miércoles, 2 de septiembre de 2020

Democracia, centralismo y transición energética

La crisis de salud y económica que estamos padeciendo nos ha mostrado que tenemos que replantearnos la forma de vida que estamos llevando. Esta forma de utilizar los recursos naturales lo más rápido posible para obtener los mayores beneficios económicos en el menor tiempo posible y sin construir el bienestar social nos ha conducido a una estructura totalmente desigual e injusta. Con el actual modelo económico las desigualdades son lacerantes y una proporción muy grande de la población no obtiene ni los mínimos satisfactores, cuando otra proporción extremadamente pequeña de la población vive en la opulencia malgastando y desperdiciando los recursos a las que otras personas no tienen acceso. 

Por otro lado, en estos textos he planteado en diversas ocasiones que la descentralización de la generación de energía usando las fuentes renovables posibilita la democratización de la energía y por ende facilita la construcción del bienestar social y no solo del beneficio a unas cuantas personas. En este contexto, un colega periodista, Juan Mayorga, me llamó la atención sobre un artículo que analiza en un plano de dos dimensiones esta dicotomía. En este trabajo Ryan Thombs, pone en un eje el tipo de propiedad de la fuente: monopolista o democrática y en el otro eje el tipo de planta de generación: centralista o distribuida. Con esta forma esquemática analiza las opciones en cuatro cuadrantes: (1) descentralismo energético libertario, (2) centralismo energético tecnocrático, (3) centralismo energético democrático y (4) descentralismo energético democrático. El esquema descentralismo energético libertario, consiste en tecnologías de energía distribuida que pertenecen y son operadas principalmente por empresas privadas que maximizan las ganancias con una modesta supervisión y regulación gubernamental. El segundo (centralismo energético tecnocrático) consiste en un sistema energético donde el control está centralizado independientemente de que sean de propiedad estatal, privada o una combinación de ambas; las decisiones relacionadas con el sistema se toman centralmente basadas en aspectos tecnócratas. La tercera (centralismo energético democrático), aunque la toma de decisiones en este esquema es democrática lo esencial es que las tecnologías y los sistemas son centralizados. Finalmente el cuarto esquema contempla la toma de decisiones en forma democrática y añade la operabilidad descentralizada de las fuentes de energía, es decir se contemplan la generación distribuida, las tecnologías de red y la cercanía entre la generación y el uso de la energía. Para mi resulta muy interesante y novedosa la forma de presentar las opciones, Thombs indica que las cuatro alternativas no son equivalentes en términos de potencia, equidad e impacto ecológico. 

El artículo fue publicado a principios del año pasado cuando todavía no existía la pandemia del COVID-19, sin embargo, su análisis concluye en que actualmente, la mayoría de las sociedades reflejan el descentralismo energético libertario o el centralismo energético tecnocrático, que la propia pandemia nos ha invitado a cuestionar. Bajo el análisis de Thombs, se observa que es poco probable una transición justa bajo estos esquemas dada la naturaleza explotadora y al consumo insostenible de recursos que imperan en ellos. Así, Thomb considera que para cualquier transición justa es fundamental democratizar las relaciones sociales, incluidas aquellas del sistema energético. Por otro lado, enfatiza que la escala del sistema energético desempeñará un papel fundamental en la configuración y el refuerzo de las relaciones sociales en el futuro energético. En particular, señala que merece una seria consideración por parte de activistas sociales y legisladores la configuración de la propiedad social de la generación de energía. Por lo tanto, sugiere crear e implantar instrumentos de política que sean multiescalares, como los que caracterizan al esquema democrático descentralizado y contemplar las escalas desde edificios, barrios, ciudades, regiones, etc. Aunque advierte que la centralización o descentralización completas tendrán limitaciones tanto sociales como ecológicas, por lo que un futuro justo y sostenible probablemente será una amalgama de esquemas contemplando las diferencias de las comunidades, recursos, tecnologías y estructuras de gobernanza y todos ellos interconectados. Ante este análisis, desde mi perspectiva, planteo utilizar la herramienta, muy útil en el ámbito de la efectividad gerencial, de proponer hacer un análisis usando un tercer eje el del bienestar social opuesto a solo el bienestar individual, donde podamos realizar una estructuración de las bondades y de las limitaciones de cada esquema en la construcción de ese bienestar social. 




Claramente el análisis deberá realizarse en el marco de las cuatro dimensiones de la sustentabilidad: economía, naturaleza, sociedad y el ámbito organizacional. Todas estas dimensiones se enmarcan en el trabajo de Thombs y merecen ser revisadas a la luz del eje del bienestar social. Aquí enfatizo la palabra social ya que los actuales esquemas descentralismo energético libertario o centralismo energético tecnocrático han propiciado el bienestar de unas cuantas personas. Este análisis queda pendiente, pero me parece puede hacerse.

La acertada coexistencia o combinación de estos esquemas para construir un sistema energético justo depende claramente de los entornos naturales y sociales de las diferentes regiones, por lo tanto, a la luz de ese trabajo proponer esquema único es un error conceptual evidente. Es decir, la selección acertada depende fuertemente de la situación en articular de la región o localidad del sistema energético. 

La problemática actual del sistema energético y las herencias centralistas y antidemocráticas que padecemos de los combustibles fósiles deben ser revisadas y utilizar las bondades democratizadoras y descentralizadores que nos otorgan las fuentes renovables. 


Una versión previa de este artículo fue publicada el día 2 de Septiembre en el periódico la Unión de Morelos.

miércoles, 12 de agosto de 2020

Evitemos la quema de combustóleo

En estos momentos muchas personas estamos descorazonadas al percibir que la política energética actual no nos conduce al bienestar social. Algunos leímos en el plan propuesto por Andrés Manuel López Obrador (2018) en la materia energética mencionaba a las fuentes renovables como una alternativa para transformar el país y compartimos esa visión. Muchas personas estamos convencidas que la transición a las fuentes renovables de energía es una de las acciones que permitirá a la mayoría de la población mexicana alcanzar el bienestar que merecemos. 

En estas líneas he insistido en que los recursos petroleros no fueron aprovechados para construir una sociedad que comparta los beneficios de esos recursos naturales no renovables y solamente fueron aprovechados por una minoría. Hoy no solo enfrentamos el agotamiento de esos recursos y observamos el inexorable declive de su extracción, con esta situación somos testigos de una disminución de los recursos económicos que nos aportaron a principios de este siglo. Precisamente en la primera década de este siglo los precios del petróleo indicaban que la venta de este recurso natural podría impulsar la economía, claramente no fue así y esos recursos no fueron bien invertidos. Ahora al finalizar la segunda década, tenemos un país donde más del 40 % de la población vive por debajo de la línea de pobreza. Los precios el año pasado marcaron mínimos en este siglo y nuestro país se negó a disminuir la cuota de explotación con el pretexto de no ver disminuidos sus ingresos; aunque, desde mi punto de vista, lo hizo para cumplir una promesa de campaña de aumentar la extracción de petróleo, cosa que no ha sucedido y continua disminuyendo.

La problemática no es sencilla, pero me gustaría enfatizar algunos puntos que se han mencionado sobre la situación del ámbito petrolero. Seguramente, hemos visto que los precios del crudo mexicano son bajos comparados con los precios del petróleo de otras regiones. En estos días el precio de la mezcla mexicana es del orden de los 40 USD/barril mientras que el Brent está en 45 USD/barril. Esta diferencia de precios se debe a que nuestro petróleo es más denso y contiene mayor cantidad de azufre que otros tipos de petróleo lo que incrementa el costo de refinación y aumenta la contaminación al quemarlo. En particular, para poder refinar nuestro petróleo se requiere contar con refinerías que tengan implantada la tecnología para procesarlo. Hoy en día las refinerías mexicanas generan una gran cantidad de residuos que llamamos combustóleo y que contiene los residuos de azufre que son altamente contaminantes. Una salida de esos residuos es quemarlo en termoeléctricas, aunque claramente no es un combustible amigable con el entorno. Otra alternativa que tenía nuestro país era su venta como combustible para la industria naviera; sin embargo, a partir de este año la Organización Marítima Internacional acordó reducir el máximo contenido de azufre del combustóleo que se permite quemar en las embarcaciones con trayectos internacionales a menos del 0.5 % y el combustóleo mexicano contiene más de seis veces esa cantidad de azufre. Así vimos canceladas las posibles salidas de ese residuo de la refinación en nuestro país. Claramente, este es un problema para PEMEX, al no poder darle salida a los residuos (al combustóleo) y tratar de cumplir las metas de refinación de petróleo para producir las gasolinas que usamos en el transporte. La propuesta de los tres actores principales del sector energético (SENER, PEMEX y CFE) es quemar el combustóleo en las termoeléctricas y producir la electricidad que el país requiere. Sin embargo, una mala noticia, aunque el combustóleo es un residuo, la generación de electricidad es más cara con combustóleo que con gas natural y ya no se diga en comparación con las generaciones fotovoltaicas o eólicas. Efectivamente, las llamadas energías limpias generan electricidad más barata que la generada con el contaminante combustóleo. Para conseguir que la generación de electricidad con combustóleo sea competitiva en comparación con las renovables, se han incrementado los precios para la transmisión de electricidad. Recordemos que la CFE es la dueña del sistema de transmisión y distribución del fluido eléctrico en el país y que toda planta de generación le entrega la energía a la CFE para que ella la transporte y distribuya, claro con un pago por el transporte. Así, que los actores acordaron incrementar el costo por el transporte a las empresas generadores y asunto arreglado las plantas de combustóleo, que son mayoritariamente de CFE, son competitivas.

Desde mi perspectiva, estamos errando la estrategia. Debemos apoyar la generación con energías renovables y transitar aceleradamente hacia energías sustentables. Se deben promover acciones de eficiencia energética en todos los sectores (industriales, empresariales, servicios, educativo, gubernamental, social, etc.) y promover la instalación de sistemas distribuidos de generación con renovables. Al mismo tiempo que modernizar el sistema de transmisión y distribución y convertirlo en un sistema verdaderamente inteligente que aporte servicios de valor agregado que pueda ser cobrado y que redunde en una mejora en la calidad de la electricidad entregada a la población. En estas acciones se debe contemplar la electrificación del transporte y de muchos otros usos de energía. Siempre debemos perseguir los usos de diferentes formas de mirando hacia la sustentabilidad y por ende al bienestar social.


Este artículo fue publicado el día 12 de Agosto en el periódico la Unión Morelos

miércoles, 5 de agosto de 2020

Ciencia arbitrada por jóvenes

En la búsqueda de revistas para compartir los resultados de nuestras investigaciones me encontré una revista de acceso libre llamada “Frontiers for young minds”, ante este título, mi curiosidad se despertó e inmediatamente me sumergí en su página. Quería saber de qué se trataba. Lo que encontré me agradó y considero muy interesante e importante para formar una sociedad que decida con base en el conocimiento. En las siguientes líneas explicaré de qué se trata e invito a la comunidad científica mexicana a unirse a este muy interesante y prometedor esfuerzo. 
Antes tenemos que mencionar que esta revista es parte de una iniciativa diferente de comunicar los resultados de la investigación científica mediante una plataforma digital de ciencia abierta conjuntada con una publicación de acceso libre de los artículos aprobados. Es decir, esta editorial desea construir sobre la ciencia exitosa y hacerla aún más poderosa asegurando que esté abiertamente disponible para que la sociedad genere más conocimiento y tengamos salud y prosperidad en nuestra sociedad. Para ello, construyó una plataforma tecnológica propia de Ciencia Abierta (Open Science) que incluye una plataforma colaborativa de revisión por pares y un asistente de revisión de inteligencia artificial entre otras bondades. Lo que a mí me ha parecido más interesante es que en lugar de que el proceso de crítica a los trabajos sea mediante un proceso doble ciego; en Frontiers, el proceso consta de dos partes, primero una fase de revisión independiente y luego otra abierta con intercambio abierto de ideas entre las personas que revisan y las que realizaron el trabajo de investigación, es decir entre quienes escribimos y quienes revisan. Los nombres de las personas que intervienen en la autoría, edición y revisión se publican en el artículo final y con ello se les da crédito por su trabajo para que la comunicación tenga mayor efectividad. Con ello se reconoce el trabajo que la comunidad científica realiza en todas las etapas del juzgamiento la comunicación y verificación de los resultados de la investigación. De esta manera, se publican documentos con una mayor amplitud en su poder comunicativo. 
Regresemos a Frontiers for young minds esta revista propone a profesionales de la ciencia escribir artículos relatando sus hallazgos de vanguardia en un lenguaje accesible para público joven y convoca a la juventud a participar en el proceso de arbitraje proporcionando comentarios que permita mejorar la comprensión de los artículos antes de su publicación. De esta manera, pretende construir un pensamiento crítico en la juventud al mostrarles formas de analizar y criticar ideas y revisar documentos científicos mediante su participación en el proceso de arbitraje. Sí efectivamente, lo que me parece más innovador e importante, es que son jóvenes participando en el proceso de revisión y sus opiniones son las que influyen en la forma final del documento a difundir. En los objetivos de Frontiers for young mind claramente se establece que se busca conectar mentes curiosas con las personas expertas en diferentes áreas para que información de primera mano las motive a hacer preguntas informadas y críticas sobre la ciencia real a lo largo de sus vidas. Al trabajar y solicitar que las personas que participan en la redacción de los artículos sean profesionales de la ciencia se aseguran de que el contenido a comunicar sea de la más alta calidad. Al trabajar directamente con jóvenes, ayudan a fomentar la curiosidad tanto dentro como fuera del aula e involucran a la próxima generación tanto en el trabajo científico como en la toma de decisiones basadas en la crítica al conocimiento. 
Frontiers for young mind considera que la mejor manera de hacer que los descubrimientos científicos de vanguardia estén disponibles para el público más joven es permitir que precisamente la juventud y el personal científico trabajen juntos para crear artículos que sean precisos y emocionantes. En estos momentos, Frontiers for young mind ofrece una colección de artículos científicos de forma gratuita, escritos por personal científico, diseñados para audiencias más jóvenes con el aporte precisamente de la juventud, los invito a visitar el sitio. 
En particular, me han parecido muy interesantes, amenos y divertidos algunos de los artículos que he leído en Frontiers for young mind. El sitio está disponible en inglés y hebreo. Considero que la comunidad hispanohablante podría unirse para establecer una versión en el idioma que se habla en Iberoamérica. 
No propongo una traducción, la idea, en la que con gusto participo, es que se invite a profesionales de la ciencia de habla hispana a comunicar sus hallazgos en este idioma y a que la juventud iberoamericana participe en el proceso de arbitraje y conjuntamente construya documentos de valía y la juventud se forme en el proceso. En el ámbito científico iberoamericano tenemos ya una importante tradición en actividades de comunicación de la ciencia y en proyectos de ciencia ciudadana conjuntemos esfuerzos, estoy seguro de que las acciones que emprendamos para tener ciencia para la infancia editada por jóvenes, valen la pena. 

Una versión previa de este artículo fue publicada el día 5 de Agosto en el periódico La Unión de Morelos

miércoles, 29 de julio de 2020

Ciclismo en la población adulta mayor

Ante la emergencia sanitaria que ha desatado el COVID19 en la ciudad de México se han impulsado algunas medidas para promover la movilidad usando bicicletas, dado que representa una disminución de la cercanía física con otras personas a diferencia de lo que sucede en el transporte colectivo como metro, autobús o ruta. Esta alternativa de movilidad ha alcanzado popularidad por ser barata y aportar beneficios adicionales a las personas que se ven involucradas. En algunas ciudades estudiantiles de Europa o Estados Unidos, las bicicletas son una verdadera alternativa para la movilidad. En la ciudad de México existe un movimiento ciclista importante que está abogando por una movilidad sustentables. Si efectivamente la movilidad mediante la bicicleta es una verdadera alternativa sustentable que no solamente tiene beneficios al no emitir gases de efecto invernadero, sino que tiene beneficios para la salud física. Esta alternativa inteligente de movilidad debe ser apoyada con medidas de protección y de concienciación de la población en general, pero especialmente de los conductores de vehículos automotores que se consideran dueños de las calles. El uso de la bicicleta en ciudades pequeñas o medianas todavía es más adecuado. En la ciudad de Cuernavaca tenemos al “Movimiento bicicletero de Cuernavaca” con una larga trayectoria promoviendo el uso de la bicicleta. Lo mismo hace el grupo de Intrépidas de Cuernavaca, que además lucha por otras formas de equidad y tiene una escuela de ciclistas. En estas líneas, en septiembre del año pasado, comentaba las bondades del uso de la bicicleta y que los accidentes en la población adulta mayor tienen una menor frecuencia que en la juventud. Es decir, enfatizaba que la seguridad en esta modalidad de transporte no se veía afectada por la edad del ciclista. Hoy quiero compartir un hallazgo reciente sobre los efectos del ciclismo sobre la función cognitiva, la salud mental y el bienestar en adultos mayores. Sí, leyeron bien sobre la población adulta. Esto implica que incluso la población adulta mayor puede participar en las actividades ciclistas y tener una mejora tanto en su salud como el su percepción de si misma, y más notoriamente en su función cognitiva al practicar su movilidad independiente y ejercitarse. Quiero compartir que este estudio fue realizado en Inglaterra en una población con un rango de edad de 50 a 83 años. Los ciclistas utilizaban bicicletas convencionales y otras con motor eléctrico para proporcionar asistencia en el pedaleo. Los detalles del estudio pueden ser consultados en la revista PloS ONE y el sitio del proyecto más amplio en www.cycleboom.org. En este estudio se midió la función cognitiva y el bienestar tanto antes como después del período de intervención. La población se dividió en tres grupos: 1) sin participar en rodadas, 2) ejercicio de ciclismo en exteriores, y 3) ejercicio de ciclismo en exteriores con bicicleta eléctrica. De los hallazgos más importantes puedo mencionar que ambos grupos de ciclismo mejoraron en precisión cognitiva después de la intervención en comparación con los participantes en el grupo control sin actividad ciclista. Los participantes en la modalidad asistida eléctricamente también mejoraron en la velocidad de procesamiento cognitivo después de la intervención en comparación con los participantes del grupo control sin ciclismo. Finalmente, los participantes en modalidad asistida eléctricamente mejoraron en su puntaje de salud mental después de la intervención en comparación con los controles sin ciclismo e incluso superaron a los ciclistas sin asistencia. En opinión de los autores, y que comparto, esto sugiere que puede haber un impacto del ejercicio en el exterior sobre la función cognitiva y la salud mental. Es importante destacar que se encontraron efectos similares (a veces mayores) para el grupo de bicicletas eléctricas en comparación con los ciclistas de pedales. Esto sugiere que no es solo el componente de actividad física del ciclismo el que está teniendo influencia y que hay que analizar con mayor cuidado algunos otros aspectos. Tanto las bicicletas de pedales como las bicicletas eléctricas pueden permitir una mayor actividad física, alerta al circular y muestran un mayor compromiso con ambiente por parte de las personas participantes. El hecho de que la población ciclistas que usó bicicletas eléctricas también mostrara beneficios, me parece de lo más relevante para ciudades como Cuernavaca, donde las pendientes en las calles puede ser una dificultad adicional para los adultos mayores que no han mantenido una experiencia ciclista a lo largo de su vida. Por supuesto, que las bicicletas eléctricas son una opción más que adecuada para la promoción de ciclismo en estas condiciones, pero que requieren la adecuación de la infraestructura vial para brindar trayectos seguros. Por supuesto que la realización de un experimento similar en el contexto morelense sería adecuado y puedo conjeturar que el resultado sería similar al realizado en Inglaterra. Este tipo de estudios puede promover la adecuación de calles en el entorno morelense para la movilidad ciclista y propiciar una movilidad sustentable que promueva la salud de las personas en la adultez mayor. La mayoría del terriotorio morelense podría ser escenario para paseos ciclistas en fines de semana y movilidad sustentable cotidiana. Los beneficios a la salud y al medio ambiente son evidentes y, por lo tanto, el esfuerzo que realicen las autoridades en los diferentes municipios redundará en una mayor convivencia sana de la población. Manifiesto que estoy listo para colaborar con la comunidad ciclista morelense para contribuir y construir alternativas seguras para el ciclismo. 
  Este artículo fue publicado el día 29 de Julio en el periódico la Unión de Morelos

miércoles, 15 de julio de 2020

Quién es Julia Tagüeña Parga

Antonio del Río 1) y Alejandro Frank 2) 

1) Director del Instituto de Energías Renovables, UNAM. 
2) Coordinador del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM  y Miembro de El. Colegio Nacional 


 Muchos años de trabajo académico en la Universidad Nacional Autónoma de México nos han permitido conocer a una mujer científica de valía sobresaliente y gran compromiso social. A lo largo de los años, construimos una alegre, profunda y productiva amistad. Nos interesa enfatizar su dimensión humana, enfocada en compartir cotidianamente, desde profundas reflexiones sobre la física teórica, sus consideraciones sobre la necesidad de construir una ciencia sólida y comprometida o, incluso, sus consejos de índole personal sobre la importancia de los lazos familiares, o de cómo mejorar las presentaciones académicas o realizar una más efectiva divulgación científica. Pero tal vez lo que más la distingue es su extraordinaria honestidad intelectual y su invariable sentido de la ética y el profesionalismo. Durante las décadas en que hemos tenido la fortuna de estar cerca de ella, hemos podido apreciar muchas de sus virtudes, entre las que se encuentran su extraordinario sentido del humor y su trato siempre cordial y solidario con sus colegas y amistades. 
Julia estudió física en la Facultad de Ciencias de la UNAM y al concluir sus estudios de licenciatura, partió a la Universidad de Oxford, con el fin de realizar el doctorado en el área de física del estado sólido bajo la supervisión del renombrado profesor Roger Elliot. A su regreso a México, se incorporó al Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM. Posteriormente fue del personal académico pionero del Laboratorio de Energía Solar ubicado en Temixco, Morelos, hoy convertido en el prestigioso Instituto de Energías Renovables. Con su sólida formación en física de sistemas desordenados ha cultivado una gran diversidad de temas, incluyendo los sólidos amorfos, materiales vítreos y materiales porosos nanoestructurados, donde ha realizado aportaciones muy relevantes para el entendimiento de la transición vítrea y de la luminiscencia del silicio poroso. Por supuesto, ha sido también relevante su aportación a la formación de personas jóvenes que hoy en día generan conocimiento en estos temas. Su fructífera carrera académica la ha llevado a ser reconocida con los más altos niveles dentro de la UNAM (Investigadora Titular C y PRIDE D) y con el premio “Juana de Asbaje Ramírez” otorgado por la UNAM a universitarias sobresalientes; así como en el Sistema Nacional de Investigadores (Nivel III). En los ámbitos extrauniversitarios ha sido distinguida con la Presea Tlacaélel en la categoría de desarrollo científico en el Estado de Morelos. 
Sin duda, la ciencia en general y la física en particular, han sido sus pasiones; pero quizás lo que distingue su labor de la de otras personas es que ha sabido transmitir a la gente común, a las grandes audiencias y a la juventud y mayores de edad, el enorme placer de hacer ciencia y de comprender el mundo. Julia es una Maestra en el más amplio sentido de la palabra. Ha impartido clases en casi todos los niveles, desde secundaria y bachillerato hasta licenciatura y posgrado. Tiene la habilidad de capturar la atención de quien la escucha, ya sea en el salón de clases, en foros especializados, en auditorios para todo público o en una simple conversación de pasillo. 
Reconocida como una de las científicas mexicanas más destacadas, su semblanza aparece, por ejemplo, en artículos y libros sobre mujeres líderes de México. Julia ha desarrollado un trabajo con múltiples facetas dentro y fuera de la Universidad. Fue Directora de Museos de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, donde pertenecen el Museo de la Luz y el Museo de Ciencias Universum, para el cual diseñó y supervisó la sala de Energía; fue también Directora General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM. Su afán por construir los caminos necesarios para que las personas, especialmente los pequeños, accedan al conocimiento, la llevó a ser responsable del diseño y la construcción de museos de ciencias en Chiapas y Oaxaca. También fue parte del grupo fundador del Proyecto Adopte un Talento (Pauta) que ha encauzado hacia la ciencia a miles de niños y niñas. En la década pasada fungió como Directora Ejecutiva de la Red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología para América Latina y el Caribe. 
Además de su vasta obra científica en el área de la física, es autora de libros de texto para secundaria y bachillerato y una multitud de artículos y libros de divulgación de la ciencia. Ha concentrado gran parte de su esfuerzo en actividades de divulgación científica, con el convencimiento de que solo mediante una muy efectiva comunicación de la ciencia México logrará un desarrollo sustentable y fomentará la toma de decisiones basada en el conocimiento. Su labor pionera e innovadora en el ámbito de la comunicación de la ciencia en México y en Latino América fue reconocida con el Premio Latinoamericano de Popularización de la Ciencia y la Tecnología 2017 de la Red Pop. Por último, Julia es una promotora del acceso libre a los artículos científicos y analiza con detalle la formación de redes científicas. 
En el último lustro, como ella dice, fue la primera y la última Directora del Centro de Investigación en Energía, justo antes de su transformación en Instituto de Energías Renovables. En abril de 2013 fue nombrada Directora Adjunta de Desarrollo Científico de CONACYT donde tuvo la encomienda de fortalecer las actividades científicas del país en áreas básicas y coordinar programas fundamentales como el Sistema Nacional de Investigadores. Hoy más de mil jóvenes tienen empleos en el programa de cátedras del CONACyT, que fue un programa impulsado por Julia para propiciar que jóvenes con talento se incorporaran al sistema científico nacional. 
Julia es una líder indiscutible, firme y conciliadora. Es tan convincente que es prácticamente imposible decirle que no a cualquiera de sus sugerencias o solicitudes, extraña virtud que ha utilizado para llevar adelante las mejores causas. En su actividad de liderazgo, como en muchas otras circunstancias, es patente su profunda formación científica y su apego a la razón como guía indiscutible. 
Finalizamos haciendo mención a la importante labor que Julia ha realizado en pos de la equidad de género, haciendo visible la relevancia de esta dimensión de nuestras acciones y sus repercusiones para las nuevas generaciones de científicas y tecnólogas. Consideramos que su vida y trayectoria académica son una muestra evidente de la capacidad, compromiso e inteligencia de las mujeres mexicanas. Julia Tagüeña es una mujer y científica ejemplar.

miércoles, 1 de julio de 2020

La inequidad cobra más muertes por COVID19

La semana pasada un joven muy querido me compartió la información de que el COVID-19 ataca más ferozmente a las personas que menos tienen. Para sustentar este hecho en nuestro país, me mostraba la estadística de que las personas con menores posibilidades de educación escolar mueren más por COVID-19 que las que tuvieron la oportunidad de acceder a una mayor escolaridad. Me comentaba indignado que del orden del 13% de de las muertes por COVID-19 en nuestro país eran de personas con educación superior y que por lo tanto, el resto de las personas que han muerto no habían tenido la oportunidad de alcanzar esa escolaridad. Le explicaba que esta diferencia todavía es más lacerante cuando observamos que el 20% de la población mexicana alcanza a terminar la educación superior. Es decir, de la proporción de personas con escolaridad de educación superior mueren menos que de las personas que no alcanzaron este nivel de escolaridad. Además recordemos que a mayor escolaridad los ingresos son mayores. Esto indica que muy lamentablemente la muerte por COVID-19 sucede en un mayor porcentaje en los segmentos de la población que menos tienen. 
En este mismo tenor, el lunes leí un artículo de Jeffrey D. Sachs sobre cómo las inequidades socavan la cohesión social, erosiona la confianza pública y profundiza la polarización política. Esta situación de desconfianza y de división afecta negativamente la capacidad de los gobiernos para responder a las crisis y, en particular, dificulta contender eficazmente contra un problema global como el COVID-19. En su opinión, esto explica por qué Estados Unidos, Brasil y México, hoy, representan casi la mitad de las muertes reportadas en el mundo desde el comienzo de la pandemia. Sin embargo, Sachs hace notar que la inequidad no es determinante para los desenlaces fatales y menciona el caso de China, donde la desigualdad es importante, y contuvo la epidemia con rigurosas políticas de control y pruebas masivas logrando controlar más eficazmente la epidemia. Claramente, esta política del gobierno central chino y de las correspondientes autoridades locales contrasta con las erráticas y deficientes medidas que se implementan en nuestro país, donde se manipulan los datos para mostrar avances que no son claros. En estos líneas hemos reconocido los avances, pero también indicamos las posibles malinterpretaciones de los datos abiertos de la Secretaria de Salud del gobierno federal mexicano. Esto no solo sucede en México, en estos momentos, somos testigos de que en muchos países lo que sucede muestra los enormes costos de la desigualdad masiva: gobernanza inepta, desconfianza social y una enorme población de personas vulnerables incapaces de protegerse de los daños que nos afectan. 
Aquí tengo que señalar otro punto que muestra la desconfianza social. En Facebook y otras redes sociales circulan infinidad de noticias falsas y para contrarrestarlas el esfuerzo de la comunidad que las detecta es mayúsculo, en particular la comunidad científica dedica esfuerzo a luchar contra las noticias falsas. En las mismas redes circulan estas aclaraciones evidenciando la falsedad de esas noticias. Déjenme mencionar un ejemplo: circulan videos que argumentan que los termómetros de no contacto pueden dañarnos. Sí, esos que pueden ser usados en los mercados, supermercados o las oficinas o las industria, en muchos lugares para detectar fiebre. Enfatizo, es totalmente falso que puedan hacernos daño. En el laboratorio que tenemos en el IER-UNAM trabajamos con cámaras de infrarojo que pueden medir la temperatura de objetos o personas sin tener un contacto directo con lo que miden y son muy similares a esos termómetros de infarrojo. Estos aparatos, las cámaras y los termómetros, lo que hacen es detectar la ondas electromagnéticas que emitimos todos los cuerpos vivos e inanimados por el hecho de presentar una temperatura. Es decir, estos aparatos no emiten sino que reciben lo que enviamos al ambiente en cada momento. Una de las leyes de la naturaleza nos dice que todo cuerpo con una temperatura arriba del cero absoluto emite ondas electromagnéticas (para satisfacer las inquietudes sugiero buscar en línea Ley de Wien, Ley de Planck y Ley de Stefan-Boltzmann). Por lo tanto, concluyo que ese termómetro no emite solo detecta, es como nuestros ojos al captar la luz que emiten o reflejan los objetos y vemos, y por lo tanto, no nos hace algo y no puede causarnos daños. Por esta razón, me pregunto: ¿qué gana o qué beneficio obtiene la persona que alimenta la desconfianza elaborando esos videos, escritos, infografías, etc.? La verdad, no entiendo el proceder de los generadores de desconfianza y noticias falsas, pero son evidencia de una sociedad sin conocimiento y con profundas desconfianzas que llevan a creer en esas noticias falsas. Regresando a la epidemia de COVID-19 es alarmante que las inequidades generen mayores desigualdades y los que menos tienen más sufren. 
De aquí, nuevamente, invito a la corresponsabilidad de todas las personas, y más de las que si podemos, #QuédateEnCasa, que es la mejor opción, difundamos el #UsarBienElCubrebocas, y enfaticemos que el #MeCuidoParaCuidarte. Los que hemos tenido privilegios debemos cuidar de quienes no los han tenido y promover que los tengan, a eso se le llama buscar el bienestar social. 

Una versión previa de este artículo fue publicada el día 1 de Julio en el periódico la Unión de Morelos.