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miércoles, 13 de febrero de 2019
La diversidad es fundamental en la construcción del conocimiento
La semana pasada se difundió la noticia sobre una propuesta para modificar la Ley de Ciencia y Tecnología. Esta propuesta contiene cambios en la estructura del sector científico tecnológico que debemos analizar con cuidado. En estas líneas brevemente expondré algunas ideas para analizar la propuesta y evidentemente dejaré otras para el futuro.
Primeramente, debemos reconocer que la ciencia se enmarca en actividades participativas de las personas que se dedican a ella y que no se construye con base en verdades absolutas, sino en acuerdos entre las personas que se dedica a ella basadas en información verificada. Además, es común que existan diferentes corrientes de pensamiento, que a lo largo del tiempo convergen en un mayor y profundo entendimiento de los fenómenos naturales o sociales en los que estamos inmersos. La diversidad de opinión es uno de los baluartes de la comunidad científica.
Por otro lado, siguiendo la argumentación de Donella Meadows, en Thinking in Systems y de Elinor Ostrom en Understanding Institutional Diversity: los sistemas e instituciones deben ser evaluados con base en su desempeño y de ser posible por agentes externos. En este sentido el sector científico también debe estar sujeto a las evaluaciones externas y a contemplar diversidad de opiniones en su seno.
Otro aspecto importante, es que en la mayoría de las sociedades actuales, los científicos se han agrupado en organizaciones que conforman núcleos asesores para los gobiernos y, que basados precisamente en la diversidad de opiniones y de información verificada, orientan las decisiones hacia soluciones científico-tecnicas que son priorizadas por la política del gobierno en turno. Dado estas acciones, los gobiernos financian las actividades de estas organizaciones científicas para mantenerlas activas y prestas a colaborar. Este financiamiento debe ser otorgado aunque en ocasiones las academias alerten sobre la posible implementación políticas que no concuerden con la visión gubernamental en turno.
Recordemos, que uno de los sectores más críticos de toda sociedad siempre es el científico, ya que está entrenado para encontrar aspectos no contundentes en las afirmaciones de otras personas y con ello proponer formas que sean más incluyentes o más precisas o más generales en el entendimiento de los fenómenos naturales o sociales.
Desde mi punto de vista, toda modificación a la Ley de Ciencia y Tecnología debe contemplar los puntos señalados arriba y comento que la propuesta no parece incluirlos. Al proponer que el Consejo Nacional de Humanidades Ciencias y Tecnología es el único actor que define la política en este sector y que tiene las facultades inhibir actividades en algunos tópicos es totalmente anticientífico. Además, me parece que al dejar a una sola persona tomar de decisiones de una variedad muy amplia de temas que humanamente son imposibles de comprender a cabalidad, no es deseable. Si se plantea tener órganos consultores, la pregunta es ¿por qué no los existentes? ¿Acaso se desconfía de ellos?, me parece que la suspicacia es extrema. Las organizaciones científicas actuales, las Academias de Ciencias, Ingeniería, Medicina, etc. son organizaciones caracterizadas por su diversidad y actitud crítica hacia cualquier propuesta. Esta forma de responder críticamente ante cualquier propuesta es una de las características del sector científico que los tomadores de decisión deben aquilatar en sobremanera y usarla para evitar tomar decisiones equivocadas.
Basado, precisamente en las propuestas sistémicas de Meadows y Ostrom, las evaluaciones en el ámbito académico deben tener una componente externa. En este sentido el nuevo CONAHCyT, debe tener precisamente evaluadores y consultores externos que critiquen o aplaudan las políticas que defina. Las diversas organizaciones que los científicos hemos construido orgánica y participativamente a lo largo de décadas pueden ser estos evaluadores externos. En el ámbito científico y de las humanidades la diversidad no solo es tolerada sino se fomenta con la certeza de poder construir entendimientos y apreciaciones más sólidos e incluyentes de los fenómenos naturales y sociales.
Por estas razones, me preocupa la propuesta de eliminar al Consejo Consultivo de Ciencias (membresía unipersonal formado por las personas que han recibido Premios Nacionales en Ciencias) y al Foro Consultivo Científico Tecnológico (asociación de instituciones: Academia de Ingeniería, Academia Mexicana de Ciencias, Academia Mexicana de la Lengua, Academia Nacional de Medicina de México, Asociación de Directivos de la Investigación Aplicada y Desarrollo Tecnológico, Consejo Mexicano de Ciencias Sociales, CANACINTRA, CONCAMIN, COPARMEX, Presidente del Consejo Nacional Agropecuario, Red Nacional de Consejos y Organismos Estatales de Ciencia y Tecnología, CINVESTAV, IPN, UNAM, Sistema de Centros Públicos de Investigación CONACyT y adicionalmente tres científicos electos por votación directa de los miembros del SNI) como elementos de acompañamiento y vigilancia desde la comunidad científica hacia las actividades del CONACyT. Como se puede observar de la lista de organizaciones e instituciones es realmente diversa y muchas de ellas tiene prácticas democráticas y participativas desde hace décadas; no hay forma de argumentar que todas ellas puedan confabularse para conseguir canonjías o corromperse simultáneamente. Para mi, es claro que se pueden incluir otras organizaciones desde las raíces de la sociedad; pero eliminar las que pudieran presentar una oposición con base en conocimiento y experiencia me parece una actitud no promotora de la participación de la comunidad científica en la toma de decisiones. Me preocupa principalmente que la Junta de Gobierno del nuevo CONAHCyT estaría totalmente integrada por titulares de secretarías de gobierno y no habría ninguna representación social o científica, considero esto no es adecuado. También desde mi punto de vista, muchos científicos y humanistas votaron en 2018 por un cambio en el sentido de propiciar mayor participación, para nada en el sentido de la toma de decisiones verticales arguyendo una verdad absoluta preconcebida. También votaron por un mayor financiamiento a las actividades científicas, humanistas y culturales, aspecto que no se ha cumplido hasta el momento.
En todos los ámbitos científicos y humanistas, el intercambio de ideas con los que piensan diferentes se fomenta con el afán de construir, es muy lamentable que esta propuesta de cambio haya sido presentada por un partido sin haberla discutida con el sector científico tecnológico.
Estas y otras partes preocupantes de la propuesta, espero hayan sido presentadas causadas por algún error como ha pasado recientemente en aspectos de financiamiento a las universidades.
Estoy seguro que la mayoría de las personas que participaron en las elecciones del 2018 no votarían por un sistema dictatorial, y, en cambio, sí lo hicieron por la construcción de una sociedad donde el bienestar social aparezca y la diversidad de opiniones sea considerada en forma participativa. La diversidad es fundamental en la construcción del conocimiento y debemos fomentarla en todos los ámbitos de nuestra vida.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 13 de Febrero en el periódico La UNIÓN de Morelos.
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