miércoles, 29 de junio de 2022

Ciudades vivibles

Desde muchos lugares en el mundo y con diferentes perspectivas se busca tener ciudades con calidad de vida, vivibles. Claramente el concepto de metrópolis, como la Ciudad de México y muchas otras megas ciudades en el mundo, que fascinó a muchas personas a principios del siglo XX es, ahora, cuestionado por la infelicidad que provocan en sus habitantes. Basta mencionar los largos trayectos de los domicilios a los lugares de trabajo, la contaminación del aire, del suelo, del agua, lumínica y sonora, los problemas de abasto de alimentos, agua y energía, entre otros muchos problemas que agobian tanto a los gobiernos como a las personas de estas grandes ciudades. Estos problemas no solo consumen tiempo que puede ser destinado al esparcimiento o a actividades productivas, sino que provoca daños a la salud física y mental de las personas. Con estas premisas en mente se ha buscado definir ciudades ideales para vivir, ciudades vivibles. En particular llamó mi atención el estudio que ha estado haciendo la Unidad de Inteligencia de “The Economist” (UIE) desde el 2013 sobre un índice para las ciudades vivibles y que acaba de dar los resultados para 2022. En este estudio para el año 2022 se analizaron tres ciudades mexicanas de un total de 172 en el mundo. En 2013 solo se analizó la Ciudad de México y obtuvo un índice ligeramente arriba del 60/100, es decir, dejaba mucho que desear como una ciudad vivible. Para este año su calificación es menor a 60/100, Querétaro alcanzó el 60/100 y Monterrey consiguió una puntuación mayor a 60/100. Muchas otras ciudades en Europa, Asia, América del Norte y Latino América alcanzan puntuaciones por arriba del 80/100 e incluso arriba del 90/100. Estas son las ciudades que podríamos analizar para convertir la ciudad o poblado en el que vivamos en un lugar con calidad de vida.
En el ámbito internacional existen múltiples indicadores con los cuales se puede comparar diversas actividades o comunidades o instituciones con sus similares en otros lugares. Desde mi punto de vista, la comparación con otras ciudades de otros lugares siempre es provechoso, ilustrativo y conlleva a definir acciones para un mejor desempeño. Sin embargo, es muy importante analizar los indicadores que puedan representar mejor la calidad de vida en un lugar. La simple copia de los indicadores no es adecuada para obtener buenos resultados, es imperioso una definición de los indicadores de acuerdo con la zona geográfica y al modo de organización que la población prefiere en cada localidad.
En particular el catálogo de la UIE analiza ciudades de todo el mundo para conocer que tan vivible es la ciudad mediante una matriz de análisis. 
Me parece que a nosotros como población de ciudades nos interesa que se establezcan estrategias para que nuestras ciudades ofrezcan calidad de vida en ella y podamos disfrutar de ella. En varias ocasiones he mencionado que debemos definir indicadores para monitorizar estas estrategias. En mi opinión, la de matriz de análisis definida por la UIE es un excelente punto de partida para definir una matriz que nos ayude a definir el ideal de una ciudad vivible en nuestra entorno ambiental, económico y social específico. Enfatizo que deberíamos partir y, con base en el conocimiento de nuestros entornos, construir una matriz que nos permita monitorizar las estrategias que se instrumenten en nuestras ciudades o poblados.
Viena (4308202510)

Dada la definición de la matriz y de las ciudades analizadas no es raro que la mayoría de las ciudades que ocupan los primeros 10 lugares en el catálogo sean del norte global (Europa, Norteamérica, Asía, Australia) Viena, Copenague, Zúrich, Calgary y Vancouver ocupan los primeros cinco lugares, todas ellas con calificaciones por arriba del 96/100. No quiero distraer la atención de quien lee estas líneas explicando los lugares, me parece mucho más útil analizar los factores considerados en la matriz de análisis.
La matriz considera cinco categorías: a) Estabilidad, b) Cuidado de la Salud, c) Cultura y ambiente, d) Educación y e) Infraestructura. Es notable que cuatro de estas categorías se refieran a aspectos que consideramos sociales u organizacionales y no al económico. Me parece que esto indica que la parte económica impacta rotundamente en las dimensiones organizacional, social y ambiental de la sustentabilidad y que su medición puede realizarse monitorizando los resultados más que las acciones. En la parte de Estabilidad se calcula la prevalencia del pequeño crimen y del crimen con violencia. Estos dos indicadores son vitales en la actual situación de México. En el ámbito del cuidado a la salud, se evalúa tanto la viabilidad de acceso a los cuidados de salud como a su calidad tanto en el sector público como en el privado. En la parte de Cultura y ambiente, el clima de la región como de las posibilidades de adaptación de los fuereños son aspectos que en nuestro país nos podrían beneficiar. EN esta parte también se consideran los niveles de corrupción, las restricciones religiosas, los niveles de censura, la disponibilidad de actividades culturales y deportivas, así como la disponibilidad de alimentos y bebidas. En la parte de educación se evalúa tanto la educación pública como la privada con indicadores del Banco Mundial. Finalmente, en cuanto a la infraestructura se considera el transporte público, el aprovisionamiento de agua y energía, la calidad de la vivienda y su confort.
Es fundamental para transitar a ciudades sustentables que en Morelos, y en particular en Cuernavaca, se definan indicadores para evaluar las políticas que se implementen.
En mi opinión, autoridades de las ciudades que no están en este catálogo pueden empezar a definir una serie de indicadores que les permita evaluar la calidad de vida de las personas que las habitan. Una invitación especial para quienes presiden los gobiernos municipales en nuestro país para que inicien esta definición con la participación de los sectores sociales y académicos y se inicie su monitoreo a la brevedad. Con este tipo de acciones que miran a largo plazo se puede iniciar una verdadera transformación de nuestros entornos para hacerlos lugares donde el bienestar social impere.

Este artículo fue publicado el día 30 de junio en el periódico La Unión de Morelos.

miércoles, 22 de junio de 2022

Flexibilidad en la educación superior

Bajo el clima de violencia que hemos vivido en México desde hace más de una década, es difícil pensar en estrategia de largo aliento para promover el bienestar de toda la sociedad mexicana. Sin embargo, la planeación es una tarea que debemos hacer periódicamente y con ella definir acciones que tengan el impacto que deseamos en nuestro futuro.
Por otro lado, la pandemia, de la que parece estamos saliendo, nos ha dejado una serie de enseñanzas que podemos aprovechar. La situación que hemos enfrentado desde hace más de dos años ha sido una sacudida en la que habíamos considerado nuestra normalidad y ahora podemos cuestionarnos qué cosas, actividades o comportamientos merecen ser revisados, modificados o de plano desechados de nuestros portafolios cotidianos.
En este sentido, al de reflexionar sobre las enseñanzas que nos esta dejando la COVID-19 podemos plantearnos cambios que nos beneficien. En esta ocasión quiero reiterar que en el ámbito de la educación y de la comunicación del conocimiento tenemos “mucha leña que cortar”; pero no debemos quemarla sino transformarla en acciones adecuadas para la convivencia con otras personas y otras especies.
Hoy quiero comentar algunos aspectos en la educación superior, en la forma en la que desarrollamos actividades de aprendizaje para la juventud actual que serán quienes tomen decisiones en el futuro. Antes del cierre de la escuelas en el 2020, las actividades docentes se centraban fundamentalmente en dictar conferencias y las actividades del estudiantado se reducía pasivamente a la escucha. Estas dos conductas fueron revisadas y cuestionadas por el personal docente y por la juventud en muchas ocasiones, pero eran el modo predominante. 
Durante el confinamiento, el diseño y desarrollo de actividades de aprendizaje diferentes a la conferencia fueron el común denominador en las clases a distancia que pudieron haber cambiado incluso la relación vertical entre docente y estudiante. Fue un hecho que la juventud enseñaba el manejo de herramientas de telecomunicación. Las actividades también se modificaron.

Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México


Desde el lado docente, el aprendizaje de las herramientas para participar y dirigir reuniones mediante plataformas en línea (Zoom, Meet, Teams, Webex, etc.) fue uno de las habilidades aprendidas. El uso en general de dispositivos y programas o aplicaciones de telecomunicación se amplío significativamente en la población adulta. También la preparación de material didáctico para ser consultado a distancia y de manera asíncrona fue de las herramientas que se aprendieron y desarrollaron. En algunas ocasiones la implementación de recursos didácticos interactivos generó aprendizaje lúdico con beneficios relajantes. 
Desde la posición estudiantil, la posibilidad de adecuar los ritmos de trabajo en las actividades asíncronas condujo a una construcción responsable en el uso del tiempo. Por supuesto, también la profundización en el manejo de las herramientas de telecomunicación fue uno de los beneficios. La comunidad estudiantil pudo constatar que la información que se ha volcado en la Internet puede ser utilizada con motivos de aprendizaje y de construcción de habilidades en entornos diferente al escolar. Entre otras muchos aprendizajes para ambos sectores.
El retorno a las actividades presenciales y síncronas en las instituciones de educación superior, obliga a reflexionar qué de estos aprendizajes deben formar parte ahora de nuestra cotidiana interacción en los diferentes entornos de aprendizaje. Ya no podemos decir que el salón de clase con pizarrón y con bancas multiusos es el ambiente de aprendizaje; hoy entendemos que el entorno de aprendizaje se amplía y trasciende al entorno escolar y puede estar constituido por plataformas informáticas, bases de datos, YouTube, Facebook, Instagram, TikTok, etc. Tanto los sectores docentes como estudiantiles se han percatado que casi cualquier medio de comunicación en redes sociales mediante la Internet puede ser utilizada para compartir recursos didácticos y, por lo tanto, para construir experiencias de aprendizaje significativas. De vital importancia es considerar que la presencialidad física abona a la construcción de lo social y, por lo tanto, debemos aquilatar los beneficios que nos brindan las actividades presenciales aumentadas por las virtuales y asíncronas. 
Con esto quiero señalar que el confinamiento causado por la COVID-19 nos ha abierto las posibilidades de interacción a distancias y de manera asíncrona ampliando las posibilidades en el espacio y en el tiempo del entorno escolar. Nos ha mostrado que podemos utilizar la flexibilidad en nuestras acciones y conductas.
Por supuesto, que estas posibilidades han sido catalizadas en un sector privilegiado de la población mexicana que tiene acceso a estos recursos. Sin embargo, con la apertura de los planteles, las instituciones educativas tiene la posibilidad de poner a disposición de sus estudiantes estos recursos y de alguna manera paliar las diferencias. Estas diferencias fueron profundizadas por la pandemia y es forzoso que luchemos por resarcir los rezagos y ofertemos espacios para la cicatrización de las heridas en la sociedad que esperemos empiecen a sanar en la estructura educativa.
Las tareas no son sencillas, pero es tiempo de reflexionar, utilizar lo aprendido y actuar de manera flexible para ampliar los espectros de actuación en los entornos diversos.


Este artículo fue publicado el día 22 de junio en el periódico la Unión de Morelos.

miércoles, 8 de junio de 2022

Energía renovable y energía sustentable

En mis pláticas cotidianas me comentan frecuentemente sobre que las fuentes renovables no son soluciones completas, mencionando ejemplos de comunidades afectadas por un uso no adecuado de la generación eléctrica con renovables. Por eso digo que el concepto de energías renovables es técnico y se refiere a la energía generada con una fuente que se usa a una tasa menor de la que se renueva. En cambio, el concepto de energía sustentable involucra soluciones energéticas que consideran las dimensiones de la sustentabilidad y la energía sustentable si es una forma de solución energética para entornos locales considerando sus diferentes capacidades. ¿Qué sucede en nuestro país? o en el mundo en este tema.
En el ámbito de la energía y en particular en cuanto a electricidad se dice que nuestro país tiene una amplia cobertura, ya que más del 98 % de la población tiene acceso a la electricidad. Efectivamente, el fluido eléctrico llega a la mayoría de la población en México. Sin embargo, es importante enfatizar que no solamente debemos poner atención en el hecho de que en nuestros domicilios haya la posibilidad de usar la electricidad, sino que debemos evaluar si esa electricidad es energía de calidad. Por supuesto, que en estos temas hay algunos que son más técnicos como la frecuencia, el voltaje y la intermitencia del servicio que hace que no tengamos la electricidad de calidad que se tiene en otros lugares del mundo. Sin embargo, podemos indicarlos en términos de uso. 
Por ejemplo, cuando llegué a Cuernavaca hace unos 30 años en la zona de Ocotepec teníamos un problema de voltaje alto. Esta situación implicaba que los aparatos electrónicos se descomponían con facilidad en cambio en la Unidad Habitacional Morelos había voltaje bajo y los refrigeradores se descomponían más frecuentemente. El servicio eléctrico debe ser evaluado considerando que esté disponible para ser usado por las personas. Recordemos que la energía en sí misma no es un fin, sino que es el medio para que tengamos satisfactores y beneficios. Es más hay lugares en nuestro país donde el servicio eléctrico no puede alimentar máquinas para que las personas utilicen la energía para ofrecer productos o servicios con valor de intercambio.
Recientemente, se publicó un artículo en la revista Nature Energy donde se menciona que el acceso a la electricidad de calidad facilita las actividades para generar bienes o servicios, que a su vez contribuyen al crecimiento económico de las localidades. Pero el crecimiento no puede sostenerse sin abordar la desigualdad de género en varias esferas, incluidas las barreras que enfrentan las mujeres para construir sus formas de obtener ingresos. Aunque el artículo se refiere a un entorno africano, el ampliar las oportunidades para las mujeres que emprenden actividades económicas son de las políticas que deben ser implantadas también en la región Latino Americana y en nuestro país. 


Mounting of solar panel 2

Hace varias décadas el llevar electricidad de calidad a lugares apartados o lugares donde la población no podía pagarla era una labor titánica y no económicamente posible. Sin embargo, el uso de sistemas de generación distribuida con fuentes renovables de electricidad a pequeña escala es hoy en día una posibilidad real y factible para brindar acceso a la energía de calidad a esa proporción de la población. Estos sistemas distribuidos contribuyen a la creación de empresas y a empleos locales con salarios dignos y especializados. En regiones complicadas como Tanzania se informa se ha encontrado que el acceso a la energía proporcionada por estos sistemas de electricidad renovable a pequeña escala cambia la dinámica empresarial y fomenta la innovación, pero reproduce las estructuras que determinan la asignación de energía y recursos en las comunidades locales.
Sin embargo, un punto importante a señalar es que el uso de las fuentes renovables de forma distribuida no equilibra de inmediato las desigualdades de género que existen en nuestras sociedades. El estudio en Tanzania apuntó que las desigualdades en la forma de posesión de la tierra, el acceso a créditos, las posibilidades de comprar, gestionar y manejar de maquinaria entre otras inequidades imposibilitaron el desarrollo igualitario entre varones y mujeres en el aprovechamiento de las fuentes renovables distribuidas. Podríamos encontrar situaciones similares en la región Latino Americana.
Con estas ideas quiero enfatizar que si bien la generación distribuida con fuentes renovables de energía es una solución técnica y económicamente viable, es necesario revisar con detalle los otros aspectos relacionados con las dimensiones social y organizacional de la sustentabilidad.
En síntesis, la energía renovable no garantiza que el uso de energía sea sustentable. Por esa razón, debemos procurar que nuestras acciones consideren los cuatro pilares de la sustentabilidad, la Naturaleza, la Economía, lo Social y la Organización específica de la región y de la población donde se utilizarán las fuentes renovables.


Este artículo fue publicado el día 8 de junio en el periódico la Unión de Morelos

miércoles, 1 de junio de 2022

En busca del bienestar social: Bernardo Wolf

La semana pasada nos sorprendió la triste noticia de la muerte del Dr. Bernardo Wolf, científico morelense por decisión que expuso ideas pensando en un bienestar social. Bernardo publicó alrededor de 50 artículos en esta sección  “Sin embargo se mueve” desde 2011 hasta 2019. Quise recordar las pláticas que tuve con él infinidad de veces y me puse a releer sus contribuciones en la Unión de Morelos.  En estos trabajos abordó temas muy diferentes donde planteó su siempre inquisitiva actitud hacia las políticas públicas. Uno de sus primeras opiniones versó sobre los inconvenientes de los posibles segundos pisos en la avenida Plan de Ayala manifestando su oposición a ellos. Como muchas personas a finales del 2018 manifestaba su esperanza con la llegada del partido MORENA a la presidencia y en marzo del 2019 apuntaba alguna decepción al manifestar que el sistema científico mexicano estaba siendo conducido con rigidez, de manera vertical y enfatizó: “El desarrollo libre de la ciencia básica merece ser apoyado –pero no dirigido– por el Estado; repercute en mejores programas de formación docente, se difunde en conocimientos aplicables y en nuevas tecnologías, y al final contribuye a que seamos aún más humanos.” En su último artículo hizo un llamado para construir un Morelos diferente basado en la generación de conocimiento que se hace en nuestro Estado: “Lo que en Morelos sí se puede producir sin oposición es conocimiento; porque ya tenemos las bases correctas. Podríamos ser centro de atracción para hospitales de alta especialidad, de empresas de biotecnología y cómputo. Centro de excelencia universitaria para el país. Todo eso requiere no sólo seguridad, sino paz. En eso pensamos nosotros durante la elección de julio pasado.” 

Bernardo Wolf 
(https://www.optica.org/en-us/get_involved/awards_and_honors/fellow_members/fellow_profiles/kurt_bernardo_wolf/)


Al revisar otros artículos capturó especialmente mi atención uno de ellos de hace más de cinco años donde Bernardo nos comentaba que el Programa de Ordenamiento Ecológico  del Territorio, mejor conocido como POET, pasó de un esquema obligatorio a solamente ser un manifiesto de consulta. Es importante mencionar que, durante la primera e inicios de la segunda década de este siglo la sociedad mexicana, en un esfuerzo mayúsculo en toda la república, consiguió que parte de los recursos municipales se destinaran a construir estos POET en la mayoría de los municipios y, con una visión de algunas décadas, plasmar los deseos de la sociedad resaltando la importancia que la planeación para el largo plazo. Así fue en Morelos, donde grupos organizados de la sociedad vigilaron la construcción de estos programas y hoy contamos con ellos en varios municipios.
Por supuesto, estos documentos con el cambio de ser obligatorios a ser solamente guías dejaron de ser marcos normativos que condujeran los desarrollos en los diferentes municipios. Quizás algunos no fueron elaborados con la suficiente participación ciudadana, pero algunos otros como el de Cuernavaca sí lo fueron, en este programa la comunidad científica y diversas organizaciones sociales participaron activamente. 
Precisamente, la colaboración entre las diversidades es lo que enriquece y aunque fue un esfuerzo que se dejó de lado, construyó lazos que pudieran revitalizarse para con más de una década en avances científicos, de tecnologías disponibles y económicas, y  la experiencia de la pandemia, revisar estos programas y, con base en conocimiento, enriquecerlos para que formen parte de la planeación en el largo plazo de cómo debería construirse el bienestar social en nuestros entornos cercanos.
En este sentido es conveniente analizar el cambio de uso de suelo de muchos predios en Cuernavaca, donde se están construyendo edificaciones con capacidades diferentes a las que era cotidiano. Se han estado construyendo diferentes edificaciones de más de 4 pisos en diferentes zonas de la ciudad con el correspondiente incremento en la demanda de agua, electricidad, saneamiento, transporte y demás servicios que tensan la sustentabilidad de las diferentes zonas.
En las ciudades pequeñas o medianas es donde tenemos la posibilidad de definir con mayor certeza los planes que consideren los aspectos ambientales, económicos, sociales y organizacionales en las definiciones de las estrategias hacia la sustentabilidad. En mi opinión, es urgente que los usos de suelo sean acordados y respetados. La definición de la densidad poblacional es uno de los indicadores que debe ser analizado con más cuidado. No solamente se debe pensar en maximizar la ganancia en la construcción, sino que es esencial considerar los servicios como el agua, saneamiento, manejo de residuos y la energía. 
En este último aspecto, con las posibilidades de la generación distribuida con fuentes renovables de energía el definir la densidad poblacional en concordancia con la disponibilidad energética pudiera ser un criterio para establecer las alturas máximas de las edificaciones. Por supuesto, aunados a criterios de servicios educacionales de esparcimiento tanto en centros de diversión como en lugares naturales conservados para uso de diferentes especies incluida la humana.
Estoy seguro que el Dr. Bernardo Wolf apuntaría sus ideas en estas direcciones, podemos revisar sus ideas y con ellas construir una sociedad en bienestar. El mayor tributo a las personas dedicadas a generar conocimiento se les brinda al leer sus escritos analizarlos y difundirlos para que otras personas los conozcan y asimilen para decidir con base en información. 




Este artículo fue publicado el día 1 de junio en el periódico la Unión de Morelos.