miércoles, 27 de abril de 2022

Regreso después del COVID19

La emergencia sanitaria que ha causado la COVID-19 está pasando y poco a poco estamos retomando muchas de las actividades que hacíamos antes de la declaratoria de pandemia.
Durante dos años hemos implementado una serie de medidas de distanciamiento físico, de uso de desinfectantes y de cubrebocas o mascarillas, etc. Ahora tenemos una pregunta de cuáles de ellas será conveniente continuar y cuáles podemos dejar de hacerlas.
En estos temas se están escribiendo y recomendando acciones en muchos medios. Hace una semana encontré un artículo sobre este tema en la revista Scientific American[1], que desde mi punto de vista, explica y resume los aspectos a considerar para evaluar el riesgo al retirar algunas de las recomendaciones que hemos seguido en estos años. En particular, este artículo se refiere a la evaluación del riesgo al dejar el uso del cubrebocas.
Me parece que es claro que el uso de desinfectantes en forma masiva ha dejado de ser recomendado, dado que la transmisión por contacto parece no ser la primaria. Sin embargo, el lavado de manos frecuentes puede ser una sana costumbre. También la toma de temperatura ha pasado a ser menos efectiva en la prevención de los contagios dado que muchas personas ahora son asintomáticas.
Por supuesto que la medida más importante en cuanto a eficacia es la vacunación, sí al haber recibido la vacuna y con refuerzo es la acción que disminuye los riesgos hospitalización y la muerte causada por la COVID-19 con mayor efectividad. Por esta razón, es importante vacunarse y tomar todos los refuerzos que nos sean recomendados. De manera similar a la influenza, parece que las vacunas de COVID-19 requerirán algún reforzamiento periódico. Así, que a vacunarse se ha dicho, recordemos que ahora es turno para la población infantil, quienes han visto disminuidas gravemente su posibilidad de interacción con las restricciones en las escuelas y otras actividades colectivas.
De lo más importante es nuestra valoración al riesgo que tenemos al decidir estar o no en diferentes situaciones. En este artículo que mencioné, se establece que la edad es un factor de riesgo y según los datos recabados en Estados Unidos Las personas mayores de 50 años tienen hasta 10 veces más probabilidades de llegar a la hospitalización o de morir que las más jóvenes. También dentro de nuestra valoración al riesgo es importante conocer los riesgos que tienen las personas que viven o trabajan en los mismos espacios donde nos desenvolvemos. Por esta razón, debemos ser solidarios y entender los riesgos de estas personas que nos acompañan cotidianamente y no ponerlas disminuir sus precauciones con nuestro proceder. Se tienen datos que alrededor del 50 % de las personas que viven o trabajan en un lugar donde hay una persona reportada como caso positivo de las nuevas variantes también resultan positivas mediante el contagio. Una persona en condición inmunodeprimida debe extremar precauciones y si estamos en contacto con alguna de ellas es importante saberlo y considerarlo para la toma de nuestras decisiones.

El uso del cubrebocas o mascarilla es nuestra decisión, pero tenemos que conocer el riesgo que tomamos.

Esta toma de decisiones puede basarse en las estadísticas que hay hasta ahora. En ellas podemos observar que las personas mayores de 60 años con vacunas de refuerzo tienen mucho menor riesgo que las no vacunadas más jóvenes. Las estadísticas de Estados Unidos pueden ser comparadas con otras enfermedades o actividades de riesgo, sugiero consultar el sitio [2] para observar estas comparaciones.
Parece ser razonable que las personas jóvenes vacunadas decidan no usar el cubrebocas si en el entorno donde se desenvuelven han sido reportadas menos de 50 casos en la semana por cada 100,000 habitantes. Observemos que este número se refiere a un riesgo para una persona joven de menos de 40 años, para una persona entre los 40 y 60 debe ser menor el número de casos para retirarse el cubrebocas con un riesgo aceptable. Verdaderamente me gustaría que en nuestro país lleváramos este tipo de estadísticas, pero se decidió disminuir recursos para construir bases de datos que los contengan.
Otro de los hechos que debemos considerar para evaluar el riesgo es el tiempo que estaremos en reuniones con otras personas y que tipo de actividad, no es lo mismo estar en una biblioteca que en una sala de baile o sala de ejercicios aeróbicos. Las dos últimas son peligrosas a los diez minutos de actividad dado el nivel de partículas procedentes de la respiración que se esparcen por el ambiente. En una reunión en ambiente cerrado y con ventilación es relativamente seguro el removerse la mascarilla para beber o comer. Es importante observar la buena ventilación del lugar como uno de los factores que nos ayuden a decidir si bebemos o comemos retirándonos el cubrebocas.
En síntesis anhelamos retornar a los momentos cuando reíamos, bailábamos, charlábamos en bares, salones de baile y lugares cerrados con amistades disfrutando de horas de esparcimiento y contacto físico, social y de sonrisas evidentes. Ante las probabilidades de contraer la COVD-19 y de transmitirla a otras personas cercanas, la evaluación del riesgo es muy importante. Sin embargo, el retirarnos un cubrebocas en ocasiones analizadas puede valer la pena al ofrecer y observar sonrisas y gestos que nos acerquen como antes a las personas que estimamos.
El uso del cubrebocas o mascarilla parece que nos acompañará por más tiempo, pero con la información verificada que tenemos hoy puede indicarnos cuando el cubrebocas debe ser utilizado o removido de manera adecuada. La importancia de que nuestro proceder sea basado en esta información que nos permitirá evaluar el riesgo con conocimiento para entablar interacciones personales y sociales sin incrementar en demasía el riesgo para nosotros y otras personas.
La COVID-19 nos ha dejado evidencia que el personal científico construye conocimiento de utilidad para todas las personas, pero también nos ha ilustrado como es necesario incrementar sustancialmente la divulgación y comunicación de ese conocimiento para que la mayoría de las personas tenga la posibilidad de tomar decisiones, precisamente, con base en ese conocimiento.  
Reanudemos actividades con la correspondiente evaluación del riesgo y seguramente lo haremos de una manera adecuada.


Este artículo fue publicado el día 27 de abril en el periódico la Unión de Morelos.

miércoles, 20 de abril de 2022

La reforma eléctrica, finalmente, quién ganó

En la cámara de diputados no se tuvo la mayoría calificada para aprobar la Reforma Eléctrica que propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador. No era complicado esperar que esta reforma no pasaría sin los votos de algunos partidos diferentes a los que son aliados del presidente. A mí me inquieta el hecho de que después de abrir la discusión en el parlamento abierto sobre el tema se haya decidido a mantener la propuesta sin cambios. Desde mi perspectiva, la propuesta tenía puntos para mejorar con un enfoque hacia la sustentabilidad en lugar de enfatizar el papel rector de la CFE. 
Hoy en día, las fuentes renovables de energía posibilitan la construcción de esquemas distribuidos donde las decisiones se pueden tomar de manera participativa en lugar de imponer, desde un organismo central, las decisiones. Por supuesto, con la perspectiva desde la sustentabilidad las diferencias ambientales, económicas y sociales de las diferentes regiones del país pueden ser consideradas en las construcciones de soluciones energéticas. Debo enfatizar aquí los plurales de las palabras. Efectivamente, nuestro país es muy diverso tanto en ecosistemas como en aspectos económicos y en formas organizacionales. Es esencial incorporar más información para proponer soluciones que apunten hacia un manejo adecuado de las características ambientales.
Por ejemplo, en las regiones donde la temperatura es alta en el verano también se observa una mayor incidencia de energía solar. Por esta razón, la propuesta de uso de sistemas fotovoltaicos puede ser adecuada.  Así, la sustentabilidad de las soluciones energéticas demanda involucrar estas diversidades. De hecho, las tarifas de electricidad actuales consideran parcialmente esta diversidad al definir 7 regiones de acuerdo con la temperatura media mínima en verano del lugar. En estas tarifas de la CFE, la aportación gubernamental para toda la población es mayor al 70 % del costo de generación en al menos los primeros 75 kWh de consumo. 
Para analizar la parte económica es importante diferenciar el costo de generación y el costo al usuario. El costo de generación con fuentes renovables (solar y eólica) es menor al costo de generación con termoeléctricas de ciclo combinado (las plantas más eficientes de combustión). Por esta razón, la compra de energía generada con renovables puede ser más barata. Este hecho es el que aprovechan las grandes compañías para comprar energía a empresas generadoras de electricidad con renovables. De esta manera, mientras de la cantidad de energía que usemos provenga mayoritariamente de renovables el costo al usuario podría ser menor.  El costo al usuario es definido por el gobierno federal que desde hace varias décadas ha decidido hacer un aporte para el pago de la electricidad en todos los tipos de consumo. Con algunos años de la aportación gubernamental para los consumos básicos o intermedios bajos, se podrían financiar la instalación de estos sistemas con el aporte gubernamental y trabajarían más de 20 años. Es decir, el financiamiento de renovables saldría más barato para la población en general, ya que la aportación gubernamental la pagamos con nuestros impuestos. Aunque la inversión inicial en la mayoría de las fuentes renovables puede parecer alta; pero con miras transexenales serían totalmente redituables y más si consideramos las dimensiones ambientales y sociales. La ley actual dice que solo los grandes usuarios pueden acceder a la compra de energía de los generadores de energía que no sean CFE. Los usuarios domésticos pueden instalar sistemas distribuidos interconectados a la red. De hecho, la CFE o el gobierno federal podría destinar parte de la contribución gubernamental para instalar sistemas fotovoltaicos donde la población lo necesite para brindar productos o servicios con valor de intercambio, no solamente para alumbrado; sino para vitalizar la economía sin emitir gases de efecto invernadero. Situación similar se podría hacer con generadores eólicos, minihidráulicos u otras fuentes renovables.
En mi opinión, la visión de mantener una economía extractivista no ha mostrado disminuir las desigualdades en México ni tampoco en muchos otros lugares del mundo. La riqueza petrolera centralizada en un primer momento aportó movilidad social, pero con el devenir del tiempo no fue utilizada para construir el bienestar social. El litio es una riqueza que tampoco parece posibilitar por sí misma la eliminación de las desigualdades. No basta con reservar la extracción y el aprovechamiento, sino que es necesario el impulso al desarrollo de tecnologías y a la preparación de la población para generar productos y servicios que presenten valor de intercambio suficiente para impulsar el beneficio social.
Pergola agricola ombreggiante fotovoltaica impianto viti primitivo Laterza 2013
Construyendo estrategias sustentables de fotovoltaicos en la agricultura.

Desde mi punto de vista, el gobierno federal con la votación en contra de la reforma eléctrica puede atribuir a la oposición esta decisión que distiende las relaciones con otros países y con las empresas que han invertido en el país. Por esta razón, no se modificó la propuesta para que fuera votada en contra, y sin claudicar, sin ceder ante presiones extranjeras, se acepta la decisión para sin cambiar la postura mantener las relaciones en la forma actual con otros países y las grandes compañías energéticas.
La población mexicana, con estas maniobras, no hemos ganado nada, en mi opinión, debemos promover la transición energética hacia una energía sustentable, entendiendo por energía sustentable aquella que proviene de renovables y en la generación y uso considera los aspectos ambientales y sociales para promover el bienestar social.


Este artículo fue publicado el día 20 de abril en el periódico la Unión de Morelos.

miércoles, 6 de abril de 2022

Juegos en línea para enseñar historia

Los juegos en línea pueden ser usados en la enseñanza de la historia. La mayoría de las personas que leemos la afirmación anterior nos pudiera parecer extraña; para otras motivante a continuar leyendo sobre este tema e indagar cuáles juegos pueden ser utilizados con tal fin. Otras seguramente tendrán experiencia con algún juego que les pareciera adecuado para ilustrar algún proceso histórico. Estoy seguro “Age of Empire” puede venir a la mente de muchas. Estoy seguro de que a la mayoría les puede despertar alguna curiosidad. A mí también me llamó la atención.
Les comento que esta frase la encontré en algunas de mis búsquedas en la Internet relacionadas con modelos matemáticos en historia. Sucede que estoy leyendo el libro de Peter Turchin sobre Dinámica de la Historia [1] donde se construyen modelos matemáticos parecidos a los modelos en física para describir la evolución de los clanes, ciudades, reinos e imperios entre otras organizaciones sociales y tratar de responde por qué unos imperios caen y otros no. Con la lectura, empecé a buscar algunos otros documentos con estas ideas, que me parecen por demás interesantes. Me encontré un artículo de acceso libre sobre el tema “History-Themed Games in History Education: Experiences on a Blended World History Course” en sitio de http://arxiv.org que ya he utilizado en muy diversas ocasiones porque es un sitio de artículos de acceso libre.
Para mí fue sorprendente encontrar este tipo de estudios en un sitio dedicado principalmente a las matemáticas y la física, pero el artículo está en la sección de Computación y Sociedad. Aunque me es familiar el hecho de que las computadoras han servido para remplazar a muchos experimentos y que la dinámica computacional está siendo extensivamente utilizada en muy diversos campos de las ciencias e ingenierías; todavía no es común su uso en las ciencias sociales y no tan aceptado por la comunidad de humanidades. Por estas razones, me sorprendió doblemente el artículo donde se evalúo el uso de los juegos en línea como una actividad de los cursos de historia en el nivel licenciatura. Si hay juegos en línea debe haber algoritmos que emulen el comportamiento social. Así que lo empecé a leer.
Durante cuatro años Kuran y sus colaboradores incorporaron una variedad de juegos en línea en su curso de historia para determinar cuál juego estimulaba mejor las discusiones sobre aspectos históricos y además contribuía en el entendimiento de los temas.

Valmy Battle painting

Las actividades en los cursos consistían en participar activamente en diferentes juegos y lograr unos objetivos definidos de antemano, posteriormente escribir sus experiencias en todas las temáticas del curso y finalmente escribir un ensayo sobre un tema específico. Los temas y los juegos abordados versaban sobre la Edad Media, Edad Moderna con énfasis en la Revolución Industrial y temas del siglo XX, principalmente las dos guerras mundiales. En estos temas la conclusión fue que la serie “Grand Strategy” aportaba las mejores experiencias debido a su nivel detallado y exactitud histórica; además de su versatilidad para modelar las diferentes culturas y naciones.
La inclusión de estos juegos en las actividades permitió un mejor entendimiento de la geografía, los aspectos económicos y políticos en las rutas comerciales, así como las cadenas de suministros. Desde la perspectiva del artículo, de lo más importante es que estos juegos enseñan y permiten involucrarse en las complejas interacciones entre la economía, religión, tecnología, política y cultura. Al utilizar estos juegos la comunidad estudiantil aprende cómo las diferencias en el pasado afectan el futuro de las sociedades. De esta manera, pueden comprender la importancia de eventos claves en el desarrollo de la historia. Uno de los aspectos que más resaltan es que ciertos eventos marcados como precipitadores de magnos enfrentamientos, a la luz de los juegos, ya no lo son; ya que cualquier evento de similares características pudiera ser igualmente detonador. El ejemplo de esta idea es el asesinato del archiduque Ferdinand en Sarajevo en 1914 como detonador de la primera guerra mundial.
La actividad del juego con sesiones tipo conferencia y otras de discusiones permite que cada estudiante se inmersa en el contexto y explore algunas situaciones diferentes que desarrolla una componente crítica del entorno social económico y político, al mismo tiempo que promueven el aprendizaje integral. Al experimentar, en carne propia durante el juego, cada estudiante internaliza la situación histórica como ente participante en lugar de tener una actitud de lectura o escucha pasiva. 
Por supuesto las actividades de juego demandan un mayor tiempo en la comunidad estudiantil, pero pueden ser equivalente a las lecturas adicionales que hacíamos en el pasado.
Considero que las computadoras y la Internet nos abren caminos insospechados hace algunas décadas. El personal docente de los diversos niveles, hoy tenemos la oportunidad de explorar actividades que permitan una inmersión diferente de quienes participan en nuestros cursos y perciban el entorno participativamente, por ejemplo juegos o experimentos en línea. Por supuesto requiere de más trabajo, pero, estoy convencido que los resultados lo valen. Invito al personal docente a tomar algún tiempo adicional para explorar, jugar y disfrutar el mundo de la Internet y a la comunidad estudiantil a motivar que la comunidad docente también disfrute de los juegos en línea. 

[1] P. Turchin Historiacl dynamics, (Princeton Studies in Complexity, Princeton N. J. 2003)

Este artículo fue publicado el día 6 de abril en el periódico la Unión de Morelos.