miércoles, 22 de febrero de 2023

Centralismo y populismo

Para beneficio del pueblo, el 18 de febrero el presidente, Andrés Manuel López Obrador, decretó la nacionalización del litio. Una de las motivaciones que se argumentaron fue el evitar que lo puedan explotar extranjeros, “ni de Rusia, ni de China, ni de Estados Unidos” fueron sus palabras textuales. También se mencionó que “El petróleo y el litios son de la nación” y deben ser encaminados para beneficio del pueblo.
Esta palabra “pueblo” que representa diversos conceptos como: ciudad o villa, población de menor categoría, conjuntan de personas de un lugar o región, gente común y humilde de una población. Tiene un dejo de referirse a quienes no forman parte de las élites o escogidos de una población; pero que no siempre se establece cuáles fueron los criterios para la selección. Esta palabra que, ahora, la usan muchos gobernantes que se pueden etiquetar como populistas; pero que pueden tomar diversas tonalidades o inclinaciones económicas y políticas sin pertenecer a corrientes claramente definidas. Así el populismo parece más bien un estilo de hacer política sin una clara ideología que está sorprendiendo con propuestas que destruyen las instituciones actuales. Desde mi punto de vista, estas propuestas no permiten vislumbrar las formas alternas de organización que permitirán construir bienestar social; solamente muestra la dirección que una persona señala, acercándose a lo que conocemos como dictadura.


Imagen de inteligencia artificial con el texto: "populist government and extractivist company, oil and mining" desde https://huggingface.co/spaces/stabilityai/stable-diffusion


No veo directrices, ni planeación basada en datos con miras al futuro. El promover que los beneficios de la extracción del litio sea para promover el bienestar social es una apuesta que es buena. Sin embargo, más valdría tener un plan para dejar atrás la visión extractivista de los recursos que ha provocado que la mitad de la población mexicana viva por debajo de la línea de pobreza (que es la consecuencia de solo extraer el petróleo en nuestro país) y se construya una cadena de valor para que las diferentes opciones de uso del litio, entre otras recursos del entorno mexicano, pueda generar diversidad de empleos basados en capacidades técnicas, sociales y ambientales de las diferentes regiones.
Las estrategias centralistas en la mayoría de las actividades económicas han provocado desigualdades, donde muy pocos tienen mucho y muchos tienen muy poco. En particular en el sector energético, la alta densidad energética del petróleo y de la energía nuclear alimenta la visión centralista, al facilitar una opción única. Si algo hemos aprendido en el último siglo es que la realidad es verdaderamente compleja y que la diversidad, es más que una opción, es la forma en la que la vida en la Tierra ha evolucionado. La tecnología actual del sector energético permite precisamente esa diversidad y con soluciones descentralizadas puede facilitar y construir una amplia gama de alternativas energéticas en concordancia con las capacidades humanas, económicas y naturales de los diferentes entornos en donde vivimos.
Si bien veo que las centrales fotovoltaicas son una opción mucho menos dañina que las plantas termoeléctricas o nucleares, también considero que la generación descentralizada es una opción que apunta más hacia la convivencia sustentable entre las personas y las especies que nos acompañan en este planeta.
En este sentido, es interesante como las autoridades municipales en nuestro país se organizan para analizar la diversidad de problemas que enfrentan y plantean estrategias desde lo local. Me llamó la atención como la Asociación de Ciudades Capitales de México, que agrupa a los ayuntamientos de las ciudades capitales de la México para discutir acciones de buen gobierno, propone estrategias que vislumbran futuros más allá de seis años. Es decir, van más allá de los tiempos que parecen involucrar las políticas federales. Entre las acciones que acuerdan podemos encontrar la implementación de la participación ciudadana en el desarrollo de todos los objetivos y metas de la agenda 2020-2030 para el desarrollo sostenible incluyendo la toma de decisiones, formulación de políticas y procesos de seguimiento y evaluación.
Este punto en particular, requiere de estrategias diferentes en concordancia con las características propias de cada ciudad, no son lo mismo ciudades grandes que ciudades medianas; no son lo mismo ciudades en latitudes al norte del trópico cáncer que ciudades al sur; tampoco ciudades en el desierto que en la costa. Sin embargo, el compromiso para atender los objetivos y metas de la agenda del desarrollo sustentable es patente y une. Adicionalmente, buscan unirse para conseguir fondos internacionales ya que el gobierno centralista no les brinda recursos.
Estas visiones desde lo local atendiendo a problemas globales con datos e información contrastan fuertemente con visiones centralistas, autoritarias y populistas. No quiero decir que en el ámbito de los gobiernos de ciudades no haya tendencias populistas, sino que mientras en las asociaciones se busca construir consensos que permiten construir soluciones de largo aliento, las visiones autoritarias, normalmente, no construyen, ni generan acuerdos que sobrepasan a los caudillos.

Este artículo fue publicado el día 22 de febrero en el periódico la Unión de Morelos

miércoles, 15 de febrero de 2023

Los babilonios y la inteligencia artificial

La tecnología nos ha cambiado drásticamente la vida en los últimos 150 años. Hemos visto como los descubrimientos y construcción de modelos teóricos de finales del siglo XIX y principios del XX han modificado nuestra formas de movilización, alimentación, comunicación, cuidado de nuestra salud y muchísimos otros aspectos de nuestra vida cotidiana. Para abundar más podemos citar algunos ejemplos: el descubrimiento de la electricidad cambió la forma en la que nos iluminamos modificando las horas en las que tenemos actividades; la investigación en temas de la salud ha llevado al desarrollo de medicamentos y tratamientos para enfermedades que antes eran mortales. Además, los avances en la tecnología médica han permitido el desarrollo de dispositivos que ayudan a monitorizar nuestra respiración, el ritmo cardíaco y sus variaciones con el objetivo de proveer información para mantener saludables a las personas. La comprensión de algunos procesos biológicos que ocurren en las plantas y en el suelo ha propiciado que se desarrollen técnicas más efectivas para cultivar alimentos, incluyendo la agricultura de precisión y la ingeniería genética. A principios del siglo XX se observaba el uso de la enorme cantidad de energía disponible en el petróleo y con ello se masificó la producción.
Aunque podemos decir que en general estos descubrimientos o concepciones teóricas aplicadas han incrementado la esperanza de vida de las personas, visto este incremento como un indicador de algún bienestar, y propiciado beneficio para ciertos segmentos de la población.
Aunque, hoy en día, con la posibilidad de comprender sistemas con mayor número de entes se pueden apreciar que no todo ha sido beneficioso para otros segmentos de la población o de otras especies con las que convivimos.
Por otro lado, a pesar de ser testigos de estas expansiones sin precedente del conocimiento científico y del desarrollo tecnológico,  en los últimos tiempos se ha observado una disminución en la velocidad con la que los conocimientos de ruptura aparecen. Esta aparente tendencia en la disminución de la velocidad con la que aparecen ideas de ruptura ha llamado la atención de personas en la política, ya que pueden afectar el crecimiento económico, la salud y el bienestar de las personas. De este tema trata un artículo en la revista Nature de enero de 2023. Para entender este aparente fenómeno en el artículo se analizan 25 millones de artículos (1945–2010) en la base de datos del Web of Science (WoS) y 3.9 millones de patentes (1976–2010) en la base de datos Patentes en Estados Unidos. El análisis de estos textos se realizó entre otras herramientas con cambios lingüísticos que indican ruptura en los textos, por ejemplo con introducción de nuevas palabras o de modelos que reemplazan a los anteriores. En resumen, este artículo reporta una marcada declinación de las ideas de ruptura en ciencia y tecnología en los últimos años.
Esto hechos contrastan fuertemente con el gran revuelo que han causado en las últimas semanas las capacidades predictivas de la inteligencia artificial. Para ser claros, estos avances han sido publicitados por corporaciones internacionales en el ámbito de la información masiva o de la computación en el entorno de Internet. Sin embargo, los logros de la inteligencia artificial en cuestiones prácticas se han empezado a observar desde principios de este siglo. Estos logros se han conseguido gracias al inmenso poder computacional que hoy en día se dispone. La obtención de resultados muchas veces se basa en la posibilidad de explorar innumerables variaciones de configuraciones y calcular las diferentes bonanzas que presenta cada configuración como herramienta de selección entre ellas. También mediante el cálculo de probabilidades y modelos de construcción de soluciones se puede seleccionar entre infinidad de alternativas.
Esta forma de resolver problemas, con base en los datos, no es nueva ni es característica de nuestro siglo. 
Para aclarar este punto, déjenme comentar que la predicción basada en datos, o en tablas con datos puede ser rastreada cuando menos hasta la época babilónica, donde mediante tablas la astronomía observacional podrían pronosticar eventos en el cielo, por ejemplo los eclipses. Por supuesto, también los mayas podían predecir los eclipses sin conocer el modelo gravitación para el movimiento de los cuerpos celestes. Es decir, sin establecer teorías, con solo el registro de datos y un modelado primitivo de repetición de eventos, se puede predecir una diversidad de fenómenos en nuestro entorno. Saber que si se entierra una semilla en el suelo durante la época de lluvia dentro de algunas semanas se podrá cosechar esa planta es otro ejemplo observacional. Efectivamente, con base en tablas de datos, en la antigüedad se podría predecir el movimiento de los cuerpos celestes sin haber construido modelos que permitan dar explicaciones a los fenómenos. Esta forma de usar la observación y los datos para resolver los problemas o predecir eventos digamos es ancestral.
Con el poder de cálculo que hoy tenemos mediante las computadores, digamos cientos de millones de Petaflops (operaciones aritméticas por segundo) y modelos probabilísticos podemos obtener resultados verdaderamente impresionantes sin la necesidad de comprender exhaustivamente la naturaleza de los fenómenos. Recordemos las aplicaciones de inteligencia artificial NO entienden los fenómenos, pero si dan respuestas probables bajo algún criterio.

Imagen creada con inteligencia artificial con la frase "The Babylonians used cuneiform writing to keep the accounts of their businesses, impressionist style" en https://huggingface.co/spaces/stabilityai/stable-diffusion. 

Desde mi perspectiva estamos frente la posibilidad de seleccionar opciones para nuestra vida cotidiana y a largo plazo con base en datos, pero ¿qué tipo de datos? ¿a quién pertenecen esos datos? ¿los generamos? ¿quién los genera? Estas y muchas otras preguntas flotan en el ambiente, podemos dejar que otras personas decidan en nuestro nombre, como en la antigüedad lo hacían los sacerdotes babilonios o mayas, o actuamos para intervenir.
Nuestra entendimiento de la inteligencia artificial debe ser fomentado desde la infancia, como dicen  MariCarmen González Videgaray y Rubén Romero Ruiz de la FES Acatlán. Es importante familiarizarnos con ella, usarla y por qué no construir aplicaciones con ella. En el artículo de mis colegas de Acatlán se esboza una estrategia ilustrada con un ejemplo. 


Este artículo fue publicado el día 15 de febrero en el periódico la Unión de Morelos.

miércoles, 8 de febrero de 2023

Inteligencia Artificial del Theseus al ChatGPT


En un siglo hemos transitado de la era de la máquina a la era de la inteligencia artificial. A principios del siglo XX las preocupaciones sobre lo que pasaría si las máquinas empezaban a sustituir a las personas se pueden constatar en la obra cinematográfica, por ejemplo “Metropolis”, dirigida por Fritz Lang. Como lo he mencionado en estos textos a mediados del siglo XX, en 1953, Ray Bradbury en su novela de ciencia ficción “Farenheit 451” narraba un futuro donde había manipulación mediante conversaciones con entes artificiales. A finales del siglo XX la saga de “Terminator” también abordaba ese tema con máquinas inteligentes. Hoy, ChatGPT ha puesto estas preocupaciones en nuestro entorno cercano. Sin embargo, me parece que las actuales aplicaciones de inteligencia artificial nos muestran la puerta de entrada a un futuro en el que las conversaciones con “máquinas” o “aplicaciones” fluirán con la misma naturalidad que nuestras charlas con otras personas. El propio ChatGPT dice: "Un cerebro digital con el poder de la conversación, ChatGPT es la tecnología que está revolucionando la forma en que interactuamos con las computadoras." 
Mucho se ha escrito en estos dos últimos meses, en Internet podemos consultar una gran diversidad de artículos, videos o pódcasts sobre el tema. Por ejemplo, este martes se publicó un artículo en la sección de Ciencia del periódico “La Unión de Morelos” que edita la Academia de Ciencias de Morelos sobre el tema donde se explica de una forma sencilla el tipo de inteligencia artificial que usan estas herramientas. 
En este texto quiero comentar algunos orígenes y bondades de estas aplicaciones de inteligencia artificial para prepararnos de una mejor forma en su comprensión e incorporación a nuestras actividades cotidianas.
En 1950, Claude Shannon construyó un ratón robótico que podría resolver laberintos. Podemos decir que este es uno de los primeros ejemplos de inteligencia artificial. Ese primer robot resolvía unas 40 operaciones aritméticas con punto decimal por segundo (40 flops). El conteo de las operaciones de punto flotante que puede realizar un sistema computacional es una medida de su capacidad de cálculo. Así que en 1950, Theseus, el ratón de Shannon, realizaba unas cuantas operaciones por segundo. En los inicios de la década de 1990, una computadora para calcular y representar fenómenos en transporte de fluidos, como las estaciones de trabajo computacional de “Silicon Graphics” que usábamos en el antiguo Laboratorio de Energía Solar (hoy Instituto de Energías Renovables), realizaba millones de operaciones de punto flotante, Mflops. Los sistemas de inteligencia artificial que operan en la actualidad como Dall-E o ChatGPT, tienen una capacidad de cálculo de más de 300 millones de Petaflops (el prefijo Peta indica una magnitud multiplicada por uno y 15 ceros, mega indica solo uno y 6 ceros). Es decir, el poder computacional en menos de un siglo se ha incrementado casi infinitamente comparada con la escala humana y han permitido el desarrollo de este tipo de aplicaciones, que parecen estar al alcance de muchas personas, las posibilidades de sustituir el trabajo rutinario y potenciar el creativo afloran cada vez con mayor intensidad.
El surgimiento de estas tecnologías y su profusa difusión en la Internet está pasando por diferentes etapas que podemos visualizar como curvas de fenómenos del tipo Dunning Kruger. Estas curvas aparecen cuando en la ordenada consideramos la confianza en la herramienta y en la abscisa el conocimiento de cómo funciona la herramienta. Al considerar esta forma de análisis, nuestra confianza en la tecnología transita por diferentes fases que podemos esquematizar resumidamente en 4. Una primera fase de la  sorpresa y muy altas expectativas, lo pueden resolver todo. Un segundo estadío, donde preguntamos cómo funcionan y entendemos que estas herramientas de inteligencia artificial usan modelos probabilísticos que no tienen entendimiento de los fenómenos de lo que hacen y disminuye nuestra confianza, si no entienden ¿cómo lo hacen?, dudamos. Después hay una tercera fase de desencanto más profundo, cuando observamos que los modelos probabilísticos como ChatGPT se equivocan o comunican información errónea o Dall-E dibuja un perro con cinco patas. Posteriormente, alcanzamos una fase estable donde comprendemos que podemos aprender a usarlas de ciertas maneras y, con ello, potenciar nuestras actividades con su uso, aquilatamos su utilidad y sobrepasamos sus deficiencias. Estoy seguro de que hemos pasado por alguna de estas fases en cuanto conocemos a ChatGPT y, desde mi punto de vista, lo más relevante es transitar rápidamente a esa fase de uso adecuado de estas herramientas para usarlas.

Version simplificada del esquema de Dunning Kruger (JAdRP).



Aquí he mencionado a Dall-E, donde se crea imágenes a partir de texto, y ChatGPT, que escribe textos a partir de textos; pero existen otras herramientas similares desarrolladas por las compañías más grandes en el manejo de información. Por ejemplo, hace unas semanas un equipo de desarrollo de Google liberó información de la aplicación MusicLM que compone música a partir de texto. Este mismo objetivo lo comparte Moûsaie desarrollado por un grupo del Tecnológico de Zurich (ETH) y del Instituto Max Planck. Las herramientas de inteligencia artificial están en muchos ámbitos de las actividades humanas.
Así como vemos, actividades que nos parecían propiamente humanas: escribir a partir de una pregunta, crear un dibujo inspirado en un texto y componer música a partir de la descripción de nuestras emociones, pueden ser realizadas por sistemas con inteligencia artificial.
Ante estos hechos, la posibilidad de que las fuentes de empleo pudieran ser asignadas a estos tipos de sistemas y entonces reemplazar a la fuerza laboral humana es un hecho. Sin embargo, algunos estudios nos indican que podemos capacitar de forma flexible a las personas para que puedan transitar de una ocupación a otra o que aprendan a utilizar estas herramientas para incrementar la confiabilidad en ellas con una productividad mayor. 
Lo primero es conocerlas y usarlas de manera crítica para percatarnos de sus fortalezas y entender debilidades. Con este uso nos familiarizaremos, de manera similar como con los teléfonos inteligentes; que ya tienen de alguna forma incorporadas opciones de este tipo de inteligencia artificial. Así que les invito a jugar con estas herramientas de inteligencia artificial.
Finalmente, las instituciones de educación superior en México han incorporado a sus esquemas de formación en el nivel licenciatura de carreras en ciencias de datos o de computación. Este paso es fundamental, pero, desde mi perspectiva, hace falta un decidido apoyo para que grupos de investigación y desarrollo puedan seguir el paso de los grandes consorcios de manejo de datos en el ámbito mundial. Aquí la participación de organismos empresariales o de la sociedad civil es necesaria. Por ejemplo, las actuales deficiencias del uso en español de ChatGPT son causadas en parte por la limitada fuente de información en este idioma comparada con la información en inglés. Un trabajo que podemos hacer quienes tenemos acceso a subir información es la diseminación de información en nuestro idioma, y en otras lenguas locales, para que también sea posible utilizar estas herramientas por muchas más personas que no dominan el inglés. Así de sencillo: jugar y escribir o digitalizar imágenes o digitalizar sonidos o música. Con este objetivo tenemos a Wikimedia, usémosla.


Una versión resumida de este artículo fue publicada el día 8 de febrero en el periódico la Unión de Morelos.