En estos días las malas noticias nos siguen abrumando: desaparición de colegas sin resolver, saqueos -disfrazados de cateos- de casas de personas que como nosotros vivimos de nuestro trabajo, futuras construcciones en áreas de reserva ecológica. Anuncios de que las estrategias contra la delincuencia no cambian, disculpas a diestra y siniestra, sin acciones para remediar las amenazas que sufrimos todos los días, vociferaciones de que todo es por el progreso. Ante esto hay algunos radicales que gritan abajo el progreso, abajo la ciencia y la tecnología y se atreven a mandar bombas a personas que enseñan y generan conocimiento. Todo parece no tener sentido, nos agobia, nos inmoviliza.
Sin embargo, también hay acciones ciudadanas: se pintan pasos peatonales para reivindicar al peatón, protestas por los cambios suicidas en el Programa de Ordenamiento Ecológico y Territorial de Cuernavaca, movilizaciones en vivo, en las redes sociales cibernéticas y en los medios por los atentados en contra de los derechos humanos, por la paz y la seguridad.
Todo esto contrasta terriblemente con los logros de los jóvenes mexicanos en las olimpiadas internacionales de matemáticas y de informática, del éxito del fármaco mexicano con la picadura del alacrán y el trabajo cotidiano de millones de mexicanos que reciben muy poco como retribución a su esfuerzo.
En verdad la sociedad es un sistema complejo y su problemática debe ser entendida de una mejor manera. En mi opinión, una de las causas de los problema que nos aqueja es la ignorancia, no sabemos cuál es la situación de nuestro entorno, estamos empezando a conocer los efectos que causan nuestras actividades, tanto en nuestro entorno económico y social como en nuestro entorno ambiental. Hace apenas unos 50 años la masificación del uso de los plásticos prometía una vida más sencilla y placentera. Actualmente, disfrutamos de estas bondades, pero a un precio que no pagaremos nosotros sino las futuras generaciones. Todavía estamos demandando energía a toda costa y sufrimos accidentes nucleares que pudieron haberse evitado de haber seleccionado otras fuentes de energía, las renovables.
Como en todo sistema complejo, las interacciones de la sociedad con su entorno y entre sus elementos es más importante que los elementos mismos. Con esto quiero decir: el cangrejito barranqueño no es en sí mismo lo importante, sino que su existencia es un indicador de la salud de las barrancas y, por lo tanto, del bondadoso clima de Cuernavaca y de toda la biodiversidad que lo acompaña. Lo importante no son los bosques, sino sus relaciones con los mantos acuíferos, la biodiversidad y las interrelaciones con el clima, los productos agropecuarios y las posibilidades de convivencia y supervivencia de las comunidades que los habitan. Es decir, el entendimiento de las interacciones nos aportará conocimiento sobre la importancia que cada elemento del sistema tiene y que acciones podemos tomar para conjuntar una vida equitativa en el presente y futuro. Considero que hay acciones que si pueden dirigirnos a un mejor futuro para todas las especies vivas, primero a conocer el entorno económico, social y ambiental, para posteriormente actuar con conocimiento para aminorar la problemática de pobreza, deterioro de nuestro entorno y equidad.
Como mencioné antes, estas acciones están empezando a ser propuestas y realizadas por grupos sociales. Este fenómeno, ha permeado en diferentes ámbitos: Periodismos ciudadano, actividad que todos podemos hacer al difundir los hechos, principalmente a través de los dispositivos móviles de comunicación; Ciencia participativa, la generación del conocimiento realizada por los miembros de una comunidad y que se aplica directamente en la toma de decisiones locales; y más recientemente, en el ámbito político: Políticas Públicas Abiertas, definición de políticas públicas de gran aliento a través del consenso ciudadano y que pueden ser asumidas por diferentes partidos políticos.
Aspectos que parecen utópicos, pero los estamos empezando a ver, luchemos y esforcémonos por extenderlos, ése sí es nuestro futuro.
Este artículo fue publicado el día 17 de agosto
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