Hace ocho años, durante el año Internacional de la Física, asistí a una plática del premio nobel Harold Walter Kroto en Universum. En aquella ocasión, además de lo interesante de la física de los fullerenos, me llamó profundamente la atención una lámina donde exponía que en Europa la inversión estatal en rubros científicos relacionados con Física e Ingeniería se recuperaba por el pago de los impuestos que se cobraban de los productos provenientes de estas inversiones, es decir, para el gobierno es negocio invertir en aspectos de ciencia, ya que los negocios basados en tecnología generan un mayor valor agregado.
Recordé esto cuando leí el informe del Instituto de Física inglés (Institute of Physics) del año pasado sobre la importancia de la física para la economía británica.
El reporte informa con lujo de detalles acerca del papel de la física para la economía del Reino Unido, define los sectores económicos basados en física, como aquellos en los que el uso de la física - en términos de tecnologías y conocimientos - es fundamental para su existencia, es decir, si no hay física, estos sectores no existirían.
En este reporte destaca la lista de casi un centenar de industrias que van desde "Extracción de petróleo crudo" hasta "Reparación de equipos de comunicación" que rápidamente estarían en problemas si el Reino Unido deja de hacer investigación y educación en física.
Algunos números impresionantes de esta actividad son: La contribución directa a la producción económica del Reino Unido impulsados por la investigación en física es el 8.5 % de su economía. Esta cifra se eleva a más del 25 % cuando se incluye los efectos indirectos. Estas industrias generan el 4 % de los empleos y estos trabajadores aportan un "valor agregado" de más del doble que el trabajador promedio a sus productos o servicios. Los negocios basados en la física exportan más de 100 billones de libras esterlinas y la inversión en física es de 2.6 billones de libras esterlinas anuales, solo el 16 % de la inversión en investigación y desarrollo del Reino Unido.
Sobre este informe opinó Jonathan Flint, director de la compañia Oxford Instruments, en el sentido que su empresa se basa fundamentalmente en productos desarrollados en la empresa con colaboración de las instituciones académicas inglesas y que su negocio es fundamentalmente de exportación, ya que más del 95 % de sus ventas son fuera del Reino Unido. La ventaja competitiva que le otorga el hacer investigación y desarrollo es invaluable.
De todos es conocido que el Reino Unido es una de las economías más vigorosas del mundo y conocer estos datos, considero, son un ejemplo contundente de lo que se puede lograr cuando se invierte en ciencia y se dirigen los esfuerzos empresariales hacia aprovechar las ventajas del conocimiento en la generación de productos y servicios basados en ciencia.
Por esta razón, ahora considero más adecuada la propuesta de campaña de Graco Ramírez de promover e impulsar la creación de grandes proyectos basados en ciencia. Ya ha sido anunciado uno de ellos el Centro Morelense de Comunicación de la Ciencia. Ahora insisto en analizar un proyecto más ambicioso y, por lo tanto, más rentable para la población morelense: La creación de un Sincrotrón.
Se llama luz de sincrotrón a la radiación electromagnética, que incluye la luz visible, la infrarroja y los rayos X y que es emitida cuando un haz de partículas cargadas gira en una órbita circular o casi circular. Debe quedar claro que el sincrotrón no es útil solamente a la física de altas energías, sino que es una herramienta de análisis indispensable para el desarrollo de investigaciones biológicas y químicas en todas sus vertientes. Con este proyecto utilizarían las fortalezas científicas de Morelos. Los programas específicos que podrían realizar en un centro de este tipo tocan temas tan diversos como la biología molecular estructural, los aspectos moleculares de las ciencias ambientales, el estudio de superficies e interfaces, los dispositivos microelectromecánicos, las imágenes de rayos X, los microanálisis arqueológicos, la caracterización de materiales y diversas aplicaciones médicas, la producción industrial de componentes micromecánicos, entre otros muchos.
Estoy seguro que Brenda Valderrama y su equipo están trabajando en este proyecto. Es hora que los científicos morelenses empecemos a pensar en el sincrotrón, hace dos años se realizó en Morelos la primera reunión de usuarios de luz de sincrotrón, con resultados muy interesantes en cuanto al número de empresas que serían posibles usuarios. Las instituciones académicas (CENIDET, INIFAP, ITZ, UAEM, UNAM, UPEMOR, UTEZ, etc) podrían beneficiarse al contribuir en un proyecto de estas magnitudes, mientras que a las empresas biotecnológicas, farmacéuticas, médicas, químicas y TIC's que se encuentran en Morelos se les facilitaría desarrollar productos de alto valor agregado.
Sirva esto para retomar la propuesta y ahondar en la discusión.
Este artículo fue publicado el día 3 de abril
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