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miércoles, 9 de junio de 2021

Lo inmediato, las elecciones pasaron, ahora a construir el futuro

En este principio de siglo, la sociedad mexicana ha cambiado su percepción de las elecciones. Recuerdo claramente los comentarios en la década de los años 1970 y 1980 sobre el llenado de urnas, la invalidación de los votos a la oposición de entonces, las estrategias de acarreos, los votos múltiples y una interminable mención de acciones para hacer trampa en las elecciones. Sí, de acciones para cometer fraude electoral. En este siglo, después de la construcción paulatina de un IFE primero y ahora de un INE, las desconfianzas sobre el conteo cibernético o a la manipulación de datos que se esparcieron entre sectores amplios de la sociedad a principios de este siglo. Por ejemplo, recuerdo los esfuerzos de colegas utilizando la información que se vertía en páginas del IFE para analizar los cambios y detectar anomalías. El esfuerzo hormiga que muchas personas realizamos con la verificación de actas de las casillas electorales mediante fotos enviadas por otras personas voluntarias y su verificación posterior con el reporte final de las elecciones. Estas acciones ciudadanas fueron motivadas por la ausencia de datos disponibles y confiables para verificar lo sucedido en el conteo o en la transcripción a los resultados finales, donde se realizaba el fraude en el siglo pasado. Estos esfuerzos  y sus resultados fueron generando confianza, pero mediante caminos tortuosos y plagados de obstáculos que hoy han sido allanados.
En esta ocasión, la jornada del 6 de junio transcurrió sin suspicacias en torno al conteo o al fraude en las urnas o en la transcripción de los resultados de las actas de casillas a los resultados finales. Desde mi punto de vista, hay un gran avance en la confiabilidad que la institución electoral, que hemos construido y que vigila las elecciones, ha despertado en la población mexicana. En esta ocasión, la jornada electoral marchó con participación ciudadana y se están realizando las denuncias pertinentes en donde es necesario, pero no movilizó a una ciudadanía vigilante fuera de los causes institucionales, como había ocurrido en las primeras elecciones de este siglo.
Es más, en los portales de conteos, los PREP federales o estatales pusieron los datos a disposición del público mediante bases de datos abiertas para facilitar el análisis estadístico y de coherencia que se deseara (en las ligas están los ejemplos de los datos nacionales y de Morelos ). Esta actitud de transparencia despierta confianza. Adicionalmente, los grupos encargados de realizar estos análisis también abrieron (pusieron a disposición del público) los códigos que utilizaron para, a partir de los conteos rápidos, dar los resultados preliminares con confiabilidad estadística (como ejemplo el código del equipo 2 del COTECORA). Estas dos sencillas acciones, pero de profunda apertura y transparencia, otorgan la posibilidad de verificación del manejo de datos e incrementan la confianza, basada en datos y su múltiple análisis y escrutinio, que la ciudadanía puede construir en los procesos electorales mexicanos.
Comparto la tranquilidad que nos ha dejado este proceso electoral, en general se percibe que la voluntad de la ciudadanía que se manifestó se ha respetado. Por supuesto, quedarán algunos casos por resolver; pero el sentir es que podemos seguir en camino hacia una democracia participativa, con sus bondades y limitaciones, revisando otros aspectos como el comportamiento no adecuado en las campañas por parte de algunos contendientes.
Me parece que ya resuelto lo inmediato, ahora debemos preocuparnos por construir nuestro futuro.
Ya en este camino tenemos que atender dos crisis que nos agobian en estos momentos. La crisis provocada por la COVID-19 y la emergencia que está demandando el Cambio Climático son dos problemas que exigen acciones inmediatas que se traducirán en bienestar en el futuro. Al menos con estas dos urgencias en mente, propongo poner a discusión la conveniencia de comprar una refinería en otro país. Por ejemplo, con el dinero que se va a invertir en la refinería en Texas se podría construir un consorcio de industrias mexicanas dedicadas a la fabricación de vacunas. ¿Sería más conveniente? El argumento del actual gobierno por la lentitud en la vacunación, a principios de año, fue que no se surtía de vacunas con la suficiente rapidez, pero esto no sucedería si esas vacunas se fabricaran en nuestro país. Las ventajas de construir empleos aquí son obvias: se invierte en nuestro país, disponibilidad de vacunas, empleos bien remunerados para personal técnico especializado en el país, posibilidad de vender o donar vacunas a otros países, obtención de divisas, etc. En cambio con la comprar de la refinería en Texas se abren o mantienen fuentes de empleos en otro país para sus ciudadanos, se usa tecnología que será obsoleta en algunos años, se invierte en el extranjero, se descapitaliza al país, se ofrecerá gasolina a una sociedad que ha despilfarrado la energía de los combustibles fósiles y que es responsable de una buena parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que está cambiando en clima en el planeta. Si se analiza esta inversión en Texas con miras a corto plazo pudiera aparecer rentable, ya que habría gasolina asegurada, sin embargo la gasolina no cura o evita cambios globales. Con miras en el futuro de la juventud mexicana parece más adecuado invertir en tecnologías que produzcan bienes o servicios con valor de intercambio. Este es un ejemplo y no estoy casado con él, pero podemos cuestionar otras acciones con esta visión de largo plazo y hacer las modificaciones necesarias en la política pública en todos los niveles. Por supuesto, no soy joven y no estoy abogando por mis privilegios, estoy llamando a verdaderamente construir el futuro de nuestra juventud que está atado a la construcción de una sociedad que considere para su vivir aspectos ambientales, económicos, sociales e institucionales.
Con la paulatina, pero sólida, construcción de la institucionalidad en nuestro país debemos continuar forjando y fortaleciendo estas entidades autónomas (por ejemplo el INE) que nos ayuden a vigilar el tránsito a la construcción del bienestar social. 


Una versión previa de este artículo fue publicada el día 9 de junio en el periódico la Unión de Morelos

miércoles, 4 de enero de 2017

Acciones de todos para el 2017

En este fin de año 2016 y principios del 2017 hemos recibido noticias que no auguran un prometedor 2017. Los aumentos en los precios de la energía, la reducción en el presupuesto federal para ciencia y educación superior. La verdad que muchos mexicanos han creído la promesas de algunos candidatos a puestos de gobierno que posteriormente cuando asumieron el puesto como gobernantes no pudieron cumplir. Por ejemplo, la promesa de que a final del sexenio se invertiría el 1% del PIB en Ciencia y Tecnología, que no parece será cumplido; o el compromiso de energía más barata, cuando los precios de procesamiento de los hidrocarburos sube en estos lares y que la energía es subsidiada en nuestro país, era claramente una falacia; pero que muchos creyeron.
La llamada reforma energética garantizó la extracción libre de los hidrocarburos en el territorio nacional. Lo más grave es el hecho que durante más de 50 años los hidrocarburos en nuestro país fueron mal invertidos y para nada fueron usados en inversiones que garantizaran el bienestar social. Es más podemos asegurar que, aunque en promedio somos una de las 20 economías más pujantes en este mundo, en cuanto a la distribución de la riqueza y el bienestar social de los mexicanos ocupamos lugares cercanos al 50.
Debemos ser honestos y decir que esta misma reforma energética posibilita el desarrollo de la energías renovables en comparación con la legislación anterior.
Así estamos ante una verdadera oportunidad. Las energías renovables tienen una característica que las hace naturalmente aptas para propiciar la distribución de la riqueza. Esta característica es que son distribuidas, es decir la energía solar se distribuye a lo largo de casi todo el territorio nacional y se puede aprovechar en cada lugar. La energía eólica de baja potencia tienen una distribución menos amplia, pero en muchas regiones es una opción a considerar para contribuir a la matriz energética local. El aprovechamiento de la energía hidráulica en pequeña escala también es una alternativa en otra regiones. El uso de la geotermia como energía de calentamiento puede ser una opción, pero en algunas regiones en México debemos desarrollar opciones para usarla como sumidero de energía y con ello disminuir la carga a los aires acondicionados.
Por supuesto, este punto de vista es contrario a aquellos que buscan grandes negocios, ya que el uso y aprovechamiento de la energía en forma local dificulta la centralización. Sin embargo, ya se está desarrollando el mercado para centralizar la producción de electricidad distribuida. Suena a contradicción, pero no es así. Se están desarrollando esquemas donde grandes compañías nos ofrezcan energía eléctrica producida en los techos de nuestras casas o negocios u oficinas mediante la instalación de sistemas fotovoltaicos. Esta opción por supuesto es mucho mejor que la actual de producir energía eléctrica centralizada mayoritariamente con hidrocarburos. Sin embargo, el esquema de negocio apunta hacia la concentración de la riqueza. Considero muy importante el desarrollo de esquemas de mercado que implícitamente consideren la distribución del beneficio para conseguir un verdadero desarrollo sustentable o como dicen los franceses perdurable.
Con cálculos sencillos podemos decir que en la mayoría del territorio nacional con un sistema fotovoltaico de unos 32 metros cuadrados se podrían satisfacer la demanda energética de una familia (energía eléctrica para aparatos electrodomésticos y una estufa eléctrica) y una movilidad de 40 km diarios con un auto eléctrico. Podemos añadir un calentador solar (dos metros cuadrados más) para satisfacer la demanda de agua caliente y tener las comodidades que hoy se gozan. Así tendríamos un suministro de energía sustentable.
No dejemos pasar la oportunidad para movilizarnos y optar por un cambio individual que genere un cambio global. Busquemos la forma de invertir y producir la energía que utilizamos en forma renovable. Estudios recientes indican que los sistemas fotovoltaicos que se han producido en los últimos 40 años, ya han generado más energía de la que fue utilizada para producirlos y todavía están generando, así es sustentable la propuesta de sistemas fotovoltaicos. Es decir la forma de producción de estos sistemas ahora ya es totalmente redituabl. De esta manera ya es confiable instalar estos sistemas de energía renovable en casas, negocios o industrias, para ello solo tenemos que decidir hacer la inversión.
Dejemos de pedir y pasemos al actuar para buscar el beneficio de todos.

Una versión previa de este artículo fue publicada el día 4 de Enero

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Producir energía en cada edifico es posible

En el pasado mes de septiembre la segunda subasta eléctrica indicó que, para nuestro país, ha llegado la generación de electricidad utilizando energía solar. Los grandes inversionistas han apostado por una energía renovable, en particular por la solar fotovoltaica, para satisfacer parte de la demanda energética haciendo a un lado a los hidrocarburos. Esta visión que han tenido los inversionistas puede ser seguida por nosotros en nuestras casa o pequeño o mediano negocio.
La Comisión Reguladora de Energía (CRE) está analizando propuestas para que los usuarios pequeños podamos vender los excedentes de energía que generemos.
Considero adecuado explicar la situación actual y ver cual sería el esquema en el futuro de la generación distribuida. Hoy es posible instalar alguna forma de generación de electricidad en casa para autoconsumo. Por ejemplo, podemos instalar sistemas fotovoltaicos y generar electricidad durante el día para en la noche tomarla de la red eléctrica. La Comisión Federal de Electricidad mide cuánta energía eléctrica generamos en el día y cuánta utilizamos y hace un balance si generamos menos de la que usamos la pagamos, si usamos más de la que usamos se guarda como energía acumulada para posteriores meses. Es decir, hoy no hay pago por la generación adicional de electricidad. La energía que se genera adicional y se acumula no puede pasar de un año para ser utilizada. Esta situación es desventajosa para los usuarios, ya que la mayoría pudiera utilizar los beneficios de comprar sistemas que sobrepasen sus necesidades para generar más energía y con ello, si se pagaran los excedentes, disminuir el tiempo de recuperación de la inversión.
Así en estos momentos la CRE está analizando la posibilidad de modificar las reglas de interconexión y considerar un pago para los usuarios por su contribución adicional en energía después de un año. Es decir, si generamos más energía eléctrica de la que usamos se acumulará para hacer un balance al año, al final de ese año de haber todavía excedentes, el usuario recibirá un pago por la energía que inyectó a la red eléctrica.
Claramente, este esquema nos beneficia a todos al incentivar la instalación de sistemas fotovoltaicos en la casa o pequeños negocios y con ello generar electricidad minimizando la emisión de gases de efecto invernadero. En la mayoría del territorio nacional con una instalación menor de 20 metros cuadrados un casa con un consumo alto de energía podría inclusive generar excedentes. Un consultorio dental con una instalación menor de 40 metros cuadrados podría hacer lo mismo. Así, al permitir instalar sistemas en los techos de las casas o pequeños negocios se incentivaría la generación distribuida que evidentemente tiene ventajas.
El uso de las techumbres de los edificios para generar electricidad mediante sistemas fotovoltaicos disminuye la necesidad de transmitir energía y con ello disminuye las pérdidas, aumentando luego la eficiencia. Además al utilizar los techos de las edificaciones disminuye la presión para utilizar terrenos específicos para la generación de electricidad, el emplear terrenos que ya han sido alterados evita perturbar más nuestro entorno.
Las instalaciones deberían ser menores a 10 kW, esta restricción realmente ayuda a la población para no requerir permisos adicionales (en el caso fotovoltaico menores a 60 metros cuadrados).
Con este ejemplo, considero importante, comenzar a pensar en un nuevo paradigma de construcción de edificios donde consideremos que los diseños deben contemplar la generación de la energía que use el edificio a lo largo de su vida útil. Así de nacimiento los edificios deben ser planeados para generar la energía que requieran para su funcionamiento. Este paradigma invitaría a contemplar en las reglamentaciones de construcción la generación de electricidad y abriría el debate a considerar el derecho a recibir el sol en nuestras azoteas. También a recibir el viento en nuestros edificios limitando con ello la altura de las construcciones propiciando un desarrollo que no genere desigualdades. Este es un tópico que invita a la reflexión social y que requiere de contemplar a la energía como un bien común.
Las opciones están ahí, participemos en la discusión con la CRE y apostemos por un futuro diferente, donde la energía se produzca donde se utiliza.


Una versión previa de este artículo fue publicado el día 14 de Diciembre

miércoles, 5 de octubre de 2016

Dos buenas noticias: Subasta eléctrica y transporte eléctrico

Recientemente se concluyó la segunda subasta de energía eléctrica, podemos decir que para las energías renovables fue un éxito. El secretario de energía Pedro Joaquín Coldwell anunció el 22 de septiembre que el precio promedio de esta subasta fue de 33 dólares por Megawatt hora (MWh). ¿Qué significa este precio? Para traducir este costo a lo que nosotros conocemos, déjenme utilizar mi recibo de electricidad que indica que la tarifa sin subsidio que cobra la Comisión Federal de Electricidad es de $2.802 por kWh (de aquí en adelante pesos mexicanos). Es decir el precio que pagará el gobierno mexicano por la electricidad es menor al precio en que la vende. Para ser más claro, el precio de adquisición de electricidad promedio en la segunda subasta es de $0.66 por kWh. Con esto claramente se rompe el mito de que la electricidad generada con fuentes renovables de energía es cara, ya que la CFE tendrá la oportunidad de comercializar la energía transmitiéndola y distribuyéndola con un costo mayor de $1 por kWh y obtener utilidades. Incluso la tarifa subsidiada de doméstica o de negocio (tarifa subsidiada doméstica de $0.73 o de la llamada tarifa 2, de $2.307, respectivamente), en el mes de septiembre, son mayores al precio de compra de la energía generada por las empresas ganadoras de la segunda subasta eléctrica. Por supuesto, estas tarifas subsidiadas para el sector doméstico o de negocios son generadas hoy en día con hidrocarburos en su amplia mayoría, y utilizan nuestros impuestos para dar los subsidios. El problema de que una amplia parte de la población necesita subsidio no es un problema de energía cara, sino de un sistema totalmente inequitativo en el pago de salarios.
Pero, regresemos a la subasta la cantidad de energía anual ofertada durante esta subasta por tipo de fuente renovables es la siguiente: solar fotovoltaica 4,836,597 MWh, eólica 3,874,458 Mwh y geotérmica 198,764 Mwh, todavía es pequeña la contribución de estas fuentes renovables al uso de la energía en nuestro país; pero la buena noticia es que en tecnologías no renovables no se asignó cantidad alguna. Es decir las plantas termoeléctricas de ciclo combinado no fueron consideradas. Esto, desde mi punto de vista, indica que los inversionistas tienen la visión de que el negocio de la electricidad está en las fuentes renovables. Si estas personas reconocen esta situación, considero importante que los mismos gobiernos cambien de dirección con respecto a lo que se ha estado haciendo hoy en día. Lo que parecía adecuado hace unos cuatro años ahora claramente dejó de ser cierto; aunque muchos dijimos hace cuatro años que el camino era empezar con la instalación de sistemas de energías renovables en lugar de continuar quemando los hidrocarburos para producir electricidad. Así el futuro cercano es el campo de acción de las energías renovables.
Otra noticia en la dirección de transitar hacia un mundo sustentable es el anuncio de que la compañía estadounidense Proterra Inc. pone al mercado un autobús eléctrico, con cero emisiones de gases de efecto invernadero durante su operación y que consigue una impresionante autonomía: más de 560 kilómetros con una única carga de sus baterías. Estos autobuses estarán listos para su entrega ya en 2017. El primer prototipo se presentó a mediados de septiembre en la reunión anual que la APTA (Asociación de Transporte Público Estadounidense) celebrada en Los Ángeles, California. Lo importante de este vehículo es que en su sistema de baterías puede almacenar hasta 660 kWh. Para comparar los autos eléctricos actualmente almacenan del orden de los 25 kWh. Hagamos cuentas con: el kilómetro recorrido en el autobús eléctrico con tarifa 2 de negocio no subsidiada de alto precio ($3.06 por kWh) es de $3.6 por kilómetro, es decir podríamos transportar 40 personas un kilómetro por solamente $3.6 esto sería un excelente negocio para el transporte público. Además no habría que sufrir los perjuicios a la salud al respirar los gases que emiten los actuales autobuses, tampoco sufriríamos el impacto térmico al pasar cerca de ellos cuando están en operación, ni los oiríamos pasar con su escandaloso rugir.
Con estos comentarios considero importante transmitir, que ya pasó la época de la energía renovable cara y estamos entrando a la era de las fuentes de energía renovable competitivas. También el transporte sin emisiones durante su operación se acerca y es una opción de nosotros escoger el camino que deseamos.

Una versión previa de este artículo fue publicada el día 5 de Octubre en el periódico La Unión de Morelos.

miércoles, 22 de junio de 2016

Los jóvenes tienen miras en el futuro


El día de lunes 20 de junio en las instalaciones del Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional Autónoma de México se celebró el evento de lanzamiento la Cumbre Internacional de Estudiantes en Energía (SES2017, International Student Energy Summit 2017), que se realizará del 13 al 18 de junio de 2017. Efectivamente, este lanzamiento se dió un año antes del evento. Debo resaltar varios aspectos de la importancia de este evento que se realiza cada dos años. Esta cumbre internacional será la quinta edición, las dos primeras se celebraron en Canadá, la tercera en Noruega y la cuarta en Tailandia, y se ha seleccionado a nuestro país y en particular, la ciudad de Mérida, Yucatán para la próxima edición. Esta selección fue realizada en un concurso donde participaron universidades de 15 diferentes países; así es un evento que ya tiene una demanda internacional y para el cual es necesario presentar un proyecto detallado.
Como su nombre lo dice es una cumbre de estudiantes y, por supuesto, es organizada por estudiantes. Una veintena de estudiantes de diferentes instituciones educativas mexicanas lideradas por estudiantes de la UNAM y particularmente del IER-UNAM, formularon, armaron y presentaron el años pasado, si en 2015, la propuesta para organizar la cumbre en 2017. Claramente, sus miras están en el futuro, generalmente los jóvenes planean sus actividades para un futuro cercano; pero con este ejemplo, considero nos muestran que también piensan y actúan para un futuro.
Los objetivos que se ha planteado el comité organizador para SES 2017 es que reúna a más 800 estudiantes de más de 120 países inscritos en programas académicos de todas las áreas de conocimiento. Aunque se podría pensar que las cuestiones de energía son aspectos de las ingenierías, la apertura para la interacción multidisciplinaria es una de las características de los organizadores. Con una visión totalmente incluyente los estudiantes del comité organizador han establecido un proceso de selección de jóvenes participantes para asegurar que asistan aquellos estudiantes que manifiesten deseos de convertirse en futuros líderes del sector energético. Para ello están promoviendo patrocinios y convenciendo a líderes empresariales y gubernamentales para financiar la cumbre y así asegurar la asistencia de los verdaderos líderes sin menoscabo de sus posibilidades económicas. Al ser una cumbre sin fines de lucro, los organizadores están trabajando intensamente para crear valor en ella y conseguir potenciales socios y patrocinadores.
La cumbre tiene los objetivos de informar, unir e inspirar a todos los participantes hacia la definición de la transición energética que construya un futuro sustentable. Además de ofrecer un ambiente propicio para conformar redes de formación profesional con la visión de desarrollar un futuro con disponibilidad de energía sin comprometer el ambiente y bienestar social.
Es importante mencionar que parte de los actuales organizadores ya participaron activamente en la Cumbre Latinoamericana de Estudiantes en Energía que se celebró el año pasado en la Ciudad de México y en el Instituto de Energías Renovables de la UNAM en Temixco. En esa ocasión se trabajó con empresas trasnacionales de energía, gobiernos federales, estatales y locales, universidades, e importantes organizaciones sociales para conseguir financiamiento. En aquella ocasión participaron más de 300 estudiantes y su éxito fue uno de los aspectos que condujo a la selección de la propuesta mexicana de entre las otras 15. Para SES 2017 se está trabajando con el mismo entusiasmo y aplicando el aprendizaje de las reuniones previas.
En ediciones anteriores de la cumbre han participado como ponentes la Directora Operativa del Banco Mundial, el Director Ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía, el Director del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, y el Secretario Ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía, entre otros. En esta ocasión se espera contar con ponentes que son referentes internacionales y nacionales en el ámbito de la energía. La organización de mesas de discusión y talleres donde los jóvenes estudiantes puedan intercambiar experiencias, anhelos y acciones es una de las actividades fundamentales de la cumbre.
En este primer momento este evento ha sido acogido por la UNAM, la SENER y el gobierno de Yucatán quienes han comprendido su importancia y han decido apoyar a estos estudiantes mexicanos para conseguir celebrar con éxito esta cumbre. Durante el próximo año podemos ser espectadores o participar en este esfuerzo de jóvenes para jóvenes con miras a cambiar la situación actual.
En muchas ocasiones he mencionado que los jóvenes con sus acciones cotidianas nos muestran que están trabajando para construir su futuro, SES 2017 es otro ejemplo de lo que serán capaces.


Este artículo fue publicado el día 22 de Junio en el periódico la Unión de Morelos.

miércoles, 15 de junio de 2016

Necesitamos infraestructura para movilidad no motorizada


Este domingo a mi regreso de la Ciudad de México a Cuernavaca me encontré con la jornada ciclista interestatal. Por supuesto que el tránsito a lo largo de la autopista fue más lento. Hice unos cinco minutos más de lo normal; pero el gusto de ver a personas realizando el esfuerzo de pedalear para alcanzar una meta con el firme objetivo de demostrar que es posible la movilidad sin motores es muy reconfortante y vale la pena ir más lento. Había diferentes medidas de seguridad y la mayoría de los conductores, tanto de coches como de autobuses, respetaban a los ciclistas y reducían la velocidad. Aunque debo decir que algunos conductores de automóviles de lujo realizaban maniobras que mostraban agresividad hacia los ciclistas. Este tipo de actitudes reafirma lo encontrado hace algunos años sobre el comportamiento ético de los ricos, que indica que son más proclives a menospreciar los derechos de otras personas y no prefieren proteger al más vulnerable. En este caso es obvio que ante una colisión los ciclistas son los más vulnerables. Por esta razón, en anteriores textos he comentado que sería adecuado construir junto a la carretera u autopista un carril exclusivo para personas movilizándose en bicicleta, es más podría haber carriles confinados en muchas ciudades.


Durante mi navegación por Internet hace algunas semanas encontré el reporte del National Institute for Transportations and Communities de los Estados Unidos precisamente sobre la evaluación de los carriles exclusivos para bicicletas en diferentes ciudades de ese país.
Estos carriles de bicicletas separados físicamente de los carriles para vehículos motorizados proporcionan más espacio en comparación con los carriles para bicicletas tradicionales indicados solamente con rayas en el pavimento. Hasta hace poco no había investigación sobre los carriles para bicicletas protegidas en Estados Unidos y fue hasta 2014 que se realizó el estudio. Este estudio indica que los carriles para bicicletas confinados pueden mejorar tanto el nivel de confort y seguridad ciclistas como aumentar el número de personas de utilizando la movilidad sin motor: la bicicleta.
Muchas veces he manifestado que Cuernavaca no es una ciudad que sea fácil para los ciclistas; pero por supuesto que la topografía de muchas ciudades de Morelos o del país son mucho más amigables para el transporte en bicicleta. En el estudio que les comento se estudiaron los carriles confinados de cinco ciudades: Austin, Texas; Chicago, Illinois; Portland, Oregon; San Francisco, California y Washington, Distrito de Columbia. Al menos San Francisco (SF) también tiene una topografía complicada como la de Cuernavaca. Sin embargo, el conducir una bicicleta en SF es mucho más cómodo y seguro que en Cuernavaca. Las principales preguntas que se contestaron fueron:¿Las instalaciones confinadas atraen a más ciclistas?, ¿Qué tanto influye el diseño de las instalaciones en su utilidad?, ¿Los carriles protegidos mejoran la percepción de la seguridad de los usuarios?, ¿Cuáles son las percepciones de los residentes de la zona?, ¿Qué tan atractivos son los carriles protegidos a diferentes grupos de personas? y ¿La instalación de los carriles se asocia con aumentos medibles de la actividad económica?
El estudio de más de un centenar de páginas puede resumirse en lo siguiente:
La mayoría de los residentes (58%) encuestados indicaron que estaban interesados en la bicicleta con más frecuencia para el transporte que antes de que hubiera carriles confinados, incluyendo el 57% de las personas que principalmente viajan en coche / camión. Incluso el 61% de las personas que conducen un automóvil al trabajo, dijeron que están más inclinados a transportarse en bicicleta ahora que los carriles para bici están separados de los carriles para vehículos de motor por una barrera, y no solo por una línea en el pavimento.
El diseño de las instalaciones no afecta mucho en su uso, se prefiere la protección al diseño. El hecho de confinamiento aumenta dramáticamente la percepción de seguridad.
Un poco menos de un tercio (32%) de los ciclistas que fueron encuestados eran mujeres. En general, las mujeres fueron significativamente más propensas a decir que habían aumentado el uso de la bicicleta a causa de los carriles protegidos.
En este estudio se afirma que la infraestructura relacionada con la bicicleta puede contribuir a incrementar la vitalidad de la economía local al propiciar el tránsito más cercano entre las personas y los comercios, en comparación con los vehículos motorizados. En promedio los ciclistas incrementan en un 20% la visita a las tiendas para comprar en comparación de cuando no había instalaciones protegidas. Este efecto es similar al que sucede cuando se fomenta el uso de zonas peatonales que incrementan el comercio local.
Desde mi punto de vista, debemos utilizar este tipo de estudios para proponer la construcción de infraestructuras para bicicletas en la ciudades de nuestro país. Fomentar la movilidad no motorizada evitará la emisión de gases de efecto invernadero, aumentará las transacciones económicas de los comercios locales y, lo más importante, tendrá un efecto benéfico en la salud de la población al evitar el sedentarismo.

Este artículo fue publicado el día 15 de Junio en la Unión de Morelos

miércoles, 11 de mayo de 2016

En lo cotidiano podemos actuar

Hace unas semanas comentaba sobre el fracaso del programa hoy no circula en la CDMX y también llamaba la atención de todos nosotros para contribuir con acciones dirigidas a conseguir una ciudad, estado, país, mundo menos agresivo para sus habitantes. Hoy en día nuestras acciones han provocado niveles de contaminación y agotamiento de los recursos naturales muy alarmantes y amenazadores. Hemos, con nuestros diario comportamiento, transformado a la CDMX en un lugar inhabitable; sí, la región más transparente ha sido transformada antropogénicamente para reducir la calidad de vida de sus habitantes.
El día 6 de mayo me sorprendí al leer en la revista Nature Energy (efectivamente, la revista más reciente del grupo Nature en ciencia) un artículo, en la misma línea de pensamiento, sobre las oportunidades que tenemos para reducir el consumo de combustibles fósiles en los hogares y las organizaciones. Por supuesto que estas oportunidades deben ser aprovechadas por todos nosotros y, desde mi punto de vista, las estamos dejando pasar. El artículo (Nature Energy 1, 16043 (2016)) comenta que los ambiciosos compromisos de la Conferencia del Clima de París 2015 (COP21) requerirán nuevas formas de satisfacer las necesidades humanas en comparación con las que hemos usado hasta hoy, mediante la quema de combustibles fósiles. Los autores reconocen que los avances tecnológicos serán fundamentales, pero tendrá que haber acciones diferentes a la actual para lograr una rápida adopción de tecnologías y prácticas de baja emisión. Solamente los compromisos nacionales serán alcanzables si las intervenciones tienen en cuenta los factores psicológicos, sociales, culturales y organizacionales que influyen en las decisiones energéticas, junto con los factores de carácter estructural, técnico y económico. Se necesita una intervención más amplia de las ciencias sociales y del comportamiento humano para identificar oportunidades de reducción del consumo de combustibles fósiles. Las oportunidades que muchos hemos señalado se refieren al cambio en los hogares y las organizaciones, principalmente en corto y mediano plazo, e identificar las oportunidades que han sido poco utilizadas en gran parte de la política energética. Sobre la base de este estudio, se sugiere principios de diseño para las intervenciones de los gobiernos y otras organizaciones, e identificar áreas de énfasis para el futuro de las ciencias sociales y la investigación interdisciplinaria. Desde mi perspectiva, claramente los científicos o tecnólogos (físicos, biólogos e ingenieros) nos hemos podido convencer a la sociedad de que las soluciones tecnológicas existen y son factibles para implantarlas en nuestros hogares. De aquí la necesidad de trabajar en colaboración con las ciencias sociales y del comportamiento para implantar acciones concretas ante el mayor reto que hemos enfrentado como humanidad, la transformación antropogénica de nuestro planta.
Este artículo claramente señala que la reducción del consumo de combustibles fósiles en las actividades domésticas puede influir significativamente en reducir el cambio climático antropogénico, ya que las personas somos los usuarios directos e indirectos de los combustibles fósiles. ¡Nuestras acciones cuentan!


En resumen propone una serie de sencillos y posibles cambios en la conducta en el uso de la energía, para el consumo de combustibles fósiles tanto en el ámbito doméstico como en las organizaciones.
Así en los hogares en el aspecto de consumo de energía en el corto plazo proponen: Alterar la temperatura interior de las casas cuando haya aire acondicionado, apagar las luces y los aparatos cuando no estén en uso. Conducir sin cambios bruscos de velocidad (por supuesto que no proponen disminuir la velocidad límite). Compartir el transporte. Cambiar los vehículos del transporte por unos de bajo consumo de hidrocarburos. En el mediano plazo proponen: Reemplazar los electrodomésticos, la calefacción, la ventilación y aire acondicionado y los vehículos de motor con modelos de bajo consumo o eléctricos. Definir estrategias de aislamiento adecuada para los diversos climas. Adoptar sistemas fotovoltaicos o fototérmicos o eólicos, cualquiera renovable dependiendo del lugar. Elegir unidades de vivienda pequeñas y eficientes, cercanas al transporte público, sector comercial y al trabajo. En el largo plazo: Transitar a una tasa de natalidad menor y hogares con generación de energía diversa.
Sobre el consumo de combustibles fósiles relacionados con la cadena de suministros proponen en el corto plazo: Comprar alimentos y servicios de baja huella de carbono. En el mediano plazo: Comprar productos duraderos con baja huella de carbono. En el largo plazo Cambiar las preferencias de casas grandes, suburbanas y coches lujosos y de gran tamaño como expresión de bienestar por otras que minimicen los daños ambientales.


Taxis eléctricos una alternativa para CDMX

A las organizaciones que proveen bienes y servicios les sugieren en el corto plazo: Encontrar fuentes de suministro de menor huella ecológica. Informar a los clientes sobre el uso eficiente de la energía en los productos y servicios ofrecidos. Reducir el consumo de combustibles fósiles en la cadena de producción. En el medio plazo: Reducir el uso de combustibles fósiles como una parte estratégica de la oferta de negocio. Formar al personal en el pensamiento sistémico y de la sustentabilidad, así como el rediseño de los productos con menores requerimientos de energía. En el largo plazo Desarrollar estándares bajos en carbono para toda la industria.
En fin desde el punto de vista de algunos hacer lo que es racional para propiciar el beneficio social. El estudio reconoce que sus conclusiones se basan en estudios realizados en los países desarrollados, pero invita a que realicemos estudios en las regiones donde le binestar social es más lacerante.
Los invito a leer el artículo y estoy convencido que estarán de acuerdo en cambiar paulatinamente nuestra forma de actuar en lo relacionado con la energía y el uso de los recursos naturales en el día a día para conseguir el bienestar social y olvidarnos de programas fallidos como el HoyNoCircula, que se basan en el síntoma, y atacar los problemas de raíz.

Una versión previa de este artículo fue publicada el día 11 de mayo

miércoles, 27 de enero de 2016

Impresión 3D y fabricación local

Miremos a nuestro alrededor y encontraremos una infinidad de productos manufacturados. Aunque debemos reconocer que ya muchos son “maquinofacturados”, es decir aquellos artefactos que los artesanos fabricaban a mano o que en las fábricas del siglo XIX producían los obreros, ahora se fabrican fundamentalmente por máquinas y no estrictamente son hechos a mano. Todos estos artefactos son elaborados o armados en diferentes fábricas o industrias para luego ser enviados a almacenes y ponerlos a nuestra disposición para su adquisición. Gran parte del costo que pagamos es por el almacenamiento y transporte de estos bienes de consumo. Existen hoy en día algunas empresas que arman diferentes artefactos a petición del cliente para luego enviarlos directamente al comprador. Un ejemplo de esta forma de armar artefactos son muchas de las computadoras de marca Dell. Con este último procedimiento, el fabricante se ahorra el costo de almacenar las piezas que componen el producto, el costo de almacenar el producto elaborado y la comisión de venta al mayorista. Este proceso es claramente una mejora en cuanto a costo para el consumidor y, quizás una mayor ganancia para el fabricante; pero todavía se tiene que armar el artefacto en una fábrica y enviar el producto desde la planta armadora al consumidor. El transporte es algo que disminuye la sustentabilidad.
Hace varios cientos de años, la mayoría de las personas elaboraban sus propios artefactos: el cazador elaboraba sus flechas, la cocinera fabricaba sus ollas, por citar unos ejemplos. Fue hasta la división del trabajo que empezaron a existir los especialistas en fabricar artefactos o producir alimentos para el trueque o la venta y en la actualidad la industria produce la mayoría de nuestros utensilios, artefactos, ropas y demás cosas.
Así compramos utensilios que fueron fabricados en el extremo opuesto de nuestro planeta, y con ello pagamos, algunas veces, más por su transporte que el costo mismo del producto. ¿Habría alguna forma de producir los utensilios en el lugar de su consumo? Algo como lo que he mencionado varias veces de producir la energía en el lugar donde se requiere y así evitar el costo del transporte.
Una pareja de estudiantes de física me llamaron la atención sobre un hecho que tenemos casi a nuestro alcance y que podría ser la respuesta afirmativa a esta pregunta cuando me mencionaron que las impresoras 3D podrían contribuir a la sustentabilidad. Una impresora 3D es una máquina capaz de realizar "impresiones" de diseños en 3D, es decir, crea piezas, artefactos o maquetas volumétricas a partir de un diseño hecho en una computadora. Una impresora 3D puede hacer cucharas u ollas o agujas o anillos y otras muchas cosas más.
Efectivamente, las impresoras 3D pueden reconfigurar el actual modo de producción.
La impresión 3D puede ser a la fabricación lo que la Internet hizo a la información. Hoy en día la información está disponible en nuestras casas o en nuestros lugares de trabajo gracias a la Internet, esto no era así hace 50 años. Las impresoras 3D podrían “imprimir” artefactos de cocina o piezas de automóviles o teléfonos celulares en nuestras casas. Lo que necesitaríamos comprar son “las tintas” o materiales que pudieran componer el producto y quizá lo más importante compraríamos los diseños de los diferentes artefactos. Por supuesto es importante avanzar en la reglamentación de estas posibilidades. Los actuales esquemas de diseño propietario de los artefactos protegidos por patentes contrastan con los diseños abiertos. De hecho ya existen códigos abiertos para una tecnología apropiada (open source for appropriate technology, OSAT) que pretende usar diseños del dominio público para facilitar la fabricación de diversos utensilios en una forma económica en diferentes comunidades. En estos momentos los esfuerzos se dirigen a desarrollar metodologías que cuantifiquen las propiedades de los objetos “impresos” (fabricados) para poder ofrecer la completa satisfacción de las personas.
Debemos enfatizar que la impresión 3D es un proceso de fabricación por capas donde cada capa del producto es seccionada y depositada mediante una secuencia bien establecida de acuerdo con un diseño que se ha codificado (programado) para que una máquina lo ejecute. Así un artefacto se realiza por el depósito de diferentes materiales capa por capa hasta conluirlo. Este proceso idealmente no requiere el uso de accesorios, herramientas de corte, refrigerantes, ni otros recursos auxiliares. Permite la optimización del diseño y de la producción de piezas personalizadas bajo demanda o solicitud. Así sus ventajas sobre la fabricación convencional han cautivado la imaginación de muchos y está proponiendo “otra revolución industrial” en cuanto al modo de producción. Claramente esto abre nuevas posibilidades para un desarrollo sustentable.
Evidentemente, no se requeriría una impresora 3D en cada casa, podría haber una en la tienda del barrio o en la cooperativa del conjunto habitacional o en el edificio de oficinas, en fin estaríamos ante un nuevo (antiguo) paradigma “la fabriación local”. Los diseños de artefactos de códigos cerrados (propietarios, patentados) podrían comprarse y fabricarse; pero los diseños con códigos abiertos podrían modificarse y, así, producir artefactos o utensilios con mejoras para el uso específico que se les daría. Por supuesto, después de 20 años los diseños patentados pasarían al dominio público. Evidentemente, también podría propiciarse un consumismo ampliado; pero, aun en este caso los costos asociados al transporte disminuirían drásticamente.
En mi opinión, es posible un futuro diferente, algo podemos vislumbrar, hay que tener los ojos abiertos y una actitud basada en nuestro conocimiento para orientar los cambios hacia un futuro sustentable.

Una versión previa de este artículo fue publicada el día 27 de Enero