En estos momentos en que el actual gobierno pretende hacer cambios de fondo en todas las estructuras y funciones de nuestra sociedad, donde se pretende hacer un cambio moral en la economía, parece que los desafíos que presenta la descarbonización del sector energético aterran a las dos empresas del estado en el sector. La transición energética que estamos viviendo radica de dos vertientes fundamentales: 1) el aumento del uso de fuentes renovables de energía, que son intrínsecamente variables, y 2) junto con el aumento de la electrificación en el uso final de la energía; vertientes que conjuntamente son la clave para la descarbonización de la economía en el largo plazo y con ello cumplir los compromisos para combatir el cambio climático.
Cuando digo aterran a PEMEX y a CFE me refiero a que, desde la perspectiva del actual gobierno, ellas son las responsables de proveer la energía a todo el país y de no estar bien planificada esta transición las grandes proporciones de energías renovables variables (VRE) junto la expansión de la electrificación podrían afectar la confiabilidad del actual sistema de energía.
Ante este escenario, quiero llamar la atención sobre la estrategia de flexibilización, no solo, de la oferta de energía sino también de la demanda que plantea la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA). El objetivo de la nueva estrategia es mitigar los posibles ajustes entre la oferta y la demanda inducida por la transición hacia las renovables.
Nosotros, como usuarios utilizando la ventaja que ofrecen las renovables, debemos estar conscientes que no solamente exijamos la flexibilidad en el lado de la oferta, sino que también debemos modificar nuestra demanda de energía, esto se conoce como un enfoque de flexibilidad del lado de la demanda energética. Es decir, los usuarios de la energía ahora tenemos la posibilidad de generar energía con fuentes renovables en el lugar donde se requiere, minimizando los costos y pérdidas energéticas por la transmisión del fluido eléctrico o transporte de los combustibles fósiles, y con ello contribuir a la descarbonización de la economía.
De acuerdo con IRENA, la flexibilidad del lado de la demanda se puede definir como la posibilidad de que la demanda energética pueda reducirse, aumentarse o desplazarse a un período de tiempo específico y diferente del actual para:
1) facilitar la integración de las VRE mediante la modificación de los perfiles de carga para que coincida con la generación de VRE,
2) reducir la carga máxima y la estacionalidad y
3) reducir los costos de generación de electricidad al cambiar la carga de períodos con alto precio de suministro a períodos con precios más bajos.
Para ver un ejemplo de la primera posibilidad, consideremos una lavadora programable que pueda ser ajustada para que inicie el ciclo de lavado a las 11:00 hrs y cuando la radiación solar esté disponible y pueda proveer de la energía suficiente para su funcionamiento mediante un sistema fotovoltaico. Así la demanda de energía puede coincidir con la oferta de energía en el sitio. La segunda posibilidad puede ser ilustrada, al construir edificaciones que contemplen las condiciones climáticas del entorno y disminuya en uso de los equipos de aire acondicionado. Con esta estrategia estaríamos disminuyendo la carga y la estacionalidad de nuestra demanda energética. En nuestro país el costo de la electricidad varía para algunos sectores de acuerdo con la hora del día. Por esta razón, las industrias podría modificar sus horarios y modificar sus patrones de carga, por ejemplo dar mantenimiento o descanso a algunas líneas de producción o simplemente contar con generadores eléctricos con biocombustibles que modifiquen la carga a la hora de mayor precio.
Por supuesto, coincido con los lectores que ya están comenzando a pensar que para esta flexibilización se requiere de mayor tecnología de la que ahora utilizamos y que ello implica costos adicionales de inversión. Efectivamente, así es, pero la combinación de diferentes estrategias de flexibilidad del lado de la demanda requiere de soluciones innovadoras y para ellos la demanda de ingenieros o de conocimiento especializado en el largo plazo significarán eficiencias y disminución de costo en el largo plazo. Estas soluciones incluyen el acoplamiento del sector (potencia a calor, potencia a gas y carga inteligente de vehículos eléctricos) junto con electrodomésticos inteligentes en edificios residenciales y comerciales y una respuesta activa desde la demanda energética industrial. Por supuesto que estas soluciones serán diferentes según el sector de uso final (industrial, comercial o residencial) y dependientes del lugar. De esta manera, no podemos dar soluciones universales para todas las regiones del país, pero las alternativas existen.
Quiero finalizar comentando que, el sector privado ya ha visto las bondades económicas y de independencia que brindan las fuentes renovables de energía y empiezan a vislumbrar las posibilidades de la flexibilización de su demanda energética y están caminando en esta dirección. En el sector residencial, la flexibilización parece ir de la mano con la utilización de electrodomésticos inteligentes que, para su implementación en grandes sectores, todavía se requiere de fomentar primeramente el bienestar social para que la mayoría de la población pueda contar con ellos. En el sector comercial la innovación en modelos de comercialización está abierta y con innumerables retos para todos los actores. En el sector social y gubernamental las posibilidades de innovación para la flexibilización de esta demanda puede ser muy creativa y resolver problemas añejos “pensando fuera de la caja”.
Las dos grandes empresas mexicanas en energía no deben ver la transición a las VRE como una amenaza, sino como el objetivo para verdaderamente construir el bienestar social que se les ha solicitado, mediante la democratización de la energía con la adopción e interconección de la generación distribuida a un sistema de transmisión y distribución adecuado.
Así, estas ideas ilustran que la transición energética hacia las VRE nos da la posibilidad colectiva e individual de contribuir, desde nuestras posibilidades, para contender con el cambio climático que estamos sufriendo.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 26 de Noviembre en el periódico la Unión de Morelos.
En esta bitácora hay escritos que versan sobre ciencia, innovación, opinión política y divertimentos que quiero compartir
jueves, 26 de diciembre de 2019
miércoles, 27 de noviembre de 2019
Incerteza en el conocimiento científico y la toma de decisiones
En estos textos he comentado en varias ocasiones que la toma de decisiones debe basarse en el conocimiento científico y que las acciones derivadas de estas decisiones seguramente ayudarán a resolver la problemática que enfrentamos. Sin embargo, es importante mencionar que el conocimiento científico tiene asociada incertidumbre en las afirmaciones y, aunque los científicos las reconocemos, muchas veces hablamos como si no existieran o, por otro lado, las enfatizamos y pareciera que todo fuera totalmente inexacto. Este último comportamiento, el de hablar cotidianamente con aseveraciones totalitarias puede conducir a malinterpretaciones por parte de la población en general al referirse al conocimiento generado. Esta situación es más sensible en temas donde puede haber debate mientras se construye el conocimiento, como por ejemplo el Cambio Climático Antropogénico.
Recientemente, aparecieron dos artículos abordando la problemática de la confianza en los datos científicos sobre el cambio climático en la revista Nature Climate Change y su influencia en la aceptación sobre el tema en la población de los hallazgos científicos. Aunque estos estudios fueron realizados en forma independiente y en dos poblaciones diferentes (Alemania y Estados Unidos) sus conclusiones son de llamar la atención para la población mundial y para los científicos en general.
Uno de ellos el publicado en el pasado mes de Octubre comenta que la confianza en el conocimiento que tiene la población puede ser muy relevante para la toma de decisiones en áreas de alta incertidumbre. En particular, para el área del cambio climático, donde existe información científicamente correcta junto con la información errónea en el discurso público y de algunos medios de comunicación o redes sociales. En ese trabajo se encontró que la confianza de los ciudadanos en sus conocimientos sobre el cambio climático fue solo alrededor de la mitad de lo que podría basarse en la precisión de sus conocimientos. Además, su confianza sobre la precisión del conocimiento que manifestaron fue menor para el área de cambio climático en comparación con la confianza que tienen en el conocimiento de ciencias en general. Los resultados de este trabajo sugieren que la confianza de los ciudadanos en su conocimiento sobre el cambio climático es innecesariamente confusa dado su conocimiento real sobre ellos. En mi opinión, esto puede deberse a la cantidad de malinformación que está siendo difundida con lenguaje pseudo científico en los medios masivos de comunicación o en las redes sociales.
En el otro estudio publicado en este mes se manifiesta la necesidad de presentar los resultados científicos asociados a la certeza con que son generados. Es decir, que es importante hacer conocer al público en general que los resultados tienen incertidumbre y que, la población debe aprender a manejar estas incertezas del conocimiento científico para tomar decisiones. Así en el tema del cambio climático, donde las predicciones no pueden hacerse con total certeza, reconocer la incertidumbre puede aumentar la confianza en los científicos y la aceptación pública de sus mensajes. Este estudio rechaza la afirmación de que expresar incertidumbre disminuye la persuasión. El público lego a menudo opera bajo el supuesto de que reconocer la incertidumbre reconoce la debilidad. Sin embargo, las personas en general parecen reconocer que la certeza completa en las predicciones futuras no es posible, especialmente en el contexto del calentamiento global. Así, si los científicos que admiten abiertamente las limitaciones inherentes a sus predicciones pueden reforzar su credibilidad y, como resultado, pueden aumentar el uso apropiado de los hallazgos científicos por parte de no expertos. Por esta razón, la comunicación óptima sobre el cambio climático puede implicar presentar incertidumbre que tiene límites predecibles sin abrumar al público con la discusión de factores que involucran incertidumbre irreducible.
Con este texto, quiero enfatizar dos puntos: 1) Para los científicos que tenemos que hablar al público en general manifestando la certeza que tenemos en nuestros hallazgos sin enfatizar en la imposibilidad del conocimiento total. 2) A las personas no especialistas (científicos en otras áreas o personas en general), recordarles que los conocimientos científicos tienen incertidumbres y que debemos aprender a manejar esos diferentes grados de certeza en el conocimiento científico para tener confianza en lo que conocemos y tomar decisiones más apegadas a estos conocimientos.
La ciencia construye constantemente conocimiento que puede hacer que cambiemos las decisiones que tomamos con anterioridad basadas en conocimientos previos.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 29 de Noviembre en el periódico La Unión de Morelos.
Recientemente, aparecieron dos artículos abordando la problemática de la confianza en los datos científicos sobre el cambio climático en la revista Nature Climate Change y su influencia en la aceptación sobre el tema en la población de los hallazgos científicos. Aunque estos estudios fueron realizados en forma independiente y en dos poblaciones diferentes (Alemania y Estados Unidos) sus conclusiones son de llamar la atención para la población mundial y para los científicos en general.
Uno de ellos el publicado en el pasado mes de Octubre comenta que la confianza en el conocimiento que tiene la población puede ser muy relevante para la toma de decisiones en áreas de alta incertidumbre. En particular, para el área del cambio climático, donde existe información científicamente correcta junto con la información errónea en el discurso público y de algunos medios de comunicación o redes sociales. En ese trabajo se encontró que la confianza de los ciudadanos en sus conocimientos sobre el cambio climático fue solo alrededor de la mitad de lo que podría basarse en la precisión de sus conocimientos. Además, su confianza sobre la precisión del conocimiento que manifestaron fue menor para el área de cambio climático en comparación con la confianza que tienen en el conocimiento de ciencias en general. Los resultados de este trabajo sugieren que la confianza de los ciudadanos en su conocimiento sobre el cambio climático es innecesariamente confusa dado su conocimiento real sobre ellos. En mi opinión, esto puede deberse a la cantidad de malinformación que está siendo difundida con lenguaje pseudo científico en los medios masivos de comunicación o en las redes sociales.
En el otro estudio publicado en este mes se manifiesta la necesidad de presentar los resultados científicos asociados a la certeza con que son generados. Es decir, que es importante hacer conocer al público en general que los resultados tienen incertidumbre y que, la población debe aprender a manejar estas incertezas del conocimiento científico para tomar decisiones. Así en el tema del cambio climático, donde las predicciones no pueden hacerse con total certeza, reconocer la incertidumbre puede aumentar la confianza en los científicos y la aceptación pública de sus mensajes. Este estudio rechaza la afirmación de que expresar incertidumbre disminuye la persuasión. El público lego a menudo opera bajo el supuesto de que reconocer la incertidumbre reconoce la debilidad. Sin embargo, las personas en general parecen reconocer que la certeza completa en las predicciones futuras no es posible, especialmente en el contexto del calentamiento global. Así, si los científicos que admiten abiertamente las limitaciones inherentes a sus predicciones pueden reforzar su credibilidad y, como resultado, pueden aumentar el uso apropiado de los hallazgos científicos por parte de no expertos. Por esta razón, la comunicación óptima sobre el cambio climático puede implicar presentar incertidumbre que tiene límites predecibles sin abrumar al público con la discusión de factores que involucran incertidumbre irreducible.
Con este texto, quiero enfatizar dos puntos: 1) Para los científicos que tenemos que hablar al público en general manifestando la certeza que tenemos en nuestros hallazgos sin enfatizar en la imposibilidad del conocimiento total. 2) A las personas no especialistas (científicos en otras áreas o personas en general), recordarles que los conocimientos científicos tienen incertidumbres y que debemos aprender a manejar esos diferentes grados de certeza en el conocimiento científico para tener confianza en lo que conocemos y tomar decisiones más apegadas a estos conocimientos.
La ciencia construye constantemente conocimiento que puede hacer que cambiemos las decisiones que tomamos con anterioridad basadas en conocimientos previos.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 29 de Noviembre en el periódico La Unión de Morelos.
miércoles, 20 de noviembre de 2019
Correlación entre usuarios de renovables y diversidad política
Muchas veces me he preguntado por qué no actuamos para cambiar la situación del cambio climático a la que nos enfrentamos. Me refiero a que claramente estamos observando, sin actuar, situaciones que son consecuencias de este cambio climático antropogénico. Por ejemplo, la inundación de la ciudad de Venecia y la aparición de huracanes más violentos que azotan las islas caribeñas. Quizá nos parezcan lejanas ya que las mencionadas suceden realmente lejos de nuestros entornos cotidianos; pero dado que ahora la información fluye muy rápidamente deberíamos estar preocupados y ocupados en actuar para evitar este cambio que no augura una vida más placentera, en el futuro, para la mayoría de la población.
Por otro lado, a veces me he preguntado ¿la inclinación política sesga las decisiones sobre las acciones para contender contra el cambio climático?
Estaba rumiando estas ideas cuando noté un artículo en la revista Nature Energy, este pasado lunes 18 de noviembre, analizando algunas de las inclinaciones políticas de las personas que han instalado sistemas fotovoltaicos en sus casas. Me llamó la atención una de las posibles conclusiones de trabajo en el sentido que los hogares que tienen instalada energía solar en la azotea sean habitados por personas con diversos orígenes políticos; pero que sean mucho más propensos a ser políticamente activos. Este estudio fue realizado por académicos de la Universidad de California. Los científicos analizaron los registros históricos de votación e imágenes satelitales para comparar el comportamiento de los votantes con las propiedades donde se han instalado sistemas solar. Se tomaron en cuenta varios factores demográficos para garantizar que el estudio pudiera identificar con precisión las posibles correlaciones entre los resultados de diversas votaciones y la propiedad de sistemas fotovoltaicos en los techos de las casas. Los científicos encontraron que mientras los propietarios de sistemas fotovoltaicos en los techos eran ligeramente más progresistas en sus ideas políticas, y generalmente tendían a votar por los demócratas, esta tendencia era muy pequeña; pero no era un indicador determinante de cómo las personas votaban. Los datos refieren que, en las localidades analizadas, se encontró que el 34% de las personas que instalaban sistemas fotovoltaicas eran demócratas; mientras que en el grupo control era del 31%. En cambio, el 20% se declaraba republicano mientras que el 22% lo era en el grupo control. Claramente estas pequeñas diferencias no pueden ser concluyentes. Sin embargo, lo más relevante era que los sistemas fotovoltaicos eran instalados independientemente de la orientación política. Así, la investigación mostró que los propietarios de los sistemas solares en la azotea votaban indistintamente por los partidos demócratas o republicanos a tasas casi idénticas a la población general de la zona analizada. Por lo tanto, los investigadores concluyeron que no había correlaciones entre la instalación fotovoltaica y la afiliación a un partido. Dado que los científicos tampoco encontraron correlación ideológica en los que instalaron primero o después los sistemas fotovoltaicos, se puede concluir que el momento de la adopción de la tecnología solar no es un indicador de la afiliación política.
Si bien la adopción de una tecnología renovable, como la energía solar, no parece estar correlacionada con una afiliación política particular, la investigación sí encontró que los propietarios de sistemas solares eran sustancialmente más activos políticamente que sus vecinos, y eran significativamente más propensos a haber votado en elecciones anteriores. Esta conclusión fue sustentada al encontrar que los propietarios de la energía solar en la azotea votaron con mayor frecuencia en las elecciones federales y municipales que en los grupos control. Además también se encontró que eran más activos durante las elecciones "primarias" en las que se eligió a un candidato particular del partido por los votantes (recordemos que en Estados Unidos, hay elecciones para elegir al candidato de un partido y a estas elecciones se les llama primarias).
Este estudio, aunque realizado en Estados Unidos y para el entorno específico de California parece indicar que precisamente las personas con mayor iniciativa y participación son las que primero seleccionan tecnología renovable y entonces la respuesta a mi pregunta sobre la inclinación política de los que actúan contra el cambio climático no tiene una respuesta sencilla.
Sin embargo, con este estudio reafirmo que nosotros como sociedad activa podemos propiciar el cambio hacia un mundo sustentable y podemos llegar a establecer consensos independientemente de la inclinación partidista, solamente tenemos que pensar en el largo plazo. Así que tenemos que actuar ya y no esperar a que otros lo hagan por nosotros.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 20 de Noviembre en el periódico La Unión de Morelos.
Por otro lado, a veces me he preguntado ¿la inclinación política sesga las decisiones sobre las acciones para contender contra el cambio climático?
Estaba rumiando estas ideas cuando noté un artículo en la revista Nature Energy, este pasado lunes 18 de noviembre, analizando algunas de las inclinaciones políticas de las personas que han instalado sistemas fotovoltaicos en sus casas. Me llamó la atención una de las posibles conclusiones de trabajo en el sentido que los hogares que tienen instalada energía solar en la azotea sean habitados por personas con diversos orígenes políticos; pero que sean mucho más propensos a ser políticamente activos. Este estudio fue realizado por académicos de la Universidad de California. Los científicos analizaron los registros históricos de votación e imágenes satelitales para comparar el comportamiento de los votantes con las propiedades donde se han instalado sistemas solar. Se tomaron en cuenta varios factores demográficos para garantizar que el estudio pudiera identificar con precisión las posibles correlaciones entre los resultados de diversas votaciones y la propiedad de sistemas fotovoltaicos en los techos de las casas. Los científicos encontraron que mientras los propietarios de sistemas fotovoltaicos en los techos eran ligeramente más progresistas en sus ideas políticas, y generalmente tendían a votar por los demócratas, esta tendencia era muy pequeña; pero no era un indicador determinante de cómo las personas votaban. Los datos refieren que, en las localidades analizadas, se encontró que el 34% de las personas que instalaban sistemas fotovoltaicas eran demócratas; mientras que en el grupo control era del 31%. En cambio, el 20% se declaraba republicano mientras que el 22% lo era en el grupo control. Claramente estas pequeñas diferencias no pueden ser concluyentes. Sin embargo, lo más relevante era que los sistemas fotovoltaicos eran instalados independientemente de la orientación política. Así, la investigación mostró que los propietarios de los sistemas solares en la azotea votaban indistintamente por los partidos demócratas o republicanos a tasas casi idénticas a la población general de la zona analizada. Por lo tanto, los investigadores concluyeron que no había correlaciones entre la instalación fotovoltaica y la afiliación a un partido. Dado que los científicos tampoco encontraron correlación ideológica en los que instalaron primero o después los sistemas fotovoltaicos, se puede concluir que el momento de la adopción de la tecnología solar no es un indicador de la afiliación política.
Si bien la adopción de una tecnología renovable, como la energía solar, no parece estar correlacionada con una afiliación política particular, la investigación sí encontró que los propietarios de sistemas solares eran sustancialmente más activos políticamente que sus vecinos, y eran significativamente más propensos a haber votado en elecciones anteriores. Esta conclusión fue sustentada al encontrar que los propietarios de la energía solar en la azotea votaron con mayor frecuencia en las elecciones federales y municipales que en los grupos control. Además también se encontró que eran más activos durante las elecciones "primarias" en las que se eligió a un candidato particular del partido por los votantes (recordemos que en Estados Unidos, hay elecciones para elegir al candidato de un partido y a estas elecciones se les llama primarias).
Este estudio, aunque realizado en Estados Unidos y para el entorno específico de California parece indicar que precisamente las personas con mayor iniciativa y participación son las que primero seleccionan tecnología renovable y entonces la respuesta a mi pregunta sobre la inclinación política de los que actúan contra el cambio climático no tiene una respuesta sencilla.
Sin embargo, con este estudio reafirmo que nosotros como sociedad activa podemos propiciar el cambio hacia un mundo sustentable y podemos llegar a establecer consensos independientemente de la inclinación partidista, solamente tenemos que pensar en el largo plazo. Así que tenemos que actuar ya y no esperar a que otros lo hagan por nosotros.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 20 de Noviembre en el periódico La Unión de Morelos.
miércoles, 13 de noviembre de 2019
Indicadores para “primero los pobres”
Vivimos en un país donde el número de pobres es alarmante. En 2016 teníamos al 43% de la población mexicana viviendo por debajo de la línea de pobreza, para 2018 este porcentaje casi no cambió y se reportó aproximadamente el 42% para este indicador (datos Banco Mundial, la tasa de pobreza nacional es el porcentaje de personas que vive debajo de la línea de pobreza nacional). Con estos hechos, claramente, una frase de “primero los pobres” fue uno de los argumentos que convenció a la mayoría de la población por votar por el Lic. Andrés Manuel López Obrador para presidente de nuestro país. Así, hoy estamos viviendo los cambios en la política económica que pretende beneficiar a las personas que menos satisfactores económicos tienen. Sin embargo, tenemos que decir, que no se han definido bien los indicadores que sirvan para monitorizar estas políticas. Por supuesto, sobra decir que las anteriores políticas no consiguieron propiciar el bienestar social.
Una de los aspectos que mi quehacer en la ciencia me ha enseñado es que debemos medir para poder decidir si alguna propuesta va por buen camino o simplemente será una ocurrencia.
En varias ocasiones se ha mencionado que los indicadores del crecimiento no son adecuados para medir el bienestar social, y en eso coincido; pero argumentan que en cambio lo que debe ser considerado es el desarrollo; sin embargo, no se ha mencionado cuáles son los indicadores que hay que usar en este último caso.
En este sentido, la economía política nos ha quedado a deber al concentrarse en solamente evaluar factores macroeconómicos; pero el pensamiento de las personas cambia y una muestra es el otorgamiento del premio Nobel de Economía 2019 a tres personas: Michael Kremer, Abhijit Banerjee y Esther Duflo quienes realizaron investigaciones para entender las políticas económicas que pretenden combatir la pobreza mediante experimentos y análisis de datos. En las últimas décadas, su nuevo enfoque basado en experimentos ha transformado la economía del desarrollo.
Los galardonados con el premio Nobel 2019 han introducido un nuevo enfoque para obtener respuestas confiables sobre las mejores formas de combatir la pobreza mundial. Su forma de ver las cosas, implica dividir este tema en preguntas más pequeñas y manejables, por ejemplo, analizar las intervenciones más efectivas para mejorar los resultados educativos o la salud infantil. Desde mi perspectiva, es medir indicadores en el micronivel, en el nivel de pequeñas comunidades, en lugar de basar el análisis solamente en indicadores globales como el producto interno bruto de los países. De lo más destacado de los premiados son las simples y precisas formas de diseñar preguntas y acciones que se responden mejor mediante experimentos cuidadosamente diseñados.
Así, por ejemplo puedo mencionar que en el año 2011 los galardonados presentaron un estudio donde mostraron que al simplemente realizar encuestas sobre propuestas de comportamientos posteriores afecta precisamente ese comportamiento. En aquel trabajo se presentan tres estudios de campo de salud y dos de microcréditos, los economistas seleccionaron aleatoriamente a personas para ser encuestadas sobre temas de salud en el hogar, para posteriormente medir el uso de alguna estrategia relacionada con la encuesta. Los resultados mostraron que en los experimentos de salud, las personas que habían sido encuestadas aumentaron el uso de productos para el tratamiento del agua. Las encuestas sobre diarrea condujeron a uso de productos para mejorar de la calidad del agua para beber. En mi opinión, estas investigaciones muestran que la información, aunque no sea impartida en el formato tradicional, tienden a producir decisiones basadas en el conocimiento. Otro aspecto importante, desde mi perspectiva, es el hecho que los estudios de estos economistas han mostrado que simplemente proporcionar más recursos a las escuelas no tiene impacto definitivo en la calidad de la escuela. Proporcionar más libros de texto por estudiante no mejora los puntajes promedio en los exámenes, pero sí mejora los puntajes de los estudiantes más capaces.
Otro de los aspectos a resaltar del trabajo de Barnerjee y Duflo es que consideran muy importante la participación de las personas beneficiadas con los programas de política en la evaluación de los mismos. Es decir, la participación de los beneficiarios tanto en la oferta como en el monitoreo de los servicios públicos es cada vez más esencial para mejorar la eficiencia de estos servicios. Por ejemplo, la intervención que capacitó a voluntarios para enseñar a los niños a leer tuvo un gran impacto en la actividad fuera de las escuelas públicas y no en el desempeño estrictamente escolar. Los jóvenes locales que se ofrecieron como voluntarios para capacitarse y ser instructores en campamentos de lectura encontraron cohesión y diversión social al participar. Mientras que los niños que asistieron a estos campamentos de lectura mejoraron sustancialmente sus habilidades de lectura al mismo tiempo que encontraron esta estrategia como satisfactoria y lúdica. Estos resultados sugieren que aunque los ciudadanos pueden enfrentar limitaciones para participar en la mejora del sistema de educación pública, incluso cuando se preocupan por la educación y están dispuestos a hacer algo para mejorarla, al involucrarlos en las actividades y en las propias iniciativas pueden tener efectos positivos no esperados para la comunidad y para ellos mismos al propiciar bienestar.
En síntesis, la definición de indicadores es de vital importancia en la evaluación de políticas públicas, la participación de los involucrados ayuda al éxito de las mismas y la información propicia la toma de mejores decisiones. Estos aspectos (indicadores, participación de los involucrados e información) no han sido incorporados a la política actual en nuestro país y considero deben ser incluidos para poder monitorizar las políticas de “primero los pobres”.
Finamente, debo mencionar que Esther Duflo es la segunda mujer galardonada con el premio Nobel de economía, la primera fue Elinor Östrom quien también se preocupó por el manejo de los bienes comunes administrados en forma participativa.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 13 de Noviembre en el periódico la Unión de Morelos.
Una de los aspectos que mi quehacer en la ciencia me ha enseñado es que debemos medir para poder decidir si alguna propuesta va por buen camino o simplemente será una ocurrencia.
En varias ocasiones se ha mencionado que los indicadores del crecimiento no son adecuados para medir el bienestar social, y en eso coincido; pero argumentan que en cambio lo que debe ser considerado es el desarrollo; sin embargo, no se ha mencionado cuáles son los indicadores que hay que usar en este último caso.
En este sentido, la economía política nos ha quedado a deber al concentrarse en solamente evaluar factores macroeconómicos; pero el pensamiento de las personas cambia y una muestra es el otorgamiento del premio Nobel de Economía 2019 a tres personas: Michael Kremer, Abhijit Banerjee y Esther Duflo quienes realizaron investigaciones para entender las políticas económicas que pretenden combatir la pobreza mediante experimentos y análisis de datos. En las últimas décadas, su nuevo enfoque basado en experimentos ha transformado la economía del desarrollo.
Los galardonados con el premio Nobel 2019 han introducido un nuevo enfoque para obtener respuestas confiables sobre las mejores formas de combatir la pobreza mundial. Su forma de ver las cosas, implica dividir este tema en preguntas más pequeñas y manejables, por ejemplo, analizar las intervenciones más efectivas para mejorar los resultados educativos o la salud infantil. Desde mi perspectiva, es medir indicadores en el micronivel, en el nivel de pequeñas comunidades, en lugar de basar el análisis solamente en indicadores globales como el producto interno bruto de los países. De lo más destacado de los premiados son las simples y precisas formas de diseñar preguntas y acciones que se responden mejor mediante experimentos cuidadosamente diseñados.
Así, por ejemplo puedo mencionar que en el año 2011 los galardonados presentaron un estudio donde mostraron que al simplemente realizar encuestas sobre propuestas de comportamientos posteriores afecta precisamente ese comportamiento. En aquel trabajo se presentan tres estudios de campo de salud y dos de microcréditos, los economistas seleccionaron aleatoriamente a personas para ser encuestadas sobre temas de salud en el hogar, para posteriormente medir el uso de alguna estrategia relacionada con la encuesta. Los resultados mostraron que en los experimentos de salud, las personas que habían sido encuestadas aumentaron el uso de productos para el tratamiento del agua. Las encuestas sobre diarrea condujeron a uso de productos para mejorar de la calidad del agua para beber. En mi opinión, estas investigaciones muestran que la información, aunque no sea impartida en el formato tradicional, tienden a producir decisiones basadas en el conocimiento. Otro aspecto importante, desde mi perspectiva, es el hecho que los estudios de estos economistas han mostrado que simplemente proporcionar más recursos a las escuelas no tiene impacto definitivo en la calidad de la escuela. Proporcionar más libros de texto por estudiante no mejora los puntajes promedio en los exámenes, pero sí mejora los puntajes de los estudiantes más capaces.
Otro de los aspectos a resaltar del trabajo de Barnerjee y Duflo es que consideran muy importante la participación de las personas beneficiadas con los programas de política en la evaluación de los mismos. Es decir, la participación de los beneficiarios tanto en la oferta como en el monitoreo de los servicios públicos es cada vez más esencial para mejorar la eficiencia de estos servicios. Por ejemplo, la intervención que capacitó a voluntarios para enseñar a los niños a leer tuvo un gran impacto en la actividad fuera de las escuelas públicas y no en el desempeño estrictamente escolar. Los jóvenes locales que se ofrecieron como voluntarios para capacitarse y ser instructores en campamentos de lectura encontraron cohesión y diversión social al participar. Mientras que los niños que asistieron a estos campamentos de lectura mejoraron sustancialmente sus habilidades de lectura al mismo tiempo que encontraron esta estrategia como satisfactoria y lúdica. Estos resultados sugieren que aunque los ciudadanos pueden enfrentar limitaciones para participar en la mejora del sistema de educación pública, incluso cuando se preocupan por la educación y están dispuestos a hacer algo para mejorarla, al involucrarlos en las actividades y en las propias iniciativas pueden tener efectos positivos no esperados para la comunidad y para ellos mismos al propiciar bienestar.
En síntesis, la definición de indicadores es de vital importancia en la evaluación de políticas públicas, la participación de los involucrados ayuda al éxito de las mismas y la información propicia la toma de mejores decisiones. Estos aspectos (indicadores, participación de los involucrados e información) no han sido incorporados a la política actual en nuestro país y considero deben ser incluidos para poder monitorizar las políticas de “primero los pobres”.
Finamente, debo mencionar que Esther Duflo es la segunda mujer galardonada con el premio Nobel de economía, la primera fue Elinor Östrom quien también se preocupó por el manejo de los bienes comunes administrados en forma participativa.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 13 de Noviembre en el periódico la Unión de Morelos.
miércoles, 30 de octubre de 2019
La transición a las fuentes renovables de energía es impostergable.
Recientemente, hemos escuchado algunas falacias en cuanto al costo de las fuentes renovables de energía. Es un hecho que la generación de energía es más barata mediante energía solar fotovoltaica y eólica que la generada con combustibles fósiles. Esta situación no solo es real en nuestro país, sino que es un hecho en todo el mundo. Sin embargo, tenemos que reconocer que hay algunas preocupaciones que atender para conseguir una transición hacia la sustentabilidad, en particular en este texto veremos dos: la entrega de potencia y la variabilidad de las fuentes renovables de energía.
Déjenme explicar la diferencia entre energía entregada y potencia con un ejemplo sencillo. Consideremos el hecho de que necesitamos subir una carga de 200 kg a la azotea de un edificio y que contamos con el sistema de poleas (polipasto) necesario ya colgado en la parte superior de la azotea. Tenemos algunas opciones, una es solicitar la ayuda de unas diez personas para que tiren de la cadena o de la cuerda para subir la carga, la otra es usar un motor o grúa para que tire de la cadena y suba la carga. En ambas situaciones la energía necesaria para subir la carga es la misma; sin embargo, la primera estrategia requerirá de más tiempo y por ello de menos potencia y la segunda lo hará más rápido demandando una mayor potencia. Efectivamente, la potencia tiene que ver con el tiempo en que se entrega la energía. Es así como las fuentes renovables de energía entregan la energía necesaria, pero no se pueden comprometer a entregar la potencia requerida por algunas demandas. Esta situación se debe en gran medida a la variabilidad de las fuentes renovables, ya que dependen de la intensidad de la radiación solar o de la velocidad del viento en el momento.
No solamente la potencia les preocupa a la Comisión Federal de Electricidad en cuanto al uso de las fuentes renovables; también, como ya mencionamos, la variabilidad de las fuentes renovables y el incremento de la generación distribuida han sido vistos como desventajas. La generación distribuida de energía es la que podemos generar en el sitio donde se requiere, por ejemplo al instalar sistemas fotovoltaicos en los techos de las casas, oficinas, empresas, escuelas, hospitales, es decir: prácticamente en cualquier edificación en nuestro país e interconectarla a la red de distribución de energía eléctrica. Dada la variabilidad de la energía solar y la eólica, la CFE está preocupada porque requiere tener un sistema de distribución con alta tecnología que pueda contender con esta variabilidad y ofrecer un servicio de calidad.
Ante esta situación y el inminente cambio tecnológico que en el mundo está sucediendo, al pasar de los combustibles fósiles a las fuentes renovables, se requiere de acciones inmediatas por parte de todos los sectores de la población. Nuestro país no puede quedarse atrás y nosotros necesitamos tomar acciones proactivas hacia el cambio en lugar de argumentar pretextos que retrasen la incorporación de México al escenario sustentable.
La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) está enfocando sus estudios hacia la definición de diferentes acciones para promover esta transición. IRENA ha sugerido que para esta transición hacia las fuentes renovables se requiere la participación e intensa coordinación de todas las instituciones gubernamentales de cada región, no solo del sector energético, ya que la transición energética tiene implicaciones económicas sociales y quizá culturales.
Para ejemplificar esta última sugerencia, déjenme comentar que la misma IRENA comenta que el transporte del futuro será eléctrico y que los sistemas de potencia deben hacer máximo uso de las fuentes de energía renovables y que para ello se requerirá de sistemas inteligentes de cargas para los vehículos eléctricos y con ello flexibilizar el uso de energía solar y eólica. Estas afirmaciones implicarán cambios no solo en el transporte, sino en las formas económicas de hacerlo, la organización social para implantar los sistemas de cargas y requerirá de una nueva cultura sobre el uso de la energía en el transporte y en otros sectores que en este momento no están ligados.
A pesar de que el gobierno actual ha reducido el presupuesto para la fuentes renovables de energía, nosotros, la sociedad podemos marcar la diferencia y promover la transición energética hacia la sustentabilidad. La tarea es ardua; pero debemos encontrar las sinergias entre los diferentes actores, en lugar de buscar pretextos para retrasar la transición a las renovables y condenar a esta generación a sufrir un entorno contaminado y los eventos extremos causados por el cambio climático.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 30 de Octubre en el periódico La Unión de Morelos.
Déjenme explicar la diferencia entre energía entregada y potencia con un ejemplo sencillo. Consideremos el hecho de que necesitamos subir una carga de 200 kg a la azotea de un edificio y que contamos con el sistema de poleas (polipasto) necesario ya colgado en la parte superior de la azotea. Tenemos algunas opciones, una es solicitar la ayuda de unas diez personas para que tiren de la cadena o de la cuerda para subir la carga, la otra es usar un motor o grúa para que tire de la cadena y suba la carga. En ambas situaciones la energía necesaria para subir la carga es la misma; sin embargo, la primera estrategia requerirá de más tiempo y por ello de menos potencia y la segunda lo hará más rápido demandando una mayor potencia. Efectivamente, la potencia tiene que ver con el tiempo en que se entrega la energía. Es así como las fuentes renovables de energía entregan la energía necesaria, pero no se pueden comprometer a entregar la potencia requerida por algunas demandas. Esta situación se debe en gran medida a la variabilidad de las fuentes renovables, ya que dependen de la intensidad de la radiación solar o de la velocidad del viento en el momento.
No solamente la potencia les preocupa a la Comisión Federal de Electricidad en cuanto al uso de las fuentes renovables; también, como ya mencionamos, la variabilidad de las fuentes renovables y el incremento de la generación distribuida han sido vistos como desventajas. La generación distribuida de energía es la que podemos generar en el sitio donde se requiere, por ejemplo al instalar sistemas fotovoltaicos en los techos de las casas, oficinas, empresas, escuelas, hospitales, es decir: prácticamente en cualquier edificación en nuestro país e interconectarla a la red de distribución de energía eléctrica. Dada la variabilidad de la energía solar y la eólica, la CFE está preocupada porque requiere tener un sistema de distribución con alta tecnología que pueda contender con esta variabilidad y ofrecer un servicio de calidad.
Ante esta situación y el inminente cambio tecnológico que en el mundo está sucediendo, al pasar de los combustibles fósiles a las fuentes renovables, se requiere de acciones inmediatas por parte de todos los sectores de la población. Nuestro país no puede quedarse atrás y nosotros necesitamos tomar acciones proactivas hacia el cambio en lugar de argumentar pretextos que retrasen la incorporación de México al escenario sustentable.
La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) está enfocando sus estudios hacia la definición de diferentes acciones para promover esta transición. IRENA ha sugerido que para esta transición hacia las fuentes renovables se requiere la participación e intensa coordinación de todas las instituciones gubernamentales de cada región, no solo del sector energético, ya que la transición energética tiene implicaciones económicas sociales y quizá culturales.
Para ejemplificar esta última sugerencia, déjenme comentar que la misma IRENA comenta que el transporte del futuro será eléctrico y que los sistemas de potencia deben hacer máximo uso de las fuentes de energía renovables y que para ello se requerirá de sistemas inteligentes de cargas para los vehículos eléctricos y con ello flexibilizar el uso de energía solar y eólica. Estas afirmaciones implicarán cambios no solo en el transporte, sino en las formas económicas de hacerlo, la organización social para implantar los sistemas de cargas y requerirá de una nueva cultura sobre el uso de la energía en el transporte y en otros sectores que en este momento no están ligados.
A pesar de que el gobierno actual ha reducido el presupuesto para la fuentes renovables de energía, nosotros, la sociedad podemos marcar la diferencia y promover la transición energética hacia la sustentabilidad. La tarea es ardua; pero debemos encontrar las sinergias entre los diferentes actores, en lugar de buscar pretextos para retrasar la transición a las renovables y condenar a esta generación a sufrir un entorno contaminado y los eventos extremos causados por el cambio climático.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 30 de Octubre en el periódico La Unión de Morelos.
miércoles, 18 de septiembre de 2019
Sobre la inversión en ciencia y formación de talento
Estoy convencido, como muchas otras personas, de que la inversión en ciencia, tecnología e innovación contribuye positivamente hacia la construcción del conocimiento requerido para alcanzar el bienestar social. Por esta razón, reitero el llamado que diversos sectores de la población, y particularmente el sector científico, hacen para incrementar los recursos federales destinados a las actividades científicas y de educación superior. Además, de que es importante enfatizar que tanto las actividades que generan y aplican el conocimiento como las de formación de talento son de largo plazo y requieren de períodos cercanos a las generaciones de las personas para brindar frutos. Es más, son necesarios decenas de décadas para consolidar la conformación de instituciones académicas con prestigio que puedan mostrar impacto social, así tenemos ejemplos en Europa y Norte América donde las universidades como las conocemos ya tienen centurias. En México nuestras instituciones científicas y de educación superior se conformaron, en su institucionalidad actual, hace algunas décadas y, debido a este proceso de maduración, lamentablemente todavía pueden ser destruidas en unos cuantos años si no se les otorga el financiamiento adecuado.
De hecho ya está en la Cámara de Diputados la propuesta del ejecutivo sobre el presupuesto. En este Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2020 por parte del ejecutivo federal el monto solicitado para la labores científicas en el ramo 38 correspondiente al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología es de 25,658,798,449 pesos de un total de 6,096,335,800,000 en el presupuesto de la federación; es decir, el 0.42% del gasto total federal se solicita sea asignado a ciencia, tecnología e innovación. Consideramos que el gobierno Federal puede hacer todavía un mayor esfuerzo para garantizar la adecuada evolución del sector científico tecnológico del país. Esta solicitud se basa en que en el año 2018 el porcentaje era de 0.51% y en el año 2019 es de 0.42%. Sí el presupuesto al CONACyT disminuyó en este sexenio. Consideramos que un pequeño aumento podría causar diferencias significativas para la consolidación de la construcción de las soluciones a la problemática actual y futura basadas en conocimiento. Además, debemos recordar que a finales del 2018 el Lic. Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, se comprometió a no disminuir el presupuesto a ciencia y tecnología ante un número importante de científicos en el Palacio de Minería en la Ciudad de México, promesa que, aunque no se cumplió en 2019, se podría cumplir en el 2020.
Por supuesto, el financiamiento a ciencia y tecnología sin un aumento sustancial al sector de la educación superior limitaría los alcances, ya que la construcción de conocimiento se hace a la par de la formación de talento. Desde mi punto de vista, es más importante consolidar o modificar el rumbo de las instituciones a crear nuevas opciones que tardarán décadas en consolidarse. El sistema actual de universidades públicas forma talento crítico capaz de generar, diseñar y construir soluciones a la problemática nacional. Por supuesto, reconocemos que los sectores científico y de educación superior deben estar sujetos a evaluación y medidas de transparencia en el uso de los recursos y mostrar responsabilidad en la rendición de cuentas a la sociedad. En estas actividades de evaluación, transparencia y rendición de cuentas se ha trabajado en los últimos años en algunas instituciones y en otras se ha quedado a deber; es imperioso que se apliquen las sanciones donde haya que hacerlo y aumentar el financiamiento donde se ha mostrado honestidad, efectividad académica y de manejo de recursos con la finalidad de potenciar los desempeños y los impactos positivos en el entorno de estas instituciones generadoras de conocimiento y formadoras de talento.
Una idea sencilla, es que la Secretaría de Hacienda considere transferir las plazas del programa de cátedras del CONACyT a las instituciones donde actualmente están comisionadas las cátedras. Este programa ya lleva varios años y los proyectos han sido evaluados y la mayoría ha dado buenos resultados, por lo tanto, considero que la opción no solamente es dar becas para preparación en los niveles de maestría y doctorado, sino también abrir lugares de trabajo para personal altamente capacitado, como las actuales cátedras. Actualmente, el sector empresarial ha quedado a deber en este tema y su inversión para la contratación de talento altamente especializado es una de las tareas pendientes. Esto último permitirá transitar a una economía basada en productos de alto valor agregado.
Por estas razones, considero que la Cámara de Diputados debe reflexionar en estas líneas y modificar el presupuesto incrementando (al menos arriba del 0.5% del presupuesto total de la Federación) los rubros que permitan una inversión adecuada en los sectores científicos y de educación superior para construir los talentos y los conocimientos que sirvan de base para conseguir el bienestar social en nuestro país.
Este artículo fue publicado el día 18 de Septiembre en el periódico La Unión de Morelos.
De hecho ya está en la Cámara de Diputados la propuesta del ejecutivo sobre el presupuesto. En este Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2020 por parte del ejecutivo federal el monto solicitado para la labores científicas en el ramo 38 correspondiente al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología es de 25,658,798,449 pesos de un total de 6,096,335,800,000 en el presupuesto de la federación; es decir, el 0.42% del gasto total federal se solicita sea asignado a ciencia, tecnología e innovación. Consideramos que el gobierno Federal puede hacer todavía un mayor esfuerzo para garantizar la adecuada evolución del sector científico tecnológico del país. Esta solicitud se basa en que en el año 2018 el porcentaje era de 0.51% y en el año 2019 es de 0.42%. Sí el presupuesto al CONACyT disminuyó en este sexenio. Consideramos que un pequeño aumento podría causar diferencias significativas para la consolidación de la construcción de las soluciones a la problemática actual y futura basadas en conocimiento. Además, debemos recordar que a finales del 2018 el Lic. Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, se comprometió a no disminuir el presupuesto a ciencia y tecnología ante un número importante de científicos en el Palacio de Minería en la Ciudad de México, promesa que, aunque no se cumplió en 2019, se podría cumplir en el 2020.
Por supuesto, el financiamiento a ciencia y tecnología sin un aumento sustancial al sector de la educación superior limitaría los alcances, ya que la construcción de conocimiento se hace a la par de la formación de talento. Desde mi punto de vista, es más importante consolidar o modificar el rumbo de las instituciones a crear nuevas opciones que tardarán décadas en consolidarse. El sistema actual de universidades públicas forma talento crítico capaz de generar, diseñar y construir soluciones a la problemática nacional. Por supuesto, reconocemos que los sectores científico y de educación superior deben estar sujetos a evaluación y medidas de transparencia en el uso de los recursos y mostrar responsabilidad en la rendición de cuentas a la sociedad. En estas actividades de evaluación, transparencia y rendición de cuentas se ha trabajado en los últimos años en algunas instituciones y en otras se ha quedado a deber; es imperioso que se apliquen las sanciones donde haya que hacerlo y aumentar el financiamiento donde se ha mostrado honestidad, efectividad académica y de manejo de recursos con la finalidad de potenciar los desempeños y los impactos positivos en el entorno de estas instituciones generadoras de conocimiento y formadoras de talento.
Una idea sencilla, es que la Secretaría de Hacienda considere transferir las plazas del programa de cátedras del CONACyT a las instituciones donde actualmente están comisionadas las cátedras. Este programa ya lleva varios años y los proyectos han sido evaluados y la mayoría ha dado buenos resultados, por lo tanto, considero que la opción no solamente es dar becas para preparación en los niveles de maestría y doctorado, sino también abrir lugares de trabajo para personal altamente capacitado, como las actuales cátedras. Actualmente, el sector empresarial ha quedado a deber en este tema y su inversión para la contratación de talento altamente especializado es una de las tareas pendientes. Esto último permitirá transitar a una economía basada en productos de alto valor agregado.
Por estas razones, considero que la Cámara de Diputados debe reflexionar en estas líneas y modificar el presupuesto incrementando (al menos arriba del 0.5% del presupuesto total de la Federación) los rubros que permitan una inversión adecuada en los sectores científicos y de educación superior para construir los talentos y los conocimientos que sirvan de base para conseguir el bienestar social en nuestro país.
Este artículo fue publicado el día 18 de Septiembre en el periódico La Unión de Morelos.
miércoles, 11 de septiembre de 2019
Apuntes para promover el uso de la bicicleta
La plasticidad de las personas nos ha permitido adaptarnos a múltiples actividades que las tecnologías nos ofrecen. No hace muchos años muchas personas con edades arriba de los sesenta años manifestaban su rechazo al uso de los llamados teléfonos inteligentes. Era común escuchar: Esa tecnología no es para mí… con un teléfono simple me basta… a eso no le voy a entender y muchas otras frases que anticipaban un rechazo hacia la tecnología de los teléfonos inteligentes. Hoy en día vemos en muchos lugares a estas personas de edad avanzada usar estos dispositivos para comunicarse cotidianamente con sus familiares y amistades. De hecho, podemos decir, que el concepto de teléfono inteligente ha pasado a la historia y las opciones de “inteligencia” son, hoy, parte indispensable de estos dispositivos. Con este ejemplo de adaptación de las personas quiero introducir otro que quizá sea más polémico y que puede ayudarnos a definir una movilidad diferente para las personas en los próximos años.
En el pasado mes de agosto fue publicado un artículo en la revista PLoSONE que analiza la seguridad de los ciclistas y, como el resultado más importante, encuentra que las personas mayores de cincuenta años son menos propensos a sufrir accidentes que la juventud ciclista. Por supuesto que este resultado parece diferente a lo esperado.
Un punto en particular que nos indica que el resultado de este estudio puede ser útil para nuestro país es que este fue realizado en países Latinoamericanos: Colombia y Argentina. Los investigadores analizaron los datos de 911 ciclistas de esos países. Para este estudio dividieron la muestra en jóvenes (menores a 26 años), adultos ( entre 26-50 años) y mayores (mayores a 50 años). En particular, a los científicos les interesó el hecho de que tanto en Colombia como en Argentina se ha experimentado un crecimiento sustancial del ciclismo urbano durante los últimos años. Ellos elaboraron un cuestionario y los participantes respondieron a preguntas sobre comportamientos en bicicleta, salud mental y seguridad en bicicleta.
En esta encuesta, las personas adultas mayores reportaron tasas más bajas de conductas de riesgo y accidentes de tránsito y, por otro lado, una mayor percepción de riesgo y un mejor conocimiento de las normas de tránsito que los otros dos dos grupos de ciclistas: adultos y jóvenes. Se descubrió que los comportamientos y los accidentes de ciclismo están significativamente relacionados con los indicadores de salud mental. En mi opinión, es también interesante que los indicadores de salud mental son más altos en la población ciclista de mayor edad. Si bien el resultado de los ciclistas adultos no tienen comparativamente un mayor riesgo para las lesiones y muertes en bicicleta, su nivel de riesgo sigue siendo alto. Además, definitivamente se requieren más acciones y medidas para promover la civilidad entre las personas que conducen tanto bicicletas como vehículos motorizados para reducir los riesgos de comportamiento y de la inconveniencia de la infraestructura vial que afectan la seguridad del ciclismo.
Otro punto a resaltar, de acuerdo con el estudio, es que la introducción sistemática de dispositivos electrónicos (por ejemplo, teléfonos celulares, navegadores GPS, auriculares) ha aumentado sustancialmente la probabilidad de que los ciclistas se distraigan y, posteriormente, sufran incidentes de tráfico que van desde incidentes hasta accidentes fatales. Regreso al comentario del inicio de este texto, las personas adultas cada vez más usan los dispositivos electrónicos. Aunque algunos estudios recientes se han centrado en el problema del uso de dispositivos electrónicos de los ciclistas jóvenes, la creciente naturalización de los dispositivos electrónicos en la vida cotidiana también está afectando la dinámica de transporte de los ciclistas que pertenecen a todos los segmentos de edad, el llamado de atención es para todas las edades. Por lo tanto, vale la pena discutir el papel de las distracciones en los accidentes de tránsito que involucran a ciclistas.
Con estos comentarios quiero enfatizar que la movilidad en bicicleta de la población de mayor edad parece ser una opción real y que los prejuicios deben ser evitados y revisados mediante estudios científicos.
Me parece claro que en la CDMX se está promoviendo la movilidad en bicicleta y que se requieren estudios como el que aquí comento para este entorno específico. Dado que vivo en Cuernavaca, una ciudad con una topografía ligeramente complicada para la movilidad en bicicleta recomiendo realizar estudios similares, así como habilitar la infraestructura para que la población ciclista crezca y, por supuesto, generar una la cultura cívica para que las diferentes formas de movilidad coexistan en una verdadera ciudad sustentable. Solo apunto, ya existen las bicicletas eléctricas que facilitan la movilidad en entornos como el de Cuernavaca. Ahora toca a los planeadores de la vialidad facilitar la transición para una movilidad sustentable.
Este artículo fue publicado el día 11 de Septiembre en el periódico la Unión de Morelos.
En el pasado mes de agosto fue publicado un artículo en la revista PLoSONE que analiza la seguridad de los ciclistas y, como el resultado más importante, encuentra que las personas mayores de cincuenta años son menos propensos a sufrir accidentes que la juventud ciclista. Por supuesto que este resultado parece diferente a lo esperado.
Un punto en particular que nos indica que el resultado de este estudio puede ser útil para nuestro país es que este fue realizado en países Latinoamericanos: Colombia y Argentina. Los investigadores analizaron los datos de 911 ciclistas de esos países. Para este estudio dividieron la muestra en jóvenes (menores a 26 años), adultos ( entre 26-50 años) y mayores (mayores a 50 años). En particular, a los científicos les interesó el hecho de que tanto en Colombia como en Argentina se ha experimentado un crecimiento sustancial del ciclismo urbano durante los últimos años. Ellos elaboraron un cuestionario y los participantes respondieron a preguntas sobre comportamientos en bicicleta, salud mental y seguridad en bicicleta.
En esta encuesta, las personas adultas mayores reportaron tasas más bajas de conductas de riesgo y accidentes de tránsito y, por otro lado, una mayor percepción de riesgo y un mejor conocimiento de las normas de tránsito que los otros dos dos grupos de ciclistas: adultos y jóvenes. Se descubrió que los comportamientos y los accidentes de ciclismo están significativamente relacionados con los indicadores de salud mental. En mi opinión, es también interesante que los indicadores de salud mental son más altos en la población ciclista de mayor edad. Si bien el resultado de los ciclistas adultos no tienen comparativamente un mayor riesgo para las lesiones y muertes en bicicleta, su nivel de riesgo sigue siendo alto. Además, definitivamente se requieren más acciones y medidas para promover la civilidad entre las personas que conducen tanto bicicletas como vehículos motorizados para reducir los riesgos de comportamiento y de la inconveniencia de la infraestructura vial que afectan la seguridad del ciclismo.
Otro punto a resaltar, de acuerdo con el estudio, es que la introducción sistemática de dispositivos electrónicos (por ejemplo, teléfonos celulares, navegadores GPS, auriculares) ha aumentado sustancialmente la probabilidad de que los ciclistas se distraigan y, posteriormente, sufran incidentes de tráfico que van desde incidentes hasta accidentes fatales. Regreso al comentario del inicio de este texto, las personas adultas cada vez más usan los dispositivos electrónicos. Aunque algunos estudios recientes se han centrado en el problema del uso de dispositivos electrónicos de los ciclistas jóvenes, la creciente naturalización de los dispositivos electrónicos en la vida cotidiana también está afectando la dinámica de transporte de los ciclistas que pertenecen a todos los segmentos de edad, el llamado de atención es para todas las edades. Por lo tanto, vale la pena discutir el papel de las distracciones en los accidentes de tránsito que involucran a ciclistas.
Con estos comentarios quiero enfatizar que la movilidad en bicicleta de la población de mayor edad parece ser una opción real y que los prejuicios deben ser evitados y revisados mediante estudios científicos.
Me parece claro que en la CDMX se está promoviendo la movilidad en bicicleta y que se requieren estudios como el que aquí comento para este entorno específico. Dado que vivo en Cuernavaca, una ciudad con una topografía ligeramente complicada para la movilidad en bicicleta recomiendo realizar estudios similares, así como habilitar la infraestructura para que la población ciclista crezca y, por supuesto, generar una la cultura cívica para que las diferentes formas de movilidad coexistan en una verdadera ciudad sustentable. Solo apunto, ya existen las bicicletas eléctricas que facilitan la movilidad en entornos como el de Cuernavaca. Ahora toca a los planeadores de la vialidad facilitar la transición para una movilidad sustentable.
Este artículo fue publicado el día 11 de Septiembre en el periódico la Unión de Morelos.
miércoles, 21 de agosto de 2019
Urge la electromovilidad
Ya en varias ocasiones he comentado que para contender contra el cambio climático debemos transitar en forma urgente a la electromovilidad en nuestro país; sin embargo algunas personas inmediatamente me responden que no es adecuada la electromovilidad, ya que la energía eléctrica, hoy en México, es generada con hidrocarburos y, por lo tanto, también contribuye a la emisión CO2. Esta frase aunque parece cierta no es exacta, ya que debemos hacer la comparación cuantitativa de esas emisiones y de las tecnologías para evitarlas o mitigarlas. Tratando de realizar estas comparaciones, recientemente fue publicado un trabajo de investigación en la revista Scientific Reports que estudia las emisiones de gases de efecto invernadero reales de vehículos eléctricos con baterías y de vehículos híbridos enchufables. Antes de continuar, déjenme dejar claro a lo que me refiero por vehículo eléctrico con baterías (BEV): un vehículo con motor eléctrico y un banco de baterías que se cargan conectándose en sitios específicos. En cambio los vehículos híbridos enchufables (PHEV) son automóviles con dos motores, uno de gasolina y otro eléctrico con un banco de batería más pequeño en comparación con el BEV, pero que también se conectan a la red eléctrica para poder cargar sus baterías. A pesar de que los PHEV tienen un motor de gasolina el estudio concluye que el potencial de mitigación de CO2 de PHEV es más grande de lo esperado y por supuesto que son mucho más convenientes que los vehículos de gasolina o diésel convencionales. A menudo, los BEV son vistos como muy superiores a los PHEV, ya que solo son eléctricos y no tienen emisiones directas durante la conducción; en cambio los PHEV en ocasiones si queman gasolina en algunos momentos. Sin embargo, la comparación debe hacerse en términos de los kilómetros recorridos con una capacidad de batería dada, ya que esa es la energía utilizada y que no emite. El estudio al que me refiero presenta la primera descripción sistemática de los hallazgos empíricos sobre el uso en condiciones reales de PHEV y BEV. Contrariamente a lo intuitivo se encontró que, los PHEV con aproximadamente 60 km de autonomía en el mundo real recorren eléctricamente tantos kilómetros anuales como los BEV, aunque tienen una batería mucho más pequeña. En consecuencia, el PHEV recargado con electricidad renovable puede contribuir en gran medida a la mitigación de gases de efecto invernadero durante la transportación con automóviles. En este resultado se incluyó el hecho de que en la fabricación de un vehículo BEV se generan mayores emisiones de CO2eq en comparación con el proceso de producción de un PHEV, simplemente por el tamaño de la batería. Por esta razón los PHEV, en el momento del uso presentan hoy mayores ahorros de CO2eq que los BEV y, por supuesto, que ambos vehículos eléctricos emiten menos gases en comparación con los vehículos convencionales.
Además se encontró que el factor de utilidad promedio (definido como la porción de kilómetros recorridos con el motor eléctrico) depende principalmente de la autonomía eléctrica del vehículo y oscila entre el 15 y el 35% durante aproximadamente 20 km, entre el 40 y el 50% durante 40 km y aproximadamente el 75% para aproximadamente 60 km de autonomía. Es importante hacer notar que los vehículos PHEV con autonomía de 60 km solamente requieren de un banco de batería de menos de la mitad de los actuales BEV. Por lo tanto, para estos vehículos PHEV un sistema de carga rápida todavía aumentaría la ventaja, y si los recorridos diarios son menores a los 60 kilómetros la conveniencia es evidente. Por otro lado, con la ventaja de que los PHEV pueden ser utilizados en situaciones de emergencia solamente con el modo de combustibles y recorrer grandes distancias la aceptabilidad de los PHEV es mucho mayor entre las personas. Actualmente, todos los vehículos eléctricos disminuyen las emisiones de CO2eq en comparación con los vehículos convencionales (gasolina o diésel). Por supuesto que una descarbonización de la generación de electricidad, es decir la producción de electricidad con fuentes renovables, todavía disminuirá considerablemente las emisiones de CO2eq de los BEV y PHEV. Esto estudios fueron realizados en Alemania y EEUU, pero las variaciones de los resultados en nuestro país no serán muy grandes y, dada la altitud de la mayor parte de territorio nacional, seguramente los resultados indicarán una mayor conveniencia de los autos eléctricos o híbridos con respecto a los de gasolina.
Aunque este estudio fue realizado con automóviles se puede esperar que sus resultados puedan ser similares cuando se trate de autobuses; de aquí la conveniencia de que también el transporte público urbano como suburbano inicie su transformación hacia la electromovilidad.
Este tipo de estudios apuntan a que debemos promover el uso de vehículos eléctricos o híbridos para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero. Adicionalmente, como lo he mencionado con anterioridad, el costo de un kilómetro recorrido en forma eléctrica es aproximadamente el 65% del costo del mismo kilómetro recorrido con motor de combustión interna a los precios actuales de la electricidad y la gasolina. El llamado a la sociedad a promover la electromovilidad es urgente; además también es apremiante recordarle a las empresas del sector automotriz que inicien su transformación como proveedores de partes de autos eléctricos o quedarán fuera del mercado en un futuro cercano.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 22 de Agosto en el periódico La Unión de Morelos.
Además se encontró que el factor de utilidad promedio (definido como la porción de kilómetros recorridos con el motor eléctrico) depende principalmente de la autonomía eléctrica del vehículo y oscila entre el 15 y el 35% durante aproximadamente 20 km, entre el 40 y el 50% durante 40 km y aproximadamente el 75% para aproximadamente 60 km de autonomía. Es importante hacer notar que los vehículos PHEV con autonomía de 60 km solamente requieren de un banco de batería de menos de la mitad de los actuales BEV. Por lo tanto, para estos vehículos PHEV un sistema de carga rápida todavía aumentaría la ventaja, y si los recorridos diarios son menores a los 60 kilómetros la conveniencia es evidente. Por otro lado, con la ventaja de que los PHEV pueden ser utilizados en situaciones de emergencia solamente con el modo de combustibles y recorrer grandes distancias la aceptabilidad de los PHEV es mucho mayor entre las personas. Actualmente, todos los vehículos eléctricos disminuyen las emisiones de CO2eq en comparación con los vehículos convencionales (gasolina o diésel). Por supuesto que una descarbonización de la generación de electricidad, es decir la producción de electricidad con fuentes renovables, todavía disminuirá considerablemente las emisiones de CO2eq de los BEV y PHEV. Esto estudios fueron realizados en Alemania y EEUU, pero las variaciones de los resultados en nuestro país no serán muy grandes y, dada la altitud de la mayor parte de territorio nacional, seguramente los resultados indicarán una mayor conveniencia de los autos eléctricos o híbridos con respecto a los de gasolina.
Aunque este estudio fue realizado con automóviles se puede esperar que sus resultados puedan ser similares cuando se trate de autobuses; de aquí la conveniencia de que también el transporte público urbano como suburbano inicie su transformación hacia la electromovilidad.
Este tipo de estudios apuntan a que debemos promover el uso de vehículos eléctricos o híbridos para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero. Adicionalmente, como lo he mencionado con anterioridad, el costo de un kilómetro recorrido en forma eléctrica es aproximadamente el 65% del costo del mismo kilómetro recorrido con motor de combustión interna a los precios actuales de la electricidad y la gasolina. El llamado a la sociedad a promover la electromovilidad es urgente; además también es apremiante recordarle a las empresas del sector automotriz que inicien su transformación como proveedores de partes de autos eléctricos o quedarán fuera del mercado en un futuro cercano.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 22 de Agosto en el periódico La Unión de Morelos.
miércoles, 31 de julio de 2019
Sobre la autonomía de la universidades
Este año la Universidad Nacional Autónoma de México festeja los 90 años de la autonomía universitaria. Por supuesto que esta celebración tiene motivos para destacarse en todos los rincones del país. Es más hoy en día es de vital importancia que todas las personas conozcamos las ventajas de tener instituciones educativas de nivel superior autónomas.
Déjenme comentar brevemente algunas ideas sobre la autonomía universitaria en el contexto actual en nuestro país.
En las últimas décadas hemos observado una trayectoria a convertir los servicios en general en mercancía. En muchas ciudades de nuestro país, hemos visto como el servicio del agua potable se concesiona; lo mismo pasa con el servicio de recolección de desechos sólidos urbanos (basura) y otros. Es decir, estos servicios que en principio son parte de los beneficios que deben ser producto del contrato social que todas las personas concebimos al vivir en sociedad, ahora son concesionados y por lo tanto, se perciben como mercancía por la que hay que pagar un precio adicional. Por supuesto que los verdaderos empresarios están buscando nichos de oportunidad donde puedan invertir y obtener ganancias. Sin embargo, debemos contemplar que no siempre la liberación a ultranza de todo lo que puede ser considerado mercancía es adecuado para promover un bienestar social. Las recientes crisis económicas nos han enseñado que una regulación sobre los negocios es necesaria para promover el beneficio de todas las personas y no solamente de unas cuantas. Aunque no parezca, en nuestro país hemos empezado a transitar a una comercialización de la educación y en especial de la educación superior. Esta tendencia la encontramos en el ámbito internacional que considera a la educación superior como una mercancía, donde los empresarios o inversionistas pueden obtener lucro de la impartición de este nivel de educación. Debo manifestar que no estoy en contra de estos empresarios, lo que si considero muy importante es que la sociedad, a través del gobierno, brinde opciones educativas de calidad desde el ámbito público. Por lo tanto, la sociedad por conducto del gobierno debe financiar una educación superior de calidad. De hecho, el financiamiento público de la educación es una tarea irrenunciable de todo gobierno que promueva el bienestar social.
En el contexto internacional los nichos de negocios en el rubro de la educación superior son uno de los más prometedores. Los capitales ven el mercado de la educación superior como un nicho muy prometedor para la inversión y otorgamiento de créditos a los estudiantes con réditos interesantes, como un negocio redituable. Estas formas de conceptualizar a la educación superior es muy diferente a la tradición educativa latinoamericana y en particular a la mexicana. En el contexto latinoamericano, basta mencionar que desde mediados del siglo antepasado las universidades en Uruguay y Argentina luchaban por su autonomía educativa, presupuestaria, de gestión y de investigación. Así, en estos dos países encontramos los primeros ejemplos de universidades autónomas que otorgaron, y hoy otorgan, la posibilidad de movilidad social a un amplio sector de la población, y además, construyendo la posibilidad de que la sociedad tome decisiones con base en el conocimiento. De hecho, este lunes, la UNAM otorgó el reconocimiento Autonomía Universitaria 2019 a la Universidad de la República de Uruguay y a la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, precisamente por su papel pionero en la defensa de la esta autonomía en el continente desde el siglo XIX.
Por supuesto, que la autonomía no implica la ausencia en la rendición de cuentas. De hecho, las universidades autónomas con la posibilidad de elegir su propia forma de gobierno y de selección de autoridades deben ser un ejemplo en la transparencia del manejo de los recursos que les son otorgados. En mi opinión, deben ser castigadas las acciones, que bajo el pretexto de la autonomía universitaria, incurran en faltas a la normatividad, ya que no solamente incumplen con las leyes, sino que traicionan la confianza de la sociedad en ellas. Acciones como la llamada estafa maestra deben ser investigadas y en caso de mostrarse el incumplimiento de la ley deben ser castigadas.
Hoy en día en nuestro país debemos estar orgullosos porque la UNAM ocupa un lugar distinguido entre las universidades latinoamericanas en la mayoría de los “rankings” internacionales. Esta universidad pública caracterizada por se una de las universidades de masas más grandes del mundo y que es una de las mejores en latinoamérica. Además es un ejemplo de diversidad y, a pesar de su tamaño, muestra amplia tolerancia hacia las diversas formas de pensar; pero preservando el rigor académico ante todo. Afortunadamente, la UNAM no es el único ejemplo de un buen ejercicio de la autonomía y podemos encontrar a lo largo del país otras universidades que hacen un buen uso de esta autonomía y construyen conocimiento.
Seguramente, algunos lectores me podrán preguntar y en qué beneficia esta autonomía a una persona que vive en las Barrancas del Cobre en Chihuahua o en el centro de la Selva Lacandona en Chiapas. Por supuesto que mi respuesta honesta sería: individualmente en poco; pero en el contexto social, la autonomía universitaria es de gran utilidad; ya que forma personas y genera conocimiento que permitirán construir estrategias que redunden en el beneficio social de las poblaciones más vulnerables y cambie las condiciones adversas para el desarrollo de las diversas comunidades con base en los deseos de esas comunidades. Es decir, el impacto en la solución de los problemas es una tarea de todas las personas y no solo de las instituciones.
La verdadera riqueza en el ejercicio de la autonomía de las instituciones está en la promoción de la diversidad, la construcción de consensos y visiones colectivas. Con esto, rechazo rotundamente las visiones totalitarias que intentan eliminar la diversidad y la participación ciudadana en la toma de decisiones.
Festejemos la autonomía de las universidades, en particular de la UNAM, que son el producto de la lucha social latinoamericana, y mexicana, ante los embates del colonialismo o el imperialismo o el comunismo o el neoliberalismo o las visiones de la luz del mundo. Las universidades autónomas fomentan la diversidad y construyen con base en el conocimiento soluciones de la problemática, también son el refugio de las ideas cuando se pretende combatir a los que piensan diferente, pueden formar a las personas con conocimiento, libertad de pensamiento y acción. De hecho, los movimientos sociales latinoamericanos del los siglos pasados y las movilizaciones del actual han sido apoyados fuertemente por las universidades autónomas gracias a la intervención de sus comunidades. Así, todo depende de las personas que participamos en ellas y que tenemos el compromiso de actuar en consecuencias con la confianza que la sociedad deposita en nosotros.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 31 de Julio en el periódico La Unión de Morelos.
Déjenme comentar brevemente algunas ideas sobre la autonomía universitaria en el contexto actual en nuestro país.
En las últimas décadas hemos observado una trayectoria a convertir los servicios en general en mercancía. En muchas ciudades de nuestro país, hemos visto como el servicio del agua potable se concesiona; lo mismo pasa con el servicio de recolección de desechos sólidos urbanos (basura) y otros. Es decir, estos servicios que en principio son parte de los beneficios que deben ser producto del contrato social que todas las personas concebimos al vivir en sociedad, ahora son concesionados y por lo tanto, se perciben como mercancía por la que hay que pagar un precio adicional. Por supuesto que los verdaderos empresarios están buscando nichos de oportunidad donde puedan invertir y obtener ganancias. Sin embargo, debemos contemplar que no siempre la liberación a ultranza de todo lo que puede ser considerado mercancía es adecuado para promover un bienestar social. Las recientes crisis económicas nos han enseñado que una regulación sobre los negocios es necesaria para promover el beneficio de todas las personas y no solamente de unas cuantas. Aunque no parezca, en nuestro país hemos empezado a transitar a una comercialización de la educación y en especial de la educación superior. Esta tendencia la encontramos en el ámbito internacional que considera a la educación superior como una mercancía, donde los empresarios o inversionistas pueden obtener lucro de la impartición de este nivel de educación. Debo manifestar que no estoy en contra de estos empresarios, lo que si considero muy importante es que la sociedad, a través del gobierno, brinde opciones educativas de calidad desde el ámbito público. Por lo tanto, la sociedad por conducto del gobierno debe financiar una educación superior de calidad. De hecho, el financiamiento público de la educación es una tarea irrenunciable de todo gobierno que promueva el bienestar social.
En el contexto internacional los nichos de negocios en el rubro de la educación superior son uno de los más prometedores. Los capitales ven el mercado de la educación superior como un nicho muy prometedor para la inversión y otorgamiento de créditos a los estudiantes con réditos interesantes, como un negocio redituable. Estas formas de conceptualizar a la educación superior es muy diferente a la tradición educativa latinoamericana y en particular a la mexicana. En el contexto latinoamericano, basta mencionar que desde mediados del siglo antepasado las universidades en Uruguay y Argentina luchaban por su autonomía educativa, presupuestaria, de gestión y de investigación. Así, en estos dos países encontramos los primeros ejemplos de universidades autónomas que otorgaron, y hoy otorgan, la posibilidad de movilidad social a un amplio sector de la población, y además, construyendo la posibilidad de que la sociedad tome decisiones con base en el conocimiento. De hecho, este lunes, la UNAM otorgó el reconocimiento Autonomía Universitaria 2019 a la Universidad de la República de Uruguay y a la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, precisamente por su papel pionero en la defensa de la esta autonomía en el continente desde el siglo XIX.
Por supuesto, que la autonomía no implica la ausencia en la rendición de cuentas. De hecho, las universidades autónomas con la posibilidad de elegir su propia forma de gobierno y de selección de autoridades deben ser un ejemplo en la transparencia del manejo de los recursos que les son otorgados. En mi opinión, deben ser castigadas las acciones, que bajo el pretexto de la autonomía universitaria, incurran en faltas a la normatividad, ya que no solamente incumplen con las leyes, sino que traicionan la confianza de la sociedad en ellas. Acciones como la llamada estafa maestra deben ser investigadas y en caso de mostrarse el incumplimiento de la ley deben ser castigadas.
Hoy en día en nuestro país debemos estar orgullosos porque la UNAM ocupa un lugar distinguido entre las universidades latinoamericanas en la mayoría de los “rankings” internacionales. Esta universidad pública caracterizada por se una de las universidades de masas más grandes del mundo y que es una de las mejores en latinoamérica. Además es un ejemplo de diversidad y, a pesar de su tamaño, muestra amplia tolerancia hacia las diversas formas de pensar; pero preservando el rigor académico ante todo. Afortunadamente, la UNAM no es el único ejemplo de un buen ejercicio de la autonomía y podemos encontrar a lo largo del país otras universidades que hacen un buen uso de esta autonomía y construyen conocimiento.
Seguramente, algunos lectores me podrán preguntar y en qué beneficia esta autonomía a una persona que vive en las Barrancas del Cobre en Chihuahua o en el centro de la Selva Lacandona en Chiapas. Por supuesto que mi respuesta honesta sería: individualmente en poco; pero en el contexto social, la autonomía universitaria es de gran utilidad; ya que forma personas y genera conocimiento que permitirán construir estrategias que redunden en el beneficio social de las poblaciones más vulnerables y cambie las condiciones adversas para el desarrollo de las diversas comunidades con base en los deseos de esas comunidades. Es decir, el impacto en la solución de los problemas es una tarea de todas las personas y no solo de las instituciones.
La verdadera riqueza en el ejercicio de la autonomía de las instituciones está en la promoción de la diversidad, la construcción de consensos y visiones colectivas. Con esto, rechazo rotundamente las visiones totalitarias que intentan eliminar la diversidad y la participación ciudadana en la toma de decisiones.
Festejemos la autonomía de las universidades, en particular de la UNAM, que son el producto de la lucha social latinoamericana, y mexicana, ante los embates del colonialismo o el imperialismo o el comunismo o el neoliberalismo o las visiones de la luz del mundo. Las universidades autónomas fomentan la diversidad y construyen con base en el conocimiento soluciones de la problemática, también son el refugio de las ideas cuando se pretende combatir a los que piensan diferente, pueden formar a las personas con conocimiento, libertad de pensamiento y acción. De hecho, los movimientos sociales latinoamericanos del los siglos pasados y las movilizaciones del actual han sido apoyados fuertemente por las universidades autónomas gracias a la intervención de sus comunidades. Así, todo depende de las personas que participamos en ellas y que tenemos el compromiso de actuar en consecuencias con la confianza que la sociedad deposita en nosotros.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 31 de Julio en el periódico La Unión de Morelos.
miércoles, 24 de julio de 2019
Los permisos de construcción requieren de planeación
En estos días podemos observar en muchas ciudades de nuestro país la construcción de edificios de varios pisos. En particular en Cuernavaca vemos que el paisaje cambia con la construcción de estos edificios de más de cuatro pisos. Aunque no solamente se modifica el paisaje, sino que con la construcción de estos edificios sufrimos cambios que pueden poner entre dicho la sustentabilidad de las ciudades. Claramente muchas personas pueden pensar que es más adecuado aumentar el número de habitaciones o de oficinas por cada metro cuadrado de la superficie construida y con ello disminuir los impactos negativos. El razonamiento podría ser el siguiente: en lugar de tener una casa habitación en el terreno, se construye un edificio de varios pisos con varias casas habitación o departamentos afectando menos tierra disponible. Esta forma de pensar, considera que las afectaciones al suelo natural son menores si la extensión de las edificaciones son menores, como es el caso de los edificios en lugar de las casas individuales. Sin embargo, es importante considerar que la demanda de agua, de energía, de transporte y de otros servicios es la misma para las construcciones individuales que para cada una de los departamentos en los edificios. Es decir, la necesidad de agua, energía, transporte, etc. se cuantifica, generalmente, por persona y no por casa habitación, por lo tanto, al aumentar la densidad de la población en cada metro cuadrado se aumenta, casi en la misma proporción, la demanda de servicios y con ello el razonamiento anterior puede ser falso. De esta manera, no podemos concluir sin un análisis cuidadoso que es preferible construir edificios a construir casas individuales.
También hemos observado, a lo largo de los años, la transformación de tierra cultivable en grandes conglomerados de casas habitación alrededor de las ciudades, como lo hemos visto en los municipios al sur de Cuernavaca. Generalmente estos fraccionamientos pueden proveerse de agua de pozos dentro de los terrenos mismos y pueden contemplar plantas de tratamiento de aguas, aspectos que parecen deseables al disminuir el impacto negativo. Sin embargo, estos fraccionamientos, generalmente no contemplan los servicios de acceso y transporte y a lo largo del tiempo se incrementan los tiempos de traslado de las personas que habitan estos fraccionamiento hacia los centros de trabajo que generalmente están en las zonas céntricas de las ciudades, como hemos observado al este y al sur de Cuernavaca. Es importante hacer notar que generalmente estos conglomerados de casas pueden ser realmente ciudades dormitorio que obligan a desarrollar infraestructura de movilidad, ya sea a construir o ampliar las calles o avenidas de acceso o a implantar esquemas de transporte público como trenes o sistemas rápidos mediante autobuses. Además, generalmente los constructores no contemplan el desarrollo de edificios de servicios, como las escuelas, las clínicas, los cines, las tiendas, los parques, etc. Como bien sabe todo urbanista, la construcción de estos fraccionamientos debe contemplar el desarrollo de la infraestructura que brinde calidad de vida a la población que los ocupará.
Claramente el aumento de la población en las ciudades, ya sea por el incremento propio de la población o por la migración, requiere del desarrollo de nuevas infraestructuras o de la modificación de la existente. Las dos opciones que hemos planteado en los párrafos anteriores tienen ventajas y desventajas y para resolver el dilema tenemos que contemplar múltiples aspectos, no solo los que ilustramos aquí.
En nuestro país, los permisos de construcción de edificios o de fraccionamientos están a cargo de las presidencias municipales que deben tener un plan de ordenamiento territorial que contemple precisamente las características de uso de suelo. En mi opinión, estos planes deben elaborarse con una amplia consulta y con un sustento en el conocimiento de la región. Ya que debe considerar los servicios de energía, agua, manejo de residuos, transporte, servicios ambientales y el aporte de los satisfactores de las personas que los ocuparán. Estoy seguro que la mayoría de los municipios tiene estos planes de ordenamiento territorial, pero no se respetan o no están elaborados con el debido cuidado. Por esta razón, tengo la impresión que la mayoría de los gobiernos municipales no están tomando seriamente su papel y otorgan permisos de construcción de edificios o de fraccionamientos sin considerar todos los aspectos necesarios para cuidar la sustentabilidad de las edificaciones.
Es tarea de nosotros demandar que se elaboren adecuadamente los planes de ordenamiento territorial y que se respeten, al mismo tiempo que el desarrollo de la infraestructura, como las vías de acceso, los tendidos eléctricos, el drenaje, las vías de acceso, las escuelas, los parques, etc. sea la adecuada para las actividades que se realizarán en las edificaciones. Estas edificaciones pueden ser oficinas, casas habitación, hospitales, lugares de esparcimiento, zonas industriales, aeropuertos, trenes, etc. en todas ellas debe haber un cuidadoso análisis para su construcción
La tarea no es sencilla, pero hoy sabemos que para trazar el camino hacia la sustentabilidad tenemos que incorporar el conocimiento en la toma de decisiones y como ciudadanos debemos demandar que los permisos de construcción estén basados en el conocimiento. Con esto último quiero enfatizar que la opinión de las personas que usarán o verán modificado su entorno con las edificaciones debe también ser contemplada en el otorgamiento de estos permisos.
La necesidad de contar con la planeación con miras en el largo plazo es urgente en nuestras realidad.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 24 de Julio en el periódico La Unión de Morelos.
También hemos observado, a lo largo de los años, la transformación de tierra cultivable en grandes conglomerados de casas habitación alrededor de las ciudades, como lo hemos visto en los municipios al sur de Cuernavaca. Generalmente estos fraccionamientos pueden proveerse de agua de pozos dentro de los terrenos mismos y pueden contemplar plantas de tratamiento de aguas, aspectos que parecen deseables al disminuir el impacto negativo. Sin embargo, estos fraccionamientos, generalmente no contemplan los servicios de acceso y transporte y a lo largo del tiempo se incrementan los tiempos de traslado de las personas que habitan estos fraccionamiento hacia los centros de trabajo que generalmente están en las zonas céntricas de las ciudades, como hemos observado al este y al sur de Cuernavaca. Es importante hacer notar que generalmente estos conglomerados de casas pueden ser realmente ciudades dormitorio que obligan a desarrollar infraestructura de movilidad, ya sea a construir o ampliar las calles o avenidas de acceso o a implantar esquemas de transporte público como trenes o sistemas rápidos mediante autobuses. Además, generalmente los constructores no contemplan el desarrollo de edificios de servicios, como las escuelas, las clínicas, los cines, las tiendas, los parques, etc. Como bien sabe todo urbanista, la construcción de estos fraccionamientos debe contemplar el desarrollo de la infraestructura que brinde calidad de vida a la población que los ocupará.
Claramente el aumento de la población en las ciudades, ya sea por el incremento propio de la población o por la migración, requiere del desarrollo de nuevas infraestructuras o de la modificación de la existente. Las dos opciones que hemos planteado en los párrafos anteriores tienen ventajas y desventajas y para resolver el dilema tenemos que contemplar múltiples aspectos, no solo los que ilustramos aquí.
En nuestro país, los permisos de construcción de edificios o de fraccionamientos están a cargo de las presidencias municipales que deben tener un plan de ordenamiento territorial que contemple precisamente las características de uso de suelo. En mi opinión, estos planes deben elaborarse con una amplia consulta y con un sustento en el conocimiento de la región. Ya que debe considerar los servicios de energía, agua, manejo de residuos, transporte, servicios ambientales y el aporte de los satisfactores de las personas que los ocuparán. Estoy seguro que la mayoría de los municipios tiene estos planes de ordenamiento territorial, pero no se respetan o no están elaborados con el debido cuidado. Por esta razón, tengo la impresión que la mayoría de los gobiernos municipales no están tomando seriamente su papel y otorgan permisos de construcción de edificios o de fraccionamientos sin considerar todos los aspectos necesarios para cuidar la sustentabilidad de las edificaciones.
Es tarea de nosotros demandar que se elaboren adecuadamente los planes de ordenamiento territorial y que se respeten, al mismo tiempo que el desarrollo de la infraestructura, como las vías de acceso, los tendidos eléctricos, el drenaje, las vías de acceso, las escuelas, los parques, etc. sea la adecuada para las actividades que se realizarán en las edificaciones. Estas edificaciones pueden ser oficinas, casas habitación, hospitales, lugares de esparcimiento, zonas industriales, aeropuertos, trenes, etc. en todas ellas debe haber un cuidadoso análisis para su construcción
La tarea no es sencilla, pero hoy sabemos que para trazar el camino hacia la sustentabilidad tenemos que incorporar el conocimiento en la toma de decisiones y como ciudadanos debemos demandar que los permisos de construcción estén basados en el conocimiento. Con esto último quiero enfatizar que la opinión de las personas que usarán o verán modificado su entorno con las edificaciones debe también ser contemplada en el otorgamiento de estos permisos.
La necesidad de contar con la planeación con miras en el largo plazo es urgente en nuestras realidad.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 24 de Julio en el periódico La Unión de Morelos.
miércoles, 10 de julio de 2019
Acciones que parecen buenas, pero...
Primero quiero comentarles que estudié física y, por lo tanto, cualquier comentario que haga fuera de esta rama es simplemente una opinión como la que acostumbramos decir en una charla después de comer con amigos o en el café. Con esta advertencia quiero comentar algunos aspectos de política de la 4T.
Quiero establecer un diálogo con ustedes que leen estas líneas y que deseamos tener un México con bienestar social y plantear mis dudas o mis observaciones. Por supuesto, estas observaciones tienen el sesgo de mi formación, de la vida que he tenido; el entorno ha influido en mis convicciones y desarrollado mi punto de vista. Debo reconocer que mi forma de ver las cosas tiene un sesgo hacia la búsqueda de soluciones a los conflictos por consenso, con miras en el largo plazo, a las reglas claras, la repartición equitativa de los costos de la vida social y a la búsqueda del bienestar social. Me parece que el bienestar social no es consecuencia de muchos bienestares individuales y que muchas veces, un bienestar individual arrasa con el bienestar de muchas personas. Sin embargo, el bienestar social conlleva a formas individuales de vida con estándares adecuados para cada persona. También tengo que reconocer que considero que los estímulos al esfuerzo son adecuados y, en la mayoría de las ocasiones, son necesarios para promover el bienestar social. Estos estímulos a las personas que se esfuerzan incrementan su desempeño en cualquier actividad y con ello incrementan los beneficios para toda la población; por lo tanto, me parece razonable que se les premie. Es decir, no considero adecuado dar a todos lo mismo por la razón de existir. Sin embargo, considero adecuado asegurar a todas las personas un bienestar.
Con estos advertencias van mis comentarios. Primero quiero poner en la mesa que a Ley de Austeridad, que si bien puede en lo general ser aplaudida, en lo particular, puede ser totalmente inadecuada para algunos sectores. Ya hemos visto como la aplicación a raja tabla de esta austeridad puso en jaque a los servicios públicos de salud. Es más, déjenme comentar que si bien las compras consolidadas de medicamentos pueden ser más baratas para el sector gobierno, pueden ser muy caras para la sociedad mexicana. Seguramente esta frase no les parece correcta; pero déjenme exponer con mayor detalle mi observación. Para muchas personas es claro que al comprar por mayoreo las medicinas pueden ser más baratas para el que las paga; pero ¿quién puede vender tal cantidad de medicinas? Solamente una compañía muy grande puede hacerlo y buscará obtener la mayor ganancia posible en la venta escatimando los sueldos de las personas que intervienen en la distribución de las medicinas en todos los confines del país. Sí, estas medicinas deben ser entregadas en muy diversos lugares desde los hospitales en la Ciudad de México, como en las clínicas rurales en medio de la sierra, por ejemplo. En cambio, si se diera el dinero a los hospitales o a las clínicas para que estas medicinas fueran compradas a micro o pequeñas empresas pudiera haber una mayor distribución de la riqueza y aunque el costo de las medicinas fuera mayor, el pago de los salarios a las personas que repartirían estas medicinas también lo sería. Por lo tanto, la distribución de la riqueza sería menos inequitativa (paretiana), habría una distribución mayor del pago en la población. Por otro lado, el pago de los impuestos de estas pequeñas empresas también retornaría al gobierno y finalmente a la sociedad. Por esta razón, no me parece obvio que toda la población gane al concentrar las compras en una empresa, y consideraría el análisis comparativo con propiciar el desarrollo de pequeñas empresas a lo largo de todo el país que surtan de medicinas a hospitales y clínicas. Lo que si me queda claro es que con las compras centralizadas solamente una empresa gana y, con ello, se promueve la concentración de la riqueza aumentando la pobreza en el resto de la población.
Con este ejemplo quiero abrir las posibilidades a la discusión de acciones que parecen buenas, pero que pudieran ser totalmente inadecuadas. Así puedo regresar a la Ley de Austeridad que aplicada a todas las vertientes de la actividad humana puede ser muy nociva. Primeramente esta Ley debiera ser aplicada fundamentalmente al gasto, pero no a la inversión. Si la sociedad mexicana tiene todavía muchos aspectos que requieren de inversión para poder construir la infraestructura y las instituciones que le permitan conseguir el bienestar social. En este sentido concuerdo totalmente con los colegas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN (CINVESTAV) que demandan un trato especial a la inversión en Educación Superior e Investigación Científica. Desde mi perspectiva, y en muchos escritos anteriores lo he manifestado, estoy convencido que el dinero asignado a educación e investigación es un inversión y para nada es un gasto. Por lo tanto, no debe ser sujeto a la austeridad.
Por otro lado, abonando en el favor de los colegas del CINVESTAV, comento que el sector científico en nuestro país tiene una cultura de rendición de cuentas (que pudiera ser ampliada para incluir aspectos relacionados con una mayor diversidad de impactos sociales) que le ha permitido convertirse en un sector profesional y con estándares internacionales. Aquí tenemos que recordar que la inversión en este sector nunca ha sido la adecuada para conseguir un impacto contundente en nuestra sociedad; sin embargo, no debemos menospreciarlo y si debemos reforzarlo. Este sector, es de lo más participativo y ha conseguido modificar algunas políticas nefastas en administraciones pasadas gracias a su organización basada en el desempeño.
Aquí cambio ligeramente la discusión para comentar sobre la Ley General de Ciencia y Tecnología, donde hay propuestas que consideran que la política de ciencia y tecnología debe ser definida fundamentalmente por el sector gobierno, para que se implante una visión transformadora. Esto me parece inadecuado, ya que la cultura científica en ese sector no es lo idónea para construir una política científica de largo plazo; la verdad es que la cultura científica en el sector gubernamental es muy limitada. Con base en mi experiencia, la discusión, basada en el conocimiento, entre personas del sector científico conduce a construir soluciones de consenso; pero, antes de construirlas, hay primeramente que permitir el disenso y promover un amplio intercambio de opiniones para construir verdaderas soluciones con personal capacitado comprometido con ellas. La fortaleza de tales políticas científicas, definidas por consenso de diferentes sectores (gobierno, academias, empresas y sociedad organizada) será de mucho mayor valía para la sociedad que aquella propuesta solamente por el sector gobierno. Por esta razón, la promulgación de una Ley General de Ciencia y Tecnología donde el órgano responsable del sector sea solamente gubernamental si acaso dará resultados para un sexenio; pero no promoverá un cambio transformador.
Considero que aquí he esbozado que no siempre las propuestas que a primera vista parecen buenas son las adecuadas en el largo plazo para propiciar el bienestar social. Sirva esto para construir propuestas de consenso.
Una versión resumida de este artículo fue publicada el día 10 de Julio en el periódico La Unión de Morelos.
Quiero establecer un diálogo con ustedes que leen estas líneas y que deseamos tener un México con bienestar social y plantear mis dudas o mis observaciones. Por supuesto, estas observaciones tienen el sesgo de mi formación, de la vida que he tenido; el entorno ha influido en mis convicciones y desarrollado mi punto de vista. Debo reconocer que mi forma de ver las cosas tiene un sesgo hacia la búsqueda de soluciones a los conflictos por consenso, con miras en el largo plazo, a las reglas claras, la repartición equitativa de los costos de la vida social y a la búsqueda del bienestar social. Me parece que el bienestar social no es consecuencia de muchos bienestares individuales y que muchas veces, un bienestar individual arrasa con el bienestar de muchas personas. Sin embargo, el bienestar social conlleva a formas individuales de vida con estándares adecuados para cada persona. También tengo que reconocer que considero que los estímulos al esfuerzo son adecuados y, en la mayoría de las ocasiones, son necesarios para promover el bienestar social. Estos estímulos a las personas que se esfuerzan incrementan su desempeño en cualquier actividad y con ello incrementan los beneficios para toda la población; por lo tanto, me parece razonable que se les premie. Es decir, no considero adecuado dar a todos lo mismo por la razón de existir. Sin embargo, considero adecuado asegurar a todas las personas un bienestar.
Con estos advertencias van mis comentarios. Primero quiero poner en la mesa que a Ley de Austeridad, que si bien puede en lo general ser aplaudida, en lo particular, puede ser totalmente inadecuada para algunos sectores. Ya hemos visto como la aplicación a raja tabla de esta austeridad puso en jaque a los servicios públicos de salud. Es más, déjenme comentar que si bien las compras consolidadas de medicamentos pueden ser más baratas para el sector gobierno, pueden ser muy caras para la sociedad mexicana. Seguramente esta frase no les parece correcta; pero déjenme exponer con mayor detalle mi observación. Para muchas personas es claro que al comprar por mayoreo las medicinas pueden ser más baratas para el que las paga; pero ¿quién puede vender tal cantidad de medicinas? Solamente una compañía muy grande puede hacerlo y buscará obtener la mayor ganancia posible en la venta escatimando los sueldos de las personas que intervienen en la distribución de las medicinas en todos los confines del país. Sí, estas medicinas deben ser entregadas en muy diversos lugares desde los hospitales en la Ciudad de México, como en las clínicas rurales en medio de la sierra, por ejemplo. En cambio, si se diera el dinero a los hospitales o a las clínicas para que estas medicinas fueran compradas a micro o pequeñas empresas pudiera haber una mayor distribución de la riqueza y aunque el costo de las medicinas fuera mayor, el pago de los salarios a las personas que repartirían estas medicinas también lo sería. Por lo tanto, la distribución de la riqueza sería menos inequitativa (paretiana), habría una distribución mayor del pago en la población. Por otro lado, el pago de los impuestos de estas pequeñas empresas también retornaría al gobierno y finalmente a la sociedad. Por esta razón, no me parece obvio que toda la población gane al concentrar las compras en una empresa, y consideraría el análisis comparativo con propiciar el desarrollo de pequeñas empresas a lo largo de todo el país que surtan de medicinas a hospitales y clínicas. Lo que si me queda claro es que con las compras centralizadas solamente una empresa gana y, con ello, se promueve la concentración de la riqueza aumentando la pobreza en el resto de la población.
Con este ejemplo quiero abrir las posibilidades a la discusión de acciones que parecen buenas, pero que pudieran ser totalmente inadecuadas. Así puedo regresar a la Ley de Austeridad que aplicada a todas las vertientes de la actividad humana puede ser muy nociva. Primeramente esta Ley debiera ser aplicada fundamentalmente al gasto, pero no a la inversión. Si la sociedad mexicana tiene todavía muchos aspectos que requieren de inversión para poder construir la infraestructura y las instituciones que le permitan conseguir el bienestar social. En este sentido concuerdo totalmente con los colegas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN (CINVESTAV) que demandan un trato especial a la inversión en Educación Superior e Investigación Científica. Desde mi perspectiva, y en muchos escritos anteriores lo he manifestado, estoy convencido que el dinero asignado a educación e investigación es un inversión y para nada es un gasto. Por lo tanto, no debe ser sujeto a la austeridad.
Por otro lado, abonando en el favor de los colegas del CINVESTAV, comento que el sector científico en nuestro país tiene una cultura de rendición de cuentas (que pudiera ser ampliada para incluir aspectos relacionados con una mayor diversidad de impactos sociales) que le ha permitido convertirse en un sector profesional y con estándares internacionales. Aquí tenemos que recordar que la inversión en este sector nunca ha sido la adecuada para conseguir un impacto contundente en nuestra sociedad; sin embargo, no debemos menospreciarlo y si debemos reforzarlo. Este sector, es de lo más participativo y ha conseguido modificar algunas políticas nefastas en administraciones pasadas gracias a su organización basada en el desempeño.
Aquí cambio ligeramente la discusión para comentar sobre la Ley General de Ciencia y Tecnología, donde hay propuestas que consideran que la política de ciencia y tecnología debe ser definida fundamentalmente por el sector gobierno, para que se implante una visión transformadora. Esto me parece inadecuado, ya que la cultura científica en ese sector no es lo idónea para construir una política científica de largo plazo; la verdad es que la cultura científica en el sector gubernamental es muy limitada. Con base en mi experiencia, la discusión, basada en el conocimiento, entre personas del sector científico conduce a construir soluciones de consenso; pero, antes de construirlas, hay primeramente que permitir el disenso y promover un amplio intercambio de opiniones para construir verdaderas soluciones con personal capacitado comprometido con ellas. La fortaleza de tales políticas científicas, definidas por consenso de diferentes sectores (gobierno, academias, empresas y sociedad organizada) será de mucho mayor valía para la sociedad que aquella propuesta solamente por el sector gobierno. Por esta razón, la promulgación de una Ley General de Ciencia y Tecnología donde el órgano responsable del sector sea solamente gubernamental si acaso dará resultados para un sexenio; pero no promoverá un cambio transformador.
Considero que aquí he esbozado que no siempre las propuestas que a primera vista parecen buenas son las adecuadas en el largo plazo para propiciar el bienestar social. Sirva esto para construir propuestas de consenso.
Una versión resumida de este artículo fue publicada el día 10 de Julio en el periódico La Unión de Morelos.
martes, 9 de julio de 2019
La diversidad de opiniones sustenta decisiones de largo plazo
En el mundo a lo largo del último siglo hemos observado que las democracias o las dictaduras han existido con diferentes tintes. Hemos visto dictaduras de ultra derecha o de izquierda en todos los continentes; también hemos observado democracias de derecha o de izquierda en diferentes países. Hemos tenido noticias de países donde la población en elecciones democráticas han optado por la alternancia en los tintes de los gobernantes. Desde mi punto de vista, las alternancias pueden ser benéficas para la sociedad, ya que experimentamos en carne propia las diferencias de estilo. A pesar de estos vaivenes en los estilos de gobernar; lo que podemos observar es que los países con un mejor desempeño en los indicadores de bienestar social son aquellos que han planificado con miras en el largo plazo. De esta manera, en esos países los gobernantes en turno solamente deciden en la priorización las acciones acordadas; pero mantienen el rumbo hacia los objetivos del largo plazo. Los acuerdos sociales son vitales para definir estas visiones.
En nuestro país, los gobiernos han sido tradicionalmente de derecha o centro derecha promoviendo el bienestar de unos cuantos y creando desigualdades, somos un país con más del 40% de la población por debajo de la línea de pobreza. Ante esto, las personas nos hemos opuesto con base en organización construyendo instituciones que llamamos de la sociedad civil a las políticas que favorecen la explotación desmedida de los recursos o las personas. Estas instituciones, con autonomía basada en la participación de las personas, han obligado a los gobernantes de diferente orientación a modificar las políticas que atentan contra el bienestar social. Por supuesto que también las organizaciones de la sociedad civil pueden ser cooptadas por personas sin escrúpulos que se enriquecen o atentan contra la población o segmentos específicos de la población (infantes, mujeres en situación de violencia, migrantes, etc.); pero existen instituciones que han funcionado adecuadamente para evitar que las malas acciones de gobierno sean todavía más dañinas.
También estas organizaciones han sido la voz de muchas personas en muy diferentes situaciones denunciando actos de corrupción o medidas en contra de nuestro entorno o de abuso de poder.
En otras ocasiones, encontramos que algunas organizaciones son creadas para evitar el pago de las contribuciones que toda persona física o moral debe hacer para poder vivir en sociedad, situación que debemos evitar.
Con estas palabras quiero comentar que, como seguramente ya anticipan ustedes, las organizaciones tienen las mismas bondades o defectos que las personas. Sin embargo, la organización de las personas en estas asociaciones es algo que todo gobierno debe fomentar, cuidando, como en todo, que los recursos sean ejercidos con pulcritud y para los fines altruistas de la asociación.
En muchos ámbitos de la sociedad estas asociaciones de la sociedad civil pueden proveer un punto de vista experto y diferente al de los gobernantes o de las empresas ante proyectos específicos. Un buen gobernante o un buen empresario siempre está atento de la opinión de este tipo de organizaciones para modificar sus planes y contender con las preocupaciones genuinas de estos grupos organizados. En este sentido, la opinión de organizaciones científicas es de vital valía para un gobierno que pretende construir el bienestar social en el largo plazo.
Por esta razón, en la mayoría de los países con mayor bienestar social financian a las Academias de Ciencias, Ingeniería, Medicina, Artes y Humanidades en el entendido que en ellas están agrupadas las personas con mayores conocimientos en muy diversos campos de las actividades humanas. Por supuesto, que este financiamiento es a cambio de obtener opiniones calificadas sobre muy diversos tópicos, problemas, proyectos o iniciativas; aunque las opiniones pueden ser contrarias a las de los gobernantes. En nuestro país, el financiamiento a estas asociaciones ha padecido lo mismo que el financiamiento a la ciencia en este gobierno: ha sido reducido. Tengo que admitir que en algunos momentos y en determinadas organizaciones profesionales, estos financiamientos fueron utilizados para sufragar algunos gastos superfluos; pero en la mayoría de los momentos el dinero fue invertido en acciones que beneficiaron realmente a la población. De hecho, las propias comunidades profesionales han enmendado el camino cuando ha sido necesario y cambiaron de dirigentes para retornar el ejercicio adecuado de sus recursos. En particular, en Morelos el ejercicio de los presupuestos a estas asociaciones ha sido dedicado a promover la comunicación de la ciencia y el fomento a las actividades científicas en la población juvenil del Estado, para muestra notamos el trabajo de la Academia de Ciencias de Morelos.
Regreso al tema de que las opiniones diversas y calificadas de científicos previamente discutidas entre especialistas son un verdadero tesoro para los estadistas y generadores de planes y acciones encaminadas a construir el bienestar social. En particular, para el órgano rector de la política científica la diversidad de opiniones basadas precisamente en la discusión amplia y con argumentos es un invaluable consejo a buscar, obtener y valorar.
Tengo que decir que hoy, en el Estado de Morelos, el gobierno actual no busca obtener estas opiniones y, desde mi punto de vista, debería acercarse a las Academias de Ciencias, Ingeniería y Humanidades que ya existen para, con base en conocimiento, planear para el futuro y no solamente actuar con fines corto-plazistas. En el ámbito nacional, en mi opinión, el actual CONACyT debe promover la participación activa en la toma de decisiones de la comunidad científica organizada y evitar que por decisiones unipersonales solamente una visión sea considerada en la definición de la política científica.
Las discusiones y argumentaciones basadas en conocimiento son las que verdaderamente pueden construir planes en el largo plazo y proveer de sólidas definiciones de política pública. Lo dictatorial, inmediato y sesgado fenece, no resiste el escrutinio de la historia. Las dictaduras han caído, las democracias parecen subsistir incluso a vaivenes o “trumpicones”.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 3 de Julio en el periódico la Unión de Morelos
En nuestro país, los gobiernos han sido tradicionalmente de derecha o centro derecha promoviendo el bienestar de unos cuantos y creando desigualdades, somos un país con más del 40% de la población por debajo de la línea de pobreza. Ante esto, las personas nos hemos opuesto con base en organización construyendo instituciones que llamamos de la sociedad civil a las políticas que favorecen la explotación desmedida de los recursos o las personas. Estas instituciones, con autonomía basada en la participación de las personas, han obligado a los gobernantes de diferente orientación a modificar las políticas que atentan contra el bienestar social. Por supuesto que también las organizaciones de la sociedad civil pueden ser cooptadas por personas sin escrúpulos que se enriquecen o atentan contra la población o segmentos específicos de la población (infantes, mujeres en situación de violencia, migrantes, etc.); pero existen instituciones que han funcionado adecuadamente para evitar que las malas acciones de gobierno sean todavía más dañinas.
También estas organizaciones han sido la voz de muchas personas en muy diferentes situaciones denunciando actos de corrupción o medidas en contra de nuestro entorno o de abuso de poder.
En otras ocasiones, encontramos que algunas organizaciones son creadas para evitar el pago de las contribuciones que toda persona física o moral debe hacer para poder vivir en sociedad, situación que debemos evitar.
Con estas palabras quiero comentar que, como seguramente ya anticipan ustedes, las organizaciones tienen las mismas bondades o defectos que las personas. Sin embargo, la organización de las personas en estas asociaciones es algo que todo gobierno debe fomentar, cuidando, como en todo, que los recursos sean ejercidos con pulcritud y para los fines altruistas de la asociación.
En muchos ámbitos de la sociedad estas asociaciones de la sociedad civil pueden proveer un punto de vista experto y diferente al de los gobernantes o de las empresas ante proyectos específicos. Un buen gobernante o un buen empresario siempre está atento de la opinión de este tipo de organizaciones para modificar sus planes y contender con las preocupaciones genuinas de estos grupos organizados. En este sentido, la opinión de organizaciones científicas es de vital valía para un gobierno que pretende construir el bienestar social en el largo plazo.
Por esta razón, en la mayoría de los países con mayor bienestar social financian a las Academias de Ciencias, Ingeniería, Medicina, Artes y Humanidades en el entendido que en ellas están agrupadas las personas con mayores conocimientos en muy diversos campos de las actividades humanas. Por supuesto, que este financiamiento es a cambio de obtener opiniones calificadas sobre muy diversos tópicos, problemas, proyectos o iniciativas; aunque las opiniones pueden ser contrarias a las de los gobernantes. En nuestro país, el financiamiento a estas asociaciones ha padecido lo mismo que el financiamiento a la ciencia en este gobierno: ha sido reducido. Tengo que admitir que en algunos momentos y en determinadas organizaciones profesionales, estos financiamientos fueron utilizados para sufragar algunos gastos superfluos; pero en la mayoría de los momentos el dinero fue invertido en acciones que beneficiaron realmente a la población. De hecho, las propias comunidades profesionales han enmendado el camino cuando ha sido necesario y cambiaron de dirigentes para retornar el ejercicio adecuado de sus recursos. En particular, en Morelos el ejercicio de los presupuestos a estas asociaciones ha sido dedicado a promover la comunicación de la ciencia y el fomento a las actividades científicas en la población juvenil del Estado, para muestra notamos el trabajo de la Academia de Ciencias de Morelos.
Regreso al tema de que las opiniones diversas y calificadas de científicos previamente discutidas entre especialistas son un verdadero tesoro para los estadistas y generadores de planes y acciones encaminadas a construir el bienestar social. En particular, para el órgano rector de la política científica la diversidad de opiniones basadas precisamente en la discusión amplia y con argumentos es un invaluable consejo a buscar, obtener y valorar.
Tengo que decir que hoy, en el Estado de Morelos, el gobierno actual no busca obtener estas opiniones y, desde mi punto de vista, debería acercarse a las Academias de Ciencias, Ingeniería y Humanidades que ya existen para, con base en conocimiento, planear para el futuro y no solamente actuar con fines corto-plazistas. En el ámbito nacional, en mi opinión, el actual CONACyT debe promover la participación activa en la toma de decisiones de la comunidad científica organizada y evitar que por decisiones unipersonales solamente una visión sea considerada en la definición de la política científica.
Las discusiones y argumentaciones basadas en conocimiento son las que verdaderamente pueden construir planes en el largo plazo y proveer de sólidas definiciones de política pública. Lo dictatorial, inmediato y sesgado fenece, no resiste el escrutinio de la historia. Las dictaduras han caído, las democracias parecen subsistir incluso a vaivenes o “trumpicones”.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 3 de Julio en el periódico la Unión de Morelos
miércoles, 26 de junio de 2019
Construyendo caminos hacia la sustentabildiad
Desde medidos de la semana pasada tuve la oportunidad de estar colaborando con colegas de la Universidad de las Villas en Santa Clara, Cuba. Con ellos estuvimos compartiendo las experiencias que generamos en el Centro Mexicano de Innovación en Energía Solar, proyecto que está cercano a su término y con él la comunidad solar continuamos aprendiendo a colaborar y compartir conocimiento, entre otras muchos beneficios que obtuvimos. Estos beneficios para la comunidad solar nos acercaron más que nunca a impactar positivamente en la sociedad, entre otros aprendizajes encontramos que necesitamos colaborar con el sector empresarial y social para llevar a los usuarios nuestras invenciones o conocimientos. Además encontramos ideas diferentes y nos percatamos de la urgente necesidad de utilizar indicadores para monitorizar el avance de los desarrollos tecnolgicos (niveles de madurez tecnológica) y principalmente que existen los niveles de madurez en innovación social. Estos últimos de vital importancia para que los desarrollos en energías renovables lleguen a las comunidades mexicanas.
Con estos antecedentes, durante mi viaje por la isla de Cuba vinieron a mi mente recuerdos de otras tierras de nuestra Latino América o de nuestro país donde el sistema ecológico ha sido perturbado fuertemente y la búsqueda de la sustentabilidad es apremiante. Estos paisajes tanto naturales como citadinos me trajeron a la mente las lecturas de los libros de Jared Diamond, en particular el libro de “Colapso”. En este libro Diamond discute diversas hipótesis sobre las razones para los colapsos de diferentes sociedades humanas a lo largo de la historia.
La verdad es que los viajes ilustran (si deseamos promover beneficios sociales es urgente promover la movilidad de las personas, nos evita tener solamente un pensamiento parroquial) y las vivencias que he tenido me han otorgado la oportunidad de sufrir, compartir y gozar; además me han dado la posibilidad de comprender más ampliamente lo que Diamond comparte como reflexiones que debemos valorar, cuestionar y, por supuesto, complementar o desmentir según sea el caso: a) Las sociedades colapsan cuando su crecimiento va más allá de lo que sus recursos permiten. b) Una de los efectos es la deforestación y la erosión de la tierra con el consecuente agotamiento de los nutrientes en la tierra y la disminución de las cosechas para alimentar la población. Esto hace que haya un incremento de las luchas internas en la sociedad por la escasez de recursos y finalmente, c) los gobernantes no pudieron resolver los problemas de la sociedad, se enfocaron en los problemas del corto plazo enriqueciéndose, y explotando a la población en general.
Es claro que las sociedades que colapsaron (como la de los mayas) no disponían de los conocimientos que hoy tenemos y que con el afán de generar un bienestar no se percataban que agotaban los recursos y con ello provocaban el colapso de su forma de existir. Hoy dado los conocimientos científicos que hemos generado reconocemos que los recursos son finitos y que nuestras acciones pueden cambiar las condiciones de nuestro entorno cercano y lejano, de hecho las condiciones del planeta en su totalidad.
Para mí, es claro que los conocimientos tradicionales son limitados y han producido el bienestar social que hoy han alcanzado las poblaciones que los generaron mediante el empirismo propio de las personas, pero que hoy en día no les brindan las soluciones a la compleja problemática que enfrentan; que la ciencia ha generado una basta gama de conocimientos que pueden incrementar este bienestar, pero que también pueden acelerar el agotamiento de los recursos en el largo plazo. Por estas razones, considero importante amalgamar de una manera sinérgica estos dos tipos de conocimiento para promover soluciones a los problemas con visión local considerando el ambiente natural, los comportamientos sociales, el intercambio de bienes inter y extra localidad y construir las normas y organizaciones que rijan las relaciones entre estos diversos aspectos; pero primordialmente con una visión de largo plazo para contemplar la eficiencia en lugar de la búsqueda de la obtención rápida de beneficios individuales.
Este tipo de consideraciones son las que permearon en el CeMIE-Sol y la Red Temática de Energía Solar que, me parecen han contribuido a construir una comunidad colaborativa con visión de largo plazo que llamó la atención tanto del gobierno, como de colegas universitarios cubanos para que compartiéramos con ellos las experiencias y pudieran construir sus propias soluciones basadas en nuestras experiencias.
Termino diciendo, que nos da gusto que en otras regiones se reconozca los esfuerzos que realizamos los mexicanos para construir caminos hacia la sustentabilidad. Reitero estamos listos para colaborar con otros mexicanos y en general con otras personas para contribuir al bienestar social.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 26 de Junio en el periódico la Unión de Morelos
Con estos antecedentes, durante mi viaje por la isla de Cuba vinieron a mi mente recuerdos de otras tierras de nuestra Latino América o de nuestro país donde el sistema ecológico ha sido perturbado fuertemente y la búsqueda de la sustentabilidad es apremiante. Estos paisajes tanto naturales como citadinos me trajeron a la mente las lecturas de los libros de Jared Diamond, en particular el libro de “Colapso”. En este libro Diamond discute diversas hipótesis sobre las razones para los colapsos de diferentes sociedades humanas a lo largo de la historia.
La verdad es que los viajes ilustran (si deseamos promover beneficios sociales es urgente promover la movilidad de las personas, nos evita tener solamente un pensamiento parroquial) y las vivencias que he tenido me han otorgado la oportunidad de sufrir, compartir y gozar; además me han dado la posibilidad de comprender más ampliamente lo que Diamond comparte como reflexiones que debemos valorar, cuestionar y, por supuesto, complementar o desmentir según sea el caso: a) Las sociedades colapsan cuando su crecimiento va más allá de lo que sus recursos permiten. b) Una de los efectos es la deforestación y la erosión de la tierra con el consecuente agotamiento de los nutrientes en la tierra y la disminución de las cosechas para alimentar la población. Esto hace que haya un incremento de las luchas internas en la sociedad por la escasez de recursos y finalmente, c) los gobernantes no pudieron resolver los problemas de la sociedad, se enfocaron en los problemas del corto plazo enriqueciéndose, y explotando a la población en general.
Es claro que las sociedades que colapsaron (como la de los mayas) no disponían de los conocimientos que hoy tenemos y que con el afán de generar un bienestar no se percataban que agotaban los recursos y con ello provocaban el colapso de su forma de existir. Hoy dado los conocimientos científicos que hemos generado reconocemos que los recursos son finitos y que nuestras acciones pueden cambiar las condiciones de nuestro entorno cercano y lejano, de hecho las condiciones del planeta en su totalidad.
Para mí, es claro que los conocimientos tradicionales son limitados y han producido el bienestar social que hoy han alcanzado las poblaciones que los generaron mediante el empirismo propio de las personas, pero que hoy en día no les brindan las soluciones a la compleja problemática que enfrentan; que la ciencia ha generado una basta gama de conocimientos que pueden incrementar este bienestar, pero que también pueden acelerar el agotamiento de los recursos en el largo plazo. Por estas razones, considero importante amalgamar de una manera sinérgica estos dos tipos de conocimiento para promover soluciones a los problemas con visión local considerando el ambiente natural, los comportamientos sociales, el intercambio de bienes inter y extra localidad y construir las normas y organizaciones que rijan las relaciones entre estos diversos aspectos; pero primordialmente con una visión de largo plazo para contemplar la eficiencia en lugar de la búsqueda de la obtención rápida de beneficios individuales.
Este tipo de consideraciones son las que permearon en el CeMIE-Sol y la Red Temática de Energía Solar que, me parecen han contribuido a construir una comunidad colaborativa con visión de largo plazo que llamó la atención tanto del gobierno, como de colegas universitarios cubanos para que compartiéramos con ellos las experiencias y pudieran construir sus propias soluciones basadas en nuestras experiencias.
Termino diciendo, que nos da gusto que en otras regiones se reconozca los esfuerzos que realizamos los mexicanos para construir caminos hacia la sustentabilidad. Reitero estamos listos para colaborar con otros mexicanos y en general con otras personas para contribuir al bienestar social.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 26 de Junio en el periódico la Unión de Morelos
miércoles, 12 de junio de 2019
La automatización y el mercado laboral
¿Qué trabajo le podemos recomendar a la juventud? Seguramente, el lector podrá hacer alguna recomendación a las personas jóvenes o adolescentes que están estudiando o pretenden encontrar algún trabajo en estos días en nuestro país. Es claro que no todas las personas tenemos que estudiar una profesión universitaria, ya que podemos encontrar trabajos muy dignos y útiles que no necesariamente requieren una preparación universitaria, aunque esta formación siempre ayuda. Por ejemplo pensemos en el trabajo que atiende a bebés o personas adultas, estas actividades parecieran tener siempre vigencia y pareciera que nuestra sociedad debiera, dada su importancia, recompensar con una mejor retribución monetaria estas dos actividades, para muchos esta pudiera ser una recomendación juiciosa.
Estoy seguro, que muchos de nosotros, cuando éramos jóvenes, no pensamos en llegar a la edad adulta con un solo trabajo; pero algunos hemos tenido la fortuna de hacerlo. Durante este tiempo hemos presenciado la desaparición de algunos trabajos; por ejemplo operadores/operadoras de teléfono. Quizá tenga que explicar aquí lo que era una operadora de teléfonos, dado que la juventud de hoy no ha hecho uso de operadora (aquí tengo que aclarar que nunca conocí a un operador). La profesión de contestar una llamada de un teléfono para conectar manualmente con la línea de otro teléfono era una profesión abrumadoramente ocupada por mujeres. Recordemos cuál era la situación en el inicio de la telefonía, uno descolgaba el teléfono y del otro lado de la línea contestaba una operadora, uno le pedía hablar con otro teléfono, le daba el número y ella manualmente enchufaba nuestra línea con la otra para poder hablar. Efectivamente, era al otro lado de la línea, del cable que se comunicaban los teléfonos. Por supuesto, hoy en día la automatización hizo que este trabajo desapareciera. Aquí tengo que enfatizar que muchas labores que hace medio siglo se hacían personalmente, hoy se hacen automáticamente o por robots. Es más, en algunos lugares la atención a clientes, como en los bancos, es fundamentalmente realizada por autómatas, se graban los mensajes.
Con estos antecedentes, para la juventud es necesario conocer cuáles son los trabajos que se pudieran automatizar y entonces la recomendación pudiera ser que escojan otros trabajos. Por ejemplo, cuando yo era pequeño, los chóferes de automóviles no parecía ser una de las profesiones automatizables, hasta los supersónicos (caricatura de los años 60 del siglo pasado) conducían personalmente sus naves espaciales; sin embargo, hoy en día hay un esfuerzo para automatizar la conducción de vehículos usando inteligencia artificial.
Con estas ideas me topé cuando este martes llamó mi atención un artículo publicado en uno de los depósitos de acceso libre más connotados en los ámbitos de la física, matemáticas, economía y computación de escritos científicos, que versaba precisamente sobre automatización y sus consecuencias para la movilidad laboral. En este artículo mediante un modelo matemático, consistente en una red de ocupaciones donde se mueven agentes computacionales, se describe la dinámica de las personas entre diferentes puestos de trabajo para posteriormente encontrar los cambios entre las diferentes ocupaciones debido a los efectos de la automatización.
Aunque no parezca, este artículo es un ejemplo de lo que llamamos econofísica, de la que he hablado anteriormente; pero se acerca mucho a la sociofísica dado que aborda también un problema social, el desempleo. En ese trabajo se destaca que hay diversos empleos que son propensos a la automatización y por lo tanto tenderán a desaparecer; aunque, por otro lado, las nuevas tecnologías crean nuevos trabajos, y para propiciar el bienestar social es crucial entender las transiciones entre estas ocupaciones. El artículo usa una base de datos empíricos de los Estados Unidos y con estos datos se construyó la red de movilidad ocupacional donde los nodos son ocupaciones y las aristas de la red representan la probabilidad de transitar de un trabajo a otro, de un nodo a otro. Para estudiar los efectos de la automatización se construyó un modelo de mercado laboral. El artículo enfatiza la importancia de dirigir los planes de readiestramiento o capacitación de las personas hacia las ocupaciones con menor posibilidades de automatización. Así, con este modelo se encontraron resultados contraintuitivos en los que, debido a la estructura de la red, los trabajadores en ciertas ocupaciones altamente automatizadas pueden beneficiarse de la automatización, mientras que los trabajadores en ciertas ocupaciones con un bajo nivel de automatización pueden sufrir consecuencias adversas.
Para ilustrar este hecho, déjenme utilizar el siguiente ejemplo: los asistentes de estadística son más vulnerables a la automatización que las personas dedicadas al cuidado infantil. Sin embargo, dado que un asistente estadístico puede hacer una transición a las ocupaciones con la creciente demanda como el análisis de datos, los autores sugieren que es más probable que disminuya la tasa de desempleo a largo plazo para los estadísticos. En contraste, dado que muchas ocupaciones con menor demanda de preparación, pero automatizables, pueden hacer una transición a cuidadores infantiles, es más probable que aumente el desempleo a largo plazo entre las personas de cuidados infantiles. Por lo tanto, los esfuerzos de apoyo y reentrenamiento podrían dirigirse mejor a los trabajadores de cuidado infantil.
Con este ejemplo, vemos como es necesario tener datos para construir estos modelos, los datos utilizados son para el mercado laboral de los Estados Unidos y no tenemos los correspondientes para nuestro país, necesitamos más científicos de datos en México, entre otros muchas personas que generan conocimiento.
Insisto, debemos consolidar el sector científico mexicano para entender nuestro entorno y poder brindar soluciones que promuevan el bienestar social.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 12 de Junio en el periódico La Unión de Morelos.
Estoy seguro, que muchos de nosotros, cuando éramos jóvenes, no pensamos en llegar a la edad adulta con un solo trabajo; pero algunos hemos tenido la fortuna de hacerlo. Durante este tiempo hemos presenciado la desaparición de algunos trabajos; por ejemplo operadores/operadoras de teléfono. Quizá tenga que explicar aquí lo que era una operadora de teléfonos, dado que la juventud de hoy no ha hecho uso de operadora (aquí tengo que aclarar que nunca conocí a un operador). La profesión de contestar una llamada de un teléfono para conectar manualmente con la línea de otro teléfono era una profesión abrumadoramente ocupada por mujeres. Recordemos cuál era la situación en el inicio de la telefonía, uno descolgaba el teléfono y del otro lado de la línea contestaba una operadora, uno le pedía hablar con otro teléfono, le daba el número y ella manualmente enchufaba nuestra línea con la otra para poder hablar. Efectivamente, era al otro lado de la línea, del cable que se comunicaban los teléfonos. Por supuesto, hoy en día la automatización hizo que este trabajo desapareciera. Aquí tengo que enfatizar que muchas labores que hace medio siglo se hacían personalmente, hoy se hacen automáticamente o por robots. Es más, en algunos lugares la atención a clientes, como en los bancos, es fundamentalmente realizada por autómatas, se graban los mensajes.
Con estos antecedentes, para la juventud es necesario conocer cuáles son los trabajos que se pudieran automatizar y entonces la recomendación pudiera ser que escojan otros trabajos. Por ejemplo, cuando yo era pequeño, los chóferes de automóviles no parecía ser una de las profesiones automatizables, hasta los supersónicos (caricatura de los años 60 del siglo pasado) conducían personalmente sus naves espaciales; sin embargo, hoy en día hay un esfuerzo para automatizar la conducción de vehículos usando inteligencia artificial.
Con estas ideas me topé cuando este martes llamó mi atención un artículo publicado en uno de los depósitos de acceso libre más connotados en los ámbitos de la física, matemáticas, economía y computación de escritos científicos, que versaba precisamente sobre automatización y sus consecuencias para la movilidad laboral. En este artículo mediante un modelo matemático, consistente en una red de ocupaciones donde se mueven agentes computacionales, se describe la dinámica de las personas entre diferentes puestos de trabajo para posteriormente encontrar los cambios entre las diferentes ocupaciones debido a los efectos de la automatización.
Aunque no parezca, este artículo es un ejemplo de lo que llamamos econofísica, de la que he hablado anteriormente; pero se acerca mucho a la sociofísica dado que aborda también un problema social, el desempleo. En ese trabajo se destaca que hay diversos empleos que son propensos a la automatización y por lo tanto tenderán a desaparecer; aunque, por otro lado, las nuevas tecnologías crean nuevos trabajos, y para propiciar el bienestar social es crucial entender las transiciones entre estas ocupaciones. El artículo usa una base de datos empíricos de los Estados Unidos y con estos datos se construyó la red de movilidad ocupacional donde los nodos son ocupaciones y las aristas de la red representan la probabilidad de transitar de un trabajo a otro, de un nodo a otro. Para estudiar los efectos de la automatización se construyó un modelo de mercado laboral. El artículo enfatiza la importancia de dirigir los planes de readiestramiento o capacitación de las personas hacia las ocupaciones con menor posibilidades de automatización. Así, con este modelo se encontraron resultados contraintuitivos en los que, debido a la estructura de la red, los trabajadores en ciertas ocupaciones altamente automatizadas pueden beneficiarse de la automatización, mientras que los trabajadores en ciertas ocupaciones con un bajo nivel de automatización pueden sufrir consecuencias adversas.
Para ilustrar este hecho, déjenme utilizar el siguiente ejemplo: los asistentes de estadística son más vulnerables a la automatización que las personas dedicadas al cuidado infantil. Sin embargo, dado que un asistente estadístico puede hacer una transición a las ocupaciones con la creciente demanda como el análisis de datos, los autores sugieren que es más probable que disminuya la tasa de desempleo a largo plazo para los estadísticos. En contraste, dado que muchas ocupaciones con menor demanda de preparación, pero automatizables, pueden hacer una transición a cuidadores infantiles, es más probable que aumente el desempleo a largo plazo entre las personas de cuidados infantiles. Por lo tanto, los esfuerzos de apoyo y reentrenamiento podrían dirigirse mejor a los trabajadores de cuidado infantil.
Con este ejemplo, vemos como es necesario tener datos para construir estos modelos, los datos utilizados son para el mercado laboral de los Estados Unidos y no tenemos los correspondientes para nuestro país, necesitamos más científicos de datos en México, entre otros muchas personas que generan conocimiento.
Insisto, debemos consolidar el sector científico mexicano para entender nuestro entorno y poder brindar soluciones que promuevan el bienestar social.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 12 de Junio en el periódico La Unión de Morelos.
miércoles, 5 de junio de 2019
Estoy triste y desanimado
Desesperanzado estoy... veo nubarrones en el futuro de México… veo un futuro incierto, en nuestro país en muchos aspectos, especialmente para las fuentes renovables de energía y para la generación de conocimiento. Estoy convencido que el uso de las energías solar, eólica, geotérmica, etc. y la actividad científica apuntan hacia construir el bienestar social. Sin embargo, en esta nueva administración del presidente López Obrador cada vez me cuesta más trabajo ser optimista y visualizar que sus actos apuntan hacia la construcción de ese anhelado bienestar social.
Para justificar mi desánimo, déjenme comentar que en el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico 2019-2033 (PRODESEN) durante los primeros cuatro años la Comisión Federal de Electricidad no invertirá en fuentes renovables de energía. Para ello debemos ver la Tabla 7.2 de PRODESEN, es lamentable que aunque el Lic. López Obrador dice que quiere renovar a la CFE y restaurarla como una empresa que promueva el desarrollo, la condena a ir en la retaguardia de la generación eléctrica usando combustibles fósiles en lugar de optar por las fuentes renovables de energía que, hoy en día, son más baratas. Además, la dependencia del gas natural para la generación de electricidad pone en riesgo la seguridad energética del país. Este PRODESEN me explica la conservadora meta de 35.8% de energía renovable para fin de sexenio establecida en el Plan Nacional de Desarrollo, cuando la tecnología está disponible para plantear una meta de al menos 40% para 2024. Además, ahora sabemos las fuentes renovables de energía, por su carácter distribuido, aumentan el empleo de calidad, aspecto necesario en nuestro entorno. Otro de los detalles que observé con respecto al Plan Nacional de Desarrollo (PND) es la sustitución del concepto de energías renovables por el de energías limpias. Este ligero cambio también me recuerda que en el texto del PND se menciona a las fuentes renovables de energía, pero en la meta se usa energía limpia. Tengo que aclarar que en el caso de México el concepto energía limpia acepta a la cogeneración eficiente con gas natural, lo que hace más fácil conseguir la meta del 35.8% de energías limpias.
Por otro lado, mi optimismo se ve disminuido cuando veo la reducción real del presupuesto a las actividades científicas y la reglas suicidas aplicadas a los Centros Públicos de Investigación y a instituciones de prestigio académico como el Centro de Estudios Avanzados del IPN (CINVESTAV) y el Centro de Estudios y Docencia Económica, por mencionar algunos. Quiero comentar que en nuestro país existe un sector científico profesional, pero pequeño. El hecho de que sea pequeño implica que no puede tener el impacto necesario para generar un beneficio generalizado y, por ende, todavía requiere de inversión. Como ya lo he mencionado, en este milenio la inversión en ciencia y tecnología ha sido menor a la mitad recomendada para promover un verdadero bienestar social, así tenemos un atraso para construir nuestro futuro. Algunos sectores de este gobierno se han manifestado con reclamos hacia el sector científico culpándolos de no resolver problemas nacionales. El responsabilizar al sector científico por el limitado impacto en los entornos más desfavorecidos es irracional y muestra una falta de análisis y entendimiento de la realidad. Los científicos están encargados de generar conocimiento, pero el uso de ese conocimiento es responsabilidad de la sociedad en conjunto. Es más, el sector empresarial puede influir de manera sustancial en el uso de ese conocimiento nuevo al invertir en la generación de productos, bienes y servicios de alto valor, en lugar de basar sus ganancias en el pago de bajos salarios. En este sentido, yo esperaría que las personas que nos dedicamos a la ciencia como actividad profesional defendiéramos esta perspectiva y lucháramos por dedicar más inversión a esta actividad para que más personas con enfoque incluyente atendieran la necesidad de construir soluciones a la problemática actual.
Déjenme especificar lo complicado del problema y explicar cómo a veces menospreciamos la actividad científica. En muchas poblaciones en nuestro país se cocina con estufas de leña. Los efectos para la salud de las personas que cocinan debe evitarse al mismo tiempo que la eficiencia energética no es adecuada. Hay hoy en día propuestas eficientes de leña y algunas han sido propuestas por mexicanos; pero todavía su uso no se ha extendido y quizá las limitaciones sean que los tecnólogos no entendamos la diversidad cultural de estas poblaciones. Aquí quiero apuntar que las propuestas de uso de estufas solares suenan muy interesantes y tenemos muchas variantes para ello. Es más, en el IER-UNAM hemos patentado varias de ellas; pero no han sido adoptadas en la generalidad. En el entorno de las asociaciones sociales y colegas del ámbito social nos reclaman a los ingenieros o físicos que hagamos dispositivos con materiales locales y que las personas de estas comunidades los puedan construir. La verdad es que dar soluciones a problemas que llevan cientos de años no son fáciles o, en su defecto, ya las mismas personas las hubieran obtenido. Las personas que viven en estas poblaciones son las que más experiencia tienen en el manejo de materiales y conocen a profundidad los guisos que prefieren y si no han modificado su forma de procesarlos, es porque no es técnicamente fácil. Las comunidades son inteligentes y ellas han construido a lo largo del tiempo tecnologías y procesos que funcionan, aunque no necesariamente conocen sus desventajas. Estas últimas las hemos conocido precisamente gracias al conocimiento científicos. Basta observar que obtener energía del Sol, hoy es factible, pero por cientos o miles de años no fue así. El bienestar social en las comunidades desfavorecidas de nuestro país implica la solución de problemas ancestrales que requieren el concurso de nuevas tecnologías amalgamadas con el conocimiento tradicional, procesos que no son simples y que requiere de personas con entrenamiento científico (en el sentido más amplio: exactas, naturales sociales, etc.) y capaces de dialogar con las comunidades para dar soluciones aceptables y reclamadas para ellas.
Para contar con un sector científico informado y formado en la frontera del conocimiento necesitamos invertir o dejaremos que las soluciones las elaboren otros que quizá no deseen contemplar la diversidad de nuestro país.
Hoy estoy triste y desanimado, pero ofrezco mi trabajo para promover la generación de conocimiento y el uso de fuentes renovables de energía, estoy convencido que estas actividades promueven el bienestar social.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 5 de Junio en el periódico La UNIÓN de Morelos.
Para justificar mi desánimo, déjenme comentar que en el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico 2019-2033 (PRODESEN) durante los primeros cuatro años la Comisión Federal de Electricidad no invertirá en fuentes renovables de energía. Para ello debemos ver la Tabla 7.2 de PRODESEN, es lamentable que aunque el Lic. López Obrador dice que quiere renovar a la CFE y restaurarla como una empresa que promueva el desarrollo, la condena a ir en la retaguardia de la generación eléctrica usando combustibles fósiles en lugar de optar por las fuentes renovables de energía que, hoy en día, son más baratas. Además, la dependencia del gas natural para la generación de electricidad pone en riesgo la seguridad energética del país. Este PRODESEN me explica la conservadora meta de 35.8% de energía renovable para fin de sexenio establecida en el Plan Nacional de Desarrollo, cuando la tecnología está disponible para plantear una meta de al menos 40% para 2024. Además, ahora sabemos las fuentes renovables de energía, por su carácter distribuido, aumentan el empleo de calidad, aspecto necesario en nuestro entorno. Otro de los detalles que observé con respecto al Plan Nacional de Desarrollo (PND) es la sustitución del concepto de energías renovables por el de energías limpias. Este ligero cambio también me recuerda que en el texto del PND se menciona a las fuentes renovables de energía, pero en la meta se usa energía limpia. Tengo que aclarar que en el caso de México el concepto energía limpia acepta a la cogeneración eficiente con gas natural, lo que hace más fácil conseguir la meta del 35.8% de energías limpias.
Por otro lado, mi optimismo se ve disminuido cuando veo la reducción real del presupuesto a las actividades científicas y la reglas suicidas aplicadas a los Centros Públicos de Investigación y a instituciones de prestigio académico como el Centro de Estudios Avanzados del IPN (CINVESTAV) y el Centro de Estudios y Docencia Económica, por mencionar algunos. Quiero comentar que en nuestro país existe un sector científico profesional, pero pequeño. El hecho de que sea pequeño implica que no puede tener el impacto necesario para generar un beneficio generalizado y, por ende, todavía requiere de inversión. Como ya lo he mencionado, en este milenio la inversión en ciencia y tecnología ha sido menor a la mitad recomendada para promover un verdadero bienestar social, así tenemos un atraso para construir nuestro futuro. Algunos sectores de este gobierno se han manifestado con reclamos hacia el sector científico culpándolos de no resolver problemas nacionales. El responsabilizar al sector científico por el limitado impacto en los entornos más desfavorecidos es irracional y muestra una falta de análisis y entendimiento de la realidad. Los científicos están encargados de generar conocimiento, pero el uso de ese conocimiento es responsabilidad de la sociedad en conjunto. Es más, el sector empresarial puede influir de manera sustancial en el uso de ese conocimiento nuevo al invertir en la generación de productos, bienes y servicios de alto valor, en lugar de basar sus ganancias en el pago de bajos salarios. En este sentido, yo esperaría que las personas que nos dedicamos a la ciencia como actividad profesional defendiéramos esta perspectiva y lucháramos por dedicar más inversión a esta actividad para que más personas con enfoque incluyente atendieran la necesidad de construir soluciones a la problemática actual.
Déjenme especificar lo complicado del problema y explicar cómo a veces menospreciamos la actividad científica. En muchas poblaciones en nuestro país se cocina con estufas de leña. Los efectos para la salud de las personas que cocinan debe evitarse al mismo tiempo que la eficiencia energética no es adecuada. Hay hoy en día propuestas eficientes de leña y algunas han sido propuestas por mexicanos; pero todavía su uso no se ha extendido y quizá las limitaciones sean que los tecnólogos no entendamos la diversidad cultural de estas poblaciones. Aquí quiero apuntar que las propuestas de uso de estufas solares suenan muy interesantes y tenemos muchas variantes para ello. Es más, en el IER-UNAM hemos patentado varias de ellas; pero no han sido adoptadas en la generalidad. En el entorno de las asociaciones sociales y colegas del ámbito social nos reclaman a los ingenieros o físicos que hagamos dispositivos con materiales locales y que las personas de estas comunidades los puedan construir. La verdad es que dar soluciones a problemas que llevan cientos de años no son fáciles o, en su defecto, ya las mismas personas las hubieran obtenido. Las personas que viven en estas poblaciones son las que más experiencia tienen en el manejo de materiales y conocen a profundidad los guisos que prefieren y si no han modificado su forma de procesarlos, es porque no es técnicamente fácil. Las comunidades son inteligentes y ellas han construido a lo largo del tiempo tecnologías y procesos que funcionan, aunque no necesariamente conocen sus desventajas. Estas últimas las hemos conocido precisamente gracias al conocimiento científicos. Basta observar que obtener energía del Sol, hoy es factible, pero por cientos o miles de años no fue así. El bienestar social en las comunidades desfavorecidas de nuestro país implica la solución de problemas ancestrales que requieren el concurso de nuevas tecnologías amalgamadas con el conocimiento tradicional, procesos que no son simples y que requiere de personas con entrenamiento científico (en el sentido más amplio: exactas, naturales sociales, etc.) y capaces de dialogar con las comunidades para dar soluciones aceptables y reclamadas para ellas.
Para contar con un sector científico informado y formado en la frontera del conocimiento necesitamos invertir o dejaremos que las soluciones las elaboren otros que quizá no deseen contemplar la diversidad de nuestro país.
Hoy estoy triste y desanimado, pero ofrezco mi trabajo para promover la generación de conocimiento y el uso de fuentes renovables de energía, estoy convencido que estas actividades promueven el bienestar social.
Una versión previa de este artículo fue publicada el día 5 de Junio en el periódico La UNIÓN de Morelos.
miércoles, 15 de mayo de 2019
La ciencia en el PND 2019-2024
La publicación del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 (PND) hace dos semanas levantó polémica, mientras algunas personas consideran que establece una nueva forma de gobernar y plantear lo deseado en términos humanistas, otras consideran que deja mucho que desear y no establece claramente las estrategias. La semana pasada ya comenté algunos aspectos sobre energía, hoy quiero hacer algunos comentarios en el ámbito de las ciencias.
Es cierto que la primera parte del PND solo se hace mención en un párrafo a la ciencia y de este párrafo los científicos podemos quedar desilusionados por la importancia que se le da a las ciencias en esta nueva administración. Sin embargo, en la segunda parte del PND como principio rector en el punto 4 se menciona el impulso a la investigación, la ciencia y la educación con el objetivo de impulsar el bienestar social. Este principio rector seguramente es compartido por muchas personas. También en la segunda parte del PND se establecen los cinco criterios que la administración pretende seguir, y en el número 2 se menciona que el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) se promoverá para que la transparencia y la rendición de cuentas sea simple, eficiente y expedita. Desde mi punto de vista, el que la nueva administración se base en las TIC para fomentar la transparencia y la rendición de cuentas es necesario.
Por otro lado, en lo referente a las relaciones con otros países, se señala que la cooperación mexicana debe articularse para encauzar conocimientos, tecnología para contribuir a generar las condiciones de bienestar y prosperidad para reducir la migración. Por supuesto, que la aplicación de los conocimientos y tecnología con fines de fomentar el bienestar social también es una de las tareas de las ciencias y tecnologías. Sin embargo, para verdaderamente contribuir a generar las condiciones de bienestar en la región Latino Americana se requiere fortalecer al sector de ciencia y tecnología mexicano primero para que funja como el soporte de la región.
En el PND se reconoce que la baja calidad de la educación limita la adquisición de conocimiento y la formación de habilidades para mejorar las oportunidades laborales, mayores ingresos y una mejor calidad de vida. Además se reconoce que el desafío consiste en la formación de la juventud para la adaptación a los cambios tecnológicos globales y a las nuevas exigencia del sector industrial o empresarial y al auge del aprendizaje mediante plataformas virtuales. En esta parte, concuerdo con las necesidades de adaptación; y me hubiera gustado que se enfatizará que pasaríamos de ser un país maquilador a un país que generara productos y servicios de alto valor agregado basado en el conocimiento. Nuevamente, tengo que enfatizar que se requiere apoyar decididamente al sector científico y fomentar que los sectores sociales y empresariales basen sus ofertas de productos y servicios en el conocimiento para conseguir mejores oportunidades de intercambio.
El PND enfatiza que el conocimiento tradicional debe ser incorporado al buscar las soluciones a problemáticas socioambientales incluyendo además la innovación tecnológica. Desde mi punto de vista, es necesario amalgamar este conocimiento tradicional con el científico tecnológico para conseguir un verdadero desarrollo sustentable y propiciar el bienestar social. No podemos relegar por mucho más tiempo la inversión en ciencia ya que llevamos décadas de no alcanzar lo mínimo indispensable para pensar en el bienestar social.
Estoy totalmente de acuerdo cuando el PND manifiesta que es necesario fomentar el proceso de asimilación de la ciencia y la tecnología como parte de la cultura de los mexicanos y que la construcción de ciudadanía se realiza desde los ámbitos del arte, cultura, ciencia y tecnología entre otros aspectos. Sin embargo, el indicador del logro de este objetivo queda totalmente limitado al presentarlo como la cercanía a un evento cultural de las personas; esta forma de medir, me desilusionó totalmente. En cuanto a aspectos económicos, el PND manifiesta que se facilitará el intercambio de conocimiento y la transferencia de tecnología bajo un marco de protección de la propiedad industrial. Recordemos que la certeza en la propiedad (individual o colectiva) sea de lo material o inmaterial es uno de los requerimientos para conseguir inversiones que generen bienestar.
Después de leer estos comentarios queda claro que hay diversos puntos donde las ciencias y el conocimiento generado por estas actividades son una de las base para construir el bienestar social y que es más que solamente las cinco líneas que se pueden leer en la primera parte del PND. Sin embargo, quedan muchas lagunas y llamo la atención nuevamente al hecho que la comunidad científica y el sector empresarial el año pasado le presentamos al Lic. López Obrador un documento (“Hacia la consolidación y desarrollo de políticas públicas en ciencia, tecnología e innovación”) que busca apoyar y participar con base en el conocimiento a la definición de las políticas de ciencia, tecnología e innovación y que contempla todos los aspectos de ciencia que se plantean en el PND; pero no a la viceversa. Por lo tanto, desde mi perspectiva es necesario que se implementen las estrategias esquematizadas en el documento, que enfatizo fue elaborado por consenso, y reforcemos el papel del conocimiento en la generación de las soluciones a la compleja problemática que enfrentamos en nuestros días. Primeramente, se requiere defender lo logrado en las décadas anteriores, donde se ha formado un sector científico profesional; pero se requiere sectores industriales y sociales capaces de interactuar con el conocimiento generado y transformarlo en productos y servicios de alto valor de intercambio.
Finalmente, en el PND se presenta una matriz de vinculación entre sus objetivos del PND y los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Esta parte es de lo más ilustrativa y, desde mi perspectiva, ha pasado desapercibida en otros análisis. Al presentar las vinculaciones e interacciones entre los objetivos del PND y de los ODS se muestra que existe un sector en la presente administración que sí contempla el largo plazo y los retos planteados por la comunidad nacional e internacional en cuanto a la pobreza, la energía, la equidad, la justicia, el agua, la biodiversidad, etc. y las formas complementarias e interdependientes de los problemas de nuestros días. En este tenor, les comento que la semana pasada escuché a las legisladoras María Marivel Solís Barrera y Beatríz Elena Paredes Rangel, presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados y presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Senadores, respectivamente (es de destacarse que las legisladoras son de partidos diferentes; pero ambas con la misma propuesta), manifestarse en torno a la necesidad de incrementar el presupuesto a Ciencia, Tecnología e Innovación y alcanzar el 1% del PIB que establece la legislación actual. Considero que es importante apoyar a los más necesitados; pero también es necesario generar conocimiento y, por lo tanto, pudiera aceptar una disminución en el presupuesto a CTI; pero esta disminución debería ser de no más de un año para inmediatamente incrementarlo sustancialmente y con ello asegurar las perspectivas del bienestar social en el largo plazo. Es urgente que para el año 2020 la inversión en ciencia y tecnología, no solamente recupere los niveles del pasado milenio, sino que aumente para alcanzar al menos el promedio de los países de la OCDE.
Mi postura personal ha sido siempre destacar las coincidencias para construir soluciones y he encontrado aspectos que puedo compartir en el PND y con los cuales podemos trabajar para en conjunto promover el bienestar social mediante la generación y divulgación del conocimiento.
Una versión resumida de este artículo fue publicada el día 15 de Mayo en el periódico La Unión de Morelos
Es cierto que la primera parte del PND solo se hace mención en un párrafo a la ciencia y de este párrafo los científicos podemos quedar desilusionados por la importancia que se le da a las ciencias en esta nueva administración. Sin embargo, en la segunda parte del PND como principio rector en el punto 4 se menciona el impulso a la investigación, la ciencia y la educación con el objetivo de impulsar el bienestar social. Este principio rector seguramente es compartido por muchas personas. También en la segunda parte del PND se establecen los cinco criterios que la administración pretende seguir, y en el número 2 se menciona que el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) se promoverá para que la transparencia y la rendición de cuentas sea simple, eficiente y expedita. Desde mi punto de vista, el que la nueva administración se base en las TIC para fomentar la transparencia y la rendición de cuentas es necesario.
Por otro lado, en lo referente a las relaciones con otros países, se señala que la cooperación mexicana debe articularse para encauzar conocimientos, tecnología para contribuir a generar las condiciones de bienestar y prosperidad para reducir la migración. Por supuesto, que la aplicación de los conocimientos y tecnología con fines de fomentar el bienestar social también es una de las tareas de las ciencias y tecnologías. Sin embargo, para verdaderamente contribuir a generar las condiciones de bienestar en la región Latino Americana se requiere fortalecer al sector de ciencia y tecnología mexicano primero para que funja como el soporte de la región.
En el PND se reconoce que la baja calidad de la educación limita la adquisición de conocimiento y la formación de habilidades para mejorar las oportunidades laborales, mayores ingresos y una mejor calidad de vida. Además se reconoce que el desafío consiste en la formación de la juventud para la adaptación a los cambios tecnológicos globales y a las nuevas exigencia del sector industrial o empresarial y al auge del aprendizaje mediante plataformas virtuales. En esta parte, concuerdo con las necesidades de adaptación; y me hubiera gustado que se enfatizará que pasaríamos de ser un país maquilador a un país que generara productos y servicios de alto valor agregado basado en el conocimiento. Nuevamente, tengo que enfatizar que se requiere apoyar decididamente al sector científico y fomentar que los sectores sociales y empresariales basen sus ofertas de productos y servicios en el conocimiento para conseguir mejores oportunidades de intercambio.
El PND enfatiza que el conocimiento tradicional debe ser incorporado al buscar las soluciones a problemáticas socioambientales incluyendo además la innovación tecnológica. Desde mi punto de vista, es necesario amalgamar este conocimiento tradicional con el científico tecnológico para conseguir un verdadero desarrollo sustentable y propiciar el bienestar social. No podemos relegar por mucho más tiempo la inversión en ciencia ya que llevamos décadas de no alcanzar lo mínimo indispensable para pensar en el bienestar social.
Estoy totalmente de acuerdo cuando el PND manifiesta que es necesario fomentar el proceso de asimilación de la ciencia y la tecnología como parte de la cultura de los mexicanos y que la construcción de ciudadanía se realiza desde los ámbitos del arte, cultura, ciencia y tecnología entre otros aspectos. Sin embargo, el indicador del logro de este objetivo queda totalmente limitado al presentarlo como la cercanía a un evento cultural de las personas; esta forma de medir, me desilusionó totalmente. En cuanto a aspectos económicos, el PND manifiesta que se facilitará el intercambio de conocimiento y la transferencia de tecnología bajo un marco de protección de la propiedad industrial. Recordemos que la certeza en la propiedad (individual o colectiva) sea de lo material o inmaterial es uno de los requerimientos para conseguir inversiones que generen bienestar.
Después de leer estos comentarios queda claro que hay diversos puntos donde las ciencias y el conocimiento generado por estas actividades son una de las base para construir el bienestar social y que es más que solamente las cinco líneas que se pueden leer en la primera parte del PND. Sin embargo, quedan muchas lagunas y llamo la atención nuevamente al hecho que la comunidad científica y el sector empresarial el año pasado le presentamos al Lic. López Obrador un documento (“Hacia la consolidación y desarrollo de políticas públicas en ciencia, tecnología e innovación”) que busca apoyar y participar con base en el conocimiento a la definición de las políticas de ciencia, tecnología e innovación y que contempla todos los aspectos de ciencia que se plantean en el PND; pero no a la viceversa. Por lo tanto, desde mi perspectiva es necesario que se implementen las estrategias esquematizadas en el documento, que enfatizo fue elaborado por consenso, y reforcemos el papel del conocimiento en la generación de las soluciones a la compleja problemática que enfrentamos en nuestros días. Primeramente, se requiere defender lo logrado en las décadas anteriores, donde se ha formado un sector científico profesional; pero se requiere sectores industriales y sociales capaces de interactuar con el conocimiento generado y transformarlo en productos y servicios de alto valor de intercambio.
Finalmente, en el PND se presenta una matriz de vinculación entre sus objetivos del PND y los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Esta parte es de lo más ilustrativa y, desde mi perspectiva, ha pasado desapercibida en otros análisis. Al presentar las vinculaciones e interacciones entre los objetivos del PND y de los ODS se muestra que existe un sector en la presente administración que sí contempla el largo plazo y los retos planteados por la comunidad nacional e internacional en cuanto a la pobreza, la energía, la equidad, la justicia, el agua, la biodiversidad, etc. y las formas complementarias e interdependientes de los problemas de nuestros días. En este tenor, les comento que la semana pasada escuché a las legisladoras María Marivel Solís Barrera y Beatríz Elena Paredes Rangel, presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados y presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Senadores, respectivamente (es de destacarse que las legisladoras son de partidos diferentes; pero ambas con la misma propuesta), manifestarse en torno a la necesidad de incrementar el presupuesto a Ciencia, Tecnología e Innovación y alcanzar el 1% del PIB que establece la legislación actual. Considero que es importante apoyar a los más necesitados; pero también es necesario generar conocimiento y, por lo tanto, pudiera aceptar una disminución en el presupuesto a CTI; pero esta disminución debería ser de no más de un año para inmediatamente incrementarlo sustancialmente y con ello asegurar las perspectivas del bienestar social en el largo plazo. Es urgente que para el año 2020 la inversión en ciencia y tecnología, no solamente recupere los niveles del pasado milenio, sino que aumente para alcanzar al menos el promedio de los países de la OCDE.
Mi postura personal ha sido siempre destacar las coincidencias para construir soluciones y he encontrado aspectos que puedo compartir en el PND y con los cuales podemos trabajar para en conjunto promover el bienestar social mediante la generación y divulgación del conocimiento.
Una versión resumida de este artículo fue publicada el día 15 de Mayo en el periódico La Unión de Morelos
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