Esta semana comenzó con una mala noticia para quienes valoramos el periodismo real y comprometido con difundir información. Claramente, no puede haber información imparcial, toda información tiene el sesgo de quien la difunde. Sin embargo, debemos reconocer el comprometido esfuerzo que ha realizado Carmen Aristegui y su equipo de colaboradores desde hace varios años.
Todos los días en la mañana tenía la disyuntiva de escuchar la noticias locales o los programas de ciencia matutinos o escuchar las muy interesantes y agudas narraciones, entrevistas o los comentarios de los invitados de Carmen Aristegui. Conocía perfectamente las frecuencias para poder escucharla, ya sea en el D.F. o en Cuernavaca y cuando viajaba también la escuchaba por Internet. Todo el tiempo me era claro que iba a decir cuidadosamente lo que pensaba y mediante preguntas inteligentes hacer que sus entrevistados dieran información.
En artículos anteriores he comentado como el periodismo ciudadano está cambiando la manera en que la sociedad se informa; pero siempre es importante contar con un equipo profesional, crítico y comprometido para informar de la manera más amplia posible, sin restricción de parte de intereses mezquinos.
En esta ocasión, quiero comentar que desde mi perspectiva existen muchos posibles argumentos para que MVS decidiera no permitir más que Carmen Aristegui continuara con el noticiero matutino líder en el país. Todas ellas muestran la mezquindad, egoísmo y avaricia del sector social mexicano que se ha apoderado tanto del ámbito político como del ámbito empresarial. Desde mi punto de vista, el periodismo crítico de Carmen Aristegui sirvió a MVS mientras se discutían las leyes de radio y televisión, pero ahora ya no les interesa mantener posturas críticas a los dueños de esa empresa. Ellos también son parte de la sociedad mexicana; pero claramente tienen una desmedida ansia de poseer sin dejar algo para los demás.
Por supuesto que esta situación me despierta coraje, impotencia e incontrolables deseos de acceso a niveles de decisión para poder transformar los paradigmas actuales. Estos deseos lo plasmo en mi vida cotidiana, tratando de formar mejores personas al dar clases, realizar investigación y formar personas más preparadas y con compromiso social.
Ya es tradicional que mencione aquí algunos textos de personas que han dedicado tiempo y esfuerzo para entender la problemática que nos aqueja y vislumbrar con ello las posibles soluciones.
El día de hoy pensaba argumentar más lo que discutí hace algunas semanas sobre la problemática de la tragedia de los comunes. Con mucho agrado, la semana pasada, recibí un mensaje a mi cuenta de Facebook de Alejandro Pisanty, buen amigo, científico y promotor de un activo y socialmente responsable Internet. El Dr. Pisanty me sugirió leyera otro libro de Elinor Ostrom “Understanding Institutional Diversity” para que completara la propuesta de solución a la conformación de instituciones que atiendan la complejidad de limitaciones en los recursos y que al mismo tiempo sean promotoras del bienestar de su comunidad maximizando ese bienestar colectivo. Por supuesto, estas estrategias son diametralmente opuestas a las que estamos sufriendo, donde las reformas estructurales parece beneficiar solamente a los sectores más pudientes. Esto último, Donella Meadows lo denomina acciones que dan más a los exitosos. Para contrarrestar el beneficio individual desmedido propusimos la educación y concientización. A esto el Dr. Pisanty me recordó que debemos definir reglas de uso, aprovechamiento y mantenimiento de los recursos en dos niveles: a) reglas propuestas por la comunidad y b) reglas propuestas por el entorno social de la institución, esto es discutido ampliamente en el libro que me recomendó. Por supuesto Alejandro Pisanty tiene razón y debemos construir estructuras sólidas en los dos niveles. La fortaleza de las reglas comunitarias podría ser suficiente en un entorno cerrado, pero debemos trabajar para construir y fortalecer las reglas externas. Actualmente tenemos en México y en el planeta este tipo de reglas; pero en ambos niveles son muy débiles. En las dictaduras las reglas fuertes son extracomunitarias. Por esta razón considero imperioso empecemos a trabajar colectivamente para definir y hacer respetar reglas con la fortaleza de haber sido consensuadas para que garanticen que los procesos de nuestra vida consigan involucrar equitativamente los ámbitos económicos, sociales, ambientales e institucionales.
Percibo severas dificultades en este camino; pero invito a continuar trabajando para conformar sólidas bases colectivas, por ejemplo: periodismo ciudadano (la iniciativa Mexicoleaks es un claro ejemplo), ciencia ciudadana (estudiando localmente los problemas locales, amalgamando el conocimiento tradicional con el científico) y en general organizaciones sociales para institucionalizar reglas basadas en perspectivas de largo plazo y que su objetivo sea maximizar el bienestar social. Quizá nuestro deseo de un periodismo crítico pueda ser un detonador de actividades colectivas que construyan entes sociales capaces de generar beneficio social que deseamos.
Una versión resumida de este artículo fue publicado el día 18 de Marzo
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