miércoles, 25 de julio de 2018

Sobre los parques de Cuernavaca


En toda comunidad los espacios para la convivencia son de vital importancia. En estos textos he mencionado diversas ciudades con excelentes espacios para convivir y que tienden a encaminarse hacia la sustentabilidad. La ciudad de México tiene muchos de ellos distribuidos en diferentes regiones, aunque en otras su carencia es notoria. En esta ocasión quiero llamar la atención sobre el uno de los espacios que tenemos en Cuernavaca y donde disfruto en cuanto puedo de una caminata relajante y enriquecedora.
Quiero enfatizar que desde mi punto de vista las plazas comerciales no son lugares adecuados para convivir. Estas plazas que recuerdan a los “malls” de vecino país del norte son lugares que no fomentan la convivencia y nos alejan de percibir la naturaleza que hemos relegado por el desarrollo urbano descontrolado que hemos propiciado. Por otra parte, estas plazas fomentan la frustración en las personas que no reciben lo suficiente por su trabajo para adquirir los productos que se ofertan en estas tiendas.
En cambio lugares como Chapultepec o el Parque de Aragón en la ciudad de México fomentan la convivencia entre las personas y la naturaleza, aunque en su mínima expresión, son uno de los ejemplos que muchos conocemos.


En Cuernavaca contamos que muy pocos parques y uno de ellos es realmente emblemático porque está situado en una bellísima cañada con ahuehuetes centenarios. Me refiero al Chapultepec de Cuernavaca. Este lugar lo he disfrutado en diferentes formas desde que me mudé a Cuernavaca hace casi 30 años. Primeramente, lo disfruté con mis hijos pequeños llevándolos a conocer algunos pequeños animales; después lo he apreciado al ejercitarme por las mañanas y hoy lo valoro tremendamente caminando y percibiendo los diferentes usos que se le da dependiendo de la edad de los visitantes. Así en un día normal podemos observar como antes de las 8:00 de la mañana ya hay personas que disfrutan de ejercitarse al correr, trotar o caminar entre la vegetación y el murmullo del correr de las aguas del arrollo que circula por la cañada. En esta época del año, alrededor de las 10:00 podemos observar a centenares de niños y jóvenes ingresando al parque para convivir con su franja etaria y con la vegetación del lugar. A esa misma hora podemos observar también el ingreso de familias con niños menores que miran con alegría el mismo entorno natural y sienten que se introducen en un inmenso bosque en compañía de sus seres más amados.
Desde mi punto de vista, las condiciones en las que se ha mantenido el lugar han sido suficientes para que sea disfrutable; pero podría mejorarse. El año pasado escribía por estos espacios que se estaba adecuando las pista para trotar; hecho que se realizó y quedó bien en la mayoría de los tramos. Hoy podemos observar que se están rehabilitando las zonas que no quedaron perfectas; pero el mantenimiento ha continuado y considero está dentro de lo aceptable. Ante el cambio de administración en el entorno estatal, me permito recomendar que se continúe con el mantenimiento y la mejora de este parque; pero que se evite su privatización como se intentó en los primeros sexenios de este milenio.
Existe otro parque el conocido como Alameda Luis Donaldo Colosio dónde también van familias a pasar un rato; pero no tiene la belleza natural que se ha conseguido a lo largo de décadas en el parque Chapultepec de Cuernavaca.
Es más se tiene la oportunidad de que además de los aspectos naturales del parque Chapultepec pueda convertirse en un verdadero ejemplo del uso de ecotécnias o de fuentes renovables de energía; pero para ello se requiere de proponer un buen plan y de contar con los recursos financieros para conseguirlo. Hoy podemos ver una casa que muestra estos aspectos hacia la sustentabilidad; pero no de forma funcional. Es más existe una planta minihidráulica al final del pequeño lago que no ha podido funcionar por un diseño no adecuado. El parque está sufriendo las malas decisiones de sexenios anteriores; pero hoy la sociedad cuernavasense se merece al menos continuar disfrutando de este parque.
Por supuesto que si se desea contribuir con algún otro espacio para los cuernavasenses sería importante realizar un plan de revitalización del parque Ocampo. He estado en ese parque y realmente lo disfrutan muchas familias. Es más los domingo en la temporada de calor se convierte en un balneario abierto al público que goza verdaderamente las personas del lugar. Sin embargo, se requiere impulsar mayor número de actividades en forma continua para que sea retomado por la sociedad y que el sentimiento de inseguridad, que en ocasiones se percibe, desaparezca. Es un parque menor; pero con posibilidades interesantes que con una inversión moderada podría revitalizar a artistas locales en todas sus facetas. Otro pequeño parque es el de Acapatzingo donde se encuentra el museo de Ciencias, en ese lugar ya existen actividades; pero pueden aumentarse y esperar a que en algunos años los árboles maduren mucho más y sea un verdadero lugar para disfrutar de la primavera.
Tenemos al menos estos parques en la zona metropolitana de Cuernavaca, algunos con vocaciones científicas y ambientales o recinto de biblioteca; pero hace falta uno con vacación artística, este podría ser el nicho de oportunidad para el Ocampo.
Por supuesto, que para que estos parques cumplan completamente su función de integración social se requieren actividades en todos los matices de las actividades de las personas. Sin embargo, provocar inicialmente una vocación específica puede facilitar la consolidación de todos ellos como la tiene el Jardín Borda.

Una versión previa de este artículo fue publicada el día 25 de Julio en el periódico la Unión de Morelos.

miércoles, 18 de julio de 2018

Tantas esperanzas y tantos miedos para seis años

Después de las elecciones del pasado 1 de Julio, en nuestro país se han abierto expectativas de cambio con respecto a los últimos 18 años. Estas esperanzas son muchas, ya que la desigualdad en la que vivimos ha sumido en la pobreza a la mayoría de la población en nuestro país. La bonanza que pudo haber ocasionado un precio del barril del petróleo por arriba de los cien dolares durante el sexenio de Vicente Fox se esfumó y solamente produjo que los que tenían más consiguieran más. La guerra sin estrategia que se emprendió durante el sexenio de Felipe Calderón y que se continuo en el de Enrique Peña Nieto ha causado centenas de miles de muertes y una corrupción que ha permeado muchísimos sectores de nuestra sociedad. Lo anterior y muchas otras lamentables situaciones han ocasionado que la mayoría de los electores participaran en las elecciones de este mes y que la mayoría de los que sufragaran lo hicieran por Andrés Manuel López Obrador con la esperanza de propiciar y ser parte de un cambio real en la forma de repartir la riqueza. Tenemos que ser claros, en nuestro país, los indicadores macroeconómicos han sido mantenidos y en algunos casos incrementado durante este milenio; pero los indicadores que reflejan el bienestar social han caído dramáticamente y ahora son verdaderamente de un país subdesarrollado. La apuesta de implementar estrategias para propiciar el beneficio social ha sido comprendida como una alternativa real a la solución de la inseguridad, además, la propuesta de combatir a la corrupción parecen parte de la última opción antes de provocar un estallido social del que nadie parece estar convencido sea conveniente.
Esta situación, ha provocado que se revivan los miedos heredados por la población sometida a la propaganda anticomunista del siglo pasado. En esta época he oído muchísimos comentarios sobre López Obrador muy similares a aquellos que se podían leer en la revista Selecciones desorientando a la población sobre ficticias acciones de los comunistas. La mayoría de las personas de hoy no leyeron esos enajenantes mensajes; pero si escuchan los actuales. Una proporción pequeña, pero influyente de nuestra población, se identifica con el lema de todos podemos ser ricos rápidamente. Esta porción de la población no se ha percatado que este lema necesariamente implica que el incremento de las ganancias de unos cuantos es a costa de disminuir los ingresos de los que solamente tienen su fuerza de trabajo para conseguir sus satisfactores. He mencionado varias veces en esta bitácora que el mayor flujo del dinero genera distribuciones muy desiguales de la riqueza. Desde mi perspectiva, parece más adecuado concebir que si a los vecinos les va bien y a los que viven en otra ciudad también y si los ciudadanos de otros países tiene sus necesidades satisfechas entonces la distribución de la riqueza será menos desigual y propiciará un mayor bienestar social con la consecuente seguridad social.
Hoy, en este mundo globalizado, se puede conseguir si propiciamos que la mayoría de la población genere servicios o productos con valor de intercambio que puedan aportar lo suficiente para satisfacer sus necesidades.
Uno de los aspectos necesarios para conseguir estos productos o servicios es el conocimiento y, ya sabemos, que la ciencia es la herramienta para generar conocimiento. Así la innovación basada en ciencia, en conocimiento, es una de las actividades que debemos propiciar en nuestro país. También los científicos tenemos esperanzas y miedos para este período.
Sabemos que para poder realizar innovación basada en conocimiento, primero tenemos que generar conocimiento de frontera; algunos llaman a esta actividad ciencia básica y la distinguen de la ciencia aplicada. El sector industrial y empresarial en nuestro país ha tratado de priorizar la llamada ciencia aplicada. Desde mi punto de vista, es una división artificial, dado que toda la ciencia es aplicable y, en ese sentido, debemos cultivar todas las facetas de la ciencia para incrementar la posibilidad de generar esos productos o servicios con alto valor de intercambio.
Por esta razón, me parece adecuado la propuesta de incentivar más las labores de científicas en nuestro país. Estoy seguro que si se logra cumplir con la meta de una inversión del 1% en actividades científicas se podrá promover toda la ciencia aplicable (básica, aplicada y desarrollo tecnológico) y generar innovación basada en conocimiento. Esto último requiere de la participación de los diferentes sectores: científico, industrial, sociedad civil y gobierno.
Como todo establecimiento de políticas públicas es necesario evaluar su desempeño, por lo tanto, es importante desarrollar herramientas de evaluación para conocer los impactos que esta actividad científica otorgará a la población mexicana. En este sentido, no basta con contar los artículos científicos, la formación de personal altamente capacitado o los comentarios recibidos en la literatura científica; sino que, además, deberá ser incluida en la evaluación la opinión de la sociedad que participa o usa esta generación de conocimiento. El pasado día 4 de julio apareció un artículo en la revista Nature mencionando una herramienta enfocada a explorar la opinión de la sociedad respecto a proyectos científicos. Este artículo propone que mediante rúbricas se pueden evaluar diferentes impactos del conocimiento científico desarrollado y apoyado por la sociedad misma o los gobiernos o las empresas; estas rúbricas permiten sistematizar la opinión tanto de científicos de otras áreas como de personas no científicas; pero que pueden ser beneficiarias de ese conocimiento nuevo.
Considero, estamos ante la posibilidad de concretar las esperanzas y sobrepasar los miedos para construir un México que propicie el beneficio social de largo plazo. El camino, no será fácil, no considero pueda ser realizado en seis años; pero si todos contribuimos podemos iniciar un verdadero cambio que genere ese bienestar social que merecemos.


Una primera versión de este artículo fue publicada el día 18 de Julio en el periódico La Unión de Morelos.

miércoles, 4 de julio de 2018

Necesitamos propiciar un futuro de bienestar social

Hace doce años durante la jornada electoral, después de ir a votar, esperé ansioso la hora del cierre de casillas y fui de observador a mi casilla para presenciar el conteo. Cuando terminó, vi el vaciado de los resultados en la cartulina y su colocación en un lugar visible, me dirigí a mi casa y me dediqué a consultar la información del PREP. Durante varias horas, observé como la votación que en un principio favorecía a Andrés Manuel López Obrador ser iba convirtiendo en el triunfo de Felipe Calderón Hinojosa. Según comenté posteriormente con Luis Mochán eso lo mismo le pasaba a él. El Dr. Mochán, esa noche, tuvo a bien escribir un programa en computadora para empezar a analizar la información que vertía cada diez minutos el PREP y a pesar de todos sus intentos no pudo mostrar que hubiera fraude. Lo que si pudo concluir es que los mexicanos no sabemos contar e incluso en el conteo de las boletas existe un error y que es del orden del 1%. Como bien recordamos, en el 2006 la diferencia entre López Obrador y Calderón fue menor a ese porcentaje. Esa diferencia alimentó la incredulidad sobre la veracidad del resultado. En esa línea de pensamiento, y dado los resultados de aquella ocasión, algunos considerábamos importante implantar una segunda vuelta en las elecciones para subsanar esos errores y tener una selección de gobernantes por una mayoría. Los científicos conocemos que muchas veces los errores en las mediciones pueden llevar a resultados diferentes, cosa que pudo haber pasado en esas elecciones también.
Hace seis años, me convertí en un verificador de actas y durante varias horas estuve revisando las fotografías que enviaban diferentes personas en una plataforma desarrollada, entre otros, por Víctor Romero, tanto el Dr. Romero como el Dr. Mochán son científicos dedicados a la física que decidieron dedicar parte de su tiempo a investigar si se efectuaba algún fraude en el conteo de las boletas electorales. En el 2012 también tuvimos que concluir que no hubo fraude en el momento del conteo. Los resultados de las cartulinas enviados por fotografía coincidían con los reportados en el PREP; quizá se desarrollen estrategias de compra de votos o alguna otra artimaña; pero no en el conteo de las boletas en las casillas. Enrique Peña Nieto ganó aquella ocasión, pero tampoco consiguió la mayoría y la propaganda sobre el miedo le ganó a la evidencia de que las políticas implantadas este milenio aumentaron la desigualdad, en lugar de disminuirla.
El pasado domingo, la situación fue totalmente diferente, después de ir a votar me dediqué a leer y esperar al cierre de las casillas. No salí a presenciar el conteo de mi casilla, me sentía confiado en el sistema electoral mexicano y en los ciudadanos que cuentan y cuidan que los votos. Al cierre de las casillas, alrededor de las 18:00 hrs. me dediqué a oír la información de TV Azteca al mismo tiempo que escuchaba por Internet a Carmen Aristegui. A las 20:00 hrs. escuché el anuncio del cierre de casillas y el informe de Lorenzo Córdoba sobre la jornada electoral que fue mayoritariamente celebrada con civilidad.
A los pocos minutos, sinceramente, me agradó escuchar que José Antonio Meade se preparaba para dar un mensaje y, mucho más me alegré al escucharlo mencionar que las tendencias no lo favorecían y que los datos, disponibles para él, indicaban que Andrés Manuel López Obrador tenía una ventaja incuestionable. Posteriormente, escuche diversas encuestas realizadas por diferentes compañías; pero estas últimas fueron irrelevantes, ¡ya uno de los contendientes había reconocido su derrota! Como todos saben a los pocos minutos, Ricardo Anaya hizo lo propio y reconoció el triunfo de López Obrador. Así para sorpresa de muchos los que no fueron seleccionados por la mayoría de los que participaron en las votaciones reconocían este hecho y anunciaron a López Obrador como el virtual presidente electo. También tenemos que reconocer que López Obrador no emitió ningun comunicado público hasta después de las 23:00 hrs. cuando ya se había dado a conocer el resultado por el INE.
Es claro que estos acontecimientos son una muestra de civilidad, pero estas elecciones en esencia son totalmente diferentes a las situaciones del pasado, dado que los márgenes en la diferencia de los votos a favor o en contra en las elecciones del 2018 son totalmente diferentes comparados con las elecciones del 2006 o del 2012. En este año más del 50% de los votantes seleccionamos a Andrés Manuel como nuestro futuro presidente, mayoría totalmente indiscutible en comparación con cualquier votación en este milenio en nuestro país.
Por primera vez, en la historia tendremos un gobierno de la llamada izquierda que pretenderá distribuir de una forma más equitativa la riqueza en nuestro país. Claramente los gobiernos del PRI y del PAN han conseguido que los parámetros macro-económicos sean estables; pero debemos reconocer que han fracasado rotundamente en propiciar el bienestar social en nuestro pais. Hoy, por ejemplo, tenemos un producto interno bruto per cápita dentro del rango de país desarrollado, pero indicadores lacerantes en términos de desigualdades, por ejemplo un coeficiente GINI en la medianía del total de países. Esto último predice que la seguridad en una sociedad con ese GINI no puede ser garantizada.
En estas páginas he mencionado muchas veces que tenemos que construir entre todos y para todos; no dejemos pasar la oportunidad que nos otorga una visión y actuar diferente; tomemos la acción en nuestras manos y actuemos.
En mi opinión, requerimos trabajar conjuntamente para definir y propiciar un futuro de nuestra sociedad que se sustente el respeto al ambiente, que propicie la equidad, que logremos que todas las personas con su trabajo generen productos o servicios con valor de intercambio que le permita disfrutar de un bienestar social.

Una versión previa de este artículo fue publicado el día 4 de Julio en el periódico La Unión de Morelos.