veces más indicando un verdadero cambio. En México estamos muy lejos de estos números. A pesar de las adiciones récord en el mundo de capacidad de energía renovable, el progreso en la transición energética es insuficiente; especialmente si consideramos la necesidad de triplicar de la capacidad de energía renovable para 2030, el desarrollo del transporte público eléctrico y la opción de electrolizadores para la producción de hidrógeno verde. Considero que, en particular en nuestro país, el transporte se realiza fundamentalmente por carretera y no se está electrificando a la velocidad necesaria. Las inversiones en trenes, tanto de pasaje como de carga, son necesarias, pero se debe aumentar el ritmo de inversión sustancialmente dedicado a la electrificación. Los transportes públicos en las zonas urbanas mexicanas dependen en su gran mayoría de vehículos emisores de gases contaminantes y de efecto invernadero, los gobiernos locales deben fomentar la electrificación. Las personas poseedoras de las concesiones obtendrán mayores utilidades con ventanas entre los cinco y diez años, pero requieren de financiamiento. En esta dirección se pueden apuntar los esfuerzos gubernamentales en sus gestiones con la banca.
IRENA señala que para triplicar la capacidad instalada de energía renovable para 2030 se requiere un aumento significativo de las capacidades de almacenamiento de electricidad, es decir, se requieren baterías. LitioMex es una posible fuente de crecimiento para nuestro país, pero ya se están comercializando las primeras baterías de sodio. Sí, baterías hechas con un material que para obtenerlo no se requiere de una actividad extractivista altamente contaminante como la minería del litio. En esta dirección se pueden apuntar los esfuerzos en investigación y desarrollo de los materiales en nuestro país.
Comparto la opinión de IRENA cuando señala que la industria de las energías renovables se enfrenta a importantes desafíos. Los crecientes costos de financiamiento y los problemas de la cadena de suministro afectan el desarrollo de esta industria. Por ejemplo, el sector eólico ha enfrentado reveses debido a que las subastas continúan centrándose demasiado en la reducción de precios, sin considerar los aspectos sociales. Los diferentes niveles de gobierno pueden analizar estos aspectos y definir políticas de fomento que involucren los aspectos sociotécnicos y ecológicos de las diferentes regiones. No se trata de considerar solamente el suministro de energía, sino de verdaderamente promover el bienestar social.
En este sentido, me sorprende el que en nuestro país se festeje la compra de plantas antiguas de ciclo combinado en lugar de instalar plantas renovables en concordancia con las capacidades de nuestras diferentes localidades y regiones.
Los datos que comparte IRENA indican que en otros lugares están invirtiendo para satisfacer las necesidades energéticas de sus regiones, mientras que en nuestro país estamos dejando pasar la oportunidad de aprender y construir en el camino de la transición energética. Necesitamos abandonar los combustibles fósiles, triplicar las renovables e incrementar la eficiencia energética. Necesitamos actuar o llegaremos tarde y quedaremos como meros espectadores del cambio sin la correspondiente apropiación social y sin la posibilidad de construcción de soluciones verdaderamente idóneas a nuestros entornos.

Una versión previa de este artículo fue publicada el día 10 de abril en el periódico La Unión de Morelos

miércoles, 3 de abril de 2024

Insisto: transitar a una sociedad postpetróleo es urgente

Hace algunos días proponía que era imperioso cerrar refinerías e instalar sistemas fotovoltaicos descentralizados y distribuidos por las diferentes regiones en México; pero también en el resto de los países de América Latina. Algunas personas se indignaron por esta propuesta, alegando que las refinerías de petróleo se utilizan para muchas otras cosas. Tienen razón las refinerías también procesan diferentes materiales, pero en la actualidad están destinadas principalmente para producir combustibles. Ya desde hace algún tiempo he dicho que no me opongo a que extraigamos el petróleo, lo procesemos, pero no lo quememos . Hoy quiero enfatizar estos dichos. 

Imagen generada con inteligenci artificial mediante la frase "Image of happy people walking towards a natural and beautiful Latin American city" en leonardo.ai

Debe quedar claro que desde el punto de vista energético la generación de electricidad mediante fuentes renovables es una meta a seguir y es urgente. También es evidente que el actual modo de vida necesita muy diversos materiales que provienen del petróleo y son producidos en estas refinerías.
Por supuesto que en una refinería se obtienen materias primas para la producción de una amplia variedad de plásticos, que se utilizan en envases, juguetes, muebles, dispositivos electrónicos entre otros usos. También muchos ingredientes activos en medicamentos provienen de derivados del petróleo. Ingredientes como parafina, vaselina, aceites minerales y otros derivados del petróleo se utilizan en la fabricación de productos cosméticos y de cuidado personal como cremas, lociones, entre otros. Algunos productos químicos derivados del petróleo se utilizan en la fabricación de fertilizantes, que son esenciales para la producción de alimentos. Muchos detergentes y productos de limpieza contienen ingredientes derivados del petróleo, como los surfactantes. La industria textil, también, utiliza productos derivados del petróleo en la fabricación de materiales sintéticos como el poliestireno, polietileno, polipropileno, policloruro de vinilo y el nailon, que se utilizan en la producción de botellas, envases de detergentes, envoltorios de alimentos, tapas de botellas, juguetes, espumas de embalaje, tuberías, ropa y otros textiles. Estos productos son parte de nuestra vida cotidiana y facilitan el modo de vida actual. 
Es muy importante que sepamos que la mayoría de estos productos no son biodegradables y pueden tener un impacto negativo en el medioambiente, ya que pueden tardar cientos o miles de años en descomponerse. Recomiendo ver el documental Plastic Planet que vi hace algunos años en el festival CinemaPlaneta aquí en Cuernavaca.
Desde mi perspectiva el petróleo ha posibilitado el actual modo de vida, pero después de un siglo nos hemos percatado que lo hemos usado sin medir sus posibles impactos en nuestro ambiente y por ende en nuestra propia vida. En la actualidad hay una intensa actividad de investigación sobre el efecto sobre nuestra salud que tienen los microplásticos que se encuentran en nuestros cuerpos.
Estos estudios han motivado a que una parte importante del sector científico enfoque sus esfuerzos hacia el desarrollo de alternativas sustentables a estos productos, como los bioplásticos y los fertilizantes orgánicos. 
Es decir, además de modificar nuestra forma de obtener energía y pasar de los combustibles fósiles a la generación eléctrica con renovables debemos promover la instalación de biorefinerías. 
Las biorefinerías son instalaciones industriales que procesan materiales biológicos renovables, como desechos agrícolas, forestales o residuos orgánicos, para producir una variedad de productos bioquímicos, biocombustibles, materiales y productos químicos renovables. A diferencia de las refinerías de petróleo, que procesan crudo para producir estos productos, las biorefinerías utilizan materias primas renovables de origen biológico. En general pueden utilizar materiales biológicos primarios; pero, en mi opinión, debemos enfocarnos en el uso de materiales biológicos de segundo uso o de desecho y producir biocombustibles (bioetanol, biodiésel, biogás), productos químicos para la industria, materia prima para productos farmacéuticos, etc. Todo esto se puede, actualmente puede ser más caro, pero lo mismo decíamos hace algunos años de la generación fotovoltaica.
No dejo de reconocer que el petróleo ha sido el oro negro para nuestra sociedad, pero también el uso irracional que le hemos dado, no solo ha causado el cambio climático, sino que puede afectar nuestro organismo. Enfatizo, es el uso que le hemos dado no el petróleo en sí mismo.
No quiero ser alarmista, pero podríamos iniciar una fase de salida de los combustibles fósiles y de las refinerías de petróleo y encaminarnos hacia la generación de electricidad con fuentes renovables y al mismo tiempo esforzarnos en el diseño e instalación de biorefinerías. Estas opciones, parecen tener menores impactos ambientales y en nuestros entornos que las tradicionales basadas en el petróleo.
Insisto, debemos pensar en soluciones sociotecnológicas sustentables que consideren las capacidades de las diferentes regiones. Claramente esto implica cerrar la producción de energía como hoy la conocemos y de los materiales que se procesan en las refinerías de petróleo. Estas ideas las sintetizo en una simple frase: “cerrar refinerías e instalar fotovoltaicos”, pero involucran muchas otras sociotécnicas. Las personas que hoy están buscando nuestro apoyo para gobernarnos deberían considerar estos puntos y hacer propuestas para una era postpetróleo. En estos textos de opinión hay algunas posibles propuestas. 



Este artículo fue publicado el día 2 de abril en el periódico la Unión de Morelos