Estamos enfrentando una muy compleja situación. Muchos aspectos de nuestra vida cotidiana pueden verse afectados en las próximas décadas. Desde las dificultades económicas, la crisis del agua, el cambio climático, la marginación de diferentes sectores de la población y la polarización social son muestras de las muchas facetas de esta compleja situación que necesitamos resolver para transitar hacia el bienestar social.
Con vías a contribuir a solucionar esta situación se ha propuesto implantar modelos de ciudad de 15 minutos. Esta idea consiste en diseñar o adaptar entornos habitacionales donde la población puede satisfacer sus necesidades de trabajo, educación, adquisición de alimentos y enseres, esparcimiento, acceso a la salud, en fin la mayoría de ellas dentro de un tiempo de desplazamiento de entre 15 y 30 minutos. Es decir, se requeriría cambiar las actuales configuraciones de colonias o suburbios dormitorio por entornos donde existan infraestructuras y en una misma superficie se puedan satisfacer varias necesidades.
Este tipo de conceptos son más complicados en ciudades construidas entre barrancas. Por ejemplo, Cuernavaca o Taxco pueden presentar desventajas significativas. Algunas de ellas son: Su topografía que implica que hay terrenos con pendientes y desniveles significativos, lo que puede dificultar la accesibilidad a pie o en bicicleta. La población residente podría enfrentar desafíos adicionales para llegar a los servicios y actividades esenciales, especialmente si se encuentran en la cima de las colinas. Las barrancas pueden limitar el espacio disponible para construir nuevos servicios y actividades esenciales. Además, las restricciones de construcción en zonas de alto riesgo pueden limitar la capacidad de construir nuevas viviendas y servicios en esas áreas. Para implantar el modelo de ciudad de 15 minutos en una ciudad construida entre barrancas, puede requerirse una inversión significativa en infraestructura, como la construcción de rampas para mejorar la accesibilidad no motorizada a esos lugares. Esto puede ser costoso y llevar tiempo tanto en la planeación como obstáculos de la población en su implementación. En particular, esto último requiere de un cambio cultural. La implantación del modelo de ciudad de 15 minutos también puede requerir un cambio cultural significativo en la forma en que la población de la ciudad se mueve y accede a los servicios. Es muy importante fomentar tantos nuevos hábitos y patrones de movilidad como modificar los indicadores de bienestar individual, por ejemplo, la posesión de automóvil como evidencia de éxito.
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Debe quedar claro que, la implantación del modelo de ciudad de 15 minutos requiere un cambio cultural, entre otros aspectos, porque este enfoque promueve una forma de vida más activa, sostenible y comunitaria. El modelo busca reducir la dependencia del transporte privado y fomentar la movilidad activa, como caminar o andar en bicicleta, lo que puede ser una experiencia nueva para la población de zonas urbanas donde se ha priorizado el uso del automóvil.
Además, el modelo de ciudad de 15 minutos fomenta la creación de comunidades más conectadas, donde las personas pueden acceder a servicios y actividades esenciales cerca de sus hogares. Esto significa que la población puede pasar más tiempo en sus vecindarios y participar en la vida comunitaria local. Para algunas personas, esto también puede ser una experiencia nueva y requiere un cambio en sus patrones de comportamiento y relaciones, enfatizando que incrementa sustancialmente la cohesión del tejido social.
En general, para que la implantación del modelo de ciudad de 15 minutos tenga éxito, es necesario fomentar un cambio cultural en la forma en que las personas se movilicen y acceden a los servicios. Esto puede requerir campañas de concientización y educación para promover los beneficios del modelo, así como infraestructura adecuada y políticas públicas que faciliten la movilidad activa y la creación de comunidades conectadas y sostenibles.
En particular en Cuernavaca hay una oposición a la implementación de una ciclovía en la Av. Palmira, cuyos pobladores no se percatan de los beneficios de esta acción. Merecemos que la población en general comprenda que para conseguir el bienestar social, hay que ceder en algunos beneficios no compartidos que se han convertido en privilegios de algunas personas marginando al resto de la población.
En conclusión, implantar el modelo de ciudad de 15 minutos presenta desafíos significativos que son diferentes en cada lugar y suelen estar relacionados con la topografía, las limitaciones de espacio, la infraestructura disponible y con la necesidad de un cambio cultural que apunte hacia el bienestar común. Es importante abordar estos desafíos para garantizar que el modelo sea efectivo y justo para toda la población de la ciudad y sus entornos.