miércoles, 30 de diciembre de 2020

Reflexiones para el fin del 2020

Cuando era niño, pensaba que el año 2020 estaba muy lejos y que para ese entonces, si vivía, tendría casi la edad de mis abuelos. Veía esa fecha muy lejana e inalcanzable. Hoy el año 2020 está terminando y será recordado como el año en que la población fue sometida a situaciones que no se habían vislumbrado y mucho menos el impacto que está teniendo en las relaciones sociales y en el comportamiento de las comunidades. Claramente, el cine ha abordado las problemáticas de las pandemias mediante las películas de los zombis, pero estas películas han mostrado situaciones catastróficas y sin posibilidad de arreglo o muy al estilo individualista esbozan una posible solución dada por un ente o grupo muy reducido de personas. 
Desde mi perspectiva, el COVID-19 ha mostrado los estragos que puede ocasionar una pandemia en este mundo globalizado, pero también ha mostrado que las alternativas pasan más por las acciones colectivas de la población y de esfuerzos coordinados de grupos de personas de ciencia. También, ha mostrado la vulnerabilidad de las personas que menor bienestar han disfrutado. Las desigualdades se están acentuando, los empleos mejor remunerados pueden continuar realizándose durante el confinamiento, en cambio, las personas con menores salarios requieren salir y exponerse en el transporte público o al contacto directo con otras personas. Otro ejemplo de estas desigualdades lo observamos en la educación que puede continuar en las familias donde hay acceso de calidad a la Internet; pero no así donde la conectividad depende de un celular o de un servicio sin banda ancha que sostenga la comunicación de calidad para las personas que habitan la vivienda. 
Podríamos continuar con ejemplos de desigualdades, mencionando otras situaciones como la atención médica diferenciada por capacidad económica, pero me parece que con estos ejemplos queda claro el punto de que la pandemia impacta en forma diferente a diferentes sectores de la sociedad. 
Por otro lado, la situación de confinamiento reclama una acción altruista por parte de las personas que tienen la posibilidad de continuar con las acciones de distanciamiento físico y con ello formar escudos de protección para disminuir los puntos de contagios. Además, es necesario el uso adecuado del cubrebocas que tiene un efecto de contenedor de las gotículas que transportan el SAR COV 2. Así el uso del cubrebocas indica claramente nuestro comportamiento altruista-egoísta al hacernos responsables de disminuir al máximo los posibles contagios que ocasionemos en caso de estar infectados y de minimizar las posibilidades de aspirar las gotículas transportadores que posiblemente haya en el aire.
Las noticias de que ya hay vacunas disponibles son alentadoras, pero no debemos descuidarnos, ya que todavía se tendrán que seguir con las medidas de distanciamiento físico por varios meses. Notemos que seleccionar la opción de vacunarnos también tiene la dualidad de ser un comportamiento altruista-egoísta al aceptar los posibles efectos secundarios, pero asegurar que no sufriremos una enfermedad grave y proteger, con nuestra acción, a la comunidad cercana. En particular en este punto, sugiero ver el video sobre las vacunas de “En Pocas Palabras – Kurzgesagt”; también en este sitio se puede encontrar videos sobre el comportamiento altruista-egoísta.
Ante las noticias alentadoras y las que nos recuerdan que todavía necesitamos conocer más sobre el SAR COV 2 y el COVID-19 para definir mejores estrategias, debemos reflexionar sobre el comportamiento y las acciones que cotidianamente, antes del 2020, realizábamos y en particular sobre lo que hemos hecho en este año de pandemia, para concluir si son adecuados para construir el bienestar social. En estos días de finales del 2020 es esencial reflexionar sobre estos temas en el contexto local y global de nuestros andares. La forma en la que actualmente nos comportamos en todos los aspectos y principalmente en lo económico y en el uso de los recursos naturales, incluyendo a la energía, implica el agotamiento de los recursos y de perpetuación de las desigualdades. En este sentido, y para invitar a la reflexión, me gustaría parafrasear las ideas de Paul Romer, premio nobel de economía 2018: El crecimiento económico ocurre cuando la gente aprovecha los recursos existentes reorganizándolos de manera que resultan más valiosos y productivos. Una metáfora útil para la producción en una economía que conduzca hacia la sustentabilidad viene de la cocina. Para crear productos finales más valiosos o valorados, mezclamos ingredientes baratos de acuerdo con una receta. Los platillos que se suelen hacer están limitados por la disponibilidad de los ingredientes y por las costumbres de la persona que cocina y de las que se alimentan, la cultura. La mayoría de lo que se cocina con la economía de hoy está produciendo efectos secundarios indeseables, tanto en el ambiente como en la sociedad. Si el crecimiento económico pudiera lograrse únicamente haciendo más y más del mismo tipo de platillo, eventualmente nos quedaríamos sin materias primas y sufriríamos unos niveles inaceptables de contaminación. La historia nos enseña, sin embargo, que el crecimiento económico surge de la utilización de nuevas y mejores recetas, no solo de cocinar más veces lo que ya hacemos o sabemos hacer. Las nuevas recetas generalmente producen menos efectos secundarios desagradables y generan un mayor valor económico por unidad de materia prima. El COVID-19 nos está indicando que existen formas diferentes de conducir la actividad económica y que podemos reducir las velocidades de uso de los recursos, pero que debemos considerar la equidad entre nuestra generación, las que vienen y las otras especies que nos acompañan en la vida en este planta.
Sirvan estas líneas para invitarles a reflexionar sobre nuestros procederes, convencido que hemos aprendido que podemos cambiar en este año que finaliza, y para desearles un 2021 pleno de salud y bienestar para ustedes y sus seres queridos. 

Este artículo fue publicado el día 30 de Diciembre en el Periódico la Unión de Morelos.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Energías limpias, alternas o renovables

¿Qué tipo de fuentes de energía debemos promover? ¿Las energías limpias o las alternas o las renovables o las sustentables? ¿Todos estos términos son sinónimos? Estas son algunas de las preguntas que frecuentemente me plantean en conversaciones diferentes personas. En el ámbito de la energía, todas estos tipos de fuentes de energía son diferentes y su conceptualización implica el conocimiento de algunos detalles que pueden ser importantes al momento de analizar propuestas que ayuden a disminuir nuestros impactos en el entorno natural o social.
Imaginemos que estamos viajando en un velero, es decir estamos utilizando la energía del viento y en un momento de calma chicha, arrancamos un motor de diésel para llegar a nuestro destino. En este caso la energía eólica es la convencional y el diésel es la fuente alterna de energía. Es decir la peculiaridad de energía alterna con otros tipos es que sea una opción diferente a la energía que normalmente se usa para una actividad. Es decir, el nombre de energía alterna o no convencional no es apropiado para referirnos a una fuente de energía que tenga características ambientales o sociales diferente a los combustibles fósiles.
En el mundo las fuentes de energías limpias se refieren en conjunto a las fuentes renovables y a la energía nuclear. Esta es la forma en la que se designa a las fuentes que no emiten gases de efecto invernadero. En las leyes mexicanas se adiciona un tipo de energía eficiente, por ejemplo la cogeneración con gas natural a esta definición de energía limpia. Es decir, en nuestra legislación cuando nos referimos a energía limpia se consideran a las termoeléctricas que usan gas natural en forma eficiente. Desde mi punto de vista estas termoeléctricas si emiten menos gases de efecto invernadero que una de combustóleo; pero no son verdaderamente limpias ya que emisión de gases de efecto invernadero tiene un impacto de aumentar el contenido de CO2 en la atmósfera. Es claro que si bien la energía nuclear no emite gases durante la generación, si produce desechos radioactivos que pueden tener una vida media de varios miles de años.
Las fuentes renovables de energía son aquellas que se usan a una tasa menor de la que se generan. Por ejemplo la energía solar que podemos usar y mientras el Sol exista podemos hacer uso de ella. Lo mismo podemos decir del viento. La energía geotérmica que proviene del interior de la Tierra puede ser también renovable siempre y cuando la utilicemos a una tasa menor de la que se pueda recuperar el reservorio geotérmico. La misma situación podemos decir de los biocombustibles, por ejemplo el uso de la leña puede ser renovable mientras no atentemos contra el bosque. En general las fuentes de energía solar, eólica, geotermia, biocombustibles, hidráulica y oceánica son típicos ejemplos de fuentes de energía renovables. 
A pesar de que las fuentes renovables no emiten gases de efecto invernadero o tienen una emisión neta cero y por ello ayudan a combatir el cambio climático, pueden no ser sustentables. Me parece que debemos aclarar esta frase, ya que muchas personas consideran que energías renovables son sinónimos de energías sustentables. 
La energías sustentables deben contemplar aspectos de los cuatro pilares de la sustentabilidad: la dimensión Natural, la Económica, la Social y la Organizacional. Recordando que cualquier actividad humana para ser sustentable requiere de contemplar estas dimensiones y responder si las acciones afectan o impactan negativamente en estos rubros. Analicemos un ejemplo, la energía eólica ha sido criticada por fea o por provocar disrupción social en poblaciones donde se instala. Claramente, estas dos críticas tienen que ver con aspectos sociales u organizacionales que se ven afectados por la introducción de aerogeneradores en diferentes lugares con diferentes costumbres organizacionales y de percepción del paisaje. Sin embargo, estas críticas no son inherentes a la tecnología eólica, por lo tanto, si su implementación contempla la equidad entre las personas y sus gustos esta fuente renovables puede ser sustentable. También en muchas ocasiones me han comentado que las celdas solares no son adecuadas, ya que contaminarán cuando dejen de usarse. Efectivamente toda actividad humana tiene un posible impacto negativo en el entorno, pero tengo que comentar que lo mismo pasa con los generadores actuales o los motores o nuestros celulares, con alguna ropa o con diversos utensilios o con productos de un solo uso, etc. Sin embargo, me gustaría comentar que en el caso de las celdas solares, ya se están desarrollando procedimientos para un mantenimiento mayor a los módulos fotovoltaicos que les permitirán un segundo uso por otros 20 años más. Adicionalmente, dado que la comunidad científica se ha percatado de este tipo de impactos negativos de las posibles tecnologías, ahora hay una corriente muy importante de desarrollo de conocimiento que buscan tecnologías con menores impactos negativos, por ejemplo la química verde, el diseño de materiales sustentables, etc. 
Todavía hay espacio para que la juventud construya conocimiento y desarrolle tecnologías que busquen la sustentabilidad. Mientras prefiero fomentar el uso de las fuentes renovables de energía que facilitan la definición de estrategias sustentables en lugar de confundir a las audiencias con energías limpias y alternas que nos pueden desviar en la construcción de la sustentabilidad.

Este artículo fue publicado el día 25 de Noviembre en el periódico la Unión de Morelos.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

En anhelo de energía accesible y limpia se viabiliza

La combinación de energía solar, eólica y baterías es una  alternativa tecnológicamente posible y económicamente viable, que podría alcanzar el anhelo de generar energía eléctrica 100% sin emitir gases de efecto invernadero para el año 2030, en la mayoría de las regiones pobladas del planeta. Sí, la frase es correcta y tan pronto como para el año 2030. Esta afirmación es producto de la discusión de un grupo de personas expertas conocidas como RethinkX. Este estudio coordinado por Adam Dorr y Tony Seba indica que  la adopción de la combinación de energía solar, eólica y baterías (SEB) está creciendo exponencialmente en el mundo y que la disrupción tecnológica hacia estas fuentes distribuidas de energía es inevitable porque para 2030 ellas ofrecerán la energía eléctrica más barata en la mayoría de las regiones del mundo.
RethinkX es un grupo de reflexión (think tank) independiente que analiza y realiza prospección sobre la velocidad y escala de disrupciones conducidas por la tecnología y sus implicaciones sociales. Este grupo conjuga esfuerzos para producir análisis imparciales orientados por los datos e información disponible. 
En este contexto de datos la visión de futuro, que construye RethinkX, indica que las opciones de generar electricidad con carbón, gas natural y nuclear se verán desplazadas durante la década que comienza y que no se admiten razonamientos para justificar inversiones adicionales a nivel mundial en estas tecnologías que hoy imperan.
Al leer este reporte encontramos conclusiones interesantes que son obtenidas con datos reales y confirmados. Entre estas implicaciones claves se mencionan que 1) (la que ya mencioné y más importante) un sistema eléctrico basado en 100% de SEB es  económica y tecnológicamente viable. 2) la cantidad de energía almacenada requerida en el futuro en baterías es menor de lo que en este momento se estima. 3) Un sistema eléctrico basado en SEB es más barato en áreas populosas. 4) Este esfuerzo demandará millones de empleos tanto en las partes de instalación de  sistemas fotovoltaicos como en el mantenimiento de turbinas eólicas y sistemas de baterías. 5) Con esta transición a SEB conducirá a una reducción de al menos 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero. 6) La electrificación del transporte carretero es factible y conducirá a una reducción de la demanda del combustibles fósiles para el transporte del orden de 60%. 7) La generación de electricidad con estas fuentes renovables y baterías es una solución y no un problema. 8) La posibles superabundancia de electricidad que puede ser alimentada con SEB a la red conduce a una transformación del mercado eléctrico bajando los costos a precios por debajo de la generación con combustibles fósiles de hoy. 9) Los escenarios que asumen que la generación con SEB no puede ser mayor al 90% están equivocados porque ellos fallan en reconocer el valor adicional de la generación limpia. 10) Los beneficios adicionales que tiene la generación con SEB puede conducir a una inversión que aporte más del 100% de la energía requerida, bajando los costos y transformando aspectos sociales y económicos. 11) El crecimiento exponencial del sistema 100% de electricidad generada con SEB es actualmente posible y puede empezar de inmediato. 12) El sistema eléctrico debe ser analizado con base en el futuro más que en los costos actuales. 13) El cambio tecnológico hacia SEB es inevitables y no depende de subsidios, impuestos al carbón y otras intervenciones en el mercado. 14) Se debe pensar en un sistema SEB eficiente desde el punto de vista económico más que en términos tecnológicos. 15) El costo marginal casi cero que tienen la generación eléctrica con SEB implica que no deben ser desperdiciada. 16) El cambio disruptivo hacia la generación con SEB implica también un cambio profundo en la forma de transporte hacia su electrificación. 17) El cambio a las SEB implica también un cambio en el sector agroalimentario al potenciar la generación local.
 Aunque algunas conclusiones me parecen más enfocadas hacia privilegiar el desarrollo económico que las dimensiones sociales y organizacionales de la sustentabilidad, considero muy importante que las conozcamos y que analicemos estas visiones de mediano plazo que han sido construidas con datos y tendencias actuales. 
De lo más importante es que no se posterga el uso masivo de la generación eléctrica con renovables, sino que se observa la posibilidad de adoptarlas en el mediano plazo. 
En este mismo sentido el triunfo de Joe Biden en las elecciones presidenciales en Estados Unidos de América apunta a que habrá un impulso creciente hacia las fuentes renovables de energía, aspecto que debe ser retomado en la redefinición de la política de nuestro país y retomar lo planteado en las promesas de campaña del presidente Andrés Manuel López Obrador donde se contemplaba la adopción de fuentes renovables.
Desde mi perspectiva, estos análisis y redefiniciones en el mundo fomentan el optimismo para que la juventud redoble esfuerzos y construya un mundo con bienestar social al ver la posibilidad de encontrar empleo de calidad que propicie un mundo en armonía. Para mi es claro, que el sector de las renovables estará contribuyendo sustancialmente a este anhelo.

Este artículo fue publicado el día 11 de Noviembre en el periódico la Unión de Morelos.










miércoles, 4 de noviembre de 2020

Por un sector energético que promueva el bienestar social

En nuestro querido pero vapuleado país, en las últimas semanas… digo en los últimos meses... mejor dicho en los últimos años hemos observado como se promueve el uso de los combustibles fósiles en lugar de fomentar el uso de las fuentes renovables de energía.  Cualquier persona puede revisar mis comentarios en estas páginas donde he escrito en muy diversas ocasiones la ausencia de una política energética clara de apoyo a las renovables. Desde la llamada reforma energética que fue concebida en los momentos de máximos precios del petróleo, donde se auguraba que esos precios posibilitarían la inversión extranjera para sacar más rápido el petróleo del subsuelo y venderlo para tener ingresos a las arcas nacionales. Digo a las arcas nacionales no para el beneficio social de nuestro país. Esa reforma energética sin querer benefició la inversión en fuentes renovables que cada día son más baratas en comparación con la energía que proviene de los combustibles fósiles. Recordemos que al usar estos combustibles modificamos la composición de la atmósfera provocando un cambio climático que, a su vez, está propiciando que los eventos extremos en la atmósfera aparezcan más frecuentemente y con mayor intensidad. Debe quedar claro que si la atmósfera se calienta habrá más energía disponible y, por lo tanto, los huracanes y ciclones se manifestarán más violentamente. La energía disponible favorece las mayores velocidades de viento; así como el agua evaporada es mayor y, por ende, la precipitación pluvial aumenta. Esta es una muy sencilla forma de explicar lo que nos espera ante este cambio climático antropogénico.  
Después de esta desviación explicativa de los efectos del cambio climático. Regresemos a la política energética, en el año 2018 en las propuestas de campaña de los tres principales candidatos se observaba que Andrés Manuel López Obrador mencionaba a las fuentes renovables en su escrito político, mientras que los otros dos candidatos mencionaban a las energías limpias. La diferencia está en la ley mexicana que define como energías limpias: las renovables, la nuclear y la cogeneración eficiente. Esta última normalmente se realiza con gas natural en ciclos combinados, pero no deja de emitir gases de efecto invernaderos causantes del cambio climático. Por lo tanto, yo prefiero hablar de renovables para ser claro y específico. Así con esa propuesta de plan de gobierno de AMLO se esperaba un apoyo a las fuentes renovables; pero, para mi sorpresa, la política energética se ha centrado en buscar una mayor extracción de petróleo, que por cierto no se han cumplido las metas en este rubro, y en la construcción de una refinería. Además de aferrarse a la entronización de las empresas productivas del estado en el sector energético, cuando ahora las fuentes renovables de energía apuntan hacia una verdadera democratización de la generación con su inclinación hacia la generación distribuida.
Cuando en otras latitudes se fomenta la generación distribuida para evitar pérdidas por la transmisión, en nuestro país se desea regresar a un centralismo en la generación que ya mostró su incompetencia para evitar que más del 40 % de la población mexicana esté por debajo de la línea de pobreza. En estos momentos la empresa productiva del estado en el ámbito de la electricidad está perdiendo la oportunidad de ponerse a la vanguardia en cuanto a la tecnología inteligente para manejo de la red de Transmisión y Distribución y se aferra a retornar a un dominio centralista de la generación, donde perdió su oportunidad de ser innovadora hace varias décadas, yendo en dirección opuesta al beneficio social.
Por otro lado, las estadísticas internacionales indican que en el sector energético las fuentes de empleo están en las renovables, principalmente en la solar. Además, señalan tanto IRENA como IEA, las dos agencias internacionales en el ámbito energético, que los empleos en las fuentes renovables son de calidad en comparación con los empleos en las fuentes de combustibles fósiles. Es decir, si preparamos a personas en el sector de las renovables su salario será mejor que en el sector de combustibles fósiles. 
Por estas razones y muchas otras que hemos escrito muy diferentes personas a lo largo de estos años, invito a la población en general a reflexionar y actuar en consecuencia. El uso de las fuentes renovables, solar, eólica, biocombustibles no solamente son viables, sino en muchos casos más baratas. Además, no aumentan el contenido de gases de efecto invernadero en la atmósfera y demandan empleos de calidad. Si la política energética no fomenta a las renovables nosotros como población pensante si podemos hacer el cambio y usarlas. Necesitamos un sector energético que verdaderamente promueva el bienestar social y no solo el de unos cuantos. 

Este artículo fue publicado el día 4 de Noviembre en el periódico la Unión de Morelos.

miércoles, 21 de octubre de 2020

Una estrategia completa

Hoy podemos decir que para la mayoría de la población mexicana el problema sigue siendo la pobreza en la que vive, en segundo plano, las consecuencias de la crisis provocada por el COVID-19 y para la comunidad científica la cancelación de la construcción de las soluciones basadas en el conocimiento de estas problemáticas que venimos arrastrando por décadas, sino por centurias.

Antes de pasar a las mayoritarias, déjenme comentar que la lucha del sector científico no es solamente en contra del desconocimiento, sino en contra de la cancelación de proyectos multianuales que pudieran ofrecer soluciones. El gobierno actual ha culpado al sector científico cuando, como lo he mencionado en diversas ocasiones, somos un sector muy minoritario al que no le han permitido percolar con sus aportaciones en la construcción de alternativas y formación de la población para que tome decisiones basadas en el conocimiento. Hoy en día el sector científico no lucha por privilegios, demanda financiamiento para poder trabajar y construir conocimiento. Los últimos reductos de posibilidades de financiamiento: los fideicomisos del sector científico parecen que con una visión miope se cancelarán y con ello el sistema científico del país pudiera ser podado de tajo sin la sabiduría de arbolista que quita lo malo y deja lo bueno. Mucha tinta ya se ha vertido dando explicaciones que justifican la existencia de algunos fideicomisos de vital importancia (científicos, culturales, de atención a desastres, etc.), pero que los oídos sordos de los diputados no quisieron entender y que posiblemente los senadores usen iguales orejeras para desoír. Estoy convencido que las personas dedicadas a la ciencia, seguiremos luchando por construir conocimiento que en algún momento esta sociedad pueda utilizar para construir bienestar social.

Déjenme pasar al tema urgentísimo, la crisis de COVID-19. Parece que en nuestro país, la estrategia ha sido abandonar a la población a su suerte en la búsqueda del sustento del día a día.

Insisto podemos aprender de las acciones tomadas en otros países. Para ser justo en mis apreciaciones tengo que decir que me pareció que el gobierno mexicano hacia durante el primer mes y medio de la pandemia en nuestro país era razonable y apuntaba a lo necesario. Esto dado que las acciones que han tenido éxito en otros lugares consisten en Prevenir, Detectar, Contener y Tratar. Estas estrategias fueron ya reportadas hace algunos meses (en ourworldindata) y hoy en día podemos ver que han dado fruto donde se han aplicado. Primeramente, la acción de prevenir incluye la generación de datos confiables y metodologías de análisis que se difunden para facilitar la comprensión del problema a la población en general. Detectar, si detectar eficiente y oportunamente los casos de COVID-19, ofreciendo las pruebas necesarias a la población abierta. La importancia de Contener la enfermedad y evitar la transmisión en los mismos centros hospitalarios es otro de los factores que disminuyen la mortandad de las personas infectadas. Finalmente, el tratamiento con la disponibilidad de camas, las unidades de cuidados intensivos, medicamentos, etc. Si analizamos estos cuatro elementos de una estrategia de acción, podemos observar que en nuestro país se adoptó parcialmente el primero, al establecer los días martes en la tarde para dar información; pero esta información no fue suficiente y no se construyó la confianza en la metodología, ya que era muy limitado el número de pruebas para la virulencia y camuflaje de la enfermedad. Así se menospreció la segunda acción: detectar. La parte de contender la enfermedad, tampoco fue abordada con prontitud y el personal médico se contagió y en los propios hospitales se contagiaban las personas. Finalmente, y como lo mencionamos la semana pasada, el gobierno mexicano selección el porcentaje de camas disponibles como su indicador. Sin embargo, al no tomar las otras medidas la estrategia no ha dado buenos resultados y ha tenido muchos desenlaces fatales.


Gráfica representando las muertes por millón de habitantes, un hecho totalmente lamentable, pero con con acciones se puede disminuir significativamente, hay responsabilidades.

Desgraciadamente es evidente la diferencia entre las fatalidades de una sociedad que adopta las cuatro estrategias y a pesar de recibir un segundo brote puede garantizar la salud de su población sufriendo un poco más de 116 muertes por millón de habitantes; a otra sociedad, como nuestro país, donde lamentamos la muerte más de 650 personas por millón de habitantes (ambos países con más de 200 días de manifestar el primer caso confirmado). Esto se puede ver claramente en la figura, por favor notemos que la escala del eje "Y" es logarítmica, indicando que los cambios son realmente grandes. Estas diferencias no solo pueden atribuirse a las condiciones de salud previa de la población, sino a que no se siguieron concienzudamente las estrategias que ya habían mostrado resultados y que en nuestro caso, teníamos la ventaja de ir aprendiendo del otro país por una ventaja simple de manifestar el primer caso algunas semanas después.

Ante esta situación, en la que no se ha implantado la estrategia completa, nosotros la población, insisto, al salir a realizar las actividades necesarias usemos cubrebocas y adoptemos las medidas de sana distancia.



Una versión previa de este artículo fue publicada el día 21 de Octubre en el periódico la Unión de Morelos

miércoles, 14 de octubre de 2020

Camas disponibles y otras desviaciones

La pandemia de COVID-19 continúa cobrando víctimas y necesitamos redoblar esfuerzos y revisar las estrategias que hemos seguido para contender con ella. En nuestro país se ha considerado el indicador del porcentaje de camas disponibles para pacientes graves de COVID-19 como un objetivo dentro de la estrategia. Es cierto que este porcentaje es importante, pero me parece que no es el indicador con el que debiéramos medir el éxito de la estrategia contra esta pandemia. Para conocer si este indicador es adecuado debemos preguntarnos: ¿para qué es necesario tener camas disponibles? La respuesta obvia es para atender a los enfermos graves y evitar que mueran. Así es, efectivamente, el indicador más duro para evaluar la estrategia es el número de personas que mueren por causas atribuibles a la pandemia.

Con estos antecedentes, es claro que la estrategia del gobierno federal contra el COVID-19 ha mantenido el porcentaje de camas disponibles dentro de parámetros aceptables; pero más claro es que el número de muertes no es para nada razonable. Aquí no hay que dar excusas, argumentos como la situación previa de la salud de la población puede dar explicaciones; pero no resultados. Hoy buscamos tener resultados más que explicaciones. Estas últimas nos sirven precisamente para diseñar estrategias y obtener resultados mediante la construcción de conocimiento ante lo desconocido.

La situación del país, marcado por una desigualdad entre la población que tiene acceso a bienestar y una mayoría que no lo tiene, implica que debemos tener estrategias para, además de contender contra el COVID-19, disminuir estas desigualdades. Estas son algunas de las características de la problemática que enfrentan los gobiernos de todos los niveles en el país.

Para mí, es claro que a principios de año, el indicador camas disponibles era importante, ya que la infraestructura del sistema de salud no era la adecuada, hay que reconocer que ningún país tenía esa infraestructura lista; pero ese enfoque era necesario para los primeros momentos. Después, y quizás antes, la estrategia de prevención era y es muy importante. Por esta razón, todavía me parece inexplicable que la estrategia del gobierno federal no use la recomendación clara y contundente del adecuado uso del cubrebocas. Por supuesto que se esperaría que se actuara con el ejemplo.

En estas fechas, mediados de octubre, los conteos de casos confirmados están creciendo y en algunos lugares presentan máximos históricos. Por ejemplo, en la Ciudad de México los casos confirmados en la semana previa son más de 12 mil, número que no se había alcanzado en toda la pandemia. En otros estados la situación es similar y el número de casos confirmados han vuelto a ser similares a los del mes de agosto, esta situación se observa en Morelos donde los casos confirmados han pasado de cien a casi trescientos en una semana (para ver los datos en una gráfica consultar esta liga). Recordemos que estos números son los mínimos, ya que es posible haya más casos no registrados. Lamentablemente, lo que se avanzó en julio y agosto, lo hemos perdido con la reapertura en septiembre.

Ante esta situación, reitero la recomendación: que nosotros como población responsable nos cuidemos y cuidemos a las otras personas usando adecuadamente el cubrebocas. La necesidad de apertura de las actividades económicas debe ser asumida por nosotros, la población en conjunto, con la responsabilidad de minimizar los riesgos de contagio.

Por otro lado, y en otro tema, la política de no invertir lo suficiente en ciencia y tecnología por parte del gobierno federal ha sido una tradición en nuestro país; por supuesto que no debemos enorgullecernos de ella. Lamentablemente el gobierno actual también ha continuado esta política igual o peor que los anteriores. La comunidad científica ha luchado siempre para que se destine un monto de inversión adecuado a este rubro, sin embargo, nunca hemos alcanzado la inversión del 1 % del PIB en ciencia tecnología e innovación. Esta misma comunidad ha afirmado en muchísimas ocasiones que la inversión debe ser a largo plazo y que la presupuestación anual no es adecuada para permitir que el conocimiento científico realmente contribuya en forma impactante al bienestar social. Esta forma de ver la situación no está siendo compartida por la dirección del CONACyT, situación que puede limitar o hacer retroceder el desarrollo de la ciencia y tecnología en el país y, por ende, impedir que el conocimiento científico promueva el bienestar social. Es labor del poder legislativo revisar las políticas de asignación de recursos o de cambios en las formas de garantizar recursos a largo plazo.

Hoy es momento que se deje el nominalismo, es claro que la realidad no se transforma por solo decirlo, la implantación de proyectos sin la correspondiente evaluación económica, ambiental y social para entender los posibles impactos positivos o negativos de estos proyecto para nada es adecuada. Para conseguir este conocimiento se requiere de personas capacitadas que generen conocimiento y lo puedan aplicar y con ello evaluar y prever las situaciones futuras.

Mientras, trabajemos para construir o evitar que se destruyan los avances logrados, por supuesto, modificar lo que se ha hecho equivocadamente y, en lo inmediato y cotidiano, no olvidemos usar adecuadamente el cubrebocas.


Este artículo fue publicado el día 14 de octubre en el periódico la Unión de Morelos.