La publicación del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 (PND) hace dos semanas levantó polémica, mientras algunas personas consideran que establece una nueva forma de gobernar y plantear lo deseado en términos humanistas, otras consideran que deja mucho que desear y no establece claramente las estrategias. La semana pasada ya comenté algunos aspectos sobre energía, hoy quiero hacer algunos comentarios en el ámbito de las ciencias.
Es cierto que la primera parte del PND solo se hace mención en un párrafo a la ciencia y de este párrafo los científicos podemos quedar desilusionados por la importancia que se le da a las ciencias en esta nueva administración. Sin embargo, en la segunda parte del PND como principio rector en el punto 4 se menciona el impulso a la investigación, la ciencia y la educación con el objetivo de impulsar el bienestar social. Este principio rector seguramente es compartido por muchas personas. También en la segunda parte del PND se establecen los cinco criterios que la administración pretende seguir, y en el número 2 se menciona que el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) se promoverá para que la transparencia y la rendición de cuentas sea simple, eficiente y expedita. Desde mi punto de vista, el que la nueva administración se base en las TIC para fomentar la transparencia y la rendición de cuentas es necesario.
Por otro lado, en lo referente a las relaciones con otros países, se señala que la cooperación mexicana debe articularse para encauzar conocimientos, tecnología para contribuir a generar las condiciones de bienestar y prosperidad para reducir la migración. Por supuesto, que la aplicación de los conocimientos y tecnología con fines de fomentar el bienestar social también es una de las tareas de las ciencias y tecnologías. Sin embargo, para verdaderamente contribuir a generar las condiciones de bienestar en la región Latino Americana se requiere fortalecer al sector de ciencia y tecnología mexicano primero para que funja como el soporte de la región.
En el PND se reconoce que la baja calidad de la educación limita la adquisición de conocimiento y la formación de habilidades para mejorar las oportunidades laborales, mayores ingresos y una mejor calidad de vida. Además se reconoce que el desafío consiste en la formación de la juventud para la adaptación a los cambios tecnológicos globales y a las nuevas exigencia del sector industrial o empresarial y al auge del aprendizaje mediante plataformas virtuales. En esta parte, concuerdo con las necesidades de adaptación; y me hubiera gustado que se enfatizará que pasaríamos de ser un país maquilador a un país que generara productos y servicios de alto valor agregado basado en el conocimiento. Nuevamente, tengo que enfatizar que se requiere apoyar decididamente al sector científico y fomentar que los sectores sociales y empresariales basen sus ofertas de productos y servicios en el conocimiento para conseguir mejores oportunidades de intercambio.
El PND enfatiza que el conocimiento tradicional debe ser incorporado al buscar las soluciones a problemáticas socioambientales incluyendo además la innovación tecnológica. Desde mi punto de vista, es necesario amalgamar este conocimiento tradicional con el científico tecnológico para conseguir un verdadero desarrollo sustentable y propiciar el bienestar social. No podemos relegar por mucho más tiempo la inversión en ciencia ya que llevamos décadas de no alcanzar lo mínimo indispensable para pensar en el bienestar social.
Estoy totalmente de acuerdo cuando el PND manifiesta que es necesario fomentar el proceso de asimilación de la ciencia y la tecnología como parte de la cultura de los mexicanos y que la construcción de ciudadanía se realiza desde los ámbitos del arte, cultura, ciencia y tecnología entre otros aspectos. Sin embargo, el indicador del logro de este objetivo queda totalmente limitado al presentarlo como la cercanía a un evento cultural de las personas; esta forma de medir, me desilusionó totalmente. En cuanto a aspectos económicos, el PND manifiesta que se facilitará el intercambio de conocimiento y la transferencia de tecnología bajo un marco de protección de la propiedad industrial. Recordemos que la certeza en la propiedad (individual o colectiva) sea de lo material o inmaterial es uno de los requerimientos para conseguir inversiones que generen bienestar.
Después de leer estos comentarios queda claro que hay diversos puntos donde las ciencias y el conocimiento generado por estas actividades son una de las base para construir el bienestar social y que es más que solamente las cinco líneas que se pueden leer en la primera parte del PND. Sin embargo, quedan muchas lagunas y llamo la atención nuevamente al hecho que la comunidad científica y el sector empresarial el año pasado le presentamos al Lic. López Obrador un documento (“Hacia la consolidación y desarrollo de políticas públicas en ciencia, tecnología e innovación”) que busca apoyar y participar con base en el conocimiento a la definición de las políticas de ciencia, tecnología e innovación y que contempla todos los aspectos de ciencia que se plantean en el PND; pero no a la viceversa. Por lo tanto, desde mi perspectiva es necesario que se implementen las estrategias esquematizadas en el documento, que enfatizo fue elaborado por consenso, y reforcemos el papel del conocimiento en la generación de las soluciones a la compleja problemática que enfrentamos en nuestros días. Primeramente, se requiere defender lo logrado en las décadas anteriores, donde se ha formado un sector científico profesional; pero se requiere sectores industriales y sociales capaces de interactuar con el conocimiento generado y transformarlo en productos y servicios de alto valor de intercambio.
Finalmente, en el PND se presenta una matriz de vinculación entre sus objetivos del PND y los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Esta parte es de lo más ilustrativa y, desde mi perspectiva, ha pasado desapercibida en otros análisis. Al presentar las vinculaciones e interacciones entre los objetivos del PND y de los ODS se muestra que existe un sector en la presente administración que sí contempla el largo plazo y los retos planteados por la comunidad nacional e internacional en cuanto a la pobreza, la energía, la equidad, la justicia, el agua, la biodiversidad, etc. y las formas complementarias e interdependientes de los problemas de nuestros días. En este tenor, les comento que la semana pasada escuché a las legisladoras María Marivel Solís Barrera y Beatríz Elena Paredes Rangel, presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados y presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Senadores, respectivamente (es de destacarse que las legisladoras son de partidos diferentes; pero ambas con la misma propuesta), manifestarse en torno a la necesidad de incrementar el presupuesto a Ciencia, Tecnología e Innovación y alcanzar el 1% del PIB que establece la legislación actual. Considero que es importante apoyar a los más necesitados; pero también es necesario generar conocimiento y, por lo tanto, pudiera aceptar una disminución en el presupuesto a CTI; pero esta disminución debería ser de no más de un año para inmediatamente incrementarlo sustancialmente y con ello asegurar las perspectivas del bienestar social en el largo plazo. Es urgente que para el año 2020 la inversión en ciencia y tecnología, no solamente recupere los niveles del pasado milenio, sino que aumente para alcanzar al menos el promedio de los países de la OCDE.
Mi postura personal ha sido siempre destacar las coincidencias para construir soluciones y he encontrado aspectos que puedo compartir en el PND y con los cuales podemos trabajar para en conjunto promover el bienestar social mediante la generación y divulgación del conocimiento.
Una versión resumida de este artículo fue publicada el día 15 de Mayo en el periódico La Unión de Morelos
En esta bitácora hay escritos que versan sobre ciencia, innovación, opinión política y divertimentos que quiero compartir
miércoles, 15 de mayo de 2019
miércoles, 8 de mayo de 2019
Sobre los aspectos energéticos del PND
La semana pasada fue entregado el Plan Nacional de Desarrollo (PND) por el presidente Andrés Manuel López Obrador a la Cámara de Diputados. Este documento era esperado por un sector de la población mexicana con el objeto de analizar las estrategias que el presidente plantea para transformar la realidad de nuestro país. El documento consta de dos grandes apartados, uno donde reitera las ofertas de transformación que planteó en su campaña electoral del año pasado y el segundo con detalle de algunos indicadores para dar seguimiento al PND.
En este texto, presentaré algunas de mis opiniones este documento y, en particular, el día de hoy tocaré temas de carácter energético.
Al tema de energía en la primera parte del documento se le dedica un poco más de una página de las 63 que tiene esta parte. En esta página, se manifiesta nuevamente la visión de López Obrador, sobre la necesidad de rescatar a la CFE y PEMEX como las empresas emblemáticas que fueron en la segunda mitad el siglo XX. Desde mi perspectiva, puedo compartir que la riqueza petrolera fue extraída del subsuelo mexicano sin propiciar verdadero bienestar social, es más, que cuando hubo mayor ingreso económico, a principios de este milenio, no se usó adecuadamente para disminuir las diferencias económicas en la población mexicana. En uno de sus párrafos establece que: “La nueva política del Estado mexicano impulsará el desarrollo sostenible mediante la incorporación de poblaciones y comunidades a la producción de energía con fuentes renovables… La transición energética dará pie a impulsar el surgimiento de un sector social en ese ramo, así como para alentar la reindustrialización del país.”
Después de leer este párrafo mi estado de ánimo subió y me hizo pensar que, si bien el discurso ha sido dirigido en un principio hacia el restablecimiento de los hidrocarburos como fuente energética, estas frases apuntan hacia un desarrollo sustentable basado en fuentes renovables de energía utilizada en forma distribuida por poblaciones o comunidades. Desde mi perspectiva, estas frases indican una posible estrategia hacia un futuro sustentable.
Como mencioné anteriormente, el PND tiene dos secciones, y la segunda sección se dedica a plantear objetivos e indicadores para monitorizar las políticas y estrategias planteadas. En esta segunda parte en el eje transversal “Territorio y desarrollo sostenible” comenta que: “En los casos que resulte aplicable, la determinación de las opciones de política pública deberá favorecer el uso de tecnologías bajas en carbono y fuentes de generación de energía renovable”. En esta última oración me preocupa que se implique que no en todos los casos es aplicable la tecnología baja en carbono o de fuentes renovables; cuando desde mi perspectiva, siempre existe la opción baja en carbono y renovable. Además que hoy en día puede ser más barata esta última opción.
En cuanto a los ejes generales podemos decir que en el eje 3. “Desarrollo Económico” se esbozan las estrategias del sector energético. En este eje general el objetivo es: “Incrementar la productividad y promover un uso eficiente y responsable de los recursos para contribuir a un crecimiento económico equilibrado que garantice un desarrollo igualitario, incluyente, sostenible y a lo largo de todo el territorio.” Dentro de este eje, el objetivo específico 3.5 se refiere a: “Establecer una política energética soberana, sostenible, baja en emisiones y eficiente para garantizar la accesibilidad, calidad y seguridad energética.” Aquí quiero hacer notar que entenderé la palabra sostenible como sinónimo de sustentable y, al hacerlo así, comparto totalmente este objetivo. En el desarrollo de este objetivo me preocupa la insistencia en mantener como pilares de la economía a PEMEX y CFE cuando quizá existen otras múltiples opciones para construir nuevos pilares. Es más, las siguientes ocho estrategias planteadas para conseguir este objetivo específico me parecen muy adecuadas y con gusto trabajo para conseguirlas.
Sin embargo, tengo que mencionar que uno de los indicadores, el 3.5.1: Participación de la generación eléctrica con energías limpias, con línea base de 25.6% (2018) y alcanzar el 35.8% en el 2024 me desilusiona. Primero porque en todo el texto se menciona energías renovables y en el indicador se usa el concepto de energía limpia, que ya hemos criticado varias veces. Recordemos que energías limpias en nuestro país incluye a la cogeneración eficiente que generalmente es con gas natural y que también emite gases de efecto invernadero en cambio las fuentes renovables no emiten estos gases. Segundo, porque el compromiso es igual al que estableció el anterior gobierno y, yo en particular, esperaba un mayor compromiso por parte de la administración del Lic. López Obrador con la sustentabilidad y por ende con el bienestar de las personas. Un compromiso de conseguir el 40% de la generación con renovables al 2024 hubiera sido deseable y además, sabemos que es alcanzable.
Por supuesto que este es un análisis somero del PND y solamente en aspectos energéticos, es deseable que leamos el PND y lo analicemos para poder tener ciertas certezas de lo que podemos esperar de la administración de López Obrador.
La liga al documento del PND es: http://gaceta.diputados.gob.mx/PDF/64/2019/abr/20190430-XVIII-1.pdf
Este artículo fue publicado el día 19 de Septiembre
En este texto, presentaré algunas de mis opiniones este documento y, en particular, el día de hoy tocaré temas de carácter energético.
Al tema de energía en la primera parte del documento se le dedica un poco más de una página de las 63 que tiene esta parte. En esta página, se manifiesta nuevamente la visión de López Obrador, sobre la necesidad de rescatar a la CFE y PEMEX como las empresas emblemáticas que fueron en la segunda mitad el siglo XX. Desde mi perspectiva, puedo compartir que la riqueza petrolera fue extraída del subsuelo mexicano sin propiciar verdadero bienestar social, es más, que cuando hubo mayor ingreso económico, a principios de este milenio, no se usó adecuadamente para disminuir las diferencias económicas en la población mexicana. En uno de sus párrafos establece que: “La nueva política del Estado mexicano impulsará el desarrollo sostenible mediante la incorporación de poblaciones y comunidades a la producción de energía con fuentes renovables… La transición energética dará pie a impulsar el surgimiento de un sector social en ese ramo, así como para alentar la reindustrialización del país.”
Después de leer este párrafo mi estado de ánimo subió y me hizo pensar que, si bien el discurso ha sido dirigido en un principio hacia el restablecimiento de los hidrocarburos como fuente energética, estas frases apuntan hacia un desarrollo sustentable basado en fuentes renovables de energía utilizada en forma distribuida por poblaciones o comunidades. Desde mi perspectiva, estas frases indican una posible estrategia hacia un futuro sustentable.
Como mencioné anteriormente, el PND tiene dos secciones, y la segunda sección se dedica a plantear objetivos e indicadores para monitorizar las políticas y estrategias planteadas. En esta segunda parte en el eje transversal “Territorio y desarrollo sostenible” comenta que: “En los casos que resulte aplicable, la determinación de las opciones de política pública deberá favorecer el uso de tecnologías bajas en carbono y fuentes de generación de energía renovable”. En esta última oración me preocupa que se implique que no en todos los casos es aplicable la tecnología baja en carbono o de fuentes renovables; cuando desde mi perspectiva, siempre existe la opción baja en carbono y renovable. Además que hoy en día puede ser más barata esta última opción.
En cuanto a los ejes generales podemos decir que en el eje 3. “Desarrollo Económico” se esbozan las estrategias del sector energético. En este eje general el objetivo es: “Incrementar la productividad y promover un uso eficiente y responsable de los recursos para contribuir a un crecimiento económico equilibrado que garantice un desarrollo igualitario, incluyente, sostenible y a lo largo de todo el territorio.” Dentro de este eje, el objetivo específico 3.5 se refiere a: “Establecer una política energética soberana, sostenible, baja en emisiones y eficiente para garantizar la accesibilidad, calidad y seguridad energética.” Aquí quiero hacer notar que entenderé la palabra sostenible como sinónimo de sustentable y, al hacerlo así, comparto totalmente este objetivo. En el desarrollo de este objetivo me preocupa la insistencia en mantener como pilares de la economía a PEMEX y CFE cuando quizá existen otras múltiples opciones para construir nuevos pilares. Es más, las siguientes ocho estrategias planteadas para conseguir este objetivo específico me parecen muy adecuadas y con gusto trabajo para conseguirlas.
Sin embargo, tengo que mencionar que uno de los indicadores, el 3.5.1: Participación de la generación eléctrica con energías limpias, con línea base de 25.6% (2018) y alcanzar el 35.8% en el 2024 me desilusiona. Primero porque en todo el texto se menciona energías renovables y en el indicador se usa el concepto de energía limpia, que ya hemos criticado varias veces. Recordemos que energías limpias en nuestro país incluye a la cogeneración eficiente que generalmente es con gas natural y que también emite gases de efecto invernadero en cambio las fuentes renovables no emiten estos gases. Segundo, porque el compromiso es igual al que estableció el anterior gobierno y, yo en particular, esperaba un mayor compromiso por parte de la administración del Lic. López Obrador con la sustentabilidad y por ende con el bienestar de las personas. Un compromiso de conseguir el 40% de la generación con renovables al 2024 hubiera sido deseable y además, sabemos que es alcanzable.
Por supuesto que este es un análisis somero del PND y solamente en aspectos energéticos, es deseable que leamos el PND y lo analicemos para poder tener ciertas certezas de lo que podemos esperar de la administración de López Obrador.
La liga al documento del PND es: http://gaceta.diputados.gob.mx/PDF/64/2019/abr/20190430-XVIII-1.pdf
Este artículo fue publicado el día 19 de Septiembre
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