miércoles, 13 de agosto de 2014

Reflexiones sobre el desempeño y evaluación en organizaciones

Hace algún tiempo comentaba sobre las posibilidades de transformar nuestras instituciones educativas en organizaciones que consideren la generación de conocimiento como una tarea multidisciplinaria y construida por diversos entes que interaccionan de manera equilibrada y donde sus interacciones son, quizá, más importantes que las personas mismas. Este enfoque concuerda plenamente con lo que comenté la semana pasada al utilizar el texto de Donella Meadows (Thinking in Systems) sobre conceptos de sistemas complejos. En esta ocasión, bajo la mismas premisas, comentaré otras dos trampas en la que caemos en nuestras organizaciones en los procesos de evaluación y definición de objetivos. Estoy convencido que la definición de objetivos pobres y formas de evaluación dominadas por criterios que promuevan “buenas” evaluaciones para todos son trampas en las que caemos en organizaciones de todo tipo (por ejemplo empresarial, social o educativa). Debido a mi experiencia en este escrito ilustraré los hechos, cuando lo considere necesario, refiriéndome a entidades académicas, seguramente cada uno de los lectores podrá encontrar ejemplos en su entorno inmediato.
Debo reconocer que el sector académico de educación superior de alto desempeño en México es evaluado continuamente por diferentes actores. Déjenme detallar este punto. Un profesor investigador de una institución de educación superior es evaluado por su institución para su permanencia y, en su caso, promoción, pero también puede someterse a otra evaluación en el contexto nacional por parte del Sistema Nacional de Investigadores. Estas dos evaluaciones comparten aspectos, pero en general suelen ser diferentes en el énfasis de los tópicos y en la composición de las comisiones que la realizan. Estas dos evaluaciones redundaran en retribuciones económicas para los académicos, es decir, el salario final del académico depende fuertemente del resultado estas evaluaciones. Hasta aquí pareciera que la situación es adecuada.


Sin embargo, tengo que mencionar que en ocasiones el resultado no favorable de las evaluaciones condiciona la forma misma de la evaluación, y esta es modificada para que la mayoría de los evaluados obtenga mejores niveles de recompensa. Esto conduce a la modificación de criterios que promueven un desempeño que cada vez más pobre generando un corrimiento hacia un rendimiento menor del sistema. En este tópico D. Meadows sugiere mantener los estándares de rendimiento en términos absolutos. Mejor aún, propone que los estándares pueden incrementarse mediante apuestas reales hacia un mejor desempeño basado en la mejora de la infraestructura que permita alcanzar estos nuevos estándares, y así propiciar un mejor rendimiento del sistema.
El otro aspecto consiste en que frecuentemente se busca una meta equivocada. El sistema académico es muy sensible a la retroalimentación y modifica su comportamiento ante indicaciones que pueden orientar en forma inexacta o incompleta. Por ejemplo el demandar la publicación de artículos de investigación es una solicitud incompleta o inexacta. Desde mi punto de vista la sociedad considera a las instituciones de investigación como integrales y demanda algo menos incompleto e inexacto: la generación de conocimiento, formación de personal altamente capacitado y comunicación de estos nuevos conocimientos a la sociedad. Todo ello con la intención de propiciar el bienestar social. Este mensaje no debe ser dado de tal manera que pueda partirse en tres objetivos, sino debe ser transmitido de forma que contemple las variantes de énfasis, pero conserve la unidad de este reclamo social. Para que el sistema sea saludable se debe poner especial atención en no confundir el esfuerzo con el resultado o tendremos una organización que se esfuerza, pero descuida los resultados que la sociedad necesita.
En este sentido podríamos considerar entidades evaluadoras que no sean formadas por entes de la propia organización, con la finalidad de no orientar los indicadores hacia el bajo desempeño. La solicitud de participación de los locales en las comisiones evaluadoras generalmente se argumenta diciendo que los locales conocen más de cerca las características del trabajo de la organización, pero esto conduce, la mayoría de las veces, al desempeño a la baja.
Por otro lado, para propiciar la conciencia sobre la contribución individual al sistema podría demandarse que cada individuo manifieste claramente los aspectos donde contribuye de manera significativa a la organización. Este último punto implicará un reconocimiento de las limitaciones individuales, pero propiciará una conciencia colectiva que resalte las contribuciones del individuo a la organización.
Claramente, las organizaciones requieren de la definición de indicadores de su desempeño y estos indicadores serán múltiples y diversos, así que para tener una organización de excelencia, cada miembro de la organización deberá buscar marcar en algún indicador de desempeño por arriba del promedio. Esta manera mostrará claramente la importancia de cada individuo en el sistema y promoverá un ambiente de reconocimiento mutuo de los miembros de la organización.
Espero sirvan estas discusiones para construir organizaciones que propicien el bienestar social.
Este artículo fue publicado en el periódico La Unión el día 13 de Agosto

miércoles, 6 de agosto de 2014

Reforma Energética: una tragedia de los comunes

Lo último que abordé en esta columna versó sobre el impulso al uso de las fuentes de energía renovables en el entorno de la llamada Reforma Energética. Ahora ya con las leyes secundarias prácticamente aprobadas tendremos que lidiar con una legislación que maximizan las ganancias que se obtendrán del petróleo en el menor tiempo posible.
Las leyes que están aprobando en las cámaras claramente consideran que el petróleo es un bien del país y que esta generación tiene todo el derecho a explotarlo, quemarlo o venderlo en el menor tiempo posible para obtener la mayor renta. En estos momentos no voy a discutir sobre los aspectos de quiénes serán los beneficiarios, solamente enfatizo que las leyes asumen que los hidrocarburos pertenecen a esta generación y que tenemos el derecho a agotarlos en aras de una economía basada en el consumismo.
La explotación que se promueve con estas leyes secundarias claramente no contempla lo que he señalado ya con anterioridad. He comentado que el precio de la energía producida con hidrocarburos no considera el costo de mantener la composición de la atmósfera de nuestro planeta. En otras palabras el costo de la energía que usamos está subsidiado por las generaciones futuras que no usarán esta energía; pero que si tendrán que pagar las consecuencias del cambio climático que estamos produciendo con la quema de los hidrocarburos.
Desde mi punto de vista esta Reforma energética se quedó muy corta en miras. En lugar de tener objetivos de largo plazo, se centró en propiciar la explotación del petróleo por esta generación, aunque el petróleo es un bien común de nuestra civilización.
Los comentarios que he presentado con anterioridad se basan en los análisis de sistemas complejos de nuestra situación. Claramente, el desarrollo económico sustentable es parte de la problemática de nuestra sociedad que involucra aspectos económicos, sociales, ambientales e institucionales que deben ser considerados para obtener una solución de largo plazo. En este sentido es importante prepararnos para con una metodología de sistemas complejos modelar y proponer soluciones a la problemática que enfrentamos. En particular, para este fín, recomiendo la lectura del libro de Donella H. Meadows titulado “Thinking in Systems” donde plantea un modelo interesante para representar a los sistemas complejos caracterizados por poseer elementos diversos, estructura e interacciones. En este libro analiza desde sistemas de ingeniería como el transporte, naturales como ecosistemas y particularmente al final aborda la problemática de sistemas sociales. Todo ellos desde un perspectiva muy interesante que permite encontrar trampas en las que hemos caído, como sociedad, y que evita avancemos en la resolución de los problemas. En el libro al mismo tiempo que se analiza y desmenuzan los problemas se proponen estrategias para su solución.
En particular, desde esa perspectiva la actual Reforma Energética, manifiesta que hemos caído en una trampa como sociedad y que se conoce como “la tragedia de los comunes”. Este comportamiento ocurre cuando hay un recurso común compartido, del que cada usuario se beneficia directamente de su uso, pero comparte los costos de su abuso con todos los demás. Por lo tanto, hay una percepción muy débil de la disminución del recurso por los usuarios y que orienta a tomar débiles decisiones de los usuarios para costear el mantenimiento de los recursos. La consecuencia de estos hechos es la sobreexplotación del recurso, erosionando hasta que el recurso deja de estar disponible para cualquier persona. Claramente, esto sucederá en el tema del petróleo para las futuras generaciones.


En su libro Donella Meadows propone la educación de los usuarios para que entiendan las consecuencias de abusar del recurso. También sugiere restablecer o fortalecer el vínculo entre las acciones de abuso y las consecuencias para los usuarios. La idea de esto último es que cada usuario sienta las consecuencias directas de su abuso. En el caso del petróleo, algo simple sería aumentar el costo del mismo para que, al menos, contemple los costos de mitigación ambiental. En otras palabras el petróleo, la gasolina, el gas deberían incluir en su precio, el costo del proceso de captura de bióxido de carbono para con ello preservar la composición química de la atmósfera y así evitar el cambio climático antropogénico.
Sea este un primer texto donde comentemos sobre las trampas en las que caemos al no analizar la problemática actual desde una perspectiva de sistemas complejos.

Este artículo fue publicado en el periódico "La Unión de Morelos" el día 6 de Agosto