miércoles, 27 de octubre de 2021

Autonomía y diversidad características de las universidades públicas

Las instituciones que mayor huella dejan en las personas son las instituciones donde recibimos educación. Recordamos con cariño la primaria, la secundaria y también el bachillerato y finalmente, quienes tuvimos ese privilegio, la institución donde recibimos nuestra educación superior. En estos recuerdos están nuestras amistades, quienes nos impartieron clases y también evocamos las diversidades que encontramos en ellas que nos alimentaron para forjar nuestras conductas posteriores.
En nuestro país, si bien la educación es reconocida como un derecho, tenemos un sistema educativo público privado desde los niveles más tempranos hasta los niveles superiores. En este breve texto me referiré a la educación superior y las características que considero primordiales para que forme talento, genere conocimiento y extienda las culturas acorde con los diferentes entornos sociales y ambientales en los que vivimos.
Debe quedar claro que el convertir los servicios en general en una mercancía es una de las realidades de la economía actual. Los capitales están buscando nichos de oportunidad donde puedan invertir y obtener ganancias. Aunque esta frase parece descontextualizada, ya que el capital no tiene deseos, sino son las personas que los controlan las que deciden donde lo colocan y de esa colocación dependen los beneficios que se le otorgarán. Para mi es claro que la liberación a ultranza de todo lo que puede ser considerado mercancía es una forma de incrementar los flujos de dinero. Como ya lo he mencionado varias veces en estos texto, al incrementar los flujos de dinero se generan distribuciones de Pareto en las personas de acuerdo a la riqueza económica que poseen. Por ende, esta actitud de dejar todo a las leyes del mercado no conducirá a un bienestar social. 
El transito hacia la comercialización de la educación y en especial de la educación superior se observa en el mundo. Sin embargo, las universidades en Latino América han mantenido una clara oposición a esta tendencia. Debo manifestar que no estoy en contra de que existan las universidades privadas; pero me parece fundamental que la sociedad, a través del gobierno, brinde opciones educativas de calidad desde el ámbito público. El financiamiento público suficiente de toda la educación, incluyendo el nivel superior, es una tarea irrenunciable de todo gobierno que promueva el bienestar social.
Precisamente en el contexto latinoamericano es donde desde mediados del siglo XIX las universidades en Uruguay y Argentina proponían proyectos de autonomía. En estos proyectos se enfatizaba que la autonomía debería comprender los aspectos educativos, presupuestarios, de gestión y de investigación.
Con esta tradición es que las universidades en la región, incluyendo México, han conseguido formar talento en un entorno diverso. Precisamente esta diversidad es la que ha posibilitado la discusión y construcción de puntos de vistas divergentes a las políticas de los diferentes gobiernos a lo largo de este siglo. Aunque estas ideas se discuten en los senos de las universidades, no son ellas las encargadas de transformar a la sociedad. Somos las personas que egresamos con diversos puntos de vistas las que mediante otras organizaciones tenemos la posibilidad de transformación a lo largo de nuestra vida cotidiana. Estas organizaciones son también diversas y diferentes: organizaciones de la sociedad civil, partidos políticos, empresas, cooperativas y por supuesto las personas que participan en los gobiernos.
Una vez terminados los estudios en las universidades, el talento formado se dirige libremente hacia donde las personas lo desean. No es culpa de estas instituciones la elección y mucho menos se les puede recriminar el camino que una persona formada en su seno elija. Enfatizo, las universidades públicas no son instituciones adoctrinadoras. Además, las universidades e instituciones de educación en general, no solo forman talento, sino que generan conocimiento que puede ser aplicado y extienden las culturas a diferentes comunidades. Estos son puntos esenciales que como sociedad no debemos perder de vista ni dejar que se cambien. El sector de la educación superior contribuye a la sociedad en aspectos fundamentales que no se pueden medir solamente por el número de personas que egresan; sino se deben incorporar, al menos, indicadores del desempeño en funciones de generación de conocimiento y de extensión de las culturas. Para poder cumplir con todas estas demandas sociales la universidades públicas deben tener autonomía en sus funciones y ser financiadas suficientemente por el gobierno en turno, aunque los critiquen.


UNAM main library building with base pavilion

Hoy en día debemos estar orgullosos porque la UNAM ocupa un lugar distinguido entre las universidades latinoamericanas en la mayoría de los “rankings” internacionales. Esta universidad pública caracterizada por ser una de las universidades de masas más grandes del mundo y una de las mejores en latinoamérica. Además es un ejemplo de diversidad y, a pesar de su tamaño, muestra amplia tolerancia hacia las diversas formas de pensar; pero preservando el rigor académico ante todo. Afortunadamente, la UNAM no es el único ejemplo de un buen ejercicio de la autonomía y podemos encontrar a lo largo del país otras universidades que hacen un buen uso de esta autonomía y construyen conocimiento, forman talento y extienden las culturas.
La verdadera riqueza en el ejercicio de la autonomía de las instituciones de educación superior está en la promoción de la diversidad, la construcción de consensos y visiones colectivas. Con esto, rechazo rotundamente las visiones totalitarias que intentan eliminar la diversidad y pretenden tener visiones únicas. Las universidades públicas tienen una tarea complicada, al menos deben construir y mantener su propia diversidad, redoblar su compromiso social y fortalecer su rigor académico.
De hecho, los movimientos sociales latinoamericanos de los siglos pasados y las movilizaciones del actual han sido apoyados fuertemente desde las universidades autónomas gracias a la participación activa de sus comunidades. 
Festejemos y fomentemos la autonomía de las universidades que son el producto de la lucha social latinoamericana, y mexicana, ante los embates del colonialismo o el imperialismo o el stalinismo o el neoliberalismo o cualquier propuesta totalitaria. Las universidades autónomas fomentan la diversidad, son el refugio de las ideas cuando se pretende combatir a los que piensan diferente, pueden formar a las personas con conocimiento, libertad de pensamiento y acción.

Una versión previa de este artículo fue publicada el día 27 de octubre en el periódico la Unión de Morelos

miércoles, 20 de octubre de 2021

La construcción de soluciones energéticas diversas

La llamada reforma energética del sexenio pasado fue un cambio en las leyes para extraer los hidrocarburos de una forma más rápida. Sin embargo, tuvo bondades al permitir que la misma población y las empresas impulsaran las fuentes renovables. Debe quedar claro que no fue un impulso decidido por parte del gobierno, sino que, al bajar los precios las inversiones fluyeron. Por ejemplo, el costo de los sistemas fotovoltaicos en diez años cayó al 20 %, es decir, hubo una reducción cercana al 80 % en los precios de la electricidad generada con paneles fotovoltaicos.

Otro punto más importante que debemos tomar en consideración para construir una verdadera transición energética es que la accesibilidad a la energía debe ser definida por la población. Dado que la energía no es un fin, sino que es un medio para satisfacer nuestras necesidades. Los requerimientos de energía son diversos y usados en forma diferente por cada población, es más cada persona puede tener objetivos diferentes para usar la energía y una verdadera transición hacia las sustentabilidad requiere de ofertar energía sustentable para satisfacer las necesidades de la población.
Esta diversidad energética que ahora estamos entendiendo, no solamente es para el lado de la generación, sino que dada la tecnología hoy podemos pensar y construir una flexibilidad en el lado de la demanda que promoverá un uso eficiente, racional y en concordancia con el entorno local y de acuerdo con las prioridades de las diferentes poblaciones. Esta forma de satisfacer las necesidades energéticas de las diferentes poblaciones en la diversidad de entornos es un reto mayúsculo, que será muy difícil de construir desde una mirada centralista y con toma de decisiones verticales de arriba hacia abajo.

Busquemos la transición energética
(imagen de freepik)

Precisamente, la posibilidad de construir estos portafolios de soluciones que respondan a la población es lo que se perderá con la actual propuesta de reforma que solo considera un actor con decisiones verticales en contraposición a un esquema que deseamos donde convivan las soluciones distribuidas con las centralizadas y en concordancia con toma de decisiones globales, pero basadas en el conocimiento local del entorno y de sus necesidades.

La buena noticia para transitar a las energías sustentables es que hoy, la tecnología puede ser usada para construir soluciones diversas y basadas en la toma de decisiones desde las raíces de la sociedad. Sí desde abajo. Las nuevas herramientas tecnológicas permiten la convivencia entre la generación centralizada y la generación en cada lugar donde se está requiriendo la energía, es decir, distribuidamente. La posibilidad de contar con herramientas tecnológicas que ahora soportan una diversidad de posibles soluciones para conformar el sistema energético nacional no existía en el siglo pasado. Tampoco la disponibilidad de información, ni la capacidad de análisis de ella, que hoy tenemos, eran conocidas a principios del tercer cuarto del siglo pasado. El enfoque dirigido hacia el diseño y construcción de redes de transmisión y distribución que respondan a la variabilidad de todas las fuentes de energía es una de las opciones tecnológicas que debe ser promovida desde la centralidad, pero posibilitando la respuesta local. Digamos como la Internet donde conviven enormes consorcios informáticos con las demandas individuales, pasando por muchos diferentes niveles de aglomeración.

La Internet es un ejemplo claro donde conviven lo centralizado en la información con lo individual, simultáneamente con administraciones centrales y locales que posibilitan tanto construir información como tomar de decisiones desde la centralidad, los grupos y los entes individuales.
Por supuesto, que la definición de las reglas de convivencia es uno de los pilares para la construcción de este sistema energético que, además de mitigar los efectos que hemos causado al usar indiscriminadamente los combustibles fósiles, entre otras cargas al sistema de nuestro planeta. Estas reglas deben ser construidas basadas en el conocimiento, no solo en la información, para responder a las necesidades de la diversidad de la población y de los entornos.

Fomentemos la construcción de soluciones energéticas renovables y diversas mediante la consolidación de organismos autónomos que fomenten la convivencia de las opciones centrales con las distribuidas. Estos organismos autónomos pueden conformar un diálogo entre la información local y la global para atender necesidades locales con enfoque global y conducir al bienestar social.



Una versión previa de este artículo fue publicada el día 20 de Octubre en el periódico La Unión de Morelos.

miércoles, 13 de octubre de 2021

Un sector energético mexicano que promueva el bienestar social

Empecemos con alguna buena noticia. El pasado 8 de octubre el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó por consenso, es decir, sin voto en contra, el Derecho Humano a un ambiente seguro, limpio y saludable. Con este hecho histórico se reconoce que todas las personas que habitamos este planeta tenemos el derecho a disfrutar de un ambiente que nos brinde seguridad y aporte a nuestra salud. Con esta declaración, que por cierto el gobierno mexicano votó en favor, podemos continuar exigiendo que las actividades humanas no deterioren el ambiente provocando daños a la salud y contaminando los suelos, las aguas o el aire. 
Como lo he mencionado en diversas ocasiones, las actividades humanas en este último siglo han provocado cambios en la atmósfera; sin embargo, hay que mencionar que quienes más consumen tienen mayor contribución a este cambio climático global. Aunque las consecuencias son pagadas por la población en general y quienes menos tienen pagan en demasía.
En este sentido, la propuesta de que la CFE despache primero las plantas de combustibles fósiles que las plantas solares o eólicas es un contrasentido. Ya que al no disminuir la cantidad de gases de efecto invernadero estamos obligando a las futuras generaciones a pagar los impactos negativos que hoy en día estamos generando nosotros. Es un total contrasentido despachar antes de la solar y eólica a las generadas con combustibles fósiles que son caras y contaminan. Debe quedar muy claro, el cambio climático futuro lo estamos causando quienes vivimos y usamos la energía que hoy se genera con combustibles fósiles y, más daño se provoca, si se usan el carbón y el combustóleo. 

Panel Solar generando electricidad en los techos de las casas 
(foto arp)

Para lograr que el cambio climático no sea tan grave en algunas décadas debemos actuar hoy. No es posible diferir el cambio a las fuentes renovables, de hecho, ya nos tardamos. Desde el sexenio anterior el apoyo a las renovables no fue contundente, sino que la reforma energética de ese período se encaminó a posibilitar la extracción rápida de los hidrocarburos del subsuelo. A pesar de este objetivo extractivista, se posibilitó que se abriera el mercado a las fuentes renovables. Estas fuentes renovables presentan hoy en día los precios más bajos y por ello el mercado mismo las selecciona para incrementar las ganancias.
En nuestro país la generación con renovables, solar y eólica, ha crecido y gracias a ello, se están cumpliendo marginalmente las metas que nos fijamos para colaborar en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. La forma actual de suministrar energía es despachar primero a las fuentes más baratas para luego satisfacer la demanda con las otras fuentes. Si bien este esquema es totalmente mercantilista, tiene la ventaja de que hoy las renovables son más baratas y no emiten gases de efecto invernadero. Durante muchos años, quienes estamos preocupados y ocupados en disminuir los gases de efecto invernadero para no contribuir más al cambio climático, proponíamos que se impusiera un costo adicional a los combustibles fósiles para promover la investigación y el desarrollo tecnológico; para con las alternativas renovables combatir, precisamente, a la contaminación generada con los combustibles fósiles. Esas acciones ya no son tan necesarias, sin embargo, es necesario que implantemos una política de apoyo decidido a las fuentes renovables y es urgente que saquemos de funcionamiento a las plantas generadoras de combustión.
Cada vez es más claro que el cambio climático inició desde que la humanidad controla el fuego solamente que es un cambio exponencial y lo peor es que estamos al final, donde el doble del impacto en miles de años está ocurriendo en décadas. Basta leer el artículo que salió publicado la semana pasada en la revista Nature sobre la huella que dejaron los primeros pobladores Maorís de Nueva Zelanda en los hielos de la Antártida, si esa población agrícola de roza, tumba y quema, como las culturas agrícolas mesoamericanas, dejó su huella por miles de años en los glaciares. Una muestra de que los grupos de personas a lo largo de la historia han causado impactos negativos. Solo que con el conocimiento científico de ahora lo sabemos, ellas no lo sabían, y, por lo tanto, también tenemos la obligación de cambiar lo que ha parecido natural a lo largo del tiempo.
Por otro lado, la reserva para el estado de la extracción del litio debe ser acompañada de una política que limite un comportamiento extractivista por parte de cualquier empresa o del mismo estado. Adicionalmente, su explotación debe realizarse respetando el ambiente y las culturas donde se encuentran estos yacimientos. Ideal sería promover un desarrollo sustentable, considerando aspectos sociales, económicos, ambientales e institucionales, de las regiones y del país mismo basado en la conceptualización y oferta de productos y servicios con alto valor de intercambio. Para muestra de que acciones que nos conduzcan a esquemas extractivistas no construyen el bienestar social, tenemos al petróleo que en más de 80 años no nos ha ayudado a tener un régimen de bienestar social.
Nuevamente, insisto, la propuesta de reforma en la política energética no está basada en el conocimiento, sino que parece provenir de ideas preconcebidas hace algunas décadas que hoy han mostrado no conducen al bienestar social.
Las organizaciones sociales, las comunidades, algunos pueblos indígenas, seguidas de gobiernos y empresas, promovieron ante la ONU la declaratoria para que toda persona tenga derecho a un ambiente seguro, limpio y saludable. México votó a favor de esta declaratoria. La propuesta actual de la reforma constitucional para el sector energético está a contrapelo de esta declaratoria. 
Estoy listo para colaborar con organizaciones sociales, comunidades, pueblos indígenas, gobiernos y empresas para conseguir un sector energético mexicano que promueva el bienestar social basado en decisiones colectivas y en el conocimiento.


Este artículo fue publicado el día 13 de Octubre en el periódico La Unión de Morelos

miércoles, 6 de octubre de 2021

Sobre los cambios en el sector energético

En junio de 2019 escribía “Desesperanzado estoy... veo nubarrones en el futuro de México... veo un futuro incierto en nuestro país en muchos aspectos, especialmente para las fuentes renovables de energía y para la generación de conocimiento”. Tengo que decir nada ha cambiado mi sentir. Sin embargo, debo insistir en que las fuentes renovables de energía y nuestras acciones para amalgamar el conocimiento científico con el tradicional son parte de las estrategias para caminar hacia la sustentabilidad.
Hace más de dos años los reportes del IPCC indicaban que era muy posible que las actividades humanas causaran el cambio climático. En el reporte de este año, como lo hemos comentado, señala que ya estamos sufriendo un cambio climático global y que precisamente las actividades humanas son las causantes. Por supuesto, las actividades que realiza cada persona en los diferentes regiones no tienen el mismo impacto. La energía utilizada por las personas en países desarrollados, en promedio es mucho mayor que la energía utilizada por las personas en los países pobres. Sin embargo, en las ciudades de muchos países, incluyendo México, hay formas de vida que despilfarran tanto la energía como los recursos y causan un impacto negativo mayor que otras personas. Aquí quiero señalar que si bien las acciones individuales pueden contribuir a construir formas sustentables de vivir para la especie humana; también es cierto que se requiere modificar las formas en las que se producen los bienes y servicios en el ámbito global y, por supuesto, de la intervención de los gobiernos de todos los niveles, locales, regionales y nacionales.
En este contexto, lamento mucho que el contenido de la propuesta para modificar la Ley de la Industria Eléctrica que ha sido enviada por el ejecutivo al poder legislativo no conduce a un bienestar social. Esta propuesta ningunea los conocimientos técnicos y sociales que hemos construido en los últimos cuarenta años y parte de intenciones nominalistas sin definir la estrategia a seguir con los cambios propuestos. Considero importante explicar esta frase. Una de las acepciones del nominalismo es considerar que por el solo hecho de mencionar las cosas, estas sucederán. En este caso, por solo decir que al fortalecer a la CFE y a PEMEX, por arte de magia del decreto, se arreglarán los problemas de la energía en nuestro país. 
Hemos vivido décadas en lo que algunos llaman el neoliberalismo y para defendernos, la sociedad, hemos construido organismos autónomos que entre otras cosas han permitido que consigamos alternancia en el gobierno y posibilidad de limitar algunas propuestas autoritarias. Una aclaración, comparto la decepción de muchas personas al reconocer que estas alternancias no han dado los resultados esperados. Sin embargo, hay actividades donde sí hay avances significativos, por mencionar unas, contamos con información confiable para la toma de decisiones construida por un organismo profesional autónomo (INEGI), tenemos instituciones de investigación autónomas y profesionales que construyen conocimiento aplicable y forman talento, tenemos organizaciones de periodistas que plantean la diversidad de opiniones que hay en nuestro entorno. Estas formas de organización contribuyen a que mediante las normas que hemos construido, de respetarse, disfrutemos de una sana convivencia.

Sistema fotovoltaico del IER-UNAM
(foto adrp)


Después de esta aclaración, la política energética que se propone basada en el fortalecimiento de dos empresas del estado no parece responder con conocimiento a la problemática actual. Esta visión pudiera haber sido propuesta cuando la tecnología disponible era más adecuada para las decisiones centralizadas provenientes de entes privados o gubernamentales. Sin embargo, hoy, las fuentes renovables de energía nos han mostrado que pueden haber esquemas energéticos distribuidos donde las decisiones se pudieran tomar democrática y localmente. Por otro lado, dada la diversidad ecológica, social y cultural que existe en nuestro planeta y, en particular, en cada país, no es adecuada la definición de un solo esquema de toma de decisiones en el ámbito energético; me atrevería decir que en muchos ámbitos esta es la situación. 
Por lo tanto, la construcción de esquemas donde convivan las fuentes centralizadas y las distribuidas; así como la toma de decisiones autoritarias con la toma de decisiones por consenso serán esquemas dinámicos con posibilidades de flexibilizarse para atender las diferencias con una idoneidad que difícilmente la podría ofrecer un esquema autoritario y centralista. Obsérvese que he escrito esquemas, dado que las diferencias obligan a construir, con base en conocimiento, una diversidad de opciones para atender a los problemas que enfrentamos dada sus complejidades.
Situación similar en el ámbito de la generación de conocimiento donde la diversidad es una verdadera riqueza.
En este texto he tratado de dar argumentos diferentes a los que se pueden encontrar en mis pasadas argumentaciones, que por lo visto no han sido aquilatadas por los que hoy toman las decisiones y que desde mi perspectiva están tomando caminos equivocados que evitarán podamos construir un bienestar social.
Sirvan estas líneas para abonar a la discusión y tomar de decisiones basadas en opiniones diversas.


Este artículo fue publicado el día 6 de octubre en el periódico La Unión de Morelos