Estoy seguro que cada día observamos que en las ciudades se construyen nuevos edificios y hay una tendencia a que estos sean cada vez más altos. Se han preguntado; ¿la construcción de estos edificios es adecuada? Esta pregunta me surge por múltiples razones. En primer lugar puedo observar esta situación en Cuernavaca, donde vivo, y en la Ciudad de México, que frecuento; pero esta situación me parece que es una constante en la mayoría de las ciudades del mundo. En segundo, no me parece obvio que mientras más grande la edificación sea mejor para las personas que la usan, en términos energéticos, de agua o de salud en general. Tercero la demanda de infraestructura adicional que requieren las grandes edificaciones es realmente mayor.
Es claro que, en muchas ciudades del mundo se construyen edificios con la finalidad de obtener mayores beneficios en el mismo terreno y con ello se infiere que al construir edificios altos y aumentar la densidad de habitaciones u oficinas se está procurando una mayor eficiencia en el uso de los recursos. A primera vista, esta afirmación parece adecuada; pero al analizarla con mayor detalle podremos encontrar que no necesariamente el construir edificios altos o grandes implica una mayor eficiencia.
Veamos el caso del suministro de agua, claramente, un edificio alto requiere una mayor cantidad de agua para su correcto funcionamiento. Los requerimientos para dotar de agua potable a las personas que habitan o laboran en el edificio implicará la instalación de tuberías y sistemas de bombeo. Lo primero, el sistema de tuberías pudiera ser menos caro que el sistema para proveer de agua a varios edificios más pequeños; sin embargo, el sistema de bombeo presenta un comportamiento que se dispara con la altura del edificio. Es decir, existe un tamaño óptimo para el cual el costo de la instalación de agua, es el menos caro por número de usuarios. Además es claro que el agua debe ser obtenida de algún lugar cercano, y si no está disponible en las cercanías, el costo se incrementa.
Otro aspecto a considerar es el sistema de acceso a los pisos superiores, es decir, los elevadores. Por supuesto, que si tenemos una edificación con tres pisos un sistema de rampas pudiera ser suficiente; con lo cual no se requeriría de energía adicional para operar los elevadores. Sin embargo, edificios mayores a los cuatro pisos si requieren de los elevadores y, por lo tanto, la energía necesaria para su funcionamiento se incrementa. Aspectos similares se pueden mencionar para la iluminación en edificios muy anchos donde la iluminación natural, por ventanas, no sea posible.
También, el aspecto energético puede tomarse en consideración. En el entorno mundial se está observando que en el futuro cercano la generación distribuida de energía (con fuentes renovables) es una de las principales herramientas para desacelerar y finalmente contender con el cambio climático. En este sentido es claro que sea por energía solar, eólica, biocombustibles, etc. la generación local tiene un límite y, por lo tanto, el suministro de energía es limitado y como consecuencia la generación local de energía limitará el tamaño de los edificios. Para ser más claro, déjenme explicar con un ejemplo: En estas líneas he comentado que en la mayoría del territorio mexicano un sistema fotovoltaico compuesto por 16 metros cuadrados de paneles fotovoltaicos es suficiente para generar la electricidad de una casa con un consumo eléctrico alto. Supongamos que el área de planta de esa casa es de 80 metros cuadrados (160 metros cuadrados construidos en dos plantas), por lo tanto, en sus techos se podría generar la energía hasta para cinco casas, es decir, un edificio de diez pisos. Esto equivale al menos a 25 metros de altura. Ahora bien, este edificio daría sombra, de tal forma que en su entorno no se podría construir otra edificación con una altura menor a una distancia menor a los 25 metros. Con esta última restricción se trataría de evitar los sombreamientos. Situación similar se observaría en el caso de usar generadores eólicos de eje horizontal, donde también tenemos desvío de los vientos.
Aquí menciono solamente algunos aspectos, pero la energía, el agua, el manejo de los residuos sólidos o líquidos, de la infraestructura para la movilidad, entre otras consideraciones son las que deben ser contempladas para definir el tamaño de las edificaciones en las ciudades.
Hace medio siglo no se sabía que el uso de los recursos naturales debe realizarse con medida o se ocasiona su agotamiento o se modifica el entorno de tal manera que se provocan cambios globales, como el cambio climático antropogénico que estamos padeciendo. El conocimiento científico nos aporta ahora información para poder tomar decisiones y con ello definir los tamaños adecuados de las edificaciones dependiendo del entorno social y ambiental específico del lugar.
Con este pequeño texto quiero llamar la atención a los tomadores de decisiones en el ámbito de planeación para considerar los diversos aspectos en la definición de los tamaños de las edificaciones para conseguir espacios urbanos, suburbanos o rurales verdaderamente sustentables. Hoy en todo el país y en el mundo estamos ante una verdadera encrucijada ante solamente considerar los costos en el corto plazo lo implica que no estamos pensando en la sustentabilidad que mira hacia la equidad entre las personas que vivimos hoy o vivirán en el futuro.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 29 de Enero en el periódico la Unión de Morelos
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