Todavía continúo asombrado por la situación de tremenda enajenación y profundo desconocimiento que muestra el presidente electo de Estados Unidos de América al enfatizar que no cree en el cambio climático que hemos causado con nuestras actividades. Primero, al decir que no cree implica una actitud dogmática que no ha reflexionado y menos contrastado con las evidencias que se han colectado en diversos estudios realizados por diferentes grupos de científicos a lo largo de todo el mundo. Segundo muestra que para ese personaje basta con que él se ilumine para proponer acciones, sin la menor reflexión sobre ellas.
La semana pasada apuntaba que necesitamos educar y difundir los conocimientos que hemos generado a lo largo de la vida humana para evitar este tipo de acciones autoflagelantes de personas que no tienen suficiente información: la mayoría de los votantes. Es importante que todos conozcamos y nos apropiemos de los conocimientos que hemos generado para poder tomar decisiones. Para ello la labor de divulgación científica es importante.
El día de ayer, se presentó el boletín de divulgación “El renovable” del Instituto de Energías Renovables de la Universidad Nacional Autónoma de México (IER-UNAM), ubicado en Temixco, Morelos. Este boletín con un mínimo tiraje impreso está disponible en la página en Internet del IER-UNAM y su misión es comunicar aspectos de las energías renovables, al mismo tiempo que enseña a los estudiantes del IER-UNAM las técnicas de comunicación de la ciencia. Debo comentar que la presentación estuvo amenizada por el grupo musical “Pasos en la Azotea” conformado por divulgadores de la ciencia, quienes interpretaron canciones de su autoría que abordan temas originales de divulgación científica a ritmo de rock.
En este sentido, en todo el país hay una comunidad de divulgadores de la ciencia muy activa que hace trabajo de excelente calidad, tanto en medios escritos como en televisión o radio y ahora en Internet. Por supuesto que los museos de ciencias a lo largo de la república hacen que el público infantil se acerque a la ciencia.
Sin embargo, la divulgación también debe estar dedicada a la población en general. Así vemos que la labor de la Academia de Ciencias de Morelos (ACMor) y el periódico La Unión de Morelos que desde hace más de nueve años publican un artículo de divulgación cada lunes es una muestra de que la comunidad científica y de comunicación de la ciencia están trabajando.
De hecho, la labor de esta comunidad ha provocado que los gobiernos locales hayan percibido la necesidad de basar sus decisiones en el conocimiento científico y así en Morelos fue creada la primera Secretaría de innovación, Ciencia y Tecnología del país en este gobierno.
Esta percepción ahora requiere ser reforzada otorgando presupuesto suficiente para que tanto los organismos gubernamentales como las asociaciones como la ACMor puedan realizar actividades de beneficio para todos.
Esto último lo menciono, ya que el presupuesto para el CONACyT fue disminuido y con ello ponemos en riesgo el sector científico mexicano, que ahora podemos decir es un sector profesional que genera conocimiento que la sociedad puede aplicar. Si a nivel federal la necesidad no fue reconocida es necesario que en el ámbito estatal se tomen las medidas necesarias para otorgar presupuesto para las actividades de investigación y divulgación del conocimiento.
En la cámara de diputados estatales, en cada estado del país, está la posibilidad de enmendar la ceguera federal e invertir en ciencia y tecnología, particularmente en comunicación de la ciencia. De no hacerlo más personajes como Trump fomentarán el comportamiento egoísta, racista y cortoplazista que nos limitará en los próximos años.
Hago un llamado a los entes que planean el presupuesto en los estados para invertir en ciencia, tecnología y comunicación de la ciencia.
Este artículo fue publicado el día 23 de Noviembre en el periódico La Unión de Morelos
En esta bitácora hay escritos que versan sobre ciencia, innovación, opinión política y divertimentos que quiero compartir
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miércoles, 23 de noviembre de 2016
miércoles, 5 de febrero de 2014
Un camino que todavía podemos seguir
En 1987 compré y leí con entusiasmo el libro titulado “Tecnologías alternativas para el desarrollo urbano” escrito por Álvaro Portillo y Gladys Sirvent, publicado por el Centro de Ecodesarrollo. Ya desde aquellas épocas pensaba en que debería haber alternativas de desarrollo amigables con el ambiente. Desde esas fechas buscaba un desarrollo sustentable que contemplara las cuatro dimensiones de la sustentabilidad: economía, ambiente, sociedad e institucional. Aunque en aquellos días no me quedaba claro la dimensión institucional. Ahora considero muy importante las acciones que emprendamos para construir leyes y organizaciones que nos brinden el marco adecuado para amalgamar los intereses aparentemente encontrados en el corto plazo de las otras dimensiones de la sustentabilidad.
En aquel tiempo leí el libro con avidez, interés y asombro al ver que era una colección de buenos deseos; y no entendía la razón de que no se implantaban esas tecnologías que parecían obvias y necesarias. Ayer busqué el Centro de Ecodesarrollo y parece que fue un esfuerzo que sucumbió a los embates del neoliberalismo. Sus últimos esfuerzos se plasmaron en libros que han sido rescatados y ahora están disponibles en la Internet en un sitio de la Universidad Veracruzana; vale la pena leerlos y tratar de entender por qué estas propuestas no prosperaron. Comento que también es importante señalar que las universidades públicas están buscando hacer el rescate de este tipo de documentos que pueden servir para conocer el camino andado por otras personas con ideas similares a las nuestras.
En este libro de tecnologías alternativas encuentro nombres que ahora conozco y con quienes he trabajado en el impulso de las fuentes renovables de energía, a saber: José Luis Fernández Zayas, Jorge Huacuz, Roberto Best, Aarón Sánchez, Jorge Hernández, Isaac Pilatowki, Jesús Arias, y muchos otros. Todos ellos proponían tecnologías que parecían resolver las necesidades urbanas. Digo parecían ya que no fueron ampliamente implantadas en las ciudades. Debo mencionar que las tecnologías a las que se referían eran en su mayor parte arquitectónicas y de viviendas sencillas con calentadores solares, celdas fotovoltaicas, generadores eólicos, uso de biocombustibles. También se discutía el uso racional y abastecimiento del agua, como la separación de desechos sólidos para reciclado y aprovechamiento. Todas estas tecnologías no han logrado penetrar en las urbes y ahora padecemos problemas en la ciudades por no usarlas, es decir fueron un camino no escogido por la sociedad en su conjunto. Esto me recuerda el recomendable documental de Hemauer y Keller “A road no taken” sobre los calentadores solares de la Casa Blanca en EEUU que fueron arrumbados en lugar de ser utilizados. Las propuestas de una generación que intuía la necesidad de un “ecodesarrollo” para armonizar los aspectos económicos y ambientales no fueron consideradas (A road no taken).
Debo comentar que la lectura de ese libro y mi asistencia, en 1985, al curso de Actualización en Energía Solar organizado por Manuel Martínez e Isaac Pilatowski en el entonces Laboratorio de Energía Solar en Temixco, Morelos (hoy Instituto de Energías Renovables, UNAM) me convencieron de que era posible el uso de tecnologías amigables con el ambiente en el ámbito urbano. Así hoy, más de 20 años después, en casa separamos los desechos: composteamos y reciclamos, usamos calentador solar para tener agua caliente, reusamos el agua gris y recientemente generamos electricidad con fotovoltaicos en la opción de cogeneración. En la construcción usamos los preceptos de la arquitectura bioclimática y usamos techos aligerados y aislantes para gozar de un microclima más confortable en el interior y con verdor en el exterior sin utilizar más energía. Es decir hemos implantado la mayoría de estas tecnologías que, hace más de 20 años eran alternativas, ahora son una realidad. Con ellas ahorramos dinero y disminuimos nuestra huella ecológica, ilustramos que podemos implantar los sueños del antaño.
En la parte final del libro hay una recomendación: “Debe cumplirse la legislación vigente en materia de tecnología para el desarrollo urbano. Solamente al interior del sector de desarrollo urbano y ecología existe un importante conjunto de disposiciones legales que responsabilizan a la administración pública federal en materia de desarrollo tecnológico, difusión y asistencia técnica.” Con esta frase Álvaro y Gladys apuntaban a la necesidad de incorporar el ámbito institucional a los ambientales, económicos y sociales, aspecto que ahora entiendo es crucial para conseguir el desarrollo sustentable.
También considero muy importante la difusión de los conocimientos científicos y la asimilación de los conocimientos tradicionales para verdaderamente seleccionar el camino y el rumbo que debemos seguir como especie en este planeta.
En aquel tiempo leí el libro con avidez, interés y asombro al ver que era una colección de buenos deseos; y no entendía la razón de que no se implantaban esas tecnologías que parecían obvias y necesarias. Ayer busqué el Centro de Ecodesarrollo y parece que fue un esfuerzo que sucumbió a los embates del neoliberalismo. Sus últimos esfuerzos se plasmaron en libros que han sido rescatados y ahora están disponibles en la Internet en un sitio de la Universidad Veracruzana; vale la pena leerlos y tratar de entender por qué estas propuestas no prosperaron. Comento que también es importante señalar que las universidades públicas están buscando hacer el rescate de este tipo de documentos que pueden servir para conocer el camino andado por otras personas con ideas similares a las nuestras.
En este libro de tecnologías alternativas encuentro nombres que ahora conozco y con quienes he trabajado en el impulso de las fuentes renovables de energía, a saber: José Luis Fernández Zayas, Jorge Huacuz, Roberto Best, Aarón Sánchez, Jorge Hernández, Isaac Pilatowki, Jesús Arias, y muchos otros. Todos ellos proponían tecnologías que parecían resolver las necesidades urbanas. Digo parecían ya que no fueron ampliamente implantadas en las ciudades. Debo mencionar que las tecnologías a las que se referían eran en su mayor parte arquitectónicas y de viviendas sencillas con calentadores solares, celdas fotovoltaicas, generadores eólicos, uso de biocombustibles. También se discutía el uso racional y abastecimiento del agua, como la separación de desechos sólidos para reciclado y aprovechamiento. Todas estas tecnologías no han logrado penetrar en las urbes y ahora padecemos problemas en la ciudades por no usarlas, es decir fueron un camino no escogido por la sociedad en su conjunto. Esto me recuerda el recomendable documental de Hemauer y Keller “A road no taken” sobre los calentadores solares de la Casa Blanca en EEUU que fueron arrumbados en lugar de ser utilizados. Las propuestas de una generación que intuía la necesidad de un “ecodesarrollo” para armonizar los aspectos económicos y ambientales no fueron consideradas (A road no taken).
Debo comentar que la lectura de ese libro y mi asistencia, en 1985, al curso de Actualización en Energía Solar organizado por Manuel Martínez e Isaac Pilatowski en el entonces Laboratorio de Energía Solar en Temixco, Morelos (hoy Instituto de Energías Renovables, UNAM) me convencieron de que era posible el uso de tecnologías amigables con el ambiente en el ámbito urbano. Así hoy, más de 20 años después, en casa separamos los desechos: composteamos y reciclamos, usamos calentador solar para tener agua caliente, reusamos el agua gris y recientemente generamos electricidad con fotovoltaicos en la opción de cogeneración. En la construcción usamos los preceptos de la arquitectura bioclimática y usamos techos aligerados y aislantes para gozar de un microclima más confortable en el interior y con verdor en el exterior sin utilizar más energía. Es decir hemos implantado la mayoría de estas tecnologías que, hace más de 20 años eran alternativas, ahora son una realidad. Con ellas ahorramos dinero y disminuimos nuestra huella ecológica, ilustramos que podemos implantar los sueños del antaño.
En la parte final del libro hay una recomendación: “Debe cumplirse la legislación vigente en materia de tecnología para el desarrollo urbano. Solamente al interior del sector de desarrollo urbano y ecología existe un importante conjunto de disposiciones legales que responsabilizan a la administración pública federal en materia de desarrollo tecnológico, difusión y asistencia técnica.” Con esta frase Álvaro y Gladys apuntaban a la necesidad de incorporar el ámbito institucional a los ambientales, económicos y sociales, aspecto que ahora entiendo es crucial para conseguir el desarrollo sustentable.
También considero muy importante la difusión de los conocimientos científicos y la asimilación de los conocimientos tradicionales para verdaderamente seleccionar el camino y el rumbo que debemos seguir como especie en este planeta.
Una versión previa de este artículo fue publicado el día 5 de febrero
martes, 31 de diciembre de 2013
Buenas acciones y buenos deseos
Hoy quiero comentar una frase que mi amigo y colega Federico Vázquez me dijo referente a una de la actividades de las Academias de científicos: la labor editorial es la más noble de una Academia de Ciencias al compartir el conocimiento que genera y entiende ayudando la apropiación del conocimiento para el bienestar social. Este comentario surgió hace algún tiempo cuando reflexionábamos sobre que la labor editorial de la Academia de Ciencias de Morelos (ACMor) era una de sus más fructíferas actividades y que desde mi punto de vista deberías ampliarla, él compartía completamente este punto de vista. Debo enfatizar que esta ACMor junto con el periódico La Unión de Morelos llevamos más de seis años publicando ininterrumpidamente un artículo de divulgación cada día lunes. Además hemos compilado algunos artículos del primer ciclo de tres años en tres libros, con estos libros se inició la labor editorial de la ACMor. Estos libros han ganado dos veces el Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación en el rubro de divulgación. Esta es una felicitación pública al comité editorial de la ACMor por su desinteresada labor. Ahora la labor editorial de la ACMor se ha extendido y contamos con más de 5 otros títulos que van desde cuentos para infantes hasta libros de divulgación a nivel superior, se tocan temas desde el principio de Arquímedes, pasando por el mundo nanométrico, metodología científica, problemarios de física y fuentes renovables de energía (los títulos de las publicaciones se pueden consultar en su página de Internet). El próximo año veremos más títulos y con contribuciones de un mayor número de colegas, enfocando problemas nacionales como la desnutrición y mala nutrición y tópicos de sistemas complejos, etc. Por esta razón los invitamos a estar atentos a la página de la ACMor y a su participación en redes sociales en Internet.
De esta manera, los colegas que pertenecemos a la ACMor colaboramos para propiciar una cultura científica en la mayor parte de la población. Este esfuerzo lo hemos concentrado en nuestro entorno cercano, digamos Morelos, Puebla, Estado de México y el Distrito Federal, pero estamos listos para compartir con todo el territorio nacional y en todo el mundo de habla hispana.
Tengo que reconocer que la labor de mercadotecnia de estos libros no es algo que los científicos hagamos bien y por ello hemos tenido colaboraciones con editoriales, ya establecidas, que se encargan de la comercialización de nuestros textos, para así poder llegar a un mayor público. En este sentido mostramos que el trabajo en equipo con editoriales y comercializadoras de libros tiene frutos, algunos de los libros ya han sido incluidos en la colección del Rincón de la Lectura de la SEP.
Conscientes estamos de que en nuestro país se requiere fomentar más la lectura, con nuestra actividad consideramos que incluimos contenidos científicos, que generalmente encontramos en otros idiomas, enmarcados desde una perspectiva latinoamericana y mayormente mexicana de esos conocimientos.
El día de hoy, último día del año 2013, quiero invitarlos a que fomentemos la lectura, y por supuesto la escritura, de textos científicos, literarios, filosóficos, etc.
Este año que termina tiene noticias contrastantes, por un lado con la consolidación de interesantes cambios en el ámbito científico, pero con sombríos panoramas en lo económico, social y ambiental. Sirva este texto para invitarlos a tomar acciones que propicien el beneficio social y para desearles a todos los lectores un año 2014 pleno de satisfacciones y salud.
Este artículo fue publicado el día 31 de Diciembre en la Unión de Morelos
De esta manera, los colegas que pertenecemos a la ACMor colaboramos para propiciar una cultura científica en la mayor parte de la población. Este esfuerzo lo hemos concentrado en nuestro entorno cercano, digamos Morelos, Puebla, Estado de México y el Distrito Federal, pero estamos listos para compartir con todo el territorio nacional y en todo el mundo de habla hispana.
Tengo que reconocer que la labor de mercadotecnia de estos libros no es algo que los científicos hagamos bien y por ello hemos tenido colaboraciones con editoriales, ya establecidas, que se encargan de la comercialización de nuestros textos, para así poder llegar a un mayor público. En este sentido mostramos que el trabajo en equipo con editoriales y comercializadoras de libros tiene frutos, algunos de los libros ya han sido incluidos en la colección del Rincón de la Lectura de la SEP.
Conscientes estamos de que en nuestro país se requiere fomentar más la lectura, con nuestra actividad consideramos que incluimos contenidos científicos, que generalmente encontramos en otros idiomas, enmarcados desde una perspectiva latinoamericana y mayormente mexicana de esos conocimientos.
El día de hoy, último día del año 2013, quiero invitarlos a que fomentemos la lectura, y por supuesto la escritura, de textos científicos, literarios, filosóficos, etc.
Este año que termina tiene noticias contrastantes, por un lado con la consolidación de interesantes cambios en el ámbito científico, pero con sombríos panoramas en lo económico, social y ambiental. Sirva este texto para invitarlos a tomar acciones que propicien el beneficio social y para desearles a todos los lectores un año 2014 pleno de satisfacciones y salud.
Este artículo fue publicado el día 31 de Diciembre en la Unión de Morelos
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