miércoles, 1 de agosto de 2018

Sin popote por favor

Hace algunas semanas que se ha lanzado una propaganda para evitar el uso de los popotes plásticos como una alternativa para disminuir la contaminación plástica que estamos ocasionando. Por supuesto, que me parece un esfuerzo que debe apoyarse; pero lo considero insuficiente. Claramente, al no usar los popotes disminuimos la contaminación; pero el resultado es mínimo.
Una alternativa mayúscula sería reciclar todos los artefactos de plásticos que utilizamos; pero esta alternativa no es realmente viable. El problema radica en que la mayoría de los plásticos son muy baratos y con ellos podemos transportar fácilmente objetos, líquidos o productos. Los costos asociados a estas bolsas o estos envases son mínimos y no compiten con los reusables. La opción de reciclaje es importante; pero no es fácil reciclar los plaśticos. Una de las dificultades reside en que hay diversos tipos de plásticos y aunque la mayoría de los productos están clasificados no siempre el reciclado puede ser completo.
En particular, los símbolos triangulares con números que encontramos en la mayoría de los plásticos indican el tipo de plástico y con ello la temperatura y proceso de reciclamiento. En general se identifican siete tipos de ellos y con ello sabemos que una planta recicladora de plásticos completa debe implementar los siete procesos. Claramente, esta situación incrementa la inversión necesaria para establecer una industria recicladora de plásticos. Además, debemos considerar que los costos de transporte de estos plásticos ya usados se incluye generalmente en la parte del reciclado, incrementando con ello su costo. Si verdaderamente el primer usuario le transmite el costo del reciclado a quien desea reciclarlo y no paga por hacer uso de ese plástico que contaminará el entorno de todos nosotros. De esta manera, los costos del primer uso de plásticos desechables no se asocian con estos primeros usuarios sino con los que desean remediar el problema.
Esta última situación dificulta el reciclado, sería diferente si todo usuario de plásticos pagara por el proceso de reciclamiento, esto debe ser incluido en el primer uso.
Sin embargo, debemos ser claros y no pensar solamente en el proceso de remediación de la contaminación. Desde mi perspectiva, lo más importante es evitar esa contaminación. Así, que evitar el uso de plásticos desachables es una de las acciones realmente efectivas para evitar la contaminación plástica que estamos sufriendo.
El verdadero problema es que los productos desechables de plástico -como las bolsas de supermercado, que usamos durante un promedio de 12 minutos, pero puede persistir en el medio ambiente durante medio milenio- son un abuso de las posibilidades tecnológicas que hemos desarrollado. Para mi es claro que durante la mitad del siglo pasado, cuando se desarrolló la tecnología para producir plásticos, no se vislumbraban las posibilidades de ocasionar daños a los ecosistemas con ellos. Hoy estamos en un punto donde se debe considerar que la producción masiva de plástico desechables debería haberse evitado en lugar de promoverse.
Con esta problemática encontré en el bolg de la revista electrónica Scientific American un artículo escrito por Matt Wilkinson donde reflexiona y propone tres acciones para asumir la responsabilidad del uso de los plásticos.
Primero: asumir que las personas somos los responsables del desastre ecológico global causado por los plásticos. Nuestro gran problema con el plástico es el resultado de un marco legal que no contempla asociar los costos de los productos a quienes realmente los usan. Además de que reciclar también es muy difícil en la mayoría de los Estados Unidos y carece de los incentivos adecuados para que funcione bien.
Segundo: Promover discusiones sobre el tema con los miembros de su familia y amigos para tomar conciencia de nuestras decisiones al usar o no los plásticos desechables, como los popotes. Solicitar a nuestros legisladores locales y federales para que respalden las leyes que implanten costos reales a bolsas de plástico y, con ello, se genere una mayor responsabilidad sobre su uso y se promueva la reutilización y el reciclaje.
Tercero: Pensar en grande y en lugar de proponer acciones para reducir en una pequeña fracción el problema de los plásticos desechables, promover cambios en el estilo de vida para asegurarse de que casi todo se reutilice, recicle o composte.
Una mejor alternativa sería promover el modelos de economía circular, donde los desechos se minimizan al planificar cómo los productos pueden reutilizarse o reciclarse desde su mismo diseño y fabricación.
Aunque no es una solución definitiva empecemos ya; y digamos: “sin popote por favor”, “sin bolsa por favor”, “traigo mi recipiente”, etc. Esto será un comienzo para evitar seguir contaminando nuestro entorno para las próximas centurias.


Este artículo fue publicado el día 1 de Agosto en el periódico la Unión de Morelos.

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